lunes, 2 de julio de 2012

REPUBLICANOS, EXILIO Y REAL ACADEMIA ESPAÑOLA




A continuación reproduzco un artículo firmado por Alejandro Torrus, publicado en Público.es y también recogido en el blog de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena el pasado uno de julio, nuevas aportaciones en honor a los defensores de la libertad frente al fascismo franquista.

El afán aniquilador del franquismo contra todo lo que pudiese humanizar a los republicanos les llevó a efectuar innumerables actos propagandísticos que se perpetuaron hasta la muerte del dictador. Algunos de ellos atentaron incluso contra la lengua española interviniendo a través de la Real Academia Española de la Lengua.

Según nos recuerda A.Torrus en su artículo, en 1950 se ordenó a la R.A.E. la eliminación del diccionario del término "exilio" junto con todos sus derivados y acepciones, desde aquel día el término dejó de existir y no volvió a aplicarse a los españoles que al final de la guerra tuvieron que refugiarse en el extranjero en evitación de ser ejecutados o encarcelados de por vida. "Los rojos vivirán solamente en la infamia", este era el deseo de Franco, propagado con claridad por el fervoroso falangista José Esteban Vilaró, autor en 1939, su año de la victoria, del libro "El Ocaso de los dioses rojos".

Artículo de A.Torrus.

Año 1939. Con los zapatos rotos, los pantalones sucios hasta las rodillas de una mezcla de estiércol y grasa de coche y vacíos los estómagos, 100.000 exiliados republicanos se hacinan en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer , un punto aislado de la costa mediterránea francesa. En un barracón, un anciano ha organizado un ciclo de conferencias de la historia de España. En mitad de la disertación, un asistente interrumpe al profesor: “Nosotros también somos historia”.
El término exiliado fue eliminado de la RAE en 1950 por la dictadura. La inclusión de estos expatriados en la historia oficial de España tuvo que esperar 40 años. En el año 1950, la dictadura de Franco eliminó la palabra exilio del diccionario de la RAE. El falangista José Esteban Vilaró explicó a la perfección el deseo del régimen de Franco: "Los rojos republicanos vivirán solamente en la infamia. Después, desaparecerán para siempre". Sus deseos, sin embargo, no se cumplieron. Ahora, sus vidas y sobre todo, su proyección cultural están recogidas en "Culturas del exilio español entre las alambradas", (Anthropos), una obra de  Francie Cate-Arries, experta en Estudios Hispánicos de la Universidad William & Mary, en Virginia (Estados Unidos) 
“Cuando llegaron los represaliados españoles a Francia no había nada. Ni siquiera sabían dónde estaban. A su alrededor sólo había alambradas”, cuenta a Público la autora. Inmediatamente, los internos comenzaron a construir barracones y a organizarse en divisiones para realizar las tareas del día a día con el eterno sueño de que de un día Franco caería y podrían regresar a su país.
Los días pasaban y desde España no llegaban buenas noticias. La guerra europea ya había comenzado y en el bando aliado residían todas las esperanzas de los represaliados. No obstante, el sueño de retornar a su país se transformó en la odisea de emigrar a París, primero, y a México, después.
En los campos se continuaron las misiones pedagógicas de la República
“Lo más admirable fue cómo continuaron dentro de las alambradas las misiones pedagógicas de la República. Se instruyeron a los soldados analfabetos, se crearon bibliotecas, se crearon sindicatos de estudiantes universitarios, de profesores… En definitiva, mantuvieron el derecho universal al conocimiento y a la cultura”, explica Cate-Arries.
“Machado, el espíritu del pueblo republicano”
Entre los 550.000 españoles que tuvieron que exiliarse en Francia destacaba la figura de un poeta: Antonio Machado. El autor de Campos de Castilla abandonó España el 27 de enero de 1937. 26 días después, el 22 de febrero, Machado fallecía en la ciudad pirenaica de Colliure. “Cuando se corrió la noticia de la muerte del escritor los represaliados comenzaron a recitar sus poemas espontáneamente y a celebrar homenajes en su memoria. Su valor simbólico facilitó la reconstrucción de las identidades culturales”, apunta Cate-Arries.
Los residentes en los campos de concentración tenían claro el objetivo. Había que mantener la identidad ideológica de la República y reivindicar valores democráticos y la lucha por la justicia social. “Ellos eran los vencidos, pero no se daban por derrotados. Insisten casi obsesivamente en la coherencia ideológica del grupo: justicia, libertad e igualdad”, relata Cate-Arries.


Refugiados españoles en 1939.


Benito Sacaluga



De lectura imprescindible:

El exilio de los marinos republicanos.Victoria Fernandez Diaz. Editado: Universidad de Valencia. ISBN. 978-84-370-7395-8





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