Acaba de cumplirse el 80 Aniversario de la proclamación de la II República Española, el acontecimiento ha sido ninguneado por la práctica totalidad de los medios de comunicación, omitiendo los más mínimos referentes y comentarios han logrado que el nuevo pueblo español perdiera la ocasión de conocer su historia reciente, tantos lustros ocultada por el franquismo y posteriormente por la totalidad de los partidos políticos y gobiernos democráticos acaecidos desde la mal llamada transición.
Transición que para los republicanos españoles pasó de ser un hilo de esperanza a una madeja enmarañada que impide, o trata de impedir, no solo cualquier posibilidad de recuperación sino también su recuerdo,cualquier homenaje.
De todas la victimas de la guerra civil española, tanto de los combatientes en los frentes como de los que desde su posición igualmente defendieron la libertad que la República representaba, hemos heredado una obligación.
Si no cumplimos con su legado, la muerte y en el mejor de los casos los largos años de prisión a que se enfrentaron, todos sus sacrificios habrán sido en vano.
Aquellos que murieron antes del final de la guerra al menos podían cambiar su vida por la esperanza en el triunfo de la libertad, los que perecieron o fueron encarcelados una vez que el fascismo proclamó su victoria armada, ni siquiera podían ya contar con la esperanza, con la utilidad de su sacrificio.
Mi abuelo, en septiembre de 1938, seis meses antes de ser asesinado en Cartagena por las tropas franquistas, a bordo del Crucero Libertad escribía :
“La sangre derramada, la que queda aún por derramar y el gigantesco esfuerzo que está haciendo la juventud española por la libertad e independencia de su Patria tiene que dar el fruto debido. Este fruto no lo recogerán los que , llenos de vida y entusiasmo caen gloriosamente, ni los viejos que sobrevivan a la lucha, tampoco lo recogerán en toda su madurez ninguno de los que hoy luchan por tan noble y sublime causa, sino nuestros hijos y nuestros nietos. Ellos serán los que, libres e independientes,lo recogerán en toda su extensión y disfrutaran la espléndida herencia, como los de aquellos que egoístas y atónitos contemplan nuestra gesta allende las fronteras; pues aparte de conseguir por nuestro propio y exclusivo esfuerzo, la emancipación social y soberana independencia, será nuestra victoria un sublime ejemplo a seguir por los proletarios del mundo entero.”
Anticipaba el enorme trabajo pendiente de realizar una vez dominada la sublevación fascista, posponía en dos generaciones la recogida completa de los frutos de su lucha, de la de todos sus compañeros republicanos, todos empeñando su propia vida en procurar que nuevas generaciones de españoles crecieran en libertad.
Ante tanta generosidad, deberíamos preguntarnos muy sinceramente si somos dignos del legado recibido.
En los tiempos que corren, donde cada colectivo tiene reservado un día en el calendario para poder rendir homenaje a la memoria de sus compañeros, los republicanos españoles, la República Española está huérfana de hoja.
No me pregunto si hacemos lo necesario para conseguir que la República Española sea tratada con dignidad, la respuesta seria negativa.
Quizás las fuerzas, aunque numerosas , se encuentren dispersas y no sumen en el empuje, quizás sean débiles, quizás la desesperanza las haya menguado, quizás...
Lo verdaderamente cierto es que tenemos una deuda con nuestros antepasados y una obligación con nuestros descendientes, el cumplimento de la obligación saldaría la deuda, una deuda que heredamos bañada en sangre.
No debemos pues escatimar tiempo ni esfuerzos, debemos alejarnos de intereses personales o de grupo y actuar unidos, en otro párrafo de su artículo mi abuelo decía:
“Nadie ni ninguno deben por lo tanto titubear en las bifurcaciones, ni mucho menos tomar por el "atajo". Y,cuando no se trata de directrices emanadas de nuestro Gobierno, hay que seguir al guía honrado, experimentado, curtido en la noble lucha, de probada lealtad y todo esto siempre que lo haya demostrado más por sus hechos que por sus dichos. Hay que desconfiar de las facilidades para llegar pronto. Muchas direcciones desconciertan o desorientan y se han convertido precisamente en la única causa que hasta la fecha ha motivado la desunión y el atraso de la masa proletaria, sembradas en su camino, indudablemente, por quienes están interesados en su estancamiento para poder explotarla.”
Terminar solicitando de todos el esfuerzo necesario para la creación de una senda de recuperación de los valores republicanos, senda bien dirigida y que sin excusa alguna debe comenzar por la reivindicación en la historia de España de los verdaderos valores que quiso representar y defender la II República Española, seguido por el respeto universal y merecido tratamiento en igualdad del 14 de abril de 1931, para a partir de ahí retomar la andadura por el camino interrumpido en 1939.
A veces pequeñas puertas dan acceso a salones muy grandes.
Benito Sacaluga