Emblema del Regimiento Naval nº1 |
(1) Posiblemente, el verdadero artífice de que la Base Naval de Cartagena quedará en favor de la República, fue Diego Baeza. Es cierto que como máxima autoridad en la ciudad, estaba el General Toribio Martínez Cabrera, hombre realmente republicano, que no sucumbió a envites de los almirantes para sublevarse y aguantó como única autoridad militar fiel al gobierno, pero no es menos cierto que sin el hacer de Diego Baeza esto no se hubiera producido.
Baeza, asumió la autoridad dentro de la Base al ponerse al frente de la emisora central de radio, en unión de los auxiliares que vigilaron durante dos días los mensajes recibidos y emitidos, así como de los movimientos de los sublevados, que posteriormente hacía pasar al exterior a través de dos mensajeros y estos los hacían llegar al Ayuntamiento, en donde se encontraba constituido en sesión permanente el Frente Popular.
Natural y vecino de Cartagena, nació el 19 de noviembre de 1892, ingresó en el Cuerpo el 29 de noviembre de 1910 y tomó posesión como Juez de la Base Naval de Cartagena el 28 de marzo de 1935. Tenía su domicilio en Cartagena, en el Barrio de La Concepción. El 18 de julio le sorprendió estando destinado como juez permanente del Arsenal y, tras quedar sofocada la sublevación, fue nombrado Jefe del Regimiento Naval el día 20, a las dos de la tarde, en virtud de una orden del recién nombrado Jefe de la Base Naval, Antonio Ruiz Gonzalez, siéndole entregado el mando por el Teniente Coronel de Infantería de Marina Francisco Ariza.
El día 22 por la tarde, el Jefe de la Base, Antonio Ruiz, le ordena preparar la Compañía de Arsenales para salir para el frente de Hellín a la primera indicación del Gobernador Militar, General Toribio Martínez.
Al crearse el Regimiento Naval número 1, el Comandante Baeza crea 23 batallones de milicias de infantería, que marchan a los distintos frentes por este motivo, fue habilitado de Teniente Coronel y más tarde de Coronel. (Gaceta de la República de fecha 20/11/1936)
Cuando en el mes de marzo de 1939 la Flota salió de Cartagena para el exilio, el crucero "Miguel de Cervantes" estuvo esperándole para que embarcara en él, pero por no dejar a su esposa, Luisa Aguilar Molero, desamparada a la edad de cuarenta y tres años y por creer que al cumplir con su deber no sería tan duramente castigado, no subió a bordo.
Textos como el publicado en El Liberal de Murcia, el 22 de julio de 1936: "El Regimiento de Infantería de Marina está puesto en manos de un republicano demócrata cien por cien" o los entresacados del librillo "Figuras y gestas del Regimiento Naval nº1" de la CNT, en cuyas narraciones Salvador Martínez (2) dice: "Este hombre, carne y sangre del pueblo,estalló el criminal movimiento de los generales traidores y él estuvo en su puesto, no vaciló ni un instante, se puso al lado del Gobierno legítimo de la nación..." o "Este hombre...formidable luchador antifascista... está ofrendando, cada día, cada minuto, un nuevo sacrificio a la República, de la que es un devoto fervorísimo" o "El popular D.Diego Baeza, prestigioso soldado de la República, fue siempre y estuvo junto al pueblo y creó de su alma, preñada de lealtad y valor, el alma de este Regimiento Naval", o sus propias declaraciones en una entrevista en el mismo librillo: "¿que piensa de esta guerra mi coronel?...esta guerra fomentada por una cuadrilla de españoles traidores, hombres sin honor y sin vergüenza...", fueron aprovechadas por el fiscal para basar su acusación.
Su delito fue ponerse a las órdenes del Frente Popular y ser nombrado Jefe del Regimiento Naval existiendo comandantes, por ello se le acusó de autor consumado de un delito de rebelión militar y se le aplicó el artículo 128 del Código Penal de la Marina de Guerra.
Las actuaciones del sumario dieron comienzo el día 17 de abril de 1939 y en sentencia dictada el 14 de junio fue condenado a la pena de muerte. La ejecución, a la que compareció vestido de paisano, se cumplió el lunes 31 de julio, a las seis de la mañana, en el Arsenal de Cartagena, por un piquete de Infantería de Marina. Tras recibir los auxilios del sacerdote y certificar el Teniente médico su muerte, su cuerpo fue trasladado al cementerio municipal y enterrado, sobre las 7 horas, en la parcela de San Teodoro, fila 2ª, fosa 6, de su propiedad.
(1) Texto de Ricardo Hernandez Conesa y Santiago Ibáñez Rubio. Cartagena Histórica. Cuaderno Monográfico nº 36.
(2) Un ejemplar del librillo "Figuras y Gestas del Regimiento Naval nº1", dedicado por el autor al Coronel Baeza está a la venta a través de Internet, el inconveniente es su elevado precio: 300,- euros.
Como a muchos otros marinos republicanos, a Diego Baeza y a pesar de haber sido fusilado en 1939, el Tribunal especial de represión de la Masonería y el Comunismo le aperturó en 1948 el Sumario 805/48 por delito de masonería. permaneciendo encausado hasta 1963, año en el que dicho tribunal fue suprimido (Ley 154/63).