domingo, 12 de junio de 2011

ANCLAS

Pocas imágenes como la representada por un ancla pueden sugerirnos con total universalidad a la marina, a los barcos y a los marineros. Símbolo y emblema que me atrevería a afirmar esta presente en todas las marinas del mundo.

  

La primera utilización del ancla o ancora es coincidente con la existencia de las embarcaciones, si la navegación debía detenerse era necesario fijar la posición de la embarcación, evitando que fuese arrastrada por las corrientes de los ríos o las mareas marinas.

En los comienzos, una simple piedra de peso adecuado atada a una cuerda mantenía la embarcación en la posición elegida. Con el paso del tiempo se fueron ideando nuevos modos de aferrarse al fondos, así las piedras se recubrían de palos de madera atados a su alrededor haciendo que los extremos de los palos sirviesen de mordientes en los lechos arena o de efectivos ganchos en los rocosos. Una vez descubierta la forma de moldear los metales y debido al peso especifico de estos todas las anclas empezaron a incluir hierro en su diseño, en un principio a modo de abrazaderas para unir los trozos de madera, para posteriormente ser el único material empleado en su fabricación. 

A mayor peso de la embarcación mayor debía ser la capacidad del ancla para mantenerlo fijado, capacidad que se conseguía combinando el peso del ancla con su diseño, así el ancla pasó con el tiempo a tener la forma que todos conocemos y que con pocas variantes ha sido la utilizada hasta nuestros días.
Al mismo tiempo que las anclas eran cada vez más pesadas y tenían por su diseño mayor capacidad de aferrarse al fondo se fue haciendo necesario que la primitiva cuerda fuese a su vez cada vez más resistente, para ser poco a poco reemplazada por cadenas metálicas.


La maniobra de lanzar el ancla contaba con la ayuda de la fuerza de la gravedad y poco o ningún esfuerzo debía realizar la tripulación, no así cuando lo que se pretendía era izarla, operación que en un principio se efectuaba por medio de fuerza bruta para posteriormente combinar la fuerza humana con ingenios como los molinetes y cabestrantes, que incluso permitían con los aparejos necesarios efectuar maniobras de giro del ancla estando está sumergida , para poder liberarla con más facilidad del punto donde se encontrase trabada. Con la aparición de los motores el esfuerzo humano prácticamente se redujo a cero y permitió que anclas de más de 20 toneladas de peso como las que actualmente montan los grandes buques puedan ser manejadas con solo apretar algunos botones. 

Tipos de ancla más comunes :





Cadenas de hierro fundido y de soga :




Benito Sacaluga