lunes, 18 de junio de 2018

MATRIA




Los pasados días 16 y 17 de junio se representó en Madrid, en el Teatro Español, la obra "Matria", escrita y dirigida por Carla Rovira Pitarch, e interpretada por Marc Naya Díaz, Angela Pitarch Isart, Ramón Bonvehi Rosich, Laura Blanc Bigas y la propia Carla Rovira.

La obra tiene su origen en la relación de la familia de Carla Rovira con uno de sus miembros, con un marino de la República, Enrique Isart Alonso, Oficial 1º Naval, destinado el 18 de julio de 1936 a bordo del crucero "Méndez Núñez" en misión en Fernando Poo. Enrique Isart fue fusilado por la marina franquista el 14 de agosto de 1939 en Cartagena, en esa fecha contaba 23 años de edad, hoy, casi 80 años después, su cuerpo permanece desaparecido. 

El libreto cuenta con abundantes soportes documentales, consistentes en una colección de cartas enviadas por Isart a su familia, desde antes del golpe de estado hasta pocas horas antes de su fusilamiento, así como con el contenido de la Causa 277/39, que condena a Isart a dos penas de muerte por el delito de adhesión a la rebelión. En realidad lo que hizo Isart en julio de 1936 fue mantener su fidelidad al Gobierno de la República y no sumarse al golpe de estado llevado a cabo por Franco y sus secuaces, a ese noble y leal comportamiento los jueces franquistas lo calificaban, y lo siguen haciendo, adhesión a la rebelión.

Además del merecido homenaje a Enrique Isart, y con él a todos los marinos republicanos, "Matria" nos interpela, poniendo ante nosotros el mundo de los olvidos... olvidos obligados por el miedo, amargos y dolorosos como aquellos a los que el pueblo español estuvo condenado, desde el fin de la guerra hasta bien pasada la muerte del dictador...más tarde olvidos asumidos como herencia irreclamable y de la mano de la desesperanza en la justicia...después olvidos ensombrecidos por el paso del tiempo, por el cambio generacional....y el olvido institucional...y la vergonzosa y vergonzante  preconstitucional ley de amnistía de 1977.

"Matria" se plantea, nos plantea, ¿Como encarar la memoria familiar en un Estado forjado en el olvido?, ¿Cuál es el legado familiar de las heridas de la Guerra Civil?, lo hace a través de un espectaculo intenso e íntimo que nos invade como un soplo de esperanza. Nos invita a reapropiarnos de la Historia y generar un espacio de debate colectivo para narrar el silencio.

Cuando salí de la sala mantuve una agradable charla con los integrantes de la compañía, había motivos para la esperanza, agradeci su espléndido trabajo...a pocos metros de nosotros Garcia Lorca nos contemplaba sosteniendo una paloma entre sus manos...una paloma a punto de levantar el vuelo.

Ojalá que "Matria" pudiera recorrer todos los escenarios de España.


Benito Sacaluga.



Estatua de García Lorca erigida
en Madrid, frente al Teatro Español



jueves, 7 de junio de 2018

ELEGÍA DE LA ESCUADRA REPUBLICANA A FEDERICO GARCÍA LORCA (1937)





Imagen: milcoeditores



¡Cómo sufría Federico...
con la cabeza bien alta
desafiando las iras
de los que a España no aman.

¡Como sufría Federico...
su romance que no acaba,
continuaba en si mismo,
su más dolorosa página.

Tricornios de mil reflejos,
botas de charol muy altas,
los correajes brillantes,
las almas acharoladas.

Cómo sufría Federico...
Ya lo llevan a la tapia
donde van a ejecutarlo
la ruin, la vil canalla.

Gitanillos canasteros,
lloran lágrimas amargas
por la muerte del poeta
de recia sangre gitana.

Antonio el de los Camborios
ya no pedirás más gracia
a García Lorca, el gitano
que sufría con tu desgracia.

Y aún tu tuviste más suerte,
que si la muerte te daban
tus cuatro primos Heredias,
de tricornios te libraban.

Cómo sufría Federico...
cuando en tierra de Granada
lo llevan guardias civiles
a matarlo en una tapia.

¡Cuántas cosas te dirían
Con deseo de venganza!
¡Con qué fe dispararía.
Gitano de estirpe rancia!.

Tú que no hiciste más daño
a esa gente tan ingrata
que dar a tu amado pueblo,
las más fuertes y recias páginas.

Todo tu talento, al pueblo
esa ha sido la gran falta
que esas fieras en ti han visto,
que en ti ha visto esa canalla.

Y por Sierra Elvira toda,
van gitanicas descalzas
llorando a su Federico,
al que la vida arrebatan.

Gitanicos canasteros,
endulzaros vuestras lágrimas
que Federico no ha muerto,
que entre nosotros se halla.

Que siempre estamos con él,
que la musa de sus páginas
me lo ha dicho a mi bajito
secando mis tristes lágrimas.

Federico García Lorca,
el de la frente muy ancha,
el que cantaba flamenco
mejor que nadie en España.

El de la CASADA INFIEL,
el de YERMA. ZARRAMAYA,
el de las BODAS DE SANGRE,
que el mundo entero admiraba.

Descansa en paz, Federico,
no temas por tu venganza
que rabiando está por ello,
la valiente gente Hispana.

Y ten presente que siempre
te tendrá España en su alma
y venganza te promete,
LA ESCUADRA REPUBLICANA.

Antonio Segado Arenas
Cabo de Artillería

A bordo del destructor “Almirante Miranda”, Cartagena.


Publicado en Semanario La Armada 15-05-1937

miércoles, 6 de junio de 2018

CONSIDERACIONES SOBRE EL EMPLEO DE ALTAS VELOCIDADES Y VARIACIONES DE RÉGIMEN EN LOS DESTRUCTORES Y CRUCEROS DE LA FLOTA




(1) Entre las características de estos buques, se destaca la posibilidad de alcanzar grandes velocidades y soportar bruscas variedades de marcha en corto tiempo. Sin embargo, es preciso tener muy en cuenta, que el excesivo uso de tales facultades resulta peligroso porque, en ambas, se somete el material a cargas próximas a su límite de resistencia lo que, si bien aparentemente no acarrea inconvenientes graves, conduce irremediablemente a pérdidas de solidez en el conjunto y debilidades prematuras en el material.

Además, las variaciones bruscas del régimen, especialmente las próximas a la velocidad máxima, dan origen a grandes y rápidas variaciones en la intensidad de la combustión en calderas, que perturban el funcionamiento y dañan fatalmente el material de las calderas y aparatos.

Telégrafo a máquinas en puente de mando
En las calderas de estos buques, es condición indispensable para su conservación, sostener la circulación de agua activa y bien definida. La producción abundante de vapor en tubos relativamente pequeños, exige la inmediata y continua sustitución del líquido evaporado; si por deficiencias de organización, dejase de hacerse así, nos encontraríamos con bolsas de vapor, recalentamientos y deformaciones de los tubos con lo que se hallarían estos en excelentes condiciones para ser atacados por el aire y los ácidos diluidos en el agua de alimentación. Ahora bien, para sostener una circulación activa, es necesario que las corrientes ascendentes y descendentes sean regulares y bien definidas, y para ello, es condición indispensable que tengan tiempo de poder formarse.

Todo aumento o disminución instantánea demasiado rápido en la producción de vapor, tiene que redundar en perjuicio del material por su oposición al establecimiento normal de las corrientes mencionadas. Por otra parte, los aumentos bruscos de producción de vapor, es causa de ebullición de las calderas y por consiguiente de arrastres de agua a las turbinas y aparatos auxiliares, mientras que una gran disminución instantánea de velocidad y la parada imprevista, hace descender el nivel de agua y trabajar los autoreguladores, introduciendo en las calderas grandes masas de agua fría y hasta puede llegar a obligar alguna vez a recurrir a la descarga directa de vapor al condensador, con gran riesgo de su estanqueidad, a interceptar instantáneamente el petróleo a los quemadores, penetrando una gran masa de aire frío en las cámaras de combustión, mientras no se moderan los ventiladores y se cierran las entradas de aire al hogar.

Estos inconvenientes, íntimamente relacionados con la brusca variación de! calor desarrollado, pueden obviarse, haciendo que las variaciones del régimen se sucedan gradualmente, debiendo tenerse siempre presente el evitar las marchas forzadas y prever el tiempo indispensable en las variaciones de velocidad, para efectuarlas sin daño para el material.

Cuando no existan necesidades perentorias, como por ejemplo en caso de abordaje, no se deben llevar a cabo variaciones de velocidad rápidas e imprevistas, siendo preferible el gobierno con el timón a las variaciones de marcha. En las misiones que ordinariamente tienen que desempeñar estos buques, no es necesario velocidades superiores a veinte millas, las cuales soportan normalmente y sin esfuerzo los aparatos, motores y generadores. Cuando sea necesario navegar a velocidades superiores, hay que tener muy presente, que estas no deben rebasar, en los cruceros tipo “Libertad” y destructores, en veintiséis y veintiocho millas, respectivamente, a las cuales el deterioro del material es todavía muy relativo. Las velocidades máximas deben reservarse exclusivamente, para los casos de absoluta necesidad por estar sometido en ellas el material a esfuerzos próximos al límite de seguridad.

El Comandante establecerá las señales convenientes para que el personal de máquinas sepa si las variaciones de régimen han de ser hechas normalmente o con urgencia. Cualquiera que sea el procedimiento, cuando es una variación grande de régimen, mejor será indicar la velocidad final que se desea, que ordenar los aumentos sucesivos. En las variaciones de calor desarrollado en calderas, debe mantenerse una relación conveniente y constante entre el tiempo transcurrido y el aumento o disminución de calor desarrollado. Esta relación también puede expresarse diciendo: el tiempo necesario para pasar gradualmente (sin fatiga del material ni inconveniente de otra índole) de una velocidad a otra debe estar en una relación constante con la cantidad de petróleo quemado, siempre que permanezca inalterable la presión en la caldera.

Como consecuencia de esto, puede establecerse la siguiente escala de variaciones de velocidad:

Entre 15 y 20 millas: 27 revoluciones por minuto
Entre 20 y 25 millas: 18 revoluciones por minuto
Entre 25 y 30 millas: 12 revoluciones por minuto
Entre 30 y 35 millas:   9 revoluciones por minuto

El jefe de máquinas dictará las instrucciones convenientes a su personal, para que cuando se ordene desde el puente variaciones de velocidad sin urgencia, se distribuya el tiempo entre las sucesivas operaciones a efectuar, para llegar al final, como prevé la escala antes mencionada. Si, por el contrario, se ordena variar de régimen con urgencia, deberá hacerse en el menor tiempo posible, pero sin olvidar distribuirlo en las operaciones sucesivas (encender o extinguir mecheros, acelerar o moderar los ventiladores, regular la presión y temperatura del petróleo, etc., etc.) para aminorar los esfuerzos del material y las perturbaciones en calderas, máquinas principales y auxiliares.

Por último, con relación al número de calderas en actividad para desarrollar una velocidad determinada (en circunstancias normales), siempre deberá tenerse presente:

a) Qué el máximo rendimiento de las calderas de los destructores y cruceros tipo “Libertad” (determinado experimentalmente en una caldera del “Cervantes”, ante de ser entregado a la Marina), es un régimen de 4 a 5 mecheros y 11 kilogramos de presión de combustible.

b) Atendiendo a las conservación del material y seguridad, las calderas deben ir con un máximo de 7 mecheros encendidos (siempre que sea posible), excluyendo los laterales con objeto de alejar en lo posible la llama directa de los tubos y colectores.


27 de Marzo d e 1937.


Un Jefe de Máquinas




(1) La Armada. 27 marzo 1937