jueves, 7 de noviembre de 2013

EL 18 DE JULIO DE 1936 EN EL ACORAZADO JAIME I




Lo que a continuación se describe, es un extracto de los escritos del Auxiliar de Artillería de la Armada, graduado de Alférez de Fragata, don Antonio Antunez, ex-presidente del Comité de Gobierno del Jaime I. Dichos apuntes, totalmente ignorados hasta que fueron descubiertos, permanecieron en su domicilio de Túnez hasta el año 2003 en que gracias a la donación de los mismos efectuada por su nieto, Daniel Malaval el 24 de enero de 2002 a D. Ricardo Hernandez Conesa y D. Santiago Ibañez Rubio, dieron lugar a la publicación por estos de un reportaje en la revista Cartagena Histórica en marzo de 2003, parte del cual transcribo más adelante.

El contenido de los apuntes elaborados hace 67 años por don Antonio Antunez, ordenado y detallado por Hernandez Conesa e Ibañez Rubio, nos da a conocer una versión de lo sucedido en el acorazado en los momentos inmediatos a la sublevación militar de 1936 y de la mano de uno de los protagonistas destacados de los hechos. 

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LOS DÍAS ANTERIORES

Al embarcar Antunez en el acorazado, el 19 de enero de 1936, procedente del crucero Libertad, en permuta con su compañero de cuerpo y promoción Fernando Yebra Gutierrez, observó desde el primer momento como entre los oficiales del Cuerpo General y los componentes del resto de la dotación (cuerpos auxiliares de las diferentes especialidades, maquinistas, cabos y marinería), existía un estado tangible de tensión y recelos, acrecentados a diario, que presagiaban una próxima ruptura entre ambos sectores, de orígenes sociales diferentes y contrapuestos.

La situación política del país, la intensa y provocadora propaganda, así como los numerosos atentados de las fuerzas reaccionarias, especialmente de la Falange contra la República, repercutían a ojos vista en el seno de la dotación.

El Jaime I en el muelle Sur del puerto de Santa Cruz de Tenerife
Mayo de 1936
Aprovechando las maniobras efectuadas en aguas de Canarias en el mes de mayo, se produjeron las últimas informaciones sobre la inmediata sublevación. Los comandantes, como el Almirante Salas, Jefe del Estado Mayor y otros oficiales de los buques visitaron al General Franco, entonces Comandante General de Canarias, en el Palacio de Capitanía, situado en la plaza de Weyler. Días más tarde, siguiendo las reglas del protocolo tradicional, el Almirante Salas ofreció un pequeño ágape a bordo del acorazado Jaime I en honor de Franco. Esta fue la mejor ocasión para, en la intimidad, ultimar en sus menores detalles los planes militares de sublevación contra la República. Las conversaciones entre Franco, Salas, Julio Iglesias Abelaira (Comandante del acorazado) y otros jefes militares, fueron escuchadas por el propio repostero del comandante.

De vuelta de las maniobras de Canarias y antes de llegar al puerto de Vigo, se recibió un radiograma anunciando la destitución de Alcalá Zamora y la designación como Presidente de la República de Manuel Azaña. El mando del Jaime I, por medio de una simple alocución, dio a conocer este importante acontecimiento político, de tal forma que a las claras lo consideraba como un verdadero contratiempo.

SUBLEVACIÓN Y CONTRA SUBLEVACIÓN

El 17 de julio el acorazado se encontraba atracado en el puerto de Santander, con una tercera parte de su dotación de vacaciones. Su misión era custodiar al Presidente de la República, que tenía previsto pasar unos días de descanso en "Villa Piquio". Tras conocer el Gobierno los planes de la oficialidad y en concreto de su comandante, por mensajes y cartas recibidas de la U.M.R.A. (Unión Militar Republicana Antifascista) y células del Frente Popular en el buque, decide sustituirlo por el de igual empleo Joaquin García del Valle, hombre de confianza del Gobierno, quien hasta entonces había sido Jefe de la 3ª Sección del Estado Mayor de la Armada. El texto de los mensajes transmitidos por esta sustitución y nombramiento, fue:
Comandante Jaime a Ministro de Marina. Ordenada por el Sr. Ministro y V.E. entrego el mando al Capitán de navío Del Valle y saldré para Cartagena. 
Comandante del Jaime a Ministro de Marina. 17/VII/1936.- Al tomar el mando de este buque saludo a V.E. respetuosamente.
Ese mismo día, el Ministro de Marina ordena al jefe de la Base Naval de Ferrol que dispusiera la salida del acorazado de Santander a Vigo, donde rellenaría y esperaría órdenes. Una vez recibida esta el acorazado zarpa de Santander a las 11:45 horas del día 19, cursando el siguiente radio:
Situación a medio día 3/5 millas al 315 de Cabo Mayor, fresquito nordeste, marejada tendida Noroeste, visibilidad buena. Carbón nacional 267 ingles 645.
A las 14:00 horas fondeó en Vigo, si bien los verdaderos cabecillas de la sublevación no se encontraban a bordo pues el primer comandante había sido sustituido, igual que días antes el Capitán de Fragata Bernardo Navarro Capdevilla relevó al segundo, Capitán de Fragata Luis de Vierna, a quien la oficialidad consideraba como el más caracterizado por conocer todo lo que se había tramado en anteriores reuniones. Tampoco se encontraban a bordo el responsable de Falange y jefe de la sublevación al faltar los anteriores y el Capitán de Corbeta Carlos Aguilar-Tablada y Tejón, por encontrarse de vacaciones, si bien se incorporó en Vigo, cumpliendo lo ordenado en telegrama cursado por el Jefe de la Base.

Horas más tarde se presenta a bordo un oficial del ejercito, manifestando en el portalón que quería hablar con el Comandante. El oficial fue acompañado a su cámara donde se entrevistó con Del Valle. Al finalizar la reunión, salió el visitante con cara de incomodado y al subir al portalón exclamó al comandante, en voz alta y en presencia de cabos y marineros:
¡De modo que esa es su última palabra!
Contestando el Comandante:
Si, ya lo sabe usted. 
Enterados de lo ocurrido Carlos Aguilar-Tablada y el Teniente de Navío José María Otero Goyanes, dieron por hecho que el Comandante se negaba a sublevarse, por lo que fueron a verlo para que les dijese lo que habían tratado en la conversación. El Comandante les dijo que el oficial había ido a pedirle ayuda para poder declarar el estado de guerra en Vigo, a lo que había contestado que, teniendo parte de la dotación con permiso, si mandaba gente de confianza a tierra no respondía del barco, y que lo único que le garantizaba era que el buque no dispararía contra el Ejército jamás, pasare lo que pasare, y aunque recibiese orden de hacerlo.

Se recibe a bordo telegrama del Ministro de Marina:
19-7-36. Salga para Cádiz comunicando situación cada 4 horas
Sucesivamente se iban intercambiando telegramas:
20-7-36. Cumplimentando órdenes radio telegráficas V.E. salí de Vigo a las 3 horas para Cádiz. 
El acorazado salió de Vigo con tiempo cerrado en agua,  tanto que no se veían ni las boyas del puerto. En el puente estuvo hasta las 7 de la mañana Otero Goyanes, que dejando rumbo directo a las Islas Berlingas (Latitud N. de 39º 21' 00", Longitud de 3º 08' 15" O. de Cádiz), se marchó a acostar, no sin tener antes una conversación con los demás oficiales para cuestionar la actitud del Comandante, que les parecía bastante dudosa. Todos coincidieron y decidieron montar una guardia permanente, compuesta por seis oficiales armados con pistolas, acordando que si al llegar a San Vicente el Comandante no actuaba con claridad, obrarían los oficiales por su cuenta.

A las 11:00 de la mañana, Otero Goyanes fue llamado por el repostero como así se lo había ordenado para poder observar la meridiana; a la misma hora fue llamado el Alférez de Navío Falquina y  García Pruneda, ayudante en la derrota de Otero Goyanes. Éste, antes de subir al puente, fue a ver como marchaba la giroscópica, no encontrando nada anormal a su paso por las cubiertas. Posteriormente después de observar la meridiana y cuando se encontraba trabajándola en la caseta de derrota, entró en ella el oficial de guardia, Teniente de Navío José Cañas, muy descompuesto, diciendo:
Mi comandante, estoy observando muchos grupos de cabos en cubierta y me ha parecido ver pistolas debajo de las marineras.
En aquel momento se encontraban en la caseta de derrota el comandante, Carlos Aguilar-Tablada, Otero Goyanes y Carlos Falquina. Al oir a José Cañas todos menos el comandante montaron sus pistolas y salieron al puente.

Anteriormente, en el interior del acorazado, quince Cabos habían preparado un plan a la salida de Vigo, que no era otro que tomar el barco en sus manos. El día 20 a las 12:00 horas, nada más salir de Vigo para Cádiz, los cabos, sin perder tiempo, fueron al pañol de las pistolas, cogiendo al jefe de este, y tras amenazarlo de muerte lo tuvieron vigilado por un cabo de confianza sin salir de ese lugar.

Se recibe un radiograma en claro desde la Ciudad Lineal, controlada por los leales bajo la dirección del oficial tercero radiotelegrafista, Benjamín Balboa, que decía:
No esperar más, apoderarse del buque. Viva la República.
Varios cabos hacen saltar los candados del pañol, en donde se encontraban un gran número de pistolas y se arman rápidamente distribuyéndose por la cubierta principal y muy cerca de la antecámara de Jefes y del Comedor de Oficiales.

A las 11:40 horas, el auxiliar Antonio Antunez, que ya había alertado a su compañero Julio García y le había proporcionado gran cantidad de municiones de pistola, invita al cabo, también de guardia interior, Julio Arias, a acompañarle. Al llegar a un lugar poco apartado y sin más precauciones le dice:
Cabo Arias, estoy al corriente de todos los preparativos que ustedes han tomado para pasar al ataque contra la oficialidad del cuerpo general; que yo se también que se preparan ellos mismos para rebelarse contra el gobierno de la República.
El cabo Arias, como era de esperar, se hizo el sorprendido y negó tales afirmaciones por lo que a los cabos se refería. Antunez insistió, completando sus anteriores afirmaciones con la siguiente declaración:
Cabo Arias, si yo no fuese un hombre leal a la República, dispuesto a combatir en su defensa, todos ustedes habrían sido ya detenidos.
Al final de esta importante conversación, Antunez y Arias convinieron que debería establecerse un estrecho ligazón entre todos los que, por los mismos objetivos y en defensa de la causa común, estaban ya a punto de desencadenar la ofensiva contra la rebelión. 

Mientras tanto en la sala de radiogramas, se habían recibido varios mensajes de otros barcos aludiendo a la toma de estos y a la detención de sus jefes y oficiales. Finalmente, el oficial 3º radiotelegrafista Balboa, desde la Ciudad Lineal transmite al Jaime I:
No aguardéis más
El cabo radiotelegrafista Manuel López contesta:
Estamos preparados. Viva la república
Desde Madrid se emite al acorazado:
Camaradas Jaime I: todo el verdadero pueblo español está pendiente en estos momentos de la actitud de nuestra Flota. Ha llegado el momento de demostrar que los traidores no tienen lugar en nuestros barcos. Nunca he dudado de vuestro heroísmo y vuestra lealtad. Seguid el ejemplo del crucero Libertad cumpliendo vuestro deber. Viva la Libertad. Viva la Revolución. Mueran los traidores.
Los cabos radiotelegrafistas de servicio aquella mañana, Manuel López Pinal y Antonio Gil Carbonell, comunicaron todos los mensajes recibidos, con clave o sin ella, solamente a sus compañeros para que estuvieran informados de lo que acontecía.

Después de la salida del comedor, sobre las 12:30 horas, se organizan varios grupos para detener a los jefes y oficiales.Un grupo formado por los cabos Fernando Alonso, José Conde, Rogelio Souto y José Mosquera, en unión de varios marineros, irrumpen en el comedor de oficiales deteniendo a los allí presentes. Rápidamente el cabo Alonso sale y se integra en otro grupo que, formado por los cabos Julio Arias, Domingo García y Vicente Mera con algunos marineros, entran en la cámara de oficiales procediendo a la detención de los que allí se hallaban. El cabo de artillería José Gonzalez se destaca al mando de otro grupo que se dirige al comedor de jefes, deteniendo allí al Capitán de Corbeta Rafael Moro y al Comandante de Máquinas Benito Sacaluga; posteriormente se dirige a la cámara de jefes y detiene al segundo comandante, Bernardo Navarro. Detenidos los jefes y oficiales en el interior, cabos y marinería se dirigen a cubierta, comienzan a salir por todas las escotillas con pistolas y fusiles y una vez en ella comienzan a pasear y hacer grupos de cinco, hasta que pasados unos minutos el cabo de marinería Julian Fernandez toma la iniciativa y se dirige al puente acompañado de varios más.

El comandante Del Valle, desde el puente, les pregunta que querían, siendo contestado por el cabo Julian que estaba al mando del grupo y que el gobierno de la República mandaba le entregaran el mando del buque, el comandante dijo que subiera una comisión para hablar con él, el cabo Julian se negó a ello diciendo que bajaran ellos. Por su parte viendo el cariz que tomaba la situación, Otero Goyanes le dijo al C.C. Aguilar-Tablada que se fuese a babor con la misión de evitar que, por la escotilla volante subiese alguien al puente. Otero y el Alférez de Navío Falquina se quedaron defendiendo la escala principal. Entonces Falquina dijo dirigiéndose al Comandante:
Mi comandante, yo arreglaré esto, 
y acto seguido pistola en mano bajó del puente haciendo caso omiso a la recomendación de no hacerlo que le gritaba Otero. Apenas llegó al puente bajo, el cabo Julian le disparó hiriéndole en el vientre. Inmediatamente comenzó a subir la escala al puente el cabo Julian, cuando Otero disparó sobre él, alcanzándole en el pecho, se giró, cayendo a cubierta sobre los demás cabos, lo que provocó el pánico, y dio comienzo un tiroteo sobre el puente. La principal preocupación de los jefes y oficiales de allí era la munición, pues solamente contaban con el contenido de sus cargadores.

Mientras tanto, el Comandante y el T.N. Cañas intentaban arengar a la marinería que se encontraba en el castillo, para ponerla a su lado. varios cabos subieron por dentro del palo, entre los que se encontraba el cabo de artillería Avelino Prendes, que apareció en lo alto de la caseta de derrota disparando sobre Cañas, que cayó muerto en el acto.

Otero disparó sobre ellos pero al mismo tiempo veía caer herido de muerte a Aguilar-Tablada en el centro del puente. Entonces fue cuando se dio cuenta de que todo estaba perdido por haber quedado la escala de babor libre, y comprendía que pronto lo atacarían por la espalda, pues quedaba solo en el puente. Efectivamente, al poco rato, Otero sintió que había sido herido en un hombro, y posteriormente, al subir los cabos por las escalas de estribor y babor, uno de ellos le dio un culatazo que le fracturó varias costillas y le dejó sin sentido. Tras finalizar el combate, el puente había quedado semi-barrido por los disparos de varios cargadores de ametralladoras que desde la toldilla Antonio Antunez había realizado, además de los efectuados por cabos y marinería.


Parte de la dotación del Jaime I
después de su toma para la República


Un mensaje dirigido al Ministro de Marina decía:
Situación a las 01:20 horas, cuadrícula 41º 2'N. 9º 7'. Jefes y Oficiales francos de servicio. Resistiendo Jefes y Oficiales de servicio en el puente. Rendidos violentamente resultó muerto Capitán de Corbeta y un Teniente de Navío. Heridos graves, un Teniente de navío, un Alférez de Navío, un Cabo de Artillería y dos marineros leales. Rogamos urgentemente instrucciones respecto a cadáveres. Situación a las 15:00 horas: Lat.N 39º 37' Long. W 9º 24' existencias de carbón a las 15:00 horas 1.022 toneladas, llevaremos próximamente a Tánger 700 toneladas, rogamos instrucciones caso de necesitar carbonear.¡Viva la república!
Por otro conducto y el 14 de septiembre de 1936 Antonio Antunez, firma en exclusiva como miembro del Comité el siguiente parte de bajas:

ACORAZADO JAIME I

BAJAS HABIDAS EN EL PERSONAL DE DOTACIÓN DE ESTE BUQUE A PARTIR DEL 18 DE JULIO DE 1.936

Capitán de Corbeta Carlos Aguilar-Tablada
Capitán de Corbeta Rafael Moro
Teniente de Navío José Cañas Arez
Teniente de Navío Enrique Batalla
Teniente de Navío Francisco calvache
Teniente de Navío Antonio Bolin de Mesa
Teniente de Navío Agustín Rivas Pardo
Alférez de Navío Carlos Falquina
Alférez de Navío Juan garcés López
Alférez de Navío José Luis de Guzmán
Alférez de Navío Luis tejera
Auxiliar 1º de Oficinas Juan Lorente Sánchez
Auxiliar 1º de Oficinas José Vera fernandez
Maestre de Marineria: Manuel Luque Gutierrez
Cabo de Artillería Julian Fernandez Diego.

A bordo en Málaga.
POR EL COMITÉ:
Antonio Antunez.


PRIMER COMITÉ

Inmediatamente después del enfrentamiento armado, el grupo dirigente republicano se reúne y acuerda constituirse en Comité de gobierno, máxima autoridad a partir de ese momento en la Unidad. El Auxiliar Antunez ocupa la plaza dirigente de ese organismo militar y se hizo una distribución de tareas, de acuerdo con las afinidades profesionales de cada uno de sus componentes. Seguidamente, los jefes y oficiales son trasladados detenidos a la casamata número uno, excepto el primer y segundo comandante que quedarían detenidos en sus camarotes hasta su liberación, el Capitán Médico que lo haría en la enfermería y el contador en su camarote. Posteriormente, ambos, se fugaron del acorazado.

Los únicos oficiales que quedaron libres fueron:

Benito Sacaluga,Comandante de Máquinas, su lealtad a la República estaba fuera de toda duda, el Capitán Tomás Acción, Capitán Maquinista de ideología comunista, que sería posteriormente presidente del segundo comité y Ricardo Castro,Teniente Maquinista, sindicalista.

Tras la toma del barco, fue dirigido a Tánger cumplimentando órdenes; antes de entrar a puerto es bombardeado por un avión sublevado, cuyo piloto provoca engaño al sobrevolar varias veces el acorazado alzando el puño, para después lanzar varias bombas incendiarias que ocasionaron daños.

Una vez atracado, a propuesta del médico, los heridos fueron trasladados al Hospital Español de Tánger. De los heridos hospitalizados, el cabo Juan Fernandez fallece el día 22 y el Alférez de Navío Falquina el 29. El T.N. Otero Goyanes pasa a la zona nacional el 29 de agosto, y el último en abandonar el hospital.una vez restablecido, fue el marinero Saturnino Morviedro, que lo hizo el tres de septiembre para embarcar nuevamente en el acorazado.

El Jaime I se aprovisiona escasamente en Tánger, de donde es obligado por las autoridades a salir el día 22. Tras su salida, bombardea los cuarteles de Ceuta, antes de fondear en Gibraltar a las 4:30 según su cuaderno de bitácora. Ese mismo día, en Gibraltar, junto al resto de la escuadra, fondea a su costado el Torpedero 14, al mando el T.N. Fernando Oliva y de su segundo, el A.N. Carlos Esteban. Ambos son obligados a subir a bordo y tras una conversación con el Comité, éste decide que Carlos Esteban embarque en el acorazado como oficial de derrota, más tarde sería nombrado su comandante.

El Jaime I abandona Gibraltar y se traslada a Málaga, puerto que desde ese momento tomó como base, cursándose el siguiente telegrama:
Del Jefe de la Base al Ministro: Málaga 12:00 horas. Fondeados Málaga, Libertad, Cervantes, Jaime I, Ferrandiz, Antequera y Cíclope, para abastecimiento general. Recibidas instrucciones enviadas por avión. Le saludo.
Lo anterior es una versión más que aceptable del desarrollo de los acontecimientos vividos en el Jaime I durante los primeros días de la sublevación militar contra la República, aunque algunos detalles han de ser tomados con las debidas reservas. En el fondo el relato coincide con el contenido de otros realizados por varios autores, incluidos aquellos claramente partidarios del golpe de estado. Por otro lado la versión ofrecida coincide en lo esencial con lo declarado por Benito Sacaluga durante el desarrollo del Consejo de Guerra a que fue sometido en abril  de 1939.


Benito Sacaluga.


Fuente: Cartagena Histórica. Marzo 2003 DL: MU-2129. Ediciones Aglaya.





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