miércoles, 30 de junio de 2010

CAUSA 4/1939. BENITO SACALUGA RODRIGUEZ



 Nota.-Al objeto de facilitar la lectura e interpretación, los textos reproducidos del documento original se transcriben en cursiva. El resto del texto son aportaciones del autor.

El día 5 de Abril de 1.939 Benito Sacaluga Rodriguez es detenido en Cartagena por el ejercito rebelde, hecho preso y encausado (Causa 4/39 Consejo de Guerra Sumarísimo), no huyó con el grueso de la Flota Republicana a Bizerta (Túnez) sino que permaneció en su puesto hasta la detención. Según relató su esposa a sus hijos permaneció en Cartagena porque no tenia nada que temer, puesto que no había hecho nada excepto cumplir con sus deberes como marino a las ordenes del Gobierno legítimo y sus manos estaban limpias. Esta entereza y sentido del deber le costaron la vida.

Los cargos que se le imputaron para la apertura de la Causa fueron (sic) :

"Causa 4/39,. Instruida en averiguación de las responsabilidades que se puedan derivar por la actuación del Comandante Maquinista de la Armada D.Benito Sacaluga Rodriguez para depurar su actuación en relación con el Movimiento Nacional" . Juez Instructor el Capitán de Fragata D.José  Cervera Tribout. (Copia literal del texto escrito a máquina en la 1ª página del sumario, Archivo del Departamento Marítimo de Cartagena, legajo AK/18.)

En definitiva encausado por no haberse levantado en armas contra España. El 29 de abril, catorce días después de su detención fue condenado a muerte y fusilado en el Arsenal de Cartagena, trece días duró el proceso. Catorce días para decidir sobre la vida de una persona inocente con una hoja de servicios intachable ,honorable y respetado, padre de 9 hijos, de 57 años de edad, 38 de ellos dedicados a la Marina Española, centésimas de segundo para acabar con su vida , sentencia dictada por un Tribunal ilegítimo compuesto por un puñado de militares sublevados sometidos al poder absoluto de un régimen fascista,  indignos ayer, hoy y siempre de pertenecer a la Armada Española.

La Instrucción de la Causa

A pesar de que los sucesos ocurrieron en 1.939, hoy en día se sigue considerando a los jueces instructores como los  verdaderos responsables de la celebración de los procesos. Su cometido, a groso modo, consiste en reunir y valorar las pruebas que como hechos ciertos estén relacionadas con los cargos que se imputan al acusado, interrogar a imputados y testigos de una y otra parte y finalmente decidir a la vista de los resultados obtenidos si la causa debe archivarse o por el contrario al existir indicios de la comisión de delitos tramitarla para la celebración del juicio. Las garantías procesales deben ser respetadas en todos y cada una de las actuaciones y aún en esta fase los imputados tienen el derecho de ser asistidos por abogados y poner en conocimiento del juez instructor todo aquello que les sea útil para su defensa. El Juez Instructor en ningún caso juzga al imputado, su labor debe estar al margen de cualquier interés personal o de terceros, lo contrario situaría al Juez ante la comisión de un delito de prevaricación.


El autodenominado ejercito nacional desde los primeros días de su sublevación se ocupó de modificar a su interés los Códigos de Justicia Militar vigentes en el Gobierno de la II  República y promulgar nuevas leyes de aplicación a todas aquellas personas, civiles o militares, que de alguna forma pudieran estar en desacuerdo con el alzamiento, entre ellas considerar como sumarísimos todos los consejos de guerra que tuvieran que celebrarse, estas leyes siguieron vigentes hasta 1.966, 27 años después de terminada la guerra.

La primera medida adoptada por los generales y coroneles sublevados fue proclamar el estado de guerra mediante un bando, en virtud del cual quedaba establecida la preeminencia de la jurisdicción militar y del Código de Justicia Militar. Al mes y medio del levantamiento, se decretó que todas las causas de la jurisdicción militar se instruyesen por el procedimiento sumarísimo. El nueve de Febrero de 1939, pocas semanas antes de que finalizase la guerra, el general Franco promulgaba la “Ley de Responsabilidades Políticas”, una ley que sancionaba con carácter retroactivo al uno de Octubre de 1934 toda actividad política desacorde con el nuevo régimen. Los que fueron declarados culpables en virtud de esta ley sufrieron penas de inhabilitación que les impedían ejercer sus profesiones u oficios, fueron desterrados y sus bienes, incautados, alcanzando incluso a la herencia cuando los condenados habían sido fusilados o fallecidos. El uno de Marzo de 1941 entró en vigor la Ley para la represión de la Masonería y el Comunismo.

La primera de estas leyes fue suprimida en 1945, dentro de las medidas que el régimen adoptó ante el temor a una intervención de los Aliados que acaban de vencer al fascismo en (casi toda) Europa. Pero no sería hasta 1966, veintisiete años después de terminada la guerra, cuando el franquismo se decidió a promulgar un indulto para todas las sanciones pendientes en relación con ella.

La composición de los consejos de guerra era la siguiente: un presidente, con categoría de jefe del Ejército o de la Armada, comandante, teniente coronel o coronel, o capitán de corbeta, de fragata o de navío; tres vocales con categoría de oficiales, alféreces, tenientes o capitanes; un asesor jurídico, con voz y voto, de los cuerpos jurídicos del Ejército o de la Armada, y en su defecto, un funcionario de las carreras Judicial o Fiscal. Así mismo, los fiscales serían miembros de los citados cuerpos o carreras, o licenciados en Derecho o, en su defecto, jefes u oficiales del Ejército o la Armada, que serían designados por el general en jefe. El defensor tenía que ser, obligatoriamente, militar."

De especial importancia para el análisis de lo acontecido en el Consejo de Guerra Sumarísimo en que acabó la instrucción de la Causa 4/39, realizada por el capitán José Cervera Tribout, es el conocimiento de la tipificación del delito de Rebelión Militar, según el Código Militar franquista, acusación que se afirmó en la instrucción y que acabó con la celebración del Consejo de Guerra, contra el Teniente Coronel Maquinista de la Armada Benito Sacaluga Rodriguez, así como las penas habilitadas para este delito :

Artículos del Código de Justicia Militar

En los consejos de guerra celebrados por el ejército sublevado durante la guerra y en los años inmediatos a la misma, las acusaciones más frecuentes eran las de “rebelión militar”, “auxilio a la rebelión” o “traición”, reservada esta última para los militares profesionales que habían permanecido leales a las autoridades republicanas.

«Art. 237. Son reos del delito de rebelión militar los que se alcen en armas contra la constitución del Estado, contra el Rey, los Cuerpos Legisladores o el Gobierno legítimo, siempre que lo verifiquen concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:

1ª) Que estén mandados por militares o que el movimiento se inicie, sostenga o auxilie por fuerzas del Ejército.

2ª) Que formen partida militarmente organizada y compuesta por diez o más individuos.

3ª) Que formen partida en menor número de diez, si en distinto territorio de la Nación existen otras partidas o fuerzas que se proponen el mismo fin.

4ª) Que hostilicen a las fuerzas del Ejército antes o después de haberse declarado el estado de guerra.

Art. 238. Los reos de rebelión militar serán castigados:

1º) Con la pena de muerte el Jefe de la rebelión y el de mayor empleo militar, o más antiguo, si hubiere varios del mismo, que se pongan a la cabeza de la fuerza rebelde de cada cuerpo y de la de cada compañía, escuadrón, batería, fracción o grupo de estas unidades.

2º) Con la de reclusión perpetua a muerte los demás no comprendidos en el caso anterior, los que se adhieran a la rebelión en cualquier forma que lo ejecuten y los que, valiéndose del servicio oficial que desempeñen, propaguen noticias o ejecuten actos que puedan contribuir a favorecerla.

Podrán observar que la pena de muerte se aplicaba de forma general independientemente de los cargos, realmente el  art. 2º de las penas es digno de representar el espíritu no ya fascista, sino salvaje de la justicia que se aplicaba.

En cualquier caso es de universal conocimiento que la única rebelión militar que hubo en España en el periodo comprendido entre 1.936 y 1.939 estuvo a cargo de las tropas militares franquistas, a pesar de que estos adjudicaran a tal rebelión el calificativo de alzamiento nacional.

No cabe pues acusar a ningún componente de las fuerzas republicanas o civiles fieles al Gobierno legalmente constituido del delito de rebelión militar, otros casos serán las comisiones de crímenes de guerra por parte de ambos bandos.

Inicio de la Instrucción

Tras la detención el 5 de abril de 1.939 del entonces Teniente Coronel Maquinista Benito Sacaluga se inicia la instrucción de la Causa por la Jurisdicción de Marina. Juzgado Eventual, Causa 4 del año 1.939. Es nombrado Juez Instructor el Capitán de Fragata D.José Cervera Tribout (En 1.954/55 ,16 años después, ya ostentaba el cargo de Almirante)

Actúa como Secretario el Teniente de Intendencia Provisional D. Valentín Ropero ( no se hace mención al segundo apellido), ese mismo día se toma declaración jurada quedando reflejada en papel oficial con el siguiente membrete :

Departamento Marítimo de Cartagena - Fuerzas del Bloqueo del Mediterraneo .

Como compareciente,

Cito textualmente : D.Benito Sacaluga Rodriguez (1) jura por su honor decir la verdad en cuanto expone en la presente declaración jurada que suscribe en la Plaza de Palma de Mallorca a ____de______de 1.93_ (2)



Trascripción de la declaración : (3)

Punto 1º.- Que el día 17 de julio de 1.936 se encontraba destinado en el Acorazado Jaime I.

Punto 2º.- Que con posterioridad a dicho día y hasta el de su detención sufrió las siguientes vicisitudes :

Que con posterioridad al 17 de julio de 1.936 continuaba embarcado en el acorazado Jaime I y hasta el día 28 de marzo de 1.939 en que quedó la Base Naval de Cartagena a las ordenes del Gobierno Nacional.

Cuando se inició el movimiento nacional en Marruecos me encontraba en Madrid, donde residía mi familia. El motivo de encontrarme en casa estando el barco fondeado en Santander fue debido a que como su estancia en dicho puerto sería de un mes por lo menos, solicité y obtuve del Sr. Comandante permiso para recoger a mi señora y a  los dos hijos más pequeños y llevarlos unos días a dicho puerto.

Recogida la noticia por la radio no le di gran importancia, pero si decidí presentarme inmediatamente en el Ministerio. A las 11 de la mañana recibí un telegrama firmado por el Cartero de a bordo en el que me comunicaba que el barco salia ese mismo día para Vigo a carbonear, siguiendo después para Cádiz. Esto ocurría el 18 de julio. Aquella misma tarde salí en el expreso de Galicia llegando a Vigo tres horas antes que el barco, presentándome a bordo inmediatamente. Se carboneó y en la madrugada del 20 se hizo el buque a la mar, al parecer con rumbo a Cádiz. A medio día del 20 subí al puente para entregarle al Sr. Comandante el parte de consumos. Me dirigí al comedor de Jefes, donde se encontraba el Capitán de Corbeta D.Rafael Moro.Esperando quedamos al otro Tercero D.Carlos Aguilar-Tablada y al Segundo D.Bernardo Navarro para comer.

Serían aproximadamente las 12,30 cuando se presentaron en la puerta del comedor dos cabos empuñando cada uno una pistola y ordenando que levantáramos los brazos.Tan sorprendente e inaudito me pareció el caso que quede inmovilizado. Por fin obedecí como también el Tercero y ambos fuimos registrados para ver si portábamos armas. (La dotación del Jaime I era de 854 hombres.) Uno de los Cabos se fue con el Tercero y el otro me condujo a mi camarote, el cual fue registrado minuciosamente. En el quede detenido con un vigilante armado a la puerta. Sentía gran barullo e intenso tiroteo por cubierta. Nada sabía de lo que estaba pasando. Me encontraba verdaderamente apenado y desorientado.

Fuí conducido poco después a la Cámara del Almirante, donde uno de los Cabos allí reunidos me preguntó "si quería seguir cumpliendo con mi deber, o seguir la misma suerte  que los traidores que pretendían entregar el barco en Cádiz". Sin entender de que se trataba y creyendo anormal  y ridícula la pregunta no acerté a contestar en ese momento. Apremiado a hacerlo vine a decir que yo siempre había cumplido con mi deber, entendiendo por tal cumplir con las obligaciones inherentes al cargo que desempeñaba y obrando según las ordenes que recibiera del Sr.Comandante. Ante dicha respuesta me condujeron otra vez al camarote quedando nuevamente incomunicado y vigilado.

Mi estado era tal que me veía fusilado y derrumbada en un momento toda mi vida llena de trabajos y sacrificios, al final de mi carrera, con 56 años y nueve hijos, encontrándome a merced de aquellos individuos que me amenazaron, me hablaron de traición a la República y varias cosas más que yo no podía comprender por mi estado y porque en realidad ninguna noticia había tenido hasta entonces.

Llevado por mis cavilaciones y sintiendo de tiempo en tiempo algunos disparos, rogué al vigilante que hiciera llamar al Cabo que me condujo, con el cual deseaba hablar. Llegó este al poco rato, el cual supe que se llamaba Alonso y le supliqué que me explicara lo que ocurría y cual debía ser mi conducta y el deber que me imponían. Con relativa deferencia me comunicó que por orden del Gobierno la dotación se había apoderado del mando del barco, destituyendo y apresando a todos los Jefes y Oficiales y que si yo estaba dispuesto a seguir fiel a la República sería puesto en libertad, se me reintegraría en mi puesto y ya a la llegada a puerto designaría el Gobierno otro comandante. Me tranquilizaron algo tales explicaciones y me llevó nuevamente a la Cámara, en ella se dirigió a mí el Auxiliar de Artillería Antunez y me dijo que el Gobierno no designará nuevo Comandante, el Comité formado por la dotación era la única autoridad a quien había de obedecer. Quedé conforme en seguir desempeñando mi cargo en espera de que llegado el barco a puerto se aclarara la situación.

Ya en libertad me dirigí a máquinas y calderas enterándome que el capitán y el teniente maquinistas se encontraban detenidos en una casamata con los demás oficiales, que el  Sr. Comandante y el Segundo lo estaban asimismo en el camarote del primero y que el Tercero D.Carlos Aguilar y el Teniente de Navío D.José Canas habían sido muertos en el puente, como también que el Alferez de Navío Falquina y dos cabos habían resultado heridos. Estas noticias me apenaron más de lo que estaba. Por la tarde comí en el comedor de Jefes con el Comandante y el Segundo, una vez terminada la comida fueron recluidos nuevamente. Pedí y conseguí al cabo de varias conferencias con algunos individuos del Comité que pusieran en libertad al capitán y al teniente maquinistas. El médico ya lo estaba con motivo de la cura de los heridos. La dotación hecha dueña del barco no se ocupaba más que de comentar los sucesos. Los maquinistas, auxiliares y fogoneros no se ocupaban gran cosa de las guardias. En el puente llevaba la dirección del barco el Auxiliar Naval Muinos. Este me dijo que se dirigía a Tánger.

Llegado el barco a la bahía de Tanger nos bombardeó la aviación. Toda la dotación subió a cubierta con fusiles. Las calderas y máquinas quedaron abandonadas. Sin fondear seguimos para Gibraltar en compañía de los cruceros Cervantes y Libertad que se encontraban en aquel puerto. La situación se me presentaba más complicada. Aquello no era que varias banderas del Tercio se habían sublevado en Marruecos, pues además de lo que demostraban los ataques de la aviación los barcos no se dirigian a Algeciras que era lo más natural. Llegamos a Gibraltar y siguieron bombardeando, entonces nos mandaron que nos fueramos. Seguimos para Punta Mayorga y continuaba el bombardeo. Pedí alguna explicación de aquellas anormalidades y nadie quiso o no sabía darmelas. Mi única preocupación eran mis hijos y ver la manera de salir del barco. Por la noche seguimos con rumbo a Málaga en donde según nos dijeron recibirian ordenes del Gobierno y embarcaría el Jefe de la Flota y el comandante que hubieran designado. Llegó el barco a Málaga y en efecto según me dijeron, embarcó  en el Libertad como Jefe de la Flota D.Fernando Navarro, de Operaciones D.Pedro Prado y de comandante del barco nombraron al contramaestre de cargo del mismo D.Salvador Corrales, de Oficial de Derrota quedó el Alferez de Navío D.Carlos Esteban que procedente del torpedero 14 venía a bordo desde Gibraltar. En Málaga pude saltar a tierra habiéndoseme  advertido antes que sabían que tenia siete hijas y donde residian. Esta advertencia hizo que se me helara la sangre y aumentara mi intranquilidad general a pesar de que al ver que en los barcos iba apareciendo personal del Cuerpo General me encontraba más tranquilo.

En tierra tuve la satisfacción de poder comunicar con mi familia y supe además que se trataba de una sublevación general de parte del Ejercito en algunas capitales de España, en muchas de las cuales estaba sofocada, y que en realidad los barcos cumplían ordenes del Gobierno. Sin embargo el panorama de desolación que presentaba la calle principal y la catadura de los milicianos que eran dueños de la ciudad no me impresionaron muy bien. La marinería saltó también a tierra, la que confraternizando con los milicianos y ante el ejemplo de estos volvió a bordo. Los que volvieron, faltos de la poca disciplina que les quedaba, me ordenaron que no usara la gorra de uniforme y me dieron un gorro de miliciano de color azul con tres cintas blancas. Todas las dotaciones empezaron a usar ese gorrito.....

Antes de seguir con la declaración de Benito Sacaluga ante el Juez Instructor de la Causa, creo conveniente incorporar cierta información sobre la situación del Gobierno y de la Flota de la Armada Española en Cartagena el día antes del levantamiento militar, así como datos relativos al Acorazado Jaime I, buque donde Benito Sacaluga vivió en primera persona estos primeros momentos de la sublevación. Esta información, aunque breve, servirá para situar al lector en los escenarios donde se desarrollan los sucesos.


XXI Gobierno de la República
19/07/1936

Presidente de la República :Manuel Azaña Díaz IR
Presidente del Gobierno:Diego Martínez Barrio UR
Hacienda: Enrique Ramos y Ramos IR
Trabajo, Sanidad y Previsión Social: Bernardo Giner de los Ríos García UR
Gobernación: Augusto Barcia Trelles     IR
Estado: Justino de Azcárate y Flórez PNR
Justicia: Manuel Blasco Garzón UR
Instrucción Pública y Bellas Artes: Marcelino Domingo Sanjuán IR
Obras Públicas: Antonio de Lara y Zárate UR
Comunicaciones y Marina Mercante: Juan Lluhí Vallescá ERC
Industria y Comercio: Plácido Álvarez-Buylla y Lozana   Independiente
Agricultura: Ramón Feced Gresa IR
Guerra: José Miaja Menant militar
Marina: José Giral Pereira                 IR
Sin cartera: Felipe Sánchez-Román y Gallifa PNR


Organización de la Armada en Cartagena al 17 de Julio de 1.936

Ministro de Marina : D.José Giral Pereira
Subsecretario de Marina : General de Brigada Francisco Matz Sánchez
Jefe del Estado Mayor de la Armada : Vicealmirante Francisco J. de Salas González
Segundo Jefe del Estado Mayor : Contralmirante Joaquin Cervera Valderrama
Base Naval de Cartagena
Jefe de la Base : Vicealmirante Francisco Márquez Román
Jefe del Arsenal : Contralmirante Camilo Molins Carreras
Jefe del Estado Mayor : Capitán de Fragata Manuel María Gámez Fossi

Buques afectos a la Base Naval de Cartagena

Torpederos T-17 y T-22
Guardacostas Tetuán
Guardapescas Marinero Cante y Torpedista Hernandez
Remolcadores : Cíclope, R-11 y R-12
Buques Auxiliares Artabo y A-2
Crucero Méndez Nuñez .Buque Insignia.
Destructores : Almirante Ferrándiz,Almirante Valdés, Sanchez Barcaiztegui, José Luis Diez, Churruca,Lepanto,Alcalá Galiano y Almirante Antequera
Submarinos : 2 de la clase B y 5 de la clase C

El acorazado Jaime I estaba adscrito a la Flota con sede en Ferrol, el 17 de Julio de 1.936 se encontraba en el puerto de Santander, el puesto de comandante lo ocupaba el capitán de navío Joaquín García del Valle.

Algunos datos sobre las características del Jaime I 

Datos Técnicos:

Eslora total :139,90 metros
Manga :  24 metros
Calado máximo : 7,80 metros
Puntal : 12,71 metros
Velocidad : 20,5 nudos
Desplazamiento 15.699 Toneladas

Armamento :

8   Cañones Vickers de 305 mm y 50 calibres montados en 4 torres
20 Cañones Vickers de 12 pulgadas, diez por banda
2   Cañones antiaéreos Skoda de 47 mm.

Máquinas :

12 Calderas Yarrow
12 Turbinas Parsons
Potencia total en cascada : 26.188 caballos
4 Hélices para propulsión
Autonomía : 5.000 millas marinas

Blindaje :

Costados : plancha de acero de 75 mm a 250 mm
Torres :     plancha de acero de 250 mm
Dotación :
854 hombres en total.


Resumen de la actividad del acorazado desde el 17 de julio de 1.936 hasta su voladura 

El acorazado había salido de Ferrol en la noche del 13 de julio para Santander, con motivo del inicio de la temporada veraniega del Presidente de la República. El 17 tuvo lugar la entrega de mando de Iglesias al de su mismo empleo Joaquín García del Valle, justo el día que el Ejército de Marruecos se alzaba contra la República. Horas después, el comandante recibió orden de hacerse a la mar rumbo a Vigo, donde debería carbonear y esperar instrucciones. Salió a mediodía del 18 y entró en Vigo el 19. Parte de los oficiales encabezados por el capitán de corbeta Carlos Aguilar Tablada eran partidarios del alzamiento militar que acababa de iniciarse en Marruecos, pero sus actividades eran conocidas por otra parte de la dotación claramente leal al Gobierno Republicano, legalmente establecido en las urnas.

Fracasado un intento de permanecer en Vigo, en la madrugada del 20 zarpó sin haber finalizado el carboneo, poniendo rumbo a Cádiz. Enterada por la radio de la sublevación de los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes, la dotación se amotinó contra sus oficiales rebeldes, organizándose un tiroteo entre los jefes y oficiales que estaban en el puente y la marinería en cubierta. Resultaron muertos el capitán de corbeta Carlos Aguilar Tablada y el teniente de navío José Cañas Arce, y heridos los tenientes de navío José María Otero Goyanes y Carlos Falquina y García Pruneda, éste grave. También hubo heridos entre los cabos y marinería. Dueña del buque la dotación y detenidos los restantes jefes y oficiales, continuó su derrota hasta llegar a Tánger, donde fondeó el 21.

Pasó luego a Málaga el 23. El 25 bombardeó Ceuta y el 26 Melilla. El 2 de agosto cañoneó la desembocadura del río Guadiaro y el día tres Tarifa y Punta Carnero. El siete, en respuesta por el paso del Estrecho, dos días antes del llamado "Convoy de la Victoria" con tropas del Ejército Golpista de Marruecos, bombardeó intensamente Algeciras y al cañonero Dato que dejó incendiado y medio hundido. El 13, estando fondeado frente a Málaga, recibió en la proa una bomba de la aviación rebelde que le produjo tres muertos y varios heridos, además de averías considerables. Abandonó enseguida el fondeadero para dirigirse a Cartagena a reparar. Llegó a Cartagena el 14 y durante los días dos y tres de septiembre participó en las operaciones llevadas a cabo contra la isla de Mallorca por las tropas al mando del capitán de Aviación Alberto Bayo.

La presión ejercida por el ejército de los sublevados franquistas en el norte de la Península provocó que el Gobierno de Madrid desplazara al Cantábrico Al Jaime I, los cruceros Libertad y Miguel de Cervantes , seis destructores y cinco submarinos. Con su llegada el 24 de septiembre se paralizaron las operaciones terrestres de los rebeldes en Guipúzcoa. Pero la irrupción del Canarias y el Cervera en el Estrecho forzó a la Flota republicana a regresar nuevamente al Mediterráneo el 13 de octubre. Dos días después de la caída de Málaga en poder franquista, el 10 de febrero de 1937, el acorazado se trasladó a Almería, escoltado por la Flota republicana, para servir de batería flotante como protección del puerto. A finales de abril partió de Almería, pero varó en Punta Sabinal al mando del capitán de fragata Francisco Benavente y García de la Vega y regresó al puerto de salida.

Ante los ataques sufridos por parte de la Aviación de los sublevados durante los cuales fue alcanzado, se ordenó su traslado a Cartagena, lo que efectuó en la anochecida del 27 de mayo. Cuando se encontraba reparando las averías ocasionadas, atracado en punta en el muelle de La Curra, el 17 de junio de 1937 sufrió una fuerte explosión, cuyas causas aún son desconocidas (posiblemente sabotaje), que provocaron la pérdida del Jaime I con 179 muertos y 27 heridos. Por Orden Ministerial de tres de julio de 1939, acabada la guerra y bajo el nuevo régimen dictatorial, se dispuso su baja en la lista de buques de la Armada.

Estoy seguros de que en adelante estarán en mejores condiciones para comprender el escenario donde tuvieron lugar parte de los hechos de la Causa contra Benito Sacaluga, así como la elevada preparación necesaria y gran sentido del deber que conllevaba ser el máximo responsable de las magnificas máquinas que formaban el corazón de este coloso navío que, entre mandos, oficiales, personal de marinería, servicios, artilleros etc,  ocupaba  a 854 personas.

Continuación de la declaración:

... A bordo nadie obedecía a nadie ni se ocupaban de nada. Sirviéndome de pretexto tal conducta le rogué al Jefe de Operaciones que me desembarcara, pues además de no poder responder del material tratado en tales condiciones no me encontraba bien de salud y que debido a mi edad no podía soportar el régimen que se seguía con las comidas. Esta pretensión solo me sirvió para crearme una situación de mayor hostilidad por parte de los maquinistas, auxiliares y fogoneros, quienes decían que si yo quería seguir tratando al personal con el mismo despotismo que hasta entonces. Las vejaciones y falta de consideración hacía mi aumentaron.

La aviación bombardeaba casi diariamente a los barcos. El día 13 de agosto acertaron a colocar una bomba al Jaime en el castillo, desbaratando toda la cubierta, el costado por ambas bandas, quedándose la marinería sin retretes. Produjo tres muertos y cuatro heridos.

En las cámaras estaban encerrados 12 Oficiales y el Tercero. El Jefe de la Flota D.Fernando Navarro gestionó que pusieran en libertad a su hermano D.Bernardo, Segundo del Jaime. No lo consiguió y al parecer fue causa de cesar en el cargo. Los efectos causados por la bomba produjo en la dotación gran indignación y además puso de manifiesto el efecto que producían uniendo a la indignación el pánico. El barco debía salir para Cartagena a reparar los desperfectos. Circuló el rumor de que en el camino serían juzgados los "traidores". Preguntado sobre el particular al cabo Alonso, me contestó afirmativamente.

Dada la gravedad del caso me dediqué a hacer ambiente entre los maquinistas y auxiliares e incluso dos cabos de fogoneros, tendente a que se consultara a toda la dotación sobre si se juzgaban a bordo o se entregaban a la superior autoridad de marina en Cartagena, aconsejándoles a todos que esto último era lo que procedía, relevándose a todos de un cargo de conciencia y el remordimiento consiguiente al apaciguarse las pasiones encontrándose con que se obró injustamente y se produjo un daño irreparable.

Tenía fundadas esperanzas en que conseguiría mis propósitos y con ellos salvar a los detenidos de una segura salvajada. Como el tiempo apremiaba me decidí a pedirle al Comité que me escuchara una observación que tenía necesidad de hacer ante todos los componentes y que me creía obligado a hacer dada mi edad y por lo tanto por mi experiencia. Logré que me escucharan y pidiendo a Dios que me inspirara procuré convencerlos de que no debían tomarse la justicia por su mano. Que lo que procedía era, ya que el barco se dirigía a Cartagena, entregar los presos al Jefe de la Base, por lo cual  además de brindarles mayor garantía ahorrarian que el barco se manchase de sangre de hermanos inútilmente. Que aunque en verdad se consideraran traidores a la patria  los verdaderos demócratas no deben condenar gravemente los delitos políticos sembradores de odios entre hermanos y que siempre, a la larga o a la corta, remuerden.

Me estuvieron escuchando y al creerles convencidos aumentaban en mi las razones y la emoción, consistieron al fin en consultar a la dotación y a última hora de la tarde se tocó llamada y tropa, una vez formadas las brigadas se les preguntó si los presos debían ser juzgados a bordo o se entregaban en Cartagena a la autoridad de  Marina...



Comentarios al contenido de la declaración de D.Benito Sacaluga :

A estas alturas de la declaración queremos hacer notar que dicha declaración se efectúa por un Oficial de la Marina ante un Juez Instructor Militar en descargo de una acusación de Rebelión Militar. El acusado ya permanece preso. En un escenario presidido por la "depuración" indiscriminada, que ya había realizado el ejercito golpista en las ciudades tomadas  por las armas, es fácil imaginar cual podría ser el estado de ánimo de Benito Sacaluga, no obstante su declaración se efectúa de forma ordenada, con profusión de detalles, fechas, nombres, acontecimientos, incluso recreación descriptiva de unos sucesos que ocurrieron tres años antes. Se hace de un tirón en una sola comparecencia aunque, como se verá, Benito Sacaluga se ve obligado a declarar en varias ocasiones posteriores debido al  afán del Juez Instructor en provocar contradicciones. Benito Sacaluga Rodriguez, Teniente Coronel Maquinista, describió en su declaración los acontecimientos en los que se vio inmerso como solo él era capaz de hacerlo, aún cuando partes de su declaración pudieran tener un efecto negativo en el Juez franquista que instruía su causa. Gran estudioso de todas las materias relacionadas con su profesión, poseedor de una cultura admirable y a pesar del estado de pánico en el que debía encontrarse, sabedor de que existían pocas esperanzas de que lo que hiciera o manifestase le salvaría de la pena de muerte. Como deben suponer Benito Sacaluga efectuó su declaración verbalmente, la cual fue escrita a máquina por el Secretario del Juez Instructor, documento éste que es el utilizado para su difusión y que se ha transcrito de forma literal,  no siendo por tanto achacable a Benito Sacaluga las evidentes faltas sintácticas de su redacción y mucho menos las ortográficas.

Continuación de la declaración:

....A la respuesta siguió un silencio verdaderamente emocionante que verdaderamente me hizo concebir esperanza sobre la suerte de aquellos desgraciados, llenos de juventud y entusiasmo y que por su edad podrían ser mis hijos, en que sus vidas dependían de aquel momento de inestable equilibrio y que podía inclinarse a uno u otro lado según se pronunciara el primero, en pro o en contra.

Pocos segundos duró el silencio, y no pude distinguir ni después averiguar quien fue el que dijo : "Ni juzgarlos ni entregarlos, lo que hay que hacer es fusilarlos". Dios le perdone. Siguió a tal exabrupto un clamor del que se destacaban soeces palabrotas de unos seres que se creían hombres y además jueces. Se fueron diseminando por todos los antros del barco sin tocar retirada.

Dispuesto a evitar que se llevara a cabo un crimen de tales proporciones me dirigí nuevamente al Comité para que se celebrara una votación ya que el silencio que siguió a la pregunta no denotaba unanimidad y acaso tampoco mayoría, ya que el que se decidió a hablar primero arrastró a todos disipando de sus conciencias el temor que naturalmente debían sentir. Debían decidirse cada uno, tenía yo la seguridad de que el resultado sería distinto. Un inconsciente solo no se atrevería ha hacer lo que haría en compañía de otro de su calaña.

No debo decir que me expuse a un disgusto porque parecería querer disculparme. Insistí hasta que me echaron de la Cámara donde se reunía el Comité. Yo creo que hubiera conseguido mi propósito si como después me informaron no se hubiera aplicado ya la "justicia" en uno de los dos Cruceros. D. Carlos Esteban estaba en la puerta verdaderamente emocionado, con el me fui y desde allí esperamos que se cumpliera la voluntad de Dios.

Me esperaba otro sobresalto antes de que se consumase el hecho. Ello fue que me llamaron desde el Comité y me comunicaron que siendo yo el de mayor categoría a bordo me habían designado para mandar el piquete. No recuerdo lo que dije ni lo que me dijeron. lo único que pude observar cuando me dejaron es que toda la ropa la tenía empapada de sudor. Le dí cuenta a D. Carlos de lo sucedido y piadosamente me dijo que habría sido una "broma". Después me enteré que se había presentado un voluntario para dirigir la operación.

Desde aquel día hice firme propósito de condenar esta lucha que finalmente acaba. Una lucha fraticida que estaba desangrando a la madre común, arruinándole la hacienda y condenando a nuestros hijos a la miseria. No podía tomar partido ni por unos ni por otros, ni me convencían ni yo podía asegurar quien tenía razón. Opté por ayudar a todo el que se viera perseguido injustamente dentro de mis posibilidades. Lo declaro así porque es una de las tantas verdades que estoy haciendo constar...

Antes de seguir con la declaración ante el Juez Instructor de la Causa,  quiero hacer notar ciertas circunstancias que rodeaban a los procesos abiertos contra los marinos republicanos:

Los fusilados tras la Guerra Civil por los franquistas  en Cartagena, entre abril de 1939 y enero de 1945, fueron 176, dos terceras partes fueron marinos, oficiales y suboficiales de los Cuerpos Patentados y Auxiliares, no del Cuerpo General, la otra tercera parte, civiles, trabajadores en su inmensa mayoría y algunos profesionales y funcionarios.

El 20 de abril de 1939, habían transcurrido menos de tres semanas de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, la Auditoría Militar de Cartagena informaba del trabajo realizado en ese breve periodo de tiempo.

Se habían elevado a sumarios 150 procesos. Habían sido informados más de 450 sumarios a jefes, oficiales, suboficiales y auxiliares de la Armada. Además se había constituido un Consejo Sumarísimo de Guerra de forma permanente, el procedimiento habitual pasaba a ser el Consejo de Guerra Sumarísimo. Con una media de 30 sumarios al día, incluyendo sábados, domingos y Semana Santa, parece evidente que tal diligencia policial no ofreció muchos derechos y garantías a los acusados. (4)

Las aperturas de procesos, todos consejos de guerra sumarísimos, se nutrían de las delaciones que miembros de la Marina o civiles formulaban ante el denominado Servicio de Información de la Marina.

La delación era uno de los instrumentos utilizados por la represión franquista para sembrar el terror. Los anuncios y avisos sobre la obligatoriedad de denunciar, bajo la amenaza de sanciones de máximo rigor, se multiplicaron.

El Servicio de Información de la Marina publica en el periódico Cartagena Nueva, un aviso informando que toda persona que sepa o tenga noticias de crímenes, robos y atropellos habidos durante el dominio rojo, y realizado por personal de Marina, se pasará por las oficinas de Marina, C/ Villamartin núm.2  y haciéndolo así cooperará a la labor de justicia y depuración necesarias.

La avalancha de denuncias anónimas es tal, que el Servicio de Información e Investigación de la Falange hace pública una nota en la que se pide que las denuncias o acusaciones vayan al menos con una firma que garantice las acusaciones...

Las delaciones son a menudo más el resultado del revanchismo que de una realidad. Se llega a acusaciones delirantes como la que inculpa al fogonero Francisco Hernández Martínez, detenido en Santa Lucia con su mujer, María García Carnet por comerse en una ensalada condimentada por la mujer ! los sesos de un marinero desertor!. " (5)

Treinta sumarios al día en un periodo de tiempo que va desde  la ocupación de Cartagena por la fuerzas sublevadas el 5 de marzo hasta el 20 de abril de 1939.

Lo más terrible es que las condenas a muerte se ejecutaban de forma prácticamente inmediata a las sentencias, sin posibilidad alguna de apelación o recurso, condenas a muerte de las que en la mayoría de los casos ni siquiera se informaba a la familia del condenado, condenas a muerte que daban con los condenados en una fosa común del Cementerio de los Remedios de Cartagena,  (parcela X), condenas a muerte por el delito de "rebelión militar" y "alta traición", dictadas y ejecutadas por juez y parte, paradójicamente dictadas y ejecutadas por los únicos que se rebelaron y traicionaron a España.

El primer fusilado fue el Teniente Coronel Maquinista Benito Sacaluga Rodríguez, Jefe de los servicios de Maquinas de la Flota. Del Cuerpo General, el Contralmirante Camilo Molins Carreras es procesado apenas dos semanas después de la ocupación de la ciudad.

Camilo Molins era  Segundo Jefe de la Base de Cartagena y Jefe del Arsenal en julio de 1936. Por su falta de decisión en el momento de la sublevación se convirtió en sospechoso para el Gobierno republicano. No obstante como su actitud había sido más bien ambigua, simplemente pasó a la reserva. Se siente tan seguro con la llegada de los franquistas que aconseja al auxiliar alumno de Artillería Alfredo Martí, cuya familia conoce bien,  que se quede en Cartagena porque miraría por él. Sin embargo, y con gran sorpresa, el propio Molins será juzgado por los franquistas. Condenado a muerte, será fusilado el 23 de julio de 1939.

Continuación de la declaración:

….."Dispuesto a despotricar con relativa impunidad contra todos lancé la (palabra ilegible) de que pertenecía al partido socialista  desde el año 1912. Esta aseveración sobrecogió a la mayoría que por  conveniencia hacía poco tiempo que se habían asociado al primer partido o sindicato que les cogió más a mano.

Nadie me pidió el carné. Únicamente el (palabra ilegible) de Bruno Alonso dudó, pero antes de que se le ocurriera pedirme el correspondiente carnet, le hice saber que como yo pertenecía a Cádiz allí había dejado dicho carnet a un "compañero" para que siguiera cotizando. Estoy por asegurar que se lo creyó, o al menos no hizo objeción alguna. Solamente me dijo que mis actos demostrarían mi "antifascismo" más que el carné. No tuve ocasión de demostrar nada práctico. Me invitó a escribir en el periódico de la Armada y (palabra ilegible) abogando por la enseñanza de tantos analfabetos fustigando las "bellas" cualidades que adornaban a la marinería y a los obreros. Uno los artículos dio lugar a que presentaran una denuncia ante el tribunal de alta traición y espionaje contra mí por "derrotista" y tuve que presentarme en Murcia a declarar.

Otro dio lugar a que me llamara el Jefe de la Base y me amenazara con mandarme a Mahón (1). Otro molestó al Jefe del Arsenal y varios a muchos marineros. 

Hasta aquí el Comandante Maquinista Sacaluga contesta a las dos primeras preguntas del Juez Instructor.

Preguntado por quien podía avalar su conducta :

" Muchos son los Jefes a cuyas ordenes estuve, entre los cuales puedo citar a D. Manuel Varela Vazquez.- D Ramón Nuche.- D Antonio Guitian.- D. José Sierra.- D. Francisco Benavente.- D. Francisco Guimerá.-D.José Cervera.-D. Luis Piñero Bonet.- D. Ramón Ozami.- D. Fausto Escrigas.- D .Juan Cano.- D. Pedro Nieto.- D. Luis Carrero..... etc.-"

A continuación es preguntado por su actos y/o experiencias con personal civil :

Además de los individuos que formaban parte de los tres comités que existieron en el Jaime I estaban asignados a dicho barco dos hermanos maquinistas, José y Daniel García Raga. El primero titulado comandante del Jaime y Jefe de las Fuerzas Navales de Almería, llevó a bordo a este buque con ocasión de un carboneo a varios presos de un buque mercante fondeado en el puerto. De ello me dio noticia el maquinista de guardia, o el de cargo D.Juan Lorenzo, no lo recuerdo bien, al enterarme de ello fui a interesar al Comité que tales individuos no interesaba que estibaran las carboneras, pues debiéndose hacer el relleno saldríamos con  mucho carbón de menos.

Aparte de esta causa me propuse que los presos políticos, en caso de que les hicieran trabajar fuera en cubierta acarreando espuertas, donde estuvieran a la vista y no fueran maltratados dentro del barco"...

Parece que tomaban en consideración tal medida. Marché a tierra y al mediodía cuando volví a bordo me avisaron de que de los individuos que estaban estibando las carboneras hubo que sacar a dos de ellos medio asfixiados. En efecto, a pesar de mi recomendación metieron a varios presos dentro de las carboneras donde fueron maltratados. Dos de ellos fallecieron en la cubierta de la chaza a pesar de las inyecciones que el médico aplicó para reanimar a uno de ellos que tenía vida cuando llegamos. Dicho acto vandalico sirvió de regocijo a ambos hermanos. También se aseguró a bordo , por haberse jactado el Dani que había "paseado" a muchos entre ellos a D. Francisco Martínez Domenech, Contraalmirante honorario que residía en Almería. En Almería me propusieron que me prestara a averiguar donde se reunían varias personas para oir la misa que un sacerdote celebraba los domingos. Me escogieron porque suponían que yo me podía prestar a ello con éxito por ser yo un Jefe de la Marina de antes del Movimiento. Opté por complacerles y recibidos los datos que me facilitaron en el Gobierno Civil (creo que era desempeñado este por un tal Morón) empecé a actuar. Mi objeto era evitar que al negarme yo designaran a otro y dieran con el sacerdote y lo pasara este mal. El no hacer lo que hice hubiera sido para mi un cargo de conciencia. Muchas pesquisas hice para ponerme al habla con el sacerdote sin conseguirlo. El objeto, como es de suponer, era advertirlo para que tomara precauciones.

Esto mismo he hecho con personas en Cartagena de las cuales tenía yo noticia que estaban señaladas por el S.I.M., entre ellas figuran Andrés Paredes Pagán vecino de Tallante. Su cuñado Don Antonio Garcia Fuentes. Y por conducto del primero le he dado aviso a varios más.

A  Andrés Paredes, que dieron parte de él por deserción, pude hacer que sobreseyeran la sumaria. De ello puede dar testimonio el comandante de Infantería de Marina D. Julio Fuentes y D.Luis Fernández Ortega de la misma graduación y Cuerpo.

Debo hacer constar que por motivos personales y dadas las condiciones morales de los individuos, pudieran dar referencias tendenciosas sobre mi el Jefe Maquinista Don Miguel Morey y el Capitán de Intendencia Don Venancio López.

También podría dar referencias falsas el comandante Maquinista Don Juan Manzanera.

Juro por mi honor que cuanto digo es cierto en Cartagena a 5 de abril de 1939.


Apuntes sobre la instrucción de la Causa:

No existe en el sumario ningún tipo de comunicado previo dirigido a Benito Sacaluga donde se le ponga en conocimiento de los cargos que pesaban contra él, o al menos yo desconozco su existencia. De la existencia de testigos acusadores, no se le hace mención alguna. La Instrucción para Sacaluga, o al menos es lo que el piensa, se deriva de su pertenencia a la Armada republicana, y considerarse de antemano una prueba de Traición y Rebelión Militar el solo hecho de no haberse pasado al bando rebelde.

Como ya se ha comentado anteriormente, la declaración más que una declaración es un interrogatorio que se atiene a un guión preestablecido y además sin asistencia legal para el declarante.

Como puede comprobarse por la ambigüedad de las preguntas, su interpretación superaba lo delicado y entraba en el terreno de lo muy peligroso. El Código que se le aplicó a Benito Sacaluga era el antiguo Código de Justicia Militar (vigente en 1939 y adecuadamente modificado para el encausamiento de los militares republicanos), este Código fué sustituido en 1978  por el Código Penal Militar y la Ley Procesal Militar, a raíz de la promulgación de la Constitución vigente. El Consejo Supremo de Justicia Militar, órgano máximo de justicia militar en España, quedó en 1978 integrado en la Sala 5ª del Tribunal Supremo.

Como dato curioso, citar que en 1936 Franco designó como vocal del Alto Tribunal de Justicia Militar a D. Luciano Conde-Pumpido, entre sus actuaciones figura el célebre proceso contra la tripulación del Mar Cantábrico, un navío mercante que prestaba servicios para la II República durante la guerra civil, donde fueron ejecutados veinticinco de sus tripulantes, dos de ellos menores de edad. Acabada la guerra civil pasó a formar parte del Consejo Supremo de Justicia Militar, por el que pasaban para su confirmación o conmutación miles de condenas a muerte.

Volviendo al tema que nos ocupa, básicamente se le interroga a Sacaluga en su primera comparecencia  sobres seis cuestiones fundamentales:

¿Porqué no se pasó al bando nacional?

¿Que opción tomó y comportamiento observó en el motín de Jaime I y acontecimientos inmediatos?

La  implicación que tuvo en los sucesos ocurridos con los presos nacionales con ocasión del carboneo del Jaime I en Almería.

Su dudoso pasado como afiliado al Psoe.

Posibles colaboraciones contra el ejercito sublevado.

Comportamiento con personal civil.

Suponemos como cierto que el Juez Instructor tenía en su poder la hoja de servicios de Sacaluga desde su incorporación a la Armada.

Igualmente es evidente, analizando el contenido de la declaración, que durante el interrogatorio se le formularon preguntas muy concretas no incluidas en el cuestionario  inicial, lo que hace cierto que el Juzgado disponía de información facilitada por personas civiles o militares relativa a Sacaluga y a su comportamiento y actitud durante los años que duró la guerra y muy especialmente en lo relacionado con el Jaime I, tal y como más adelante se verá por el contenido de las declaraciones de los testigos de cargo.

En este primera declaración Sacaluga condensa en siete paginas, escritas por una cara, acontecimientos y situaciones sucedidas durante un periodo de tiempo de 33 meses. Es importante destacar que en Cartagena y hasta la fecha de su declaración no se había dictado aún ninguna sentencia de muerte derivada de un proceso judicial contra marinos republicanos.

Declaración de José Prieto Gil, un testigo que miente:

...Comparece el testigo D.José Prieto Gil quien preguntado sobre las generales de la Ley y previo juramento de decir verdad manifiesta que se llama como deja dicho, de treinta y tres años de edad, natural de Moeche (Coruña), estado casado y al que no comprende ninguna de las excepciones que le han sido explicadas.

PREGUNTADO : Donde se encontraba el 18 de julio de 1936, manifiesta que embarcado en el acorazado Jaime I.

PREGUNTADO : Sobre si conoce la actuación de D. Benito Sacaluga y en caso afirmativo lo que sabe de la misma, manifiesta que desde dicho día 18 de julio, D. Benito Sacaluga Rodríguez actuaba como elemento enemigo del Régimen Nacional, en su manera de expresarse en todos los desmanes allí ocurridos y que comenzaron al día siguiente de salir de Vigo el buque, cree el declarante era el 18 de julio y a la altura aproximada de Oporto; dicho señor después de haber sido detenidos todos los Jefes y Oficiales, el fue el único al que no detuvieron con ellos sino que  quedó dos o tres horas en la cámara de Jefes y el manifestaba que estaba con los rojos; en relación con los asesinatos en Almería de los que decían ser el de un Obispo, Oficiales de la Guardia Civil y varios individuos del citado instituto fueron primero traídos al buque para hacer la estiba de las carboneras y el llegó por la mañana, según referencias del Cabo Cartero a la cámara del Excmo. Sr. Almirante en donde estaba el Comité, estando allí presente un miembro, el Cabo Arias y le dijo ; buenos días salud, todos esos Obispos y Guardias Civiles que hay ahí encerrados vamos a buscarlos para que hagan la estiba de las carboneras 1 y 2 y que ese mismo día el declarante vio en la cámara de dinamos en donde tenía el destino al que decían era el Obispo de Guadix, allí asfixiado y muerto, llamándoles el declarante la atención a los del comité que andaban por allí con la pistola en la mano y le dijeron : cállate que vas a ir p'alante; después llevaron el cadáver para la casamata nº 1 donde llamaron al médico al que obligaron con métodos de terror a certificar su defunción y que todas estas situaciones no solamente no las desaprobaba Sacaluga sino que las veía con agrado.

Leídas las que fueron sus manifestaciones se ratifica en las mismas y las firma con el Sr .Juez de lo que yo Secretario CERTIFICO.

Bien, bien...de modo que el Sr. Prieto, que no fue en ningún momento detenido por los rojos ,como el dice, que podía deambular sin ningún tipo de problema por todo el barco, incluso hasta la mismísima cámara del almirante, a pesar de que su puesto como el asegura está en la cámara de dinamos, cámara que está situada cerca de las salas de maquinas principales donde se encuentran los motores que las alimentan, y que precisamente allí encontró el cuerpo del Obispo de Guadix. Testigo cuya declaración está repleta de ambigüedades  (por allí, cree el declarante, dos o tres horas, los que decían...) y  que se permite llamar la atención a los del Comité.

José Prieto Gil mintió, toda su declaración estaba perfectamente diseñada y él la ratificó como cierta, sabiendo que las consecuencias de sus falsedades significaban la condena a muerte de una persona. Y se puede afirmar con contundencia que miente porque ni el Obispo de Guadix, ni el Obispo de Almería murieron en el Jaime I.

Reproduzco a continuación una reseña del Obispo de Guadix a disposición de todo el mundo en la página web del  Generalísimo Francisco Franco.


MEDINA OLMOS, Manuel.
Obispo de Guadix. (1869-1936).


Nació en Lanteira (Granada) y diócesis de Guadix, el 9 de agosto de 1869. Inició sus estudios eclesiásticos y tras recibir el sacerdocio a los veintidós años, obtuvo el doctorado en Sagrada Teología y las licenciaturas en Derecho y Filosofía y Letras. El puesto que más dedicación le exigió fue el rectorado del insigne Colegio del Sacromonte. Preconizado obispo auxiliar de Granada en diciembre de 1925, recibió la consagración episcopal el 26 de mayo de 1926. A los dos años, el 12 de octubre de 1928 fue nombrado obispo de Guadix-Baza, posesionándose de la diócesis el 30 de noviembre del mismo año.

La semana a partir del 20 de julio de 1936 fue de continuos sobresaltos. La Guardia Civil se alzó en las primeras horas de la sublevación, pero inmediatamente fue bloqueada en el cuartel. La víspera de Santiago, monseñor Medina recomendó a los que estaban con él en el colegio de la Divina Infantita situado al lado del palacio, que hiciesen confesión general, dando ejemplo él mismo. Le brindaron que se marchara a Lenteira, a lo que se negó por considerar que constituía una dejación de su diócesis en momentos de tanto peligro.

A las diez de la mañana del 27 de julio, dos cabos, dos carabineros, dos paisanos, el alcalde y su hijo, practican un registro, cacheando al obispo y obligándole con violencia a entregar todo lo valioso del palacio. Se le despojó de la birreta, del anillo pastoral y de la cruz pectoral.

Junto a los sacerdotes Domingo Arce Manjón, Pérez López y Vargas Roda los hicieron entrar en un automóvil para ser conducidos a la estación del ferrocarril. Allí los subieron a un vagón de transporte para ganado, que iba a llevarlos a Almería. Inesperadamente liberaron al canónigo Vargas, y el resto una vez llegados a la ciudad almeriense los condujeron a la casa del vicario general, recibiéndolos Diego Ventaja Milán, obispo de Almería. En este domicilio se constituyó una pequeña comunidad eclesiástica compuesta por dos obispos y cuatro sacerdotes.

El 5 de agosto fueron detenidos, haciéndoles desfilar por las calles, aguantando, camino de la comisaría, toda clase de insultos e improperios. Fueron devueltos al domicilio, esta vez en automóvil. El 12 de agosto volvieron a buscar a los dos obispos y a los cuatro sacerdotes, esta vez en calidad de detenidos, llevándolos al convento de las Adoratrices, habilitado como cárcel. El 24 de agosto trasladan a los dos obispos a la sala sexta, repleta de presos políticos, obligándoles a vestir de seglar. A las once de la noche del 27 de agosto, junto a más de 40 sacerdotes y 50 paisanos, fueron instalados en varios camiones y conducidos al barco prisión Astoy Mendi.

Al día siguiente fueron trasladados del Astoy Mendi al acorazado Jaime I. Posteriormente fueron devueltos al barco de procedencia, cursando el capitán una orden haciéndoles saber que todos los que fueren sacerdotes o profesores se tenían que inscribir en una lista para ser devueltos a la prisión de las Adoratrices. Con esa misma lista, el 30 de agosto un miliciano empezó a gritar los nombres. Amarradas las manos, en fila india los bajaron hasta el muelle. Subieron al camión a los dos obispos, seis sacerdotes y a otros seglares hasta constituir una expedición de unas 17 personas. Los llevaron por la carretera que va a Motril y Málaga y en el kilómetro 93 los bajaron y a pie los internaron por un barranco llamado de los “Chismes”, en jurisdicción municipal de Vícar, donde los asesinaron.

Luego los quemaron rociándoles previamente con gasolina, y, una vez consumidas las ropas y carne y calcinados los huesos los echaron a una fosa común. Estuvieron los restos calcinados insepultos unos días, hasta que piadosas manos de vecinos los enterraron. De esa vil forma murieron los excelentísimos monseñores Diego Ventaja Milán, obispo de Almería y Manuel Medina Olmos, obispo de Guadix.

Diligencias inmediatamente posteriores a la declaración del testigo José Prieto Gil:

Diligencia de unir documentos.- En Cartagena a seis de abril de 1939, dispuso el Sr.Juez que fueran unidas a estas actuaciones el ejemplar de la Revista "Avante" que nos remite por conducto de S.E. el Coronel de Infantería de Marina... ( no aparece en autos el nombre del citado Coronel).

Está la firma del Juez Instructor y del Secretario.

Reproduzco a continuación el artículo integro publicado en "Avante" y firmado por Benito Sacaluga Rodriguez :


"LA BATALLA GANADA..... al analfabetismo por los delegados de cultura de nuestro Ejército de Mar y Tierra contra dicho enemigo secular, puede considerarse como definitiva. Tan definitiva como la que se obtendrá por las armas contra los invasores y sus complices.

Ahora bien, la "supresión" de los analfabetos en el Ejercito de la República, que es lo mismo que decir en la España leal, aunque es un motivo de legítima satisfacción, no lo es tanto como para hacer un alto en el camino emprendido de hacer nacer a la luz del entendimiento a los que se encontraban sumergidos en las tinieblas de la más primitiva ignorancia.

Esto no quiere decir que, sin excepción,  debe enseñarseles a todos los más avanzados conocimientos de las ciencias y de las artes. No les estorbaría seguramente, pero tampoco se adelantaría gran cosa con que toda la juventud española, que es la que lucha en las trincheras, campos y talleres y la que mañana ha de dirigir los destinos de España fueran todos sabios matemáticos o muy versados en las demás ramas del conocimiento humano "nada más", pues un médico, un ingeniero, un pintor, un poeta o un doctor en cualquier ciencia puede ser muy bien un perfecto reaccionario, un cerril cavernícola, un moderno fascista o un hombre normal, progresivo, demócrata y leal.

Ni a los primeros ni a los segundos les estorba el peso de la sabiduría o los conocimientos adquiridos para ser una cosa u otra. Así es que, aparte de seguir avanzando en su formación cultural hay que, sin solución de continuidad, educarlos ciudadanamente. Procurar enseñarles el verdadero camino para ser y sentir como hombre libre, prototipo de honradez y lealtad.

Claro es que para indicarles el camino no sirve todo el mundo. El que por grado o por mandato deba intervenir en inculcar a los ex-analfabetos, y a muchos otros que no lo eran, los verdaderos preceptos ciudadanos tiene que empezar por predicar con el ejemplo, y además, enseñar a los que saben leer y escribir a saber lo que leen y a los que escriben, a que lo hagan honradamente, expresando siempre su verdadero sentir y pensar.

Esto no quiere decir que se censuren los libros, folletos y demás lecturas que se publiquen, nada de eso. Cometeríamos con ello una falta de verdadero fascismo. Todos y cada uno deben exponer libremente sus ideas y examinar las extrañas. por ningún concepto se debe coaccionar a nadie. Lo que hay que hacer es educar a quien le haga falta sin indicarles caminos ni procedimientos especiales, ya que el de la verdadera ciudadanía es único e inconfundible.

Y aunque los diversos idearios que hoy se debaten entre si para imponerse a nuestra juventud se dirigen todos a la consecución de un mismo fin, no se debe recomendar el camino más corto para ello, sino el que por ser sobradamente conocido será siempre el más seguro,  pues de lo contrario, y por muy buena fe que se  ponga en la obra se puede dar el caso de que la senda que se indique como la mejor se convierta en un callejón sin salida, y entonces haya que retroceder,  volver atrás o perecer.

En filas compactas y como un solo hombre, debe seguir nuestra gloriosa juventud por el camino emprendido y que a punta de bayoneta se está abriendo ella misma para conseguir la justicia social tanto tiempo anhelada y cuya directriz es , indudablemente,  la que señala el Gobierno del Frente Popular.

Nadie ni ninguno deben por lo tanto titubear en las bifurcaciones, ni mucho menos tomar por el "atajo". Y, cuando no se trata de directrices emanadas de nuestro Gobierno, hay que seguir al guía honrado, experimentado, curtido en la noble lucha, de probada lealtad y todo esto siempre que lo haya demostrado más por sus hechos que por sus dichos. Hay que desconfiar de las facilidades para llegar pronto. Muchas direcciones desconciertan o desorientan  y se han convertido precisamente en la UNICA CAUSA que hasta la fecha ha motivado la desunión y el atraso de la masa proletaria, sembradas en su camino, indudablemente, por quienes están interesados en su estancamiento para poder explotarla.

La sangre derramada, la que queda aún por derramar y el gigantesco esfuerzo que está haciendo la juventud española por la libertad e independencia de su Patria tiene que dar el fruto debido. Este fruto no lo recogerán los que , llenos de vida y entusiasmo caen gloriosamente, ni  lo viejos que sobrevivan a la lucha, tampoco lo recogerán en toda su madurez ninguno de los que hoy luchan por tan noble y sublime causa, sino nuestros hijos y nuestros nietos. Ellos serán los que, libres e independientes,lo recogerán en toda su extensión y disfrutaran la espléndida herencia, como los de aquellos que egoístas y atónitos contemplan nuestra gesta allende las fronteras; pues aparte de conseguir por nuestro propio y exclusivo esfuerzo, la emancipación social y soberana independencia, será nuestra victoria un sublime ejemplo a seguir por los proletarios del mundo entero.

Sigamos manteniendo unidos nuestros esfuerzos y nuestros pensamientos; sigamos manteniendo nuestra unidad que es la victoria, todo lo que se oponga a la primera entorpecerá y demorará la segunda. No le sirvamos de pedestal a nadie ni a ninguno, sino exclusivamente a nuestra indiscutible victoria, a nuestra libertad y a la independencia de nuestra Patria.

Todo aquel que no predique y practique estos principios, y no desee estos fines honrada y lealmente, es un fascista aunque él no quiera.

Siempre unidos como lo estáis hoy, y debéis estarlo siempre, obtendremos la victoria primero y la reconstrucción de España después. Y esto está ya tan cerca que se vislumbra el resplandor de su amanecer.Los que caigan en la lucha se llevaran la visión de sus esperanzas. Los que sobrevivan terminaran sus días con la plena satisfacción del deber cumplido, y como insuperable recompensa, la serena contemplación de la grandiosa obra llevada a cabo por la unión de todos, mantenida esta, exclusivamente, por la voluntad de cada uno."

Benito Sacaluga. 
A bordo del Libertad, septiembre 1938.

Todo un ejercicio de democracia responsable y patriotismo, un manifiesto contra la opresión de la sociedad, un grito de esperanza cuando ya casi todo estaba perdido, un consuelo para los familiares de los ya caídos y sobre todo una llamada a la unión de los pueblos y la convivencia en libertad, libertad individual y colectiva.

Un testigo espontáneo:

En Cartagena 10 de abril de 1.939 comparece "espontáneamente" en este Juzgado José Blanco Vázquez, el cual hace presente al Sr. Juez sus deseos de deponer en la presente causa. Juramentado con arreglo a su clase fue 

PREGUNTADO.- Por las generales de la Ley ser y llamarse como queda dicho, natural de La Coruña con instrucción y residente en esta en Los Barreros, Carretera de La Palma número cincuenta y nueve, no le une con el procesado ni amistad ni enemistad y no le comprenden las demás de generales de la Ley.

PREGUNTADO.-  Invitado por el Sr. Juez a que haga las manifestaciones que ha expresado deseo de exponer 

DICE.- Que en el año 1.935 embarcó en el acorazado Jaime I donde permaneció hasta ocurrir la explosión y con destino de Repostero de Maquinistas, vio por primera vez a Benito Sacaluga cuando este embarcó en el Jaime I en Mayo del 36, para las maniobras que se llevaron a cabo en Canarias y empezando a relatar lo ocurrido desde que la marinería se levantó contra los Jefes y Oficiales dice de la misma manera que ya ha sido expuesto por otros testigos, o sea que a la hora del almuerzo del día 19 de julio del 36, los cabos detuvieron a los Oficiales y entre ellos al procesado, al Capitán Maquinista y al Teniente Maquinista, detención que duró poco tiempo y al cesar esta, Sacaluga sin ser del Comité de a bordo se puso manifiestamente del lado del mismo.

PREGUNTADO.-  Sobre si conoce con detalle la muerte de los presos de Almería traídos a bordo del Jaime I y en caso que la relate, manifiesta : que a la una y media del día del carboneo se encontraba sirviendo la comida a los maquinistas. El fogonero llamado Cesar Berdeal llamó a la gente de la Guardia Roja diciéndoles esto que oyó perfectamente el declarante : "Prepararse porque ha dicho D. Benito Sacaluga que van a ir a buscar unos presos para carbonear y entre ellos está el Obispo"

Los primeros que trajeron  llegaron en un autobús, eran unos treinta y seis y serian las una y media o las dos de la tarde. Después bajo el declarante a la camareta número dos de maquinistas y vio al pasar por la carbonera número uno a tres o cuatro presos y al Cabo Abarcas apuntándoles con una pistola mientras un fogonero llamado Sanisidro les golpeaba con una pala obligándoles a coger bloques enormes de piedra que casi no podían resistir y entre constantes insultos de palabras y obras. Después cuando el declarante iba a entrar en la camareta de maquinistas vio como subían a un hombre ya viejo, moribundo y este dijeron era el Obispo, que después oyó decir que los habían llevado a la casamata dos, que fue a verlos y había dos cadáveres, uno viejo grueso que decían era el Obispo y otro que decían era teniente coronel de la Guardia Civil, ambos con señales manifiestas de martirio, pues el teniente coronel tenia un ojo saltado a golpes, forma de muerte que luego oyó comentar había sido realizada así pues ,entre otras cosas, le estuvieron bailando sobre el vidente al Obispo. Que cree a Sacaluga responsable de la muerte de dichos señores, pues era el comentario completo del barco que fue él quien mando a buscarlos y señaló al Obispo. Que posteriormente conoce la actuación de D. Benito Sacaluga por haber sido repostero suyo con el objeto de vigilarle por ser de ideas contrarias y que siempre se mostró como enemigo del Movimiento Nacional e inductor a la persecución contra todos los elementos, siendo incondicional amigo de los agentes del S.I.M. e intimo de Bruno Alonso y que se dedicaba a denunciar y perseguir a todos los no marxistas, principalmente a todos los que pertenecían al Cuerpo General de la Armada, llegando a tener en Almería una querida en colaboración para el servicio de espionaje rojo a que se dedicaba, lo cual ha oido el declarante de los propios labios del procesado, que conoce casos concretos  de denuncias hechas por -siguen cinco palabras tachadas-y lo fichado que tenia al Jefe de la Flotilla de Destructores D. Fernando y al Teniente Coronel de Intendencia D. Antonio Guzmán. El declarante termina asegurando que " no existe en la flota roja un rojo más rojo que el procesado"

Preguntado sobre si tenia algo más que añadir dice que no y que lo dicho es la verdad en la que se ratifica y firma. 

Hasta el más ignorante deducirá que se trataba de un testigo falso, preparado, un pobre desgraciado sin honor ni hombría. Ni el Obispo de Guadix ni el de Almería  fallecieron en el  Jaime I, según se ha demostrado anteriormente.

Es de gran interés y revelador el relato que el entonces Capitán Maquinista del Jaime I  D. Tomás Acción Golpe, años después y desde el exilio, expone en sus memorias en relación con el asunto del "Obispo” :

... y así vimos como una mañana se presentaron a bordo, conducidos, una docena de hombres. Deciase que eran guardias civiles contribuyentes en la  sublevación. Entre ellos venía un hombre obeso ya de cierta edad y de quien se decía era el Obispo de Almería, no se ,si porque su aspecto era el de un clérigo o porque se daba en él tal circunstancia.

Aparentemente aquellos hombres no llegaban atemorizados, se les notaba serenos, pero serios. Entraron de uno en fondo y fueron a alinearse sobre cubierta, sin muestra de vacilación en los movimientos, como si de antiguo conocieses lo que tenían que hacer. En una palabra, era fácil percatarse de que aquella gente estaba en posesión de instrucción militar. Quizá el que tildaban de obispo no fue sino un grado del "Benemérito" Cuerpo...Se les proveyó de palas y allá se fueron a cumplir con la tarea.

El paleo de carbón no es un trabajo tan pesado como muchos se creen. Llenar los hornos de una caldera se hace mucho más penoso. Pero es sucia la labor; y para quien no se halla habituado a la polvareda del carbón se hace también fatigosa. Salvo el "obispo", aquellos hombres eran jóvenes todavía y soportarían el trabajo sin desdoro para su organismo. Pero no estaba bien, la medida venía fuera de tiempo. Si por sus faltas, aquellos hombres sufrieran una condena de reclusión, por ejemplo, el Gobierno obraría correctamente haciéndoles rendir un trabajo como tributo a la nación. Quizás así se rehabilitasen , acabando por comprender donde estaba la razón.

En realidad el hecho de que algunos prisioneros sean utilizados para ciertos trabajos no tiene gran importancia. Antes que nosotros nos han dado ejemplo en otras naciones más sujetas que los propios españoles a respetar los tratados que condicionan la situación de los prisioneros de guerra. Quizás no me hubiese ocupado del hecho si no hubiese sobrevenido un incidente... que venía a acrecentar la lúgubre aureola del barco.

El trato que se empleó con los improvisados fogoneros, lo ignoro, pero tengo la creencia de que no se les maltrató. Solo el "obispo" sufrió las impertinencias de un pobre inconsciente. Lo se de boca de el mismo que en su ingenuidad me confió los detalles, para el, objeto de regocijo. Digo, si impertinencias, porque en realidad no pueden considerarse sus "juegos" como maltrato. Blasfeme usted... diga usted esto... diga usted. lo otro... Niñerias, diversión, pero el "divertido" acoso tuvo un trágico resultado. Es evidente que en el no ha intervenido la fatiga del trabajo. Con tal entretenimiento era imposible realizar un trabajo. Posiblemente el nerviosismo, el polvo del carbón, el temor, unido a una constitución delicada y la falta de ejercicio determinó el derrumbamiento de aquel cuerpo- "Me ahogo" dicen que exclamaba...cuando le sacaron aún respiraba.  Se acudió al médico de a bordo, pero sin resultado, salió del barco, cadáver. Todavía al día siguiente llevaron a la faena a otro grupo. Pero fue el último; el propio Comité se opuso a la prolongación de la medida.

La declaración de Benito Sacaluga realizada en este proceso (1939) sobre el incidente del carboneo coincide en lo decisivo con lo que años después relata en sus memorias el  Comandante Maquinista Acción desde el exilio, especialmente en la intervención del médico de a bordo. Nada que ver con las fantasías macabras noveladas del insigne repostero y las totalmente falsas del anterior testigo, ya publicadas, José Prieto Gil, operario de dinamos.


Las diferentes formas de morir del Obispo:

Son varias las declaraciones de testigos que inculpan a Benito Sacaluga de haber consentido sin miramientos el pretendido asesinato del Obispo a bordo del Jaime I: Sigue a continuación parte de otra declaración ya que no dispongo del contenido completo. Corresponde a un marinero destinado en el acorazado en la fecha de los hechos. Esta declaración novela aún más el asesinato y las causas de la muerte del Obispo, y como las anteriores arroja claras dudas sobre su veracidad, dadas sus contradicciones con otras declaraciones anteriores sobre el mismo asunto.

Parte final de la declaración del marinero Antonio Insúa:

......el declarante hiciese aquello le amenazaron y ordenaron callar. El agua sucia, le fue dada (al Obispo) por el cabo de artillería apellidado Ibañez el que le hizo tragar los cristales de los lentes y lo que llevaba en la bolsa que se ha hecho mención, expirando en ese momento. Después de muerto fue desnudado por el Cabo Ibañez el que con unas tenazas le martirizó tirándole del ombligo. Todo esto fue presenciado por Sacaluga y con su consentimiento el que fue preguntado a donde llevarían el cuerpo, contestando Sacaluga " llevarlo a la casamata donde estuvieron los otros fascistas”. Este asesinato fue comentado en tono jocoso por Sacaluga en unión del Cabo Padín y el condestable Antonio Antunez. A la llegada del Jaime a Cartagena y visto que la vida del declarante peligraba por ser sospechoso, consiguió desembarcar del barco pasando destinado a la estación de radio del Arsenal en calidad de asistente del Jefe de Comunicaciones.

Preguntado :

Si a consecuencia de los malos tratos recibidos por los detenidos que efectuaron el carboneo en Almería hubo alguna otra víctima

Dijo : Que si, que sabe que murió también un teniente coronel de la Guardia Civil, que fue muerto por un fogonero cuyo nombre no recuerda pero que no puede dar más datos por haber sido llevado el teniente coronel a carbonera distinta a la del Obispo, que al resto de los que llevaron a trabajar todos fueron objeto de malos tratos por parte del personal de fogoneros y marinería que se encontraba en calderas y todo ello con el consentimiento del Jefe de Máquinas Sacaluga.

Preguntado :

Si el declarante ha pertenecido a alguna sociedad política o religiosa

Dijo: que en El Ferrol pertenecía a la orden tercera Fray Franciscana, y en su pueblo, Finisterre, era abanderado de los Jueves Eucarísticos.

Preguntado :

Si tiene algo más que decir o quitar

Dijo: que solo quiere hacer constar que estando de Asistente del Jefe de Comunicaciones pudo copiar una clave que enviaron a su Jefe desde Madrid y cuya copia entregó al capitán de Intendencia D.José Cabrerizo, el cual le manifestó tiempo después que la había enviado a Palma de Mallorca, que no tiene más que decir y se ratifica ..........

A continuación de esta declaración, en el folio siguiente, se puede leer la siguiente Providencia, con la firma del Juez y el Secretario :

Providencia

En Cartagena a seis de abril de 1939 dispuso el Señor Juez pasar respetuoso oficio al Excmo.Sr. Capitán General del Departamento, dándole cuenta de los cargos que aparecen en la declaración prestada por el marinero Antonio Insua Saiz contra el Oficial Tercero de Artillería Manuel Gomez Garcia, el cual según referencias se encuentra en Palma de Mallorca, a donde llegó a bordo del Submarino C-2 evadido de este puerto durante la dominación roja.

Diligencia de careo entre Benito Sacaluga y Antonio Insúa Saiz:

En el Arsenal de Cartagena a ocho de abril de 1.939, puesto de manifiesto, leída la declaración de Insua a Sacaluga en la parte que Insua dice que D.Benito presenció lo hecho con los presos que carbonearon como así mismo que fue Sacaluga quien dijo que les llevaran adonde habían estado los otros fascistas. Sacaluga niega tal afirmación  sosteniéndola afirmativamente la parte contraria, interesando Sacaluga se aclaren dichos extremos mediante la declaración del dueño del comercio de aparatos fotográficos de Almería y de la mujer que visitó aquel día.

Preguntado Sacaluga si es cierto lo que declara Insua sobre la propaganda injuriosa que dice Insua llevó a cabo por el micrófono de la radio, lo niega Sacaluga mientras que la parte contraria lo sostiene afirmativamente.

Fin del careo.

Declaración voluntaria de Benito Sacaluga:

A la vista de las declaraciones de los testigos, Benito Sacaluga estima conveniente ampliar su declaración inicial, lamentablemente no dispongo de la declaración completa, pero el contenido de la parte en mi poder es el que sigue:

....que de no desmontar el cojinete se estropearía el cigüeñal y cuya faena requería parar el barco durante una hora aproximadamente. Me contestó el Jefe de Máquinas Sr. Elisechea que mandó avisó al puente haciendo tal salvedad y se paró el motor, pero inmediatamente el capitán mando avante a todo lo que se pudiera dar por que se distinguían unas luces que pudieran ser del crucero Canarias. El motor siguió funcionando durante más de  24 horas, hasta llegar a puerto, lo que dio origen a que las estrías del cojinete de la barra de conexión provocaran tres ranuras en el muñón del cigüeñal y se desgastaran hasta el extremo que al descender todo el sistema,  compuesto por el émbolo-cruceta y barra, tocara el primero en las celdas de refrigeración rompiéndolas.

Cuando llegué a  Mahón, llevaba el barco cerca de dos meses desde que llegó averiado, y todo se encontraba reparado excepto el muñón del cigüeñal y el relleno de metal de fricción del cojinete de la barra, también habían probado con un cojinete de repuesto, pero debido a la deformación del muñón del cigüeñal se había vuelto a fundir dando ello...... haber informado el Inspector de Máquinas Sr. Morey que ....ta las piedras rectangulares de carburundun para atacar la superficie cristalizada del muñón y cilindro después a l...    las piedras que yo llevé eran circulares y hubo que adquirir las rectangulares en Marsella. Una vez que se dispuso de ellas ...   -bró el muñón y se rellenó el cojinete de metal anti fricción, ajustándolo y probándose el motor.Se calentó algo en esa primera prueba. Se desmontó, se afino más y se volvió a probar con óptimo resultado. El Sr.Morey no intervino para nada en lo que se hizo en el motor después de mi llegada y lo que se hizo antes con su intervención estuvo correcto y su informe ajustado a lo que se requería. Entre el Sr. Morey y yo existían por parte de él resentimientos motivados por su pretensión de ascender antes que yo y D. Eustaquio Fernandez, ambos más antiguos que él, fundándose en que como su edad excedía el límite para embarcar no podía cumplir las condiciones de embarco reglamentarias, de modo que solo podría ascender después que nosotros, que estábamos cumpliendo dichas condiciones, ascendiéramos. Como había vacante él solicitó el ascenso (esto ocurrió antes del 19 de julio de 1936). Le negaron la instancia y como es natural no le agradó. Se creyó que yo, que me encontraba en Cádiz, pude influir en que le desestimaran una petición a todas luces antirreglamentaria. Esta creencia me la manifestó en Mahón y yo traté de hacerle ver que no podían haberle concedido tal cosa, y que a mí nada me perjudicaba, por lo tanto ni me enteré de su pretensión hasta después de haberse denegado, ni yo hubiera protestado en caso de habérsela concedido y creo que D.Eustaquio Fernandez tampoco. Se puso bastante impertinente y dijo varias inconveniencias llegando a disparar la discusión, o mejor dicho su peroración a si yo era rojo o fascista. Sobre este particular hizo manifestaciones muy pintorescas que en realidad más bien causaban risa, y él solo se indignaba. Total que desde aquel día no me ha vuelto a saludar y yo por mi parte no he hecho de él la más insignificante mención de ningún estilo, por lo tanto no podrá señalar a persona alguna a la que crea que yo lo haya hecho. Volviendo a referirme al barco, una vez listo para desempeñar comisión se recibió orden de zarpar para Barcelona conduciendo muchos bidones vacíos y 100 presos, de los cuales dos de ellos estaban condenados a la última pena , no habiendo sido ejecutados en Mahón por temor del Jefe de la Base, Sr.Brandaris a las represalias de la aviación nacional. Por triste experiencia sabia yo lo que les esperaba a aquellos infelices si ingresaban en Monjuich.Con el fin de evitarlo o procurarlo al menos, le sugerí al comandante que era muy peligroso que el barco llevara los presos, pues seguramente trabajaría el espionaje de modo que desde Palma saliera un barco para apresarnos. Dicho comandante era uno de la Reserva Naval, llamado D. José Estevez y el que hacía de Segundo era de la misma procedencia llamado D.Pascual Vidal. Después de muchas consideraciones y bajo insistencia mía decidimos salir al oscurecer sin dar cuenta a nadie y por lo tanto sin los presos. Estábamos amarrados en el muelle de carbón del Arsenal. Salimos ya de noche y se dio avante a 10 millas para que el barco gobernara bien. T..... al torno del Lazareto, pero al enfilar la salida de la........ no obedeció el timón y embarrancamos en  Punta Puet.   El barco estaba dotado de telemotor para el servo de gobierno. Al ser inspeccionado éste se pudo comprobar que uno de los tapones de purga de aire de su cilindro de aceite había sido aflojado y a través de él  perdió la presión y dejo inutilizado el timón. "después de haber funcionado bien". A primeras horas de la mañana del día siguiente se sacó el barco siendo remolcado hasta una cala en la que la proa varó en la arena. Tenía inundada la bodega de proa. Se dio cuenta al Jefe de la Flota y este contestó ordenando que se celebrara consejo sumarísimo por creer que se trataba de un acto de sabotaje, nombrando Juez Instructor. Se empezó a actuar inmediatamente, se comprobó que un maquinista D.Francisco Gómez había probado el servo antes de tomar babor y estribor de guardia y le había dado parte de listo al Jefe de Máquinas Elisechea. Este Sr. nada tenía que ver en el asunto. El comandante y el Segundo tenían especial interés en co...carlo.Saqué la conclusión de que el fogonero engrasador al ser la primera vez que iba a aquel destino aflojó inconscientemente dicho tornillo al creer que era un orificio de lubricación. Solamente resultaba que el Auxiliar de Máquinas que tenía allí  el destino faltó a él por encontrarse reparando un motor auxiliar.Resultó al final probado que no hubo sabotaje y solamente al fogonero,al auxiliar de máquinas y al maquinista que lo probó, podrían exigirseles responsabilidad por negligencia. Antes de llegar a las 48 horas en que debía celebrarse el Consejo de Guerra, se recibió orden de que se entregara todo lo actuado al Tribunal de Espionaje. Así se hizo , llevándose a los tres encartados por falta leve a tierra.También se dio cuenta de la importancia de la avería del casco, el cual tenía rota la roda en tres pedazos y las planchas arrolladas hasta la cuaderna 6, con abolladuras bajo la flotación a estribor, por donde le faltaban más de 100 remaches y tenia las costuras abiertas. Recibí orden de que me encargara de la obra. Expuse que su importancia requería la presencia de un ingeniero. Me declararon competente para ello.Pedí materiales y herramientas. Contestaron que me arreglara con los recursos que hubiera en Mahón dejando el barco en condiciones de seguridad para poder llegar a dique. Con esto se pasó más de una semana. Se le hizo una reparación provisional y quedando el buque listo nuevamente para hacerse a la mar se presentó otra vez el caso de la conducción de los presos.Por fin salimos sin dar cuenta al Jefe de la Base y  llegamos a Barcelona sin los presos. Mi actuación en Mahón se li.............no aparecieran delitos de sabotaje en ninguna de las averías que sufrió el barco, habiendo existido sin duda alguna, por lo menos en lo referente al timón y que los presos no fueran conducidos a Barcelona. Desde este puerto seguí viaje por tierra a Cartagena para presentarme al Jefe de la Flota, éste me hizo saber que no había quedado satisfecho de mi actuación. También me dijo que tenía seria dudas del maquinista Elisechea, pues con motivo del Antequera hizo una mala jugada dejándolo inmovilizado en Casablanca y que tenia muchas ganas de "meterle mano"(textual).

Al salir el barco de Mahón embarcaron el Maquinista, el Auxiliar de Máquinas y el Fogonero que con motivo de la avería del servo quedaron a las ordenes del Tribunal de Alta Traición, los cuales.....ron en Barcelona y el maquinista Eliseches cuando el buque .............zarpó para Cartagena. Después me enteré que Elisechea había sido enviado a una Brigada Disciplinaria y que además parecía consecuencia de mis informaciones sobre las  averías. Lo que hizo que el mismo Sr.Urbieta declarara que fue obra.................te suya, pues al reprenderle en ocasión posterior al maquinista del Lazaga D. Bartolome Gibert le dijo que tuviera cuidado, pues a él quien se la hacía se la pagada como le había ocurrido a Elisechea.

Lo que expuesto queda pueden confirmarlo los maquinistas D.Juan León, actualmente en Cartagena, el Auxiliar de Máquinas D.Guillermo Hermans también en Cartagena y D.Bartolome Gibert al que supongo también en Cartagena, como todos los maquinistas y auxiliares de máquinas que estaban en el Libertad y se encuentren en el Departamento.

....Debo añadir también, aunque no guarde relación directa con lo anterior : Que al Aledo le quemaron la tubería a las dos calderas 1 y 2,las dos eran nuevas, y actuando el declarante como Inspector de Máquinas "no se encontró responsabilidad para nadie". Lo puede atestiguar el ingeniero D.Pedro Vargas, el Comandante Maquinista D.Eustaquio Fernandez y el Comandante del buque D. Federico Vidal. 

Que al destructor Lazaga, navegando en pruebas, le quemaron  la tubería a la caldera número 4 que también era nueva. Informé, se originó una Sumaria y la causa fue al Tribunal de Alta Traición en Murcia. Depuse ante dicho Tribunal y fallaron sin responsabilidad para el acusado con todos los pronunciamientos favorables. Con este informe no estuvo conforme Ubieta, ni el que hacía de Subsecretario Sr.Játiva y la causa pasó al Juez de Causas Técnicas, Capitán de Fragata D.José Sierra que se encuentra en Cartagena. De esto son testigos el comandante del barco D.José Guitar, el capitán Maquinista D.Juan Manzanera y todos los maquinistas del buque. Que en la mayoría de los destructores se producían con inusitada frecuencia perdidas de agua salada en los condensadores que inmediatamente los inmovilizaban. Pues bien, en la mitad de los casos, por lo menos, eran provocadas dichas perdidas voluntariamente, dejándolos sin circulación de agua durante unos minutos. 

Que con motivo de la avería producida en el casco del crucero Libertad trate de involucrar la reparación de los elementos auxiliares y condensadores, haciendo objeciones que aparentemente eran intentos por simplificar la obra en conexión con el dique, lo que motivó que el Jefe de la Flota me ordenara que no interviniera para nada en todo lo referente al Libertad y dando lugar su insistencia y roces con el ingeniero a que presentaran una denuncia contra el declarante por derrotismo, teniendo que comparecer en el Tribunal de Murcia, pasando después la causa a la Base Naval, no habiendo terminado todavía. Que fui apercibido varias veces por el Comité de Control obrero de la Constructora por inmiscuirme en asuntos que no eran de mi incumbencia y que entorpecía la labor de los operarios, retrasando las obras. 

Que con los submarinos C-2 y C-4 se produjo una mala interpretación con las camisas de los cilindros de los motores  dando como resultado una prolongada inmovilidad de ellos. Todos estos actos e infinidad de ellos más se producían paralelamente con las protestas contra la parsimonia en dejar a los buques listos, cuyas protestas tanto verbales como por escrito, dirigidas a la Jefatura de la Flota nunca se dirigían contra persona alguna sino de modo abstracto. Ningún individuo perteneciente al Cuerpo de Máquinas sufrió el más leve castigo y a pesar de las numerosas faltas profesionales que se cometían y averías que sufrían los barcos. Ante este proceder, no muy del agrado del Sr. Ubieta se me ordenó que con objeto de poder inspeccionar las máquinas durante el funcionamiento saliera a la mar con las flotillas de Destructores, que cada mes hacían dos o tres viajes a Barcelona , durante los oscuros de luna.

Fin de esta declaración.

No se tomó declaración a ninguno de los testigos solicitados por Benito Sacaluga.

Segunda declaración voluntaria de Benito Sacaluga:

A la vista del resultado de los careos y entendiendo que la obtención de la verdad no es el objetivo del Juez Instructor ,al negarse a interrogar a los testigos que pueden demostrar su falta de responsabilidad, hundido en una serie de conjeturas que le aproximan cada vez más a la muerte, Benito Sacaluga debió padecer una impotencia extrema, todos los valores que habían marcado su vida, la sinceridad, el trabajo bien hecho, la lucha por dignificar su profesión, su entrega, sus largas horas de estudio, su entusiasmo, el respeto a sus superiores, todo ello se volvía en su contra.

Un marino acostumbrado a luchar contra situaciones extremadamente complicadas veía como su única arma en esta lucha : la verdad.  Una verdad que era pisoteada por personas carentes de toda dignidad y valor, veía como sus jefes despreciaban la labor de toda una vida al servicio de la Marina, prisionero voluntario que no acepto la huida a Bizerta con el resto de la escuadra porque no tenía nada que temer, porque confiaba en la justicia y en la Armada y que aún a estas alturas del proceso albergaba esperanzas.

Cartagena a ocho de abril de 1.939

Terminadas las diligencias de careo reseñadas en Autos, el procesado, antes de retirarse, manifestó al Sr.Juez el deseo de ampliar las declaraciones por el prestadas como consecuencia del careo con Antonio Insua, accedió S.S. a la petición del procesado, el cual se expresó del modo siguiente :

Que Antonio Insua estaba de repostero con los Oficiales terceros en unión de otro marinero llamado José Blanco. A estos dos individuos , con otro más, les sorprendieron en el último camarote de Oficiales de estribor a popa completamente en cueros, con trozos de papel en el pelo, haciéndose caricias deshonestas según pudieron observar por el enrejado superior del camarote varios marineros, entre ellos uno llamado Palacio, ayudante del Cartero, que fue quien los denunció, este Palacio debe encontrarse en Cartagena siendo conocido por las señoritas telefonistas de la Central de los Barreros. La catadura moral de Insua puede explicar que al haber yo comentado jocosamente el hecho trate de molestarme denunciándome sin medir la atrocidad que supone tal venganza por tan pueril motivo.

Además debo añadir que encontrándome en el "Libertad" y teniendo de ordenanza a José Blanco, puesto que ocupó a petición propia, embarcó afecto a la Inspección de Máquinas el Comandante Maquinista D. Manuel Golpe, el cual , haciendo su vida a bordo tuvo que nombrar un repostero que me serviría a mi también abonando la gratificación entre ambos. Se encargó a José Blanco que buscara un "marinero voluntario" para tal cometido y se presentó Antonio Insua. Recordando lo que había ocurrido entre este y Blanco en el “Jaime" le dije que buscara otro pues éste no podía ser. Esto le molesto grandemente y parece ser que refiriéndose a mí profirió amenazas. Hoy es mi denunciante.

Además durante el careo ha manifestado que yo cuando llegué a bordo iba con la gorra, la cual nunca use más que para ir a tierra por no ponerme el gorrito de miliciano, asegurando por otra parte que yo no había salido de a bordo y que se me había visto desde por la mañana en varios sitios habiéndoseme estado siempre siguiendo. En la foto que acompaño estoy destocado, como en las demás que procuraré entregarle a S.S.

También manifestó que si estaban reunidos en el camarote donde les sorprendimos en la forma antes indicada era porque tenían una reunión porque ellos eran fascistas.

Esto ocurría pocos días después del levantamiento, en los cuales ni el denunciante, ni el declarante, ni ninguno de los que nos encontrábamos a bordo ajenos a la política podíamos saber quien era el Gobierno y a quien se debía legalmente obedecer.

También declaró que por la cámara del Comité andaba un rosario del que hacían gran mofa, que es el que refiero en mi declaración anterior, que me cogió con ira y se lo entregó a  Souto.

Esta claro que Sacaluga se negaba interiormente a aceptar la realidad, el instinto de supervivencia le proporcionaba la ilusión de la justicia, aún en el estado de indefensión en que se hallaba sumido. Ni preguntas de su abogado a los denunciantes, ni aceptación de testigos, privado de las más elementales garantías procesales.

Finaliza la instrucción:

Según los datos que poseo, el día 10 de abril de 1939 con la declaración del testigo José Blanco Vazquez se da por finalizada la instrucción del proceso contra el Tte.Coronel Maquinista Benito Sacaluga. Cinco días es el tiempo empleado por el Juez en la instrucción de una causa que contempla, según el Código de Justicia Militar, la posibilidad de condenar a pena de muerte al procesado. El solo hecho de conocer este extremo hiela la sangre. No se llama a declarar a ninguno de los testigos propuestos por el procesado.

Se admiten testigos de cargo "espontáneos" en un proceso que debería estar sometido al más absoluto secreto sumarial, testigos que ya conocen las declaraciones de otros testigos, íntimamente relacionados entre si, alguno como José Blanco, pareja de Antonio Insúa, que son sabedores incluso de los resultados de los careos. El Juez lo permite y resuelve incluir las declaraciones incurriendo en un llamativo delito de prevaricación. Cuatro días después, el doce de abril, el Juez remite informe de la Instrucción al Auditor del Departamento Marítimo de Cartagena, informe del que no dispongo en toda su extensión y transcribo a continuación .

La presente causa ha sido instruida en averiguación de las responsabilidades que se pudieran derivar por la actuación del Comandante Maquinista D.Benito Sacaluga Rodriguez en relación con el Movimiento Nacional.

De lo actuado resulta : Que en el momento de ocurrir el Alzamiento Nacional el procesado  se encontraba destinado en el acorazado Jaime I y se hallaba con permiso en Madrid desde donde salió para incorporarse a su buque en cuanto tuvo conocimiento del alzamiento, según declara el propio procesado en el folio 4 de estos autos. Que al ocurrir la sublevación a bordo el Jaime I navegaba aproximadamente a la altura de Oporto, que en los momentos iniciales de dicha sublevación dicho Sr. fue detenido para ser puesto inmediatamente en libertad y no volver a ser perseguido ni molestado por el Comité Revolucionario que a bordo se formó a raíz de la sublevación en el buque coincidiendo en esto todos los testigos que deponen en estos autos y que se hallaban en el Jaime I,  el propio procesado  dice que se le gastaron algunas chuflas sobre sus ideas religiosas y que mantuvo una postura izquierdista que no era otra que un camuflaje para salvar su vida.

Resulta así mismo de estas actuaciones que hallándose el barco de referencia en Almería fueron traídos a bordo para faenas de carboneo en el buque presos de aquella localidad entre otros un obispo y un teniente coronel de la Guardia Civil, que la faena se realizó con tal grado de dureza que motivó la muerte probada de dichos dos señores, el procesado niega que tuviera nada que ver en la idea de subir a bordo a dichos presos, la prueba testifical realizada en relación con estos Señores que se encontraban a bordo es unánime en considerar al autor de la misma, siendo según manifiestan los testigos Prieto, Blanco y Valero Palacios que se hallaban en el buque, que fue Sacaluga el que indicó al Comité trajese al carboneo a dichos presos y el testigo Cagigas afirma rotundamente haber presenciado la conversación en que el procesado manifestó esta sugerencia al cabo Arias, miembro del Comité, lo cual aparece declarado por el testigo en el folio 13 vuelto de estos autos y ratificada.........."

Faltan de estas conclusiones , aproximadamente unas diez líneas.

De las mismas opinen ustedes mismos. Como dato relevante quiero destacar la aviesa intención del Juez Instructor al afirmar: "Que en el momento de ocurrir el Alzamiento Nacional el procesado se encontraba destinado en el Acorazado Jaime I y se hallaba con permiso en Madrid desde donde salió para incorporarse a su buque en cuanto tuvo conocimiento del alzamiento, según declara el propio procesado en el folio 4 de estos Autos"

El procesado lo que declara es que el día 18 de julio tiene conocimiento por la radio de una rebelión militar en África y consecuentemente se persona en el Ministerio de Marina para recibir instrucciones.  En el Ministerio se le ordena partir con urgencia hacía Vigo puerto al que se dirigía a carbonear el Jaime I desde Santander. Esto es lo que figura en el folio 4 de los Autos y no lo que el Juez interpreta con claro afán desvirtuador.

Todos sabemos la enorme confusión que existió en los primeros días de la rebelión militar, máxime el día de su inicio, nadie ni los propios pro-golpistas en la península conocían el alcance y significado de lo iniciado por Franco. La intención del Juez no era otra que perjudicar al procesado dando por hecho que conocía el motivo y autores de la rebelión y que inmediatamente corrió al Jaime I para luchar por su sofocación, cosa que por otro lado es lo que habría hecho cualquier militar a las ordenes de un Gobierno legítimo ante una situación de rebelión militar encaminada a la toma del poder por medio de  las armas.

En definitivas cuentas Benito Sacaluga es procesado según la Instrucción por no adherirse al alzamiento en armas de parte de ejercito español, por solicitar que unos presos efectúen labores de carboneo en el acorazado, trabajo por otra parte habitual en todos los barcos de la época y por consentir y jalear el asesinato del obispo de Almería, cuya muerte y circunstancias de la misma ya han quedado relatadas y documentadas anteriormente en este blog, teniendo éstas lugar a muchos kilómetros por tierra firme del Jaime I, a manos de milicianos por el método del paseo.


El informe del Fiscal:

El Fiscal en cumplimiento a lo dispuesto del artículo 258 de la Ley de Enjuiciamiento Militar de Marina, formula como provisionales las siguientes conclusiones.

1º.- Que el Comandante don Benito Sacaluga con destino en el "Jaime I" una vez que en el día 18 de julio de 1936 la marinería se adueñó del buque después de asesinar a sus oficiales, constituyendo un Comité, se hizo el indispensable dirigiendo a la marinería en todos sus malos tratos y vejámenes de las personas que quedaban en la dotación. Que encontrándose días después en Almería el referido Acorazado Jaime I en faenas de carboneo el acusado insinuó al Comité la conveniencia de que viniesen a efectuar tales faenas un Obispo, un teniente coronel de la Guardia Civil y otras personas de derechas que estaban presas en la zona roja de las cuales las dos primeras fallecieron a consecuencia de los malos tratos recibidos. Igualmente el Comandante Sacaluga ha realizado por prensa y radio propaganda marxista insultando a las más altas magistratura del Estado Nacional Sindicalista e incitando también a actos de violencia contra todas cuantas personas se tuvieran sospechosas de la causa Nacional.

Estos hechos son constitutivos de un delito de rebelión militar en forma de adhesión prevista en el punto segundo del artículo 128 del Código Penal de la Marina de Guerra. Derivándose su prueba de las declaraciones  folios 12 , 12 vuelto, 13, 13 vuelto,14,15,16 ,17 y 17 vuelto y 18,25 y 25 vuelto y 26; de las diligencias de careo del folio 24 y periódicos unidos a los autos.

2º.- Que de dicho delito resulta responsable criminalmente en concepto de autor por participación directa el procesado Comandante Maquinista Benito Sacaluga Rodriguez.

3º.- Que concurre la circunstancia agravante consignada en el punto cuarto del articulo 15 del referido Cuerpo Legal.

4º.- Renunció a la práctica de ulteriores diligencias de prueba.

5º.- Que corresponde imponer al acusado la pena de reclusión perpetua a muerte.

6º.- Que dada la naturaleza de la pena no procede abono de la prisión preventiva sufrida a resultas de esta causa.

7º.- Que procede hacer mención de reserva expresa de las acciones a favor del Estado y particulas de los daños ocasionados por el delito.

8º.- Todo con arreglo a los preceptos legales y demás de aplicación general de las leyes penales y procesales vigentes.

Cartagena a 12 de abril de 1939. Año de la Victoria.


El Fiscal del Departamento.
Firma ilegible.


Bien, pues esto es todo lo que el Fiscal concluye. Duración de la Instrucción siete días. Hasta aquí 39 folios, algunos a dos caras.


El Consejo de Guerra Sumarísimo:


Diligencia de requerimiento.-

En Cartagena a doce de abril de 1939 y en el local de la Ayudantía Mayor del Arsenal se requirió al procesado para que nombrase defensor en esta causa, manifestándole que de no tener interés por persona determinada le será nombrado de oficio y oído por el procesado este requerimiento manifiesta que de ser posible designaba al capitán de Intendencia D.  Carlos Senen por estar enterado que era abogado.

Se le comunica al Capitán de Intendencia D. Carlos Senen haber sido designado por el procesado defensor en la presente causa, manifestando acepta el cargo.


Diligencia de lectura de cargos.-

En Cartagena a doce de abril de 1939 comparece el procesado asistido de su defensor, no comparece a dicho acto el Sr. Fiscal por renunciar a hacerlo. Se procedió a dar lectura al procesado de las conclusiones provisionales que formula el Ministerio Fiscal contra el procesado y seguidamente fue

PREGUNTADO

1º.- Si tiene que alegar incompetencia de jurisdicción, prescripción del delito o de la acción para seguirle aplicación de amnistía u otra causa accidental que deba resolverse previamente consignando en caso afirmativo los medios de acreditarlo dijo : que  NO.


2º.- Si tiene que enmendar o ampliar declaraciones dijo : que NO.


3º.- Si se conforma con los cargos que se le hacen dijo : que  NO.


Cumplidos estos requisitos se dio por terminada esta diligencia que firman los presentes con S.S., conmigo Secretario que certifico.


Acta de celebración del Consejo de Guerra


En Cartagena a quince de abril de 1939, en la Sala de Actos de la Prisión Militar Naval de dicha plaza se reunió el Consejo de Guerra Sumarísimo de Oficiales Generales para ver y fallar la causa número cuatro de 1930, instruida contra el Comandante Maquinista D. Benito Sacaluga Rodríguez, actuando como Presidente el Excmo. Sr. General de Artillería de la Armada D. Manuel Vela y como Vocales los Excmos. Sres. Contralmirante D. Ramón Agacino y General de Brigada de Infantería de Marina D. Rafael Barrionuevo, Capitanes de Navío D. Joaquin López Cortijo y D. Pablo Hermida Seselles y el Coronel de Ingenieros de la Armada D .José E. Diez Hidalgo, asistieron como Vocales suplentes los Capitanes de Fragata D. Augusto Chereguini y D. Pablo Vila Suances y como Vocal ponente el Coronel Auditor de la Armada D. José de Gandarillas.

Comparece como Fiscal el Comandante Auditor de la Armada D. Eduardo Viscasillas quien fundamento la acusación considerando al procesado como reo de delito de adhesión a la rebelión con la agravante del número cuarto del artículo quince del Código Penal de la Marina de Guerra no modificando sus conclusiones.

Actúa como Defensor el Capitán de Intendencia de la Armada D. Carlos Senen, quien fundamento su defensa afirmando la separación entre la materia delictiva criminal común y la criminal militar, considerando  aquella insuficientemente  probada y tipificando esta en el delito de negligencia en el cumplimiento de los deberes respecto al delito de rebelión.

El Acto fue público compareciendo el procesado quien interrogado por el Presidente si tenía algo que decir, hizo manifestaciones afirmando su inocencia, no ocurriendo otros hechos dignos de mención.

Firmado por el Presidente, Juez Instructor, Vocales y Defensor.

Como pueden comprobar, el contenido del Acta dedica más del 60% de su extensión a la enumeración de los miembros del Consejo de Guerra. Vano intento de dar fuerza y sostén al asesinato al que estaban dando justificación. Hubiera sido mejor para ellos asesinar a Benito Sacaluga en su celda, de un anónimo tiro en la nuca. Hoy por fin, los familiares de Benito Sacaluga conocemos a los responsables directos de su muerte, a sus verdugos. Hoy por fin podemos ponerles nombre y apellidos.

La sentencia: 

El texto que voy a reproducir a continuación es una transcripción literal de la Sentencia dictada por los componentes del Consejo de Guerra, cuyos nombre, apellidos y empleo en la Marina se han expuesto anteriormente. Sobre la misma no voy, de momento, a efectuar ningún tipo de comentario por entender que su sola lectura la califica, solo quiero insistir en que la traslado a ustedes de forma literal.

SENTENCIA

En Cartagena a 15 de abril de 1939 Año de la Victoria, reunidos en la Penitenciaria Naval el Consejo de Guerra de Oficiales Generales para ver y fallar en Juicio Sumarísimo la Causa nº 4 del presente año instruida contra el Comandante Maquinista de la Armada Don Benito Sacaluga Rodriguez por supuesto delito de rebelión militar.

Vista la causa dada lectura por el Juez Instructor del apuntamiento y oídas la acusación fiscal y la defensa así como al procesado.

Resultando :  Que para poner al estado de anarquía, barbarie e incivilidad que trajo consigo desde el primer momento el llamado Gobierno del Frente Popular, el Ejercito y la Marina previa declaración del Estado de Guerra asumieron el poder el día 18 de julio de 1936, iniciándose entonces en España un movimiento revolucionario, que adquirió en un principio un gran desarrollo, promovido por elementos rojos y afines, tratando de oponerse por las armas en la mano al Gobierno legítimo del pueblo español.

Resultando : Que en algunos barcos en los que los revolucionarios consiguieron dominar se sumaron a los facciosos personas pertenecientes a la dotación, que por su categoría e ilustración debieron repudiarlo y más vistos los crímenes y saqueos y violencias que con brutalidad aterradora cometían las hordas rojas, rebelándose francamente como criminales sin sombra de conciencia que conculcaban todas las Leyes sobre las que una nación civilizada asienta su bienestar y tranquilidad.

Resultando : Que el hoy procesado Benito Sacaluga Rodríguez Comandante Maquinista de la Armada destinado en dicha fecha en el Acorazado Jaime I continuó en su destino pasando por razones no justificadas ni justificables a prestar sus servicios a los Rojos en vez de haber hecho causa común con los elementos anti-revolucionarios, actitud en la que continuó, contumazmente, hasta el derrumbamiento del Frente enemigo y liberación de Cartagena por las Gloriosas Fuerzas Nacionales.

Resultando : Que el concurso prestado a los facciosos por el procesado no fue meramente pasivo o borroso, sino que al contrario bien pronto destacó su personalidad extremista adquiriendo rápidamente entre aquellos gran preponderancia e influencia en todos los conceptos, hasta el punto de que sus insinuaciones eran acatadas como ordenes, según lo demuestra el hecho probado en autos de que la manifestación suya : " Todos esos Obispos y Guardia-Civiles que hay ahí encerrados vamos a buscarlos, para que hagan la estiba en las carboneras 1 y 2", dicho que originó la traída a bordo del barco, que se hallaba en Almería de varios de los presos que había en dicha Capital para que ejecutaran las faenas de carboneo, faena que se realizó con tal crueldad, ensañamiento y ferocidad que determinó la muerte de dos de ellos,  la del Obispo de Guadix y la de un Teniente Coronel de la Guardia Civil.

Resultando : Que el procesado tuvo también otras actividades de carácter subversivo y agitador como lo prueban los números de los periódicos unidos a los Autos, artículos en los que hace propaganda Marxista insultando además a las más altas Magistraturas de Estado Nacional e incitando a la violencia contra todas cuantas personas fueran sospechosas de simpatizar con la Causa Nacional.

Considerando : Que por lo expuesto el Movimiento Revolucionario Marxista ha revestido en España los caracteres de un delito de Rebelión que señala el artículo 128  del Código Penal de la Marina de Guerra.

Considerando : Que por la actuación del procesado en autos debe considerarse como autor por participación directa del mencionado delito y comprendido en el punto segundo del citado artículo siendo -........

Hasta aquí el texto del que dispongo, lo que sigue, 10 o 12 líneas ilegibles, imagino son meros formulismos técnicos, la condena por el delito de rebelión militar que se le impone a Benito Sacaluga es la de pena de muerte por fusilamiento, sentencia que es comunicada por el Auditor Militar de la Zona Marítima de Cartagena mediante telegrama al cuartel general de Franco.

Al día siguiente 29 de abril de 1939, a las 10,00 horas es fusilado por un pelotón de Infantería de Marina contra un paredón del Campo de Deportes del Arsenal de Cartagena, por orden de Franco debe asistir todo el personal civil y militar del Arsenal, después del tiro de gracia, con el cuerpo en el suelo se hace desfilar a las Fuerzas de Infantería del Arsenal, su familia no tenía conocimiento de la ejecución, la noticia se la dio un marinero que se encontraba de guardia en la puerta del Arsenal a su hijo Juan, de corta edad, cuando, como todos los días, acudió al Arsenal para llevarle la comida a su padre.

Los actores


JOSE CERVERA TRIBOUT
VALENTIN ROPERO
BENITO SACALUGA RODRIGUEZ
RAFAEL MORO
CARLOS AGUILAR TABLADA
BERNARDO NAVARRO
EL CABO ALONSO
JOSE CANAS
FERNANDO NAVARRO
PEDRO PRADO
SALVADOR CORRALES
CARLOS ESTEBAN
JOSE CERVERA PERY
FRANCISCO HERNANDEZ MARTINEZ
MARIA GARCIA CARNET
CAMILO MOLINS CARRERAS
ALFREDO MARTI
BRUNO ALONSO
JUAN TERREIRO
ABRAHAN ALONSO
JUAN MUÑOZ
FRANCISCO GUIMERÁ
MANUEL VARELA VAZQUEZ
RAMON NUCHE
ANTONIO GUITIAN
JOSE SIERRA
FRANCISCO BENAVENTE
LIS PIÑERO BONET
RAMON OZAMI
FAUSTO ESCRIGAS
JUAN CANO
PEDRO NIETO
LUIS CARRERO
JOSE GARCIA RAGA
DANIEL GARCIA RAGA
JUAN LORENZO
ANDFRES PAREDES PAGAN
ANTONIO GARCIA FUENTES
JULIO FUENTES
LUIS FERNANDEZ ORTEGA
MIGUEL MOREY
VENENCIO LOPEZ
JUAN MANZANERA
LUCIANO CONDE-PUMPIDO TOURON
JOSE PRIETO GIL
EL CABO ARIAS
EL OBISPO DE GUADIX
DOMINGO ARCE MANJÓN
PADRE PEREZ LOPEZ
PADRE VARGAS RODA
OBISPO DE ALMERIA
JOSE BLANCO VAZQUEZ
CESAR BERDEAL
EL CABO ABARCAS
ANTONIO GUZMAN
TOMAS ACCION GOLPE
EL CABO IBAÑEZ
EL CABO PADIN
FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE
ANTONIO INSUA SAIZ
ANTONIO ANTUNEZ
JOSE CABRERIZO
MANUEL GOMEZ GARCIA
SR.ELICHEA
SR.MOREY
EUSTAQUIO FERNANDEZ
JOSE ESTEVEZ
PASCUAL VIDAL
FRANCISCO GOMEZ
BARTOLOME GIBERT
GUILLERMO HERMANS
PEDRO VARGAS
EUSTAQUIO FERNANDEZ
FEDERICO VIDAL
SR.JATIVA
JOSE SIERRA
JOSE GUITAR
JUAN MANZANERA
SR.CAGIGAS
SR.PALACIO
MANUEL GOLPE
CELESTINO ONAINDIA
ALFONSO GARCIA MARTINEZ
JUAN GOMEZ HURTADO
JUAN GOMEZ RODAS
JOSE
EL FISCAL
CARLOS SENEN
MANUEL VELA
RAMON AGACINO
RAFAEL BARRIONUEVO
JOAQUIN LOPEZ CORTIJO
PABLO HERMIDA SESELLES
JOSE E. DIEZ HIDALGO
AUGUSTO CHEREGUINI
PABLO VILA SUANCES
JOSE DE GANDARILLAS
EDUARDO VISCASILLAS

En total 99 personas intervienen directa o indirectamente en la farsa que representó el Consejo de Guerra, ninguno de los propuestos por Sacaluga como testigos de su defensa es llamado a declarar.



(1) Escrito a mano.
(2) Impreso de forma general en el documento.
(3) Nota .-Es de importancia para el lector hacer constar que la declaración del procesado se ajustaba a las respuestas a determinadas preguntas, establecidas de forma general e impresas previamente en el documento, documento redactado especialmente  para su aplicación a los procesos relacionados con los marinos republicanos que no desertaron para unirse al ejercito sublevado.
(4) Cartagena Histórica Cuaderno Monógrafico nº 34
(5) El Exilio de los Marinos Republicanos. Autora : Victoria Fernandez Díaz. 2009. ISBN 978-84-370-7395-8 Universidad de Valencia.