sábado, 20 de diciembre de 2014

EN MANOS DE QUIEN ESTA LA FLOTA




Bou "Nabarra" con la pieza de 101,6 mm montada en la proa
El uno de octubre de 1936 se aprueba por las Cortes Republicanas el Estatuto de Autonomía del País Vasco y se crea la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, al mando de Joaquín de Eguía y Unzueta (Capitán de la Marina Mercante y Subinspector Local de Servicios Marinos), sus unidades son seis bacaladeros de altura (Bous) requisados a los que se les dotó de cañones de 101,6 mm cedidos por el acorazado Jaime I. En esos momentos la práctica totalidad de la Flota estaba en el Norte, una vez que se pierde el control del Estrecho de Gibraltar la Flota regresa al Mediterráneo permaneciendo en aguas del Cantábrico los destructores “Ciscar” y “José Luis Diez” junto a los submarinos “C-2”, C-4” y “C-6”. El Ministro de Marina, Indalecio Prieto, cursa un telegrama desde Valencia previniendo de posibles ataques de buques de guerra alemanes e italianos los cuales actuarían contraviniendo el Pacto de No Intervención.  El Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico convoca una reunión entre los comandantes de los buques republicanos citados, el Comisario Político de las Fuerzas Navales y los Comisarios de los buques. Transcribo a continuación el contenido literal del Acta levantada sobre el contenido de la reunión:



INFORME SOBRE LA REUNIÓN CONVOCADA EN FUERZAS NAVALES DEL CANTÁBRICO  A LOS COMANDANTES Y DELEGADOS POLÍTICOS DEL  LA FLOTA REPUBLICANA, CELEBRADA EN SANTANDER EL 23 DE JUNIO DE 1937, SEGÚN REDACCIÓN DEL COMISARIO POLÍTICO DEL DESTRUCTOR “CISCAR"
El día 23 del corriente por la tarde y bajo la presidencia del Jefe de las Fuerzas Navales estando presente el Sr. Jefe del E.M. y el Comisario Político de las Fuerzas Navales en el Norte, se reunieron los Comandantes y Delegados Políticos de los destructores “Ciscar”, “José Luis Diez”  y de los submarinos “C-2”, “C-4” y “C-6”
El Jefe de las Fuerzas Navales explica a los reunidos el motivo de la reunión diciendo que obedece a haberse recibido un telegrama del Ministro desde Valencia en el cual hace saber el temor existente sobre un posible ataque de buques de guerra alemanes e italianos (sin indicar lugar) ordenando que se tomen las debidas precauciones y para ello ruega a los reunidos expongan sus puntos de vista. 
Hace uso de la palabra el comandante del “C-2” que se expresa en el sentido de que para evitar los lamentables sucesos ocurridos en Bilbao nos hace falta conocer la situación exacta, como es la defensa artillera de la costa, la situación de los frentes y la información completa de la costa, cuyas informaciones deberían enviarse diariamente a todos los buques. 
El Jefe de las Fuerzas Navales hace saber que hace bastantes días se pidió al E.M. del Ejército informe sobre la artillería de la costa y aún no ha respondido, por lo cual y en compañía de cualquiera de los reunidos se trasladaría inmediatamente al E.M. del Ejército para enterarse de ello. En lo que se refiere a la información de la costa dice que cada media hora y por medio de estaciones costeras se anuncia la situación de los piratas haciendo saber que si tarda algún tiempo desde una comunicación a otra es debido a que no varia la situación. 
Interviene el Comisario Político diciendo que cree que se ha variado el tema de la discusión pues a su entender lo que hace falta es tener clara una manera de proceder en caso de un posible ataque.
El comandante del “Ciscar” dice que él entiende que en cuanto se acuse la presencia de buques alemanes o italianos se debe perder contacto con ellos y en caso de ser atacados repeler la agresión. 
Pregunta el Comisario Político si eso sería dentro de las tres millas a lo cual todos responden que en todas las aguas.  De nuevo pregunta el Comisario Político si no sería conveniente  hacer una llamada telegráfica a los buques de guerra del Control, respondiéndole el comandante y el Delegado Político del “Ciscar” que siendo esta la primera medida a tomar no se debe esperar en replicar a los ataques pues mientras acuden los buques del Control puede ser hundido el buque atacado, quedando todos conformes con ello. 
En cuanto a la defensa toma de nuevo la palabra el Comandante del “C-2” para decir que siendo Santander el puerto que tiene más garantía en el Norte, se debían reunir lo ante posible todos los buques de guerra, incluidos el torpedero “T-3” y los Bous para poder disponer de más elementos en caso de una agresión, sumándose a esta manifestación el Delegado Político del “José Luis Diez”. 
El Comandante del “José Luis Diez” dice que el entiende que siendo por el momento en el Norte el pirata “Cervera” el único enemigo, ya que a los otros se les puede enfrentar, debía permanecer un destructor en Gijón al objeto de que ande más vigilante recorriendo toda la costa. El Jefe de las Fuerzas Navales dice que eso no puede ser ya que en Gijón no hay petróleo por lo cual tiene que venir por fuerza a Santander y aunque aquí por el momento solamente hay un stock de 390 toneladas se podría repartir a ambos destructores, quedando todos conformes en esto. 
Hace uso de la palabra el Delegado Político del “Ciscar” para decir que en lo que se refiere a los Bous se debía proceder a desartillarlos y con los cuatro cañones de estos aumentar la artillería de la costa, ya que entiende que la efectividad de los Bous no contando con la defensa que se les pueda hacer desde la costa, pues no podrían salir más de cinco millas y aún estando dentro de esas cinco millas serian barridos por cualquier pirata debido a la superioridad artillera de estos. A esta manifestación se une el Comandante del “Ciscar” alegando que los Bous tendrían alguna eficacia si se contara con baterías de costa como en Punta Galea y Lucero, pero aquí no tienen ninguna eficacia, opinando que la artillería de los Bous se debería emplazar en la costa para llegado el momento poder refugiarse a su amparo, quedando todos conformes en que una vez estudiada la batería que existe actualmente en la costa se procederá o no a desartillarlos. 
Insiste el Comandante del “C-2” en que los Bous se deben dotar de cargas de profundidad y un cañón pequeño contra submarinos a lo que el Comandante del “Ciscar” pregunta si tendrían alguna efectividad las cargas sin lanza-cargas, a lo que el Comandante del “C-2” contesta diciendo que los Bous piratas tienen solamente un tobo a popa por donde arrojan las cargas. De nuevo el Comandante del “Ciscar” dice que debido al poco andar de los Bous las cargas no serían efectivas. 
Toma la palabra el Delegado Político del “Ciscar” y dice que el Gobierno Vasco estaba estudiando la manera de dotar a los Bous de cargas de profundidad con sus correspondientes lanzaderas, quedando por fin sin aclarar el asunto concerniente a los Bous. 
El Comandante del “Ciscar” para decir que él por su parte entiende que acusando la presencia de un submarino se debe proceder a hundirle inmediatamente y tras varias aclaraciones se quedan todos conformes con este criterio. 
Valiéndose de un intérprete hace uso de la palabra el Comandante del “C-6”, quien hace sus observaciones, respondiéndole estar conformes en todo. 
Y por fin, preguntando la situación actual de los buques a los Comandantes respectivos por el Jefe de las Fuerzas Navales damos por terminada la reunión, quedando todos en reunirnos con más frecuencia para cambiar impresiones. 
Santander a 23 de junio de 1937.

Resulta desalentadora la lectura del acta de la reunión, como toda medida se adopta la decisión de defenderse si algún submarino alemán o italiano ataca unidades republicanas o es avistado dentro de nuestras aguas territoriales, solo faltaría que los buques republicanos mirasen para otro lado o que rehusaran el combate, aunque a decir verdad esto pasó con demasiada frecuencia. Ninguna estrategia, ningún plan especial de observación, vigilancia o espionaje. Resulta incomprensible que los buques no tuvieran conocimiento exacto de la situación y estado de las baterías costeras y de los frentes; la pasividad del Jefe del E.M. aduciendo que ha pedido el informe hace días pero que no lo ha recibido resulta a todas luces intolerable. Permitir que las informaciones de las emisoras costeras no se produzcan exactamente en los intervalos acordados alegando que si no hay trasmisión no hay variación de la situación es poner en alto riesgo a los buques, muchos pueden ser los motivos por los que las emisiones no se llegasen a  realizar en los tiempos fijados: abandono del servicio, averías en el transmisor, deserción o muerte del operador,etc...sin embargo esta barbaridad se toleraba y más aún se aceptaba como normal.

El intento en desarmar los Bous es otra incongruencia. Si bien estos barcos (bacaladeros artillados) no eran buques de guerra cumplieron excelentemente con su cometido gracias a la pericia marinera y la valentía de sus tripulaciones, hasta tal punto que tuvieron el coraje de enfrentarse al crucero "Canarias", una gesta épica de los marinos vascos que se dio en llamar la Batalla de Cabo Machichaco. El "Canarias", que se encontraba navegando a la altura de Bilbao a la espera para atacar y apoderarse del mercante Mar Cantábrico, procedente de Nueva York con un importante cargamento de material de guerra para la República, recibió el cuatro de marzo la orden de capturar al mercante Galdames, en ruta a Bilbao desde el puerto francés de Bayona con un cargamento de moneda, iba escoltado por el "José Luis Díez"  y por los Bous de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi:  "Gipuzkoa", "Nabarra", "Bizkaia", "Pantzeska", "Joseba Mikel"y "Donostia". En la batalla uno de los bous, el Nabarra se enfrenta al Canarias y es hundido después de tres horas de combate, el mercante Galdames apresado y conducido por el Canarias hasta Pasajes. La tripulación y pasajeros del Galdames fueron condenados a prisión e incluso algunos fueron fusilados. Una batalla en la que no intervinieron ni los submarinos republicanos "C-2" y "C-5" ni el torpedero "T-3" allí destacados. Tampoco combatió el destructor "José Luis Diez", que escoltaba al mercante, su comandante el alférez de navío Carlos Moya, alegando una avería en las máquinas, huyó dirigiendo el buque al puerto de Burdeos, una vez allí procedió a sabotear las turbinas del destructor para después desertar junto con varios oficiales del buque.

Más que una reunión entre mandos de unas fuerzas navales y comisarios políticos para tratar un tema tan importante como la posibilidad de ataques sorpresa por parte de buques de guerra ajenos al conflicto, parece una reunión entre miembros de una comunidad de vecinos para decidir sobre la reparación del ascensor. La desafección republicana de los mandos y oficiales de la Flota quedaba otra vez más patente. Mientras tanto los leales combatían y morían en sus puestos, luchando contra dos enemigos: contra los buques fascistas y contra los mandos y oficiales traidores infiltrados a cientos en el seno de la Flota Republicana, el Estado Mayor y el propio Ministerio de Marina.

Desconozco si el acta de la reunión llegó a las manos de Prieto y si fue así que es lo que pensó, ya que hacer no hizo nada. Si hubiese llegado a las mías mi decisión hubiese sido destituir fulminantemente a todos y cada uno de los asistentes a la reunión aunque dada la falta de oficiales tuviese que haberlos reemplazado por Cabos.

Benito Sacaluga