jueves, 21 de agosto de 2014

REQUIEM POR EL JAIME I




Estado tras la explosión en la zona del mástil de proa
El 17 de junio de 1937 el acorazado Jaime I, el navío más poderoso de la Flota Republicana se hunde en el Muelle de La Curra del Arsenal de Cartagena, donde se encontraba  reparando los daños causados en el mes de mayo por los impactos de varios proyectiles frente a  las costas de Almería. Pasadas las 3 de la tarde varias explosiones iniciadas en la Torre número 3 acabaron con el acorazado. Aún hoy en día se desconocen exactamente las causas de las explosiones, existiendo varias versiones que van desde la causalidad fortuita hasta el sabotaje o el accidente. 

La ciudad de Cartagena quedó conmocionada por el suceso, el elevado número de muertos y heridos y lo que el acorazado significaba para la Flota y para la ciudad, sumió a los cartageneros en una mezcla de tristeza y rabia. El sábado siguiente a la explosión, el diario "Venceremos" órgano del Comité Comarcal del Partido Comunista, llevaba en su portada los siguientes artículos y notas:



EL ENTIERRO DE LOS MARINOS DEL "JAIME I" CONSTITUYÓ UNA FERVOROSA MANIFESTACIÓN DE ENTUSIASMO ANTIFASCISTA Y DE SOLIDARIDAD

A 5,45 de la tarde de ayer tuvo lugar el acto de la conducción al cementerio de los desafortunados marinos del "Jaime I", muertos a causa de la explosión ocurrida en el mismo. La plaza del Hospital Militar, desde donde partió la comitiva, estaba rebosante de público y de Fuerzas del Ejército, Marina, Aviación, Carabineros y Asalto. Asistieron las autoridades civiles y militares, representaciones de sindicatos y partidos políticos, otros centros oficiales y del Frente Popular. 
El aspecto de aquellos contornos era de una impresión honda y fuerte. Cuarenta cadáveres en camiones y una profusión de coronas de flores, de pensamientos, de banderas..... Evolucionó una escuadrilla de nuestros cazas sobre la multitud en una labor de vigilancia. Los asistentes saludaban con muestras de simpatía a los aviadores.
Impresionante cortejo que emprendió su marcha camino del Cementerio donde han de reposar unos valientes. Ambiente de dolor que levanta con fuerza nuestra fe en el triunfo. La Banda del Regimiento Naval nº 1 interpretaba la "Marcha fúnebre proletaria", "Brigadas Rojas", la "Internacional" y el "Himno Nacional". El pueblo, millares de mujeres, hombres y niños, acudieron a rendir su último tributo a los muertos. Los balcones de las casas, las calles, los montículos, las plazas, todo estaba abarrotado. Una vez despedido el duelo las fuerzas formadas desfilaron ante los 40 cadáveres. Iban las fuerzas del Regimiento Naval nº 1, Artillería, Marina, Infantería, Aviación,  Asalto y Carabineros.
Nuestro  pésame profundo y sentido a la Marina y a los familiares de los caídos, como asimismo a los  15 militantes de nuestro partido, obreros de la Constructora.  Nuestro puerto se ha teñido con sangre. las aguas de la bahía han conocido del heroísmo de unos hombres.


BASE NAVAL DE CARTAGENA

En nombre del Excmo.Sr. Ministro de Defensa Nacional y en el propio, esta Jefatura se complace en hacer pública por medio de la prensa sus felicitaciones a los médicos, practicantes, enfermeros y demás personal sanitario de los Hospitales y Casas de Socorro de esta población y a cuentos intervinieron en el socorro de las víctimas del acorazado "Jaime I", por el extraordinario, celo, rapidez y abnegación con que fueron atendidos, así como por el buen funcionamiento de todos los servicios.
El Jefe de la Base Naval. Valentin Fuentes.

JUZGADOS

Ha sido nombrado por el Tribunal Supremo para entender en el Sumario del accidente del "Jaime I", el magistrado de la Sala 6ª Ricardo Calderón, habiéndose trasladado ya a Cartagena.



SOCORRO ROJO INTERNACIONAL

El accidente tan lamentable del "Jaime I" ha causado muchas bajas entre nuestros marinos. En cumplimiento del deber han sido segadas en flor muchas vidas de lo mejor de nuestra juventud. Bastantes hermanos nuestros nos han saludado por última vez desde nuestro acorazado. Han desaparecido para nosotros, pero siempre estarán en nuestro interior. Junto a su barco han muerto. Siempre en nuestra mente y en nuestros trabajos perdurará el recuerdo inolvidable de los hermanos caídos.
Manos enemigas han hecho mella en nuestros marinos. Podemos decir todos bien alto: ¡Marinos del Jaime! Habéis muerto. Pero no ha sido así. Seréis el acicate que impulse nuestras tareas y a los marinos en la lucha. Sabremos vengarnos. Y desde aquí, familiares de las victimas, esposas, padres, hermanos niños, el S.R.I ayuda a las victimas del fascismo. Si te encuentras necesitado acude a nuestra puerta. Manos de hermanos proletarios te acogerán. Con esta convicción ven.

EDITORIAL

Unidad y limpieza de la retaguardia pedimos para vengar a las victimas del Jaime I

Ayer tarde fueron conducidos a su última morada los cadáveres de las victimas del "Jaime I", entre los que se encontraban los camaradas de la Constructora Naval que en el  momento de producirse el hecho se hallaban a bordo del acorazado. 
El pueblo de Cartagena, el pueblo antifascista, tanto militar como civil, en medio de un profundo silencio rindió el último homenaje a los que cayeron para siempre en el cumplimiento de un deber para con la España Republicana. Este mismo pueblo que anteriores ocasiones rindió justo homenaje a la trayectoria que en holocausto de nuestra causa siguieron estos hermanos caídos, cuando tanta falta hacían en esto momentos, apretaban los dientes de indignación y su silencio más profundo era la promesa firme de que, cueste lo que cueste, el pueblo español terminará con los enemigos que en el otro campo nos hacen la guerra, y con los que aquí dentro sirven también a los deseos de los invasores italianos y alemanes.
Nosotros no queremos entrar en estos momentos a analizar las causas ni los motivos que hayan determinado el que unas vidas en plena juventud fuesen eliminadas.
Nosotros, que ante el fragor dramático de la lucha cruel que sostenemos, hemos puesto y ponemos a prueba en cada momento nuestro espíritu republicano, no podemos ante un hecho de esta naturaleza, circunscribirnos a rendir unas palabras que reflejen el dolor y la emoción que experimentamos ante los cadáveres de nuestros heroicos marinos y obreros de la Constructora Naval. No es esta nuestra misión en estos críticos instantes. Queremos con serenidad sacar las consecuencias que de este hecho se derivan, esperando que por quien corresponda se ponga en claro, para que se enteren todos de la verdad escueta y desnuda.
Pero nosotros, que en todo momento y todos los días estamos golpeando con fuerza en las puertas de quien en Cartagena tienen el deber y la obligación de escuchar los latidos del pueblo que lucha con entusiasmo en las trincheras de la libertad, queremos también hoy, al rendir tributo a los caídos, volver a gritar con más energía, con más ímpetu para decir al pueblo antifascista de todas las tendencias que es necesario, que urge que entre todos unidos hagamos que se lleve a la practica la limpieza que en nuestra retaguardia, y con más acentuado peligro en organismos de responsabilidad, está haciendo falta, lugares en los que solo pueden estar aquellos que ahora y siempre dieron pruebas fehacientes de su acendrado antifascismo.
Esta advertencia, este llamamiento que hacemos a todos no puede ser uno más, que se quede circunscrito a un comentario más o menos razonado, sino que por el contrario urge transformar en acciones positivas, en realidades tangibles, los anhelos del pueblo antifascista de Cartagena que exige con toda energía la eliminación de los que por incapacidad unos, y por peligrosos otros, no son acreedores a seguir ni un momento más en los puestos que ocupan sin la confianza de las masas populares.
Si no actuamos con energía y decisión en estos momentos, los camaradas que heridos en los Hospitales han quedado con vida, nos exigirán en su día cuentas de nuestra actuación.



Acorazado "Jaime I" en 1936


Como ya he explicado en artículos anteriores las causas de la explosión siguen aun hoy en día sin estar claras. Yo siempre me he inclinado por un acto de sabotaje perpetrado desde las filas republicanas por infiltrados quintacolumnistas.  El editorial de Venceremos pone en duda la posibilidad de un accidente como causa de la explosión y hace hincapié en la necesidad urgente de señalar y depurar a los infiltrados, tanto militares como civiles. 

En estos momentos estoy estudiando el expediente judicial relativo a la explosión : Tribunal Supremo. Sala 6ª. Juzgado Especial de Cartagena. Auditoria de la Flota Republicana. Pieza Principal. Trozo Tercero. Explosión en el acorazado "Jaime I". Las conclusiones a las que llegue serán publicadas aquí, con detalle, valoradas y documentadas.


Benito Sacaluga


lunes, 18 de agosto de 2014

CARTAGENA, DEL 4 AL 7 DE MARZO DE 1939





Cañones Vickers 381/45 destinados para la defensa
de la Base Naval de Cartagena, alcance de 35 km. 
En marzo de 1939 las fuerzas republicanas de Cartagena se sublevan contra el Gobierno de la República en apoyo de las negociaciones de paz iniciadas por Casado y ante la negativa de Negrín a dar por finalizada la guerra. El inicio de la IIGM se preveía inminente y ello podía significar la intervención en España de los ejércitos aliados contra Hitler y por tanto la derrota fulminante de las tropas franquistas. La posición de Negrín, lejos de ser descabellada, representaba la única opción de victoria. 

Los efectivos disponibles en la zona republicana eran más que suficientes para intentar una resistencia de varios meses, pues a los 800.000 hombres del Grupo de Ejércitos en la Región Central, encuadrados en 16 Cuerpos de ejército, 50 divisiones, 140 Brigadas Mixtas, 500 carros, un millar de piezas de artillería y más de 300 aviones, había que añadir la Escuadra situada en la Base Naval de Cartagena, que era netamente superior a la de Franco. Además se había elaborado un plan de resistencia con diversas líneas fortificadas escalonadas, con la línea final Águilas-Torrevieja para cubrir hasta el fin los accesos a Cartagena como reducto final, garantizando la evacuación en caso necesario contando con el apoyo de la Escuadra. Los casadistas impiden que esta última esperanza de victoria se materialice. 

El día cuatro de marzo Cartagena se subleva a las órdenes del coronel Gerardo Armentia Palacios, comandante jefe del Parque de Artillería de la Base Naval. Durante las conversaciones que tuvieron lugar esa misma noche entre los mandos de la Base Naval se aprecian dos tendencias, por un lado la de aquellos que reunidos en el edificio de la jefatura no quieren dar posesión a Galán,(enviado por Negrín para hacerse cargo de la plaza y la Base) formada por el jefe del Estado Mayor Mixto Vicente Ramírez, el jefe del arsenal Morell, el subsecretario de Marina Antonio Ruiz y el coronel del regimiento de artillería Armentia; y por otro la de los que reunidos en el Parque de Artillería además quieren aprovechar el momento para iniciar una sublevación, formada por el jefe del Estado Mayor de la Base Fernando Oliva, el teniente coronel de artillería Arturo Espa y el ingeniero de caminos Rafael La Cerda. A este último se le encarga que convenza al general Bernal para que tome el mando de la sublevación, a lo que se opuso manifestando que tenía conocimiento de que una Brigada venía sobre Cartagena y otra estaba ya en Murcia, por lo que se mostraba contrario a cualquier enfrentamiento con derramamiento de sangre e inútil resistencia con los pocos medios que contaba y considerando que estaba relevado del mando de la Base permaneció al margen de los acontecimientos.

En el amanecer del domingo día 5 el ambiente en Cartagena estaba caracterizado por la incertidumbre sobre las consecuencias de la actuación de movimientos habidos durante la madrugada. Los reunidos en el Parque de Artillería, a los que en las primeras horas de la mañana se les habían unido el general en reserva de Infantería de Marina Barrionuevo y el comandante Lombardero, ante la noticia de que el coronel Armentia podía estar preso pues todavía no había regresado de su reunión en la jefatura de la Base, deciden nombrar al primero de los citados como jefe de la sublevación y al segundo su jefe de Estado Mayor. Desde este momento era lógico el estudio de un balance de fuerzas, sobre todo para definir los apoyos y resistencias que pudiera encontrar la sublevación. En un primer momento parecía estar a favor toda la artillería de costa, que el teniente coronel Espa controlaba desde su puesto de mando, y antiaérea, mientras que el batallón de retaguardia estaba claramente en contra. La Infantería de Marina permanecía indecisa y la Escuadra estaba preparada para salir a la mar. Desde la jefatura de la Base Antonio Ruiz, que decía haber convencido a Negrín para anular el nombramiento de Galán como jefe de la Base Naval para que recayese en él, telefoneó al general Barrionuevo comunicándoselo, pero no fue aceptado por los sublevados a pesar de que personalmente se presentó en el Parque el coronel Armentia, que no dudaron en ponerlo en prisión ante su actitud poco definida para unirse a ellos.

Se imponía como primera medida el proceder a organizar las fuerzas disponibles, pues además de los que se incorporaban voluntariamente eran muchos los que quedaron en libertad en las cárceles, por lo que la biblioteca del Parque de Artillería se convirtió en el centro de clasificación y encuadramiento de unidades bajo mandos responsables. Por su parte el teniente coronel Espa recibió la orden de preparar las baterías de costa para romper el fuego contra la Escuadra republicana si ésta no zarpaba en un cuarto de hora. Al mediodía, encabezados por el submarino C-4, los destructores Ulloa, Escaño, Gravina, Almirante Antequera, Almirante Miranda, Lepanto, Almirante Valdés y Jorge Juan, así como los cruceros Méndez Núñez, Libertad y Miguel de Cervantes, enfilaban la bocana del puerto con rumbo a África, llevando a bordo además de sus dotaciones a más de 600 paisanos y algunos de los que habían ocupado puestos de mando en la Base. tan sólo quedaron los destructores Sánchez Barcaíztegui, Alcalá Galiano, Churruca, Alsedo y Lazaga, más el submarino C-2, todos ellos con averías que les impedían navegar.

Había llegado el momento de nombrar a los nuevos mandos, como así se hizo, y de establecer contacto con el Cuartel General de Franco, remitiéndose el primer telegrama a las 14:20 horas dando cuenta de la sublevación y sus incidencias. Pero en el transcurso de las próximas horas, hasta llegar la noche, se plantearon serias dudas sobre el éxito de la operación, a pesar de tener conocimiento de la expedición naval  franquista que se preparaba para desembarcar como apoyo y así asegurar la posesión de Cartagena.

Día 6, el desenlace

La primera noticia sobre la entrada en la ciudad de fuerzas republicanas leales al Gobierno se recibe en la mañana de este día en el Arsenal, que decían haber hecho dos prisioneros y que tras el interrogatorio se sabe que pertenecen a la Brigada 206, de la 10ª división que manda Víctor Frutos, que el pasado día 3 habían salido de Buñol (Valencia) con dirección a Cartagena al mando de Artemio Precioso. A mediodía, el edificio del Parque de Artillería se encuentra incomunicado con el exterior, todas las comunicaciones habían sido cortadas, y se aprecian signos de fuerzas de cerco a su alrededor. el coronel Armentia solicita unirse a los combatientes del Parque y recibe el encargo de la colocación de los puestos de vigilancia y defensa del mismo. Sin embargo solicita mantener un cambio de impresiones con el general Barrionuevo pero no es atendido, mientras que las baterías de costa al mando de Espa se encuentran sin órdenes y con la escuadra franquista a la vista.

El teniente coronel Joaquín Rodríguez, designado Jefe de las operaciones, había dado la orden de ocupar la costa y a las pocas horas las baterías de La Chapa y Cenizas comunican estar cercadas y a punto de ser ocupadas no dándoles tiempo a inutilizar el material. Cuando Espa intenta ponerse en contacto con las baterías de Cabo Tiñoso, Jorel y Castillitos, no lo consigue e igualmente la batería de Aguilones le comunica que está siendo atacada. Estaba claro que lo único que restaba por hacer era comunicar a la escuadra franquista que las baterías de costa estaban en manos republicanas para que se retirasen de la zona de fuego. y así lo hicieron y en un pequeño bote se trasladaron a Cabo de Palos donde fueron hechos prisioneros.

En la batería La Parajola el capitán Martínez Pallarés, según el relato personal del cabo Juárez Montegrifo, ante la presencia de fuerzas que marchaban hacia el asentamiento ordenó la defensa de la posición pero esto no pudo llevarse a cabo por el mal estado del armamento individual, por lo que para evitar un inútil enfrentamiento se izó la bandera tricolor y se les acogió en sus instalaciones.

Durante la noche se estableció un duelo artillero entre las baterías de Aguilones y La Parajola, del cual resultó esta última con una sola pieza útil y todos los elementos auxiliares de la dirección de tiro averiados.

Ya en la madrugada del día siete el tiroteo en el Parque de Artillería se había hecho muy frecuente y aparecen las primeras tanquetas, que lógicamente hacían presumir un asalto al edificio. Como así ocurrió, produciéndose algunos muertos y heridos así como el derribo de la puerta principal que fue volada por el disparo de una tanqueta. Las fuerzas de la Brigada 206 entraron en el recinto y mantuvieron un enfrentamiento con el propio coronel Armentia al intentar subir al piso superior, resultando éste muerto en la acción. Por otro lado el general Barrionuevo y el comandante Lombardero son hechos prisioneros en el propio despacho del coronel del Regimiento.

Cartagena y su Base volvían a ser republicanas después de tres largos días de sublevación, pero la Flota dejó de serlo para siempre. La II Guerra Mundial dio comienzo seis meses mas tarde. El Gobierno de Franco ya estaba reconocido por los países europeos y nadie nos ayudó, lo que no impidió que muchos republicanos españoles lucharan en Europa contra los nazis hasta el fin de la guerra, muy al contrario que Franco que se mantuvo fiel a Hitler hasta que se empezó a considerar que los nazis tenían la guerra perdida.

Franco envió en 1941 una División a luchar en Rusia junto a Hitler, la 250º División de Voluntarios Españoles, conocida como la División Azul, en compensación por la ayuda alemana recibida durante la Guerra Civil. Incomprensiblemente durante la primera legislatura de J.L.Rodriguez Zapatero (2004) el ministro de Defensa José Bono incluyó en el desfile de la Fiesta Nacional a un veterano de la División Azul.

En 2013, siendo presidente del gobierno Mariano Rajoy, la Guardia Civil organizó una serie de actos de homenaje conmemorando sus 169 años de existencia. Uno de ellos tuvo lugar en la comandancia de San Andrés de la Barca. En el acto se entregaron diplomas a treinta asociaciones civiles y militares vinculadas a dicho cuerpo entre las que se encontraba la Hermandad de Combatientes de la División Azul. La delegada de gobierno en Cataluña, María de los Llanos de Luna, entregó el diploma al representante de la Hermandad, que vestía el uniforme falangista. Ambas exaltaciones al nazismo y al franquismo fueron duramente criticadas por la prensa internacional, los medios de comunicación españoles más importantes se pusieron de "perfil".

Benito Sacaluga.

Fuente. RHN nº 106

domingo, 17 de agosto de 2014

CELESTINO ROS MARTINEZ






Segundo Maquinista desde el 9 de septiembre de 1933, nacido en Cartagena el 30 de octubre de 1901, en 1936 estaba embarcado en el acorazado “Jaime I”, permaneció fiel a la República, y por el Diario Oficial nº 26 de ese año pasó destinado voluntario al Submarino “C-2”. 

Como todos los profesionales que no estaban en la zona sublevada, fue separado del servicio en 1937 (BOE nº 103/1937), en el mismo año la República lo ascendió a teniente (OM de 10/10/1937). Al final de la guerra fue de nuevo separado del servicio y condenado a 6 años y un día por un delito de adhesión a la rebelión con atenuantes (Causa 857/39). En 1939 los informes del Servicio de Información Personal (SIP) lo consideraban con antecedentes de derechas, persona de costumbres religiosas y de orden, sin embargo, la  Comisión de Maquinistas consideró que su aptitud profesional era «regular», sus cualidades morales, «buenas»; sus ideas políticas, de «izquierdas». En consecuencia, emite una calificación final de «sospechoso».

Durante la guerra, la trayectoria del teniente Ros fue la que sigue:

Al principio continuó en el submarino “C-2”, del que fue segundo y comandante, permaneciendo a bordo, en Francia, durante las reparaciones. El capitán de corbeta ruso Nicolai Eguipko ( alias Juan Valdés) lo califica así: «Muy inteligente, habla francés y es digno de confianza sin lugar a dudas». El 8 de julio de 1938 pasó a disposición del jefe de la Base Naval de Cartagena, y el 25 de mismo mes embarcó en el submarino “C-1”, permaneciendo en él hasta el 22 de enero de 1939, fecha en la que pasó al destructor “Alcalá Galiano”. 

Durante los sucesos del 5 de marzo de 1939, en Cartagena, se rebeló contra la República y defendió la capitanía contra las fuerzas gubernamentales, siendo herido y encarcelado. Como se observa, las opiniones son dispares en este caso y la trayectoria del teniente Ros alternativa. Por ello, la condena que se le impuso fue mínima para aquellos tiempos.

El comandante del “C-1”, Grachev envió una carta particular al Jefe de la Flota en la que explicaba al Jefe del E.M. que en un accidente ocurrido en septiembre, “el submarino se comportó cobardemente y que de no haber sido por el maquinista Celestino Ros el submarino se habría perdido.

Cuando el "C-2" se encontraba en Brest (Francia) estaba al mando José Luis Ferrando Talayero, funcionario franquista que escondía su verdadero compromiso político a favor de la rebelión y que esperaba su hora para actuar. Lo mismo ocurría con Lasheras, comandante del C4. 

El 28 de septiembre, el submarino "C-2" se encontraba aún en la rada de Brest con apenas una docena de hombres a bordo; el resto de la tripulación estaba de permiso en la ciudad.  Encontrándose a bordo Lasheras, comandante del "C-4", el teniente coronel Troncoso, uno de los responsables de los servicios secretos franquistas en Francia, y una decena de agentes fascistas, atracan y toman posesión del edificio republicano con la complicidad de Ferrando Talayero, comandante del "C-2". 

En el intento de los fascistas por apoderarse del submarino fue uno de los marineros encargado de las calderas, Diego Angosto Hernández, quién consiguió abrir fuego sobre los asaltantes. Mató a uno de los agentes franquistas, Gabarain Goñi, causando así la fuga de los agresores. Hay que señalar que los agentes franquistas ya habían recuperado las embarcaciones refugiadas en Brest. El ataque del submarino "C-2" se inscribe, en parte, en este marco. En una carta, el vicecónsul de Brest lamenta la pasividad de las autoridades marítimas francesas. En abril de 1938, una carta del cónsul de Nantes alerta a Celestino Ros Martínez, nuevo comandante del "C-2", entonces en reparación a San Nazario, sobre la presencia de Ferrando Talayero a pesar de la medida de expulsión tomada en su contra y manifiestamente no aplicada.

Benito Sacaluga.




Fuente: RHN. Nº 106. (Antonio de la Vega Blasco) y Ateneo Republicano de Galicia


miércoles, 6 de agosto de 2014

LOS MANDOS DEL "JAIME I" Y LOS CRUCEROS REPUBLICANOS EN JULIO DE 1936




El "Jaime I" en Tenerife meses antes de la 
sublevación franquista
Después del 18 de julio de 1936, gracias a que las dotaciones de los buques de la Armada (cuerpos auxiliares y marinería) se hicieron con el mando de las unidades, el grueso de la Armada permaneció fiel al Gobierno. Únicamente aquellas unidades que se encontraban en las zonas donde el alzamiento triunfó inicialmente pasaron a formar parte del levantamiento militar, algunas de ellas fueron rescatadas, como es el caso del destructor "Churruca" finalmente recuperado por su tripulación después de haber realizado un primer viaje desde África escoltando a un mercante con tropas rebeldes hasta el puerto de Cádiz entre los días 17 y 18 de julio de 1936. En su viaje de regreso a África la dotación fue conocedora de la sublevación y procedió al arresto de los mandos y puesta del destructor al servicio de la causa republicana.

La reorganización de la Flota Republicana resumida en la entrada anterior lógicamente afectó también a los mandos de los buques. Sabidas son las carencias que la Flota sufría en relación con la ausencia de oficiales del Cuerpo General dado que la mayoría de ellos eran partidarios de la sublevación militar franquista y de la monarquía derrocada en 1931. Muchos de ellos fueron sacados de las cárceles donde ingresaron por mostrarse partidarios del levantamiento o indiferentes a él sin tomar partido por la defensa de la República. Aquellos cuya lealtad al Gobierno legítimo podía ser considerada más o menos aceptable fueron puestos en libertad y se les asignó la comandancia de buques. Todos mostraban una clara falta de identificación de estos marinos con los ideales republicanos, muchos se pasaron al bando sublevado y muchos  de los que permanecieron bajo bandera republicana lo hicieron de forma obligada por las circunstancias manteniendo una actitud pasiva cuando no negativa a los intereses republicanos, una falta de actitud que hacía inservible la suficiente aptitud que poseían, algunos de ellos finalmente autores de importantes actos de sabotaje en buques e instalaciones de tierra. 


El alferez de navío Carlos Esteban sustituyó al comandante interino Salvador Corral, oficial de auxiliares navales, herido en el bombardeo del acorazado por un trimotor italiano en Málaga. Buen marino, Carlos Esteban descubrió que dentro de él había un patriota cuando la marea de los primeros días subía a favor de la República. Al bajar la marea, sirvió a Franco en nuestro campo. So pretexto de una tuberculosis, real o supuesta, abandonó el "Jaime I". Mejorada su salud, volvió a Cartagena de jefe del E.M. de Marina de la Base. Una de las mecanógrafas, afiliada a Falange, lo encandiló al tiempo que animaba a hacer el trueno con ella al jefe de la Base, Antonio Ruiz, y el del E.M.Mixto Vicente Ramirez. En el verano de 1938, Carlos Esteban envío a su mujer a Francia, de la que decía se iba a divorciar. El marido quedóse en su despacho con la mecanógrafa y comenzaron los líos. Hubo escenas de celos y confidencias. Peleado con Vicente Ramírez, Carlos Esteban se hizo llamar a Barcelona con el nombramiento de jefe de la Sección de Operaciones del E.M. Hoy está con el faccioso, al que ayudó por medio de la mecanógrafa María Teresa Escalada, enlace del enemigo en Cartagena. Carlos Esteban era yerno del general Burriel sublevado y fusilado con Goded en Barcelona.

Le sucedió en el Estado Mayor de Marina de la Base, Fernando Oliva Llamusi, y con anterioridad, en el mando del "Jaime I", Francisco Benavente, alcohólico, zaragatero y fascista. Fue este quien, en complicidad con el ramo de Artillería Naval, ordenó desalojar los pañoles de proyectiles con preferencia a los de pólvoras, prólogo del sabotaje que ocasionó la explosión de los últimos y la destrucción del acorazado. Benavente halló la muerte en el "Churruca" a consecuencia de un bombardeo enemigo; su deslealtad alcanzaba a sus amigos.


Buque insignia de la Flota. Por residir el Almirante en él, juntamente con el Comité Central, no tuvo comandante mientras subsistieron los Comités. Desaparecidos éstos, su comandante fue Armada, que mandaba en julio el cañonera "Xauen", huido del Ferrol. La dotación desconfiaba de su lealtad. Pasó por un Consejo de Guerra y estuvo detenido. Ejerció el mando del crucero honrosamente. A pesar de sus preferencias políticas, supo poner por encima de ellas su respeto a España.

(La opinión de Benavides sobre Armada es un tanto aventurada, varios investigadores apuntan a que fue un fiel enlace del bando rebelde ni más ni menos que en el Buque Insignia de la Flota. Existen indicios veraces de que durante la Batalla del Cabo de Palos, en la que se logró el hundimiento del crucero fascista "Baleares", Armada sugirió al CC Luis Gonzales de Ubieta (Jefe de la Flota) que el "Libertad" se inhibiera del combate y que fueran los destructores los que atacaran en solitario. Una vez hundido el "Baleares", Armada aconsejó a Ubieta no perseguir al "Canarias" y que se regresara de inmediato a Cartagena, consejo que Ubieta siguió permitiendo así la huida del "todopoderoso" crucero franquista. Igualmente está documentado que Armada solicitó la entrada en dique del "Libertad" en varias ocasiones para efectuar reparaciones desde inicios de febrero, petición que fue denegada en atención a un informe elaborado por el Tte.Col. Benito Sacaluga, Jefe de los Servicios de Máquinas de la Flota, informe y negativa que posibilitaron semanas más tarde la participación del "Libertad" en la batalla de Cabo de Palos. No obstante después del combate Armada siguió insistiendo en la entrada del buque en dique hasta que un informe emitido el dos de mayo de 1938 logró impedir la inmovilización del crucero. 


Después de Luis G.Ubieta ejerció el mando Manuel Núñez, de condición acomodaticia, sobrino de Indalecio Núñez, jefe de la Base Naval de Ferrol en julio, y hermano de Francisco, dos marinos que combatieron a su país. José Númez, jefe del E.M. de la Flota republicana, cargo que desempeñó con inteligencia y decoro. y el práctico del puerto de Barcelona, Indalecio Núñez, eran hermanos suyos. La numerosa familia de los Núñez había heredado a los Montojo en las ambiciones y en las luchas internas del Cuerpo general. Manuel Núñez se encontraba en el aeródromo de San Javier al comenzar la insurrección. Como no tenía cargo oficial pudo escabullirse. Se le detuvo, no obstante. Su hermano José obtuvo su libertad. Manuel Núñez estaba casado con la hermana del médico del aeródromo y ese parentesco le sirvió para explicar su presencia en el mismo.

Le sucedió al mando en el "Cervantes" Diego Marón, marino de gran lealtad.

CRUCERO MENDEZ NUÑEZ

El maquinista Méndez Sierra, de las Juventudes Socialistas Unificadas, salvó el barco en Guinea y lo condujo a Málaga. Nombrándose comandante a Pedro Prados, uno de los pocos leales con que contaba la República dentro del  Ministerio de Marina, donde llevaba la Secretaría Técnica del mismo. Alto, flaco, estampa española de la caballeresca popular, Pedro Prados ejerció la Jefatura de Operaciones de la Flota y luego la del E.M.C. de Marina. Firme en sus convicciones creía en la belleza de la causa que defendía y aún confía en su triunfo. Le sucedió en el mando del "Mendez Núñez" un "leal geográfico", Abelardo López, y a éste Esteve, de la Marina Mercante, republicano digno.



Benito Sacaluga.




Texto en cursiva: Manuel D.Benavides. La Escuadra la mandan los Cabos.


sábado, 2 de agosto de 2014

LA REORGANIZACIÓN DE LA FLOTA REPUBLICANA




Crucero "Libertad" Buque insignia de la Flota Republicana
El primer jefe de la Flota, Fernando Navarro, y el primer comandante del "Cervantes", Federico Monreal, nombrados por el ministro de marina, fracasaron en su misión. La naturaleza de la guerra, su doble carácter político y revolucionario, requerían de un "saber hacer" y unas dotes psicológicas de que carecían los dos marinos, notables en cuanto a la lealtad y a sus capacidades técnicas. El marinero, el barco y la ordenanza habían roto tradiciones, habían perdido el anónimo, se habían incorporado a la desbordada y fertilizante corriente popular y habían ganado una personalidad nueva.

Los marineros querían y aspiraban a algo distinto de lo que se les ofreció. No les satisfacían los métodos ni las palabras de los barcos-escuela. Necesitaban un lenguaje verdadero que les devolviera la confianza perdida en los jefes y se los transparentase de tal forma que la reincidencia en la traición no fuese de temer. Que alguien, por ejemplo, les dijera: 
"No hay Marina posible sin disciplina. La disciplina no puede ser más que una. La que vosotros habéis conocido, no era disciplina sino arbitrariedad. No era disciplina que un oficial beodo abrazase a los marineros y los abofeteara si le dolía la tripa. La disciploina es una lección de todos los momentos que empieza por imponerse al propio mando"
Dicho esto, debía preverse que el anarquista impermeable se resistiera y protestase, obstinado en su autoritarismo que pretende hacer hermanos de los ángeles a los "asesinos virtuosos", hasta que la experiencia, como luego lo demostró, y la comprensión de algunos de sus líderes les grabaran en el meollo esas verdades.

Fernando Navarro, que tras su aventura en el aeródromo de San Javier se encargó del mando del "Ferrandiz", no supo, al encomendarsele la dirección superior de la Flota, ver el cambio impresionante de las dotaciones ni se explicó sus recelos hacia unos jefes que no las ayudaron a sofocar la rebelión. Moralmente quebrantado porque un hermano suyo, sospechoso de fascismo, se hallaba detenido -aunque por consideración a él no se le castigó-, Navarro no parecía el hombre indicado para reorganizar las fuerzas navales y mandarlas en aquellos días consternadores y enigmáticos.

Tampoco atinó Federico Monreal. Empleó palabras equivocadas al entrar en el "Cervantes": 
"Nosotros los militares -dijo a la dotación formada en la toldilla-, cualquiera que sea el régimen de España, hemos de gritar: ¡Viva España!"
Con ser tan entrañable el víctor, el enemigo , ladrón de vivas, nos había robado ese viva. Monreal, tan patriota y valiente, no lo entendió y por no entenderlo, la marinería comenzó a vigilarlo.

Miguel Buiza sustituyó a Navarro. En el "Jaime", siguiendo la sucesión de mandos dentro de los Cuerpos, la dotación había nombrado comandante a Salvador Corral, oficial 3º de auxiliares navales. Herido Corral en el bombardeo de Málaga, diose el mando a Carlos Esteban. Para mandar el "Cervantes" se designo a Luis Ubieta. De ceño cerrado , la talla morena, fácil al consejo y difícil a la complacencia verbal, Luis Ubieta tenía el tipo y la expresión que convenían en el año 1936. No vacilaba, por ejemplo, en ayudar al cabo de tiro Sardina a cargar los cañones antiaéreos sin merma de su autoridad. Sus ojos se hacían fríos y duros en la acción y su voz ruda y terminante. Al andar, sus espaldas encorvadas y poderosas se ensanchaban como si se dispusieran a sostener el peso de la Flota.

Varios marinos monárquicos intentaron ganarse a Ubieta para su causa, él se negó. Tras la reunión en la que expresó su negativa, cuando iba a subir a su coche una bala de revolver perforó la portezuela. Regresó al barco. Los rebeldes se habían llevado una de las avionetas, que fue a parar a Valencia. Las milicias detuvieron a sus tripulantes, emisarios del aeródromo de San Javier para ponerse en relación con el general Gonzalez Carrasco , encargado de sublevar la guarnición valenciana y huido cuando la policía le pisaba los talones. El 19 de julio, lo nombraron comandante del "José Luis Diez", con orden de zarpar para Alicante, donde las tropas estaban acuarteladas. Mandaba la plaza el general Aldave, no mal hombre, corrompido por el espíritu del Cuerpo y su concepto del compañerismo militar.

El general ni sacó las tropas a la calle ni tampoco quiso enfrentarse con los insurrectos. Ubieta puso término al acuartelamiento con este oficio dirigido al coronel:

"Si no se entregan, el destructor los bombardeará a ustedes"

De Alicante, el " José Luis Diez" pasó a Valencia, pasa salir con armamento hacia Málaga. En esta ciudad, Ubieta recibió el mando del crucero "Miguel de Cervantes". Vicente Ramirez, que ejercía el mando de los submarinos, tomó el mando de la flotilla de destructores y puso su insignia en el "José Luis Diez".

Decapitada la Marina, su reorganización afectó a todos los servicios. En el desbarajuste de los primeros días, los nombramientos, a veces, se hicieron, no por el ministro, sino por los marinos, aunque el ministro los refrendaba. El origen de algunos mandos es una incógnita que todavía sigue sin despejar. Probablemente, no había manera de hacerlo mejor. Ha de estimarse, pues, la iniciativa de los jefes que se apresuraron a satisfacer aquella urgente necesidad. Por desgracia, no todas las designaciones recayeron en marinos de confianza, aun cuando cabe la excusa de que las dificultades del momento aconsejaban aceptar la lealtad de los dudosos, siempre que se les sometiera a vigilancia.

La Marina se había quedado sin estado Mayor. En el Ministerio se creó una jefatura de operaciones que se encomendó a Pedro Prados. El E.M. con la función que le es propia, la autoridad que le es debida y su característica misión, no se organizó hasta el regreso de la escuadra de su desventurado viaje al Norte. En el curso del mismo, el Almirante nombró jefe de E.M. de la Flota a su amigo Junquera supernumerario del Cuerpo general y agente de bolsa, que se encontraba en Madrid un poco apurado y en peligro de que lo metieran en la cárcel.

Se recrearon las tres secciones -Operaciones, Información y Organización- de que siempre había constado el E.M. Más tarde diose vida al E.M.C. de Marina en el Ministerio, y Luis Ubieta desembarcó del "Cervantes", que se hallaba en reparación, para ser su jefe, cargo que desempeñaron después Valentin Fuentes, Pedro Prado, Miguel Buiza y Julian Sánchez Erostarbe. Junquera continuó de jefe del E.M. de la flota. Lo sustituyó Horacio Pérez, fusilado al terminarse la guerra por los traidores, que también habían fusilado en Cádiz a su hermano Virgilio. José Nuñez fue el último jefe y como tal iba en la Flota en su viaje a Bizerta en busca del exilio.

Benito Sacaluga.


Fuente: Extractado de "La Escuadra la mandan los Cabos" de M.D.Benavides.