domingo, 27 de septiembre de 2020

LA FLOTA PARTE RUMBO A ÁFRICA, COMUNICADOS DURANTE LA RUTA

 

6 de marzo de 1939

La Flota de la República se encuentra en alta mar, camino de las costas de África tras sublevarse Cartagena, su Base Naval y Arsenal siguiendo los planes del golpista Casado. Desde que partieron de Cartagena los buques están atentos a sus radios, necesitan conocer cual es la situación para tomar la decisión de seguir su ruta o volver a su Base.



A las 2,06 horas del 6 de marzo, el crucero “Libertad” comunica al crucero “Miguel de Cervantes” lo siguiente:

“Transmitido por Unión Radio Madrid ha pronunciado una alocución General Casado. Después habló Mera, que calificó duramente a Negrín. Inmediatamente después leyó un manifiesto anunciando la constitución de un Consejo Nacional de Defensa presidido por Casado y con la colaboración de Besteiro, Wenceslao Carrillo y Cipriano Mera. En el manifiesto se le dice al pueblo la verdad de la guerra y se califica al Gobierno de Negrín de traidor al pueblo y que tenía preparada la fuga. Apoyan al Consejo Nacional de Defensa, Izquierda Republicana, Partido Socialista, CNT, UGT, Juventudes Libertarias. Están excluidos los comunistas. ¡Ya era hora! Anuncian que se constituyen por encima del Gobierno, el cual parece que no ha dimitido todavía”.

El comunicado llega a todos los buques, se cruzan numerosos radios entre ellos, la confusión sobre la situación en Cartagena es total.

A la 5,54 desde el “Miguel de Cervantes” se emite el siguiente radio: 

“Cervantes a todos, Rumbo 277” (Rumbo de regreso a Cartagena)

Cinco minutos después de poner rumbo a Cartagena el “Miguel de Cervantes” recibe un radio del submarino “C-2”, comunicado que el “Cervantes” transmite al resto de buques a las 6,27 horas, dice así: 

“En Cartagena a las ordenes de Franco”.  

Al comunicado del “C-2” el "Cervantes" une: 

Lo que demuestra que la Base no está en poder de la República y en ese caso la opinión del Mando de la Flota es que esta no debe regresar a Cartagena.  A las 6,30 horas se emite la siguiente orden: Rumbo 232” (Abandono de la ruta de regreso). 

El radio del “C-2” fue una maniobra para engañar a los mandos de la Flota, dicho radio se puso después de zarpar el submarino, cuando su comandante huía precisamente de Cartagena con los sublevados del Arsenal tras haberse recuperado totalmente la ciudad para la República, pero surtió efecto, la Flota, engañada por el comunicado del “C-2”, no regresó a Cartagena.

El submarino “C-2” no había partido con la Flota hacía África. Cuando los republicanos sofocaron la rebelión y se hicieron con el control de la Base de Cartagena huyó llevando a bordo un número no determinado de sublevados, llegando a Palma de Mallorca y entregándose a la Armada franquista. 



Fuente de los comunicados: “La Escuadra la mandan los cabos” Apéndice 20. MD. Benavides. Edicios do Castro. 4ª Edición (2005)


domingo, 20 de septiembre de 2020

LA GESTA HEROICA Y EJEMPLAR DE NUESTRA MARINA. LA VIDA POR EL IDEAL

 

Reproduzco a continuación un artículo firmado por Pedro de Basaldúa (1), posiblemente publicado en la revista Gudari. Se trata de una recreación del combate naval de Cabo Machichaco (2), mantenido el cinco de marzo de 1937 entre bous (3) de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi y el crucero faccioso "Canarias".


El bou "Guipuzkoa" llegando a la costa tras el combate

Sobre la cubierta del Bou “Guipuzkoa”, allá en lontananza, a muchas millas de la costa, donde mar y cielo se funden en abrazo apasionado, ha resonado fuerte la voz de un joven oficial.

    ¡En zafarrancho de combate! ¡Cada uno a su puesto!

Y el eco metálico y vibrante de la campana se funde con el griterío y algarabía de la tripulación, con las órdenes y voces de mando y el trepidar del buque en cuyas entrañas trabajan las máquinas a toda presión…

El crucero rebelde “Canarias”, con su penacho de humo negro, a toda máquina, en ondulaciones bruscas se aproxima raudo pretendiendo darle caza.

La tripulación del “Guipuzkoa”, cada cual en su puesto, listos los cañones, espera impaciente.

- No lleva bandera, dice el oficial con los prismáticos en la mano.

- Parece un buque inglés, afirma otro.

Y de pronto un resplandor siniestro y un estampido formidable como choque de nubes. A borbotones ha saltado el agua a un costado del bou.

- Es un buque faccioso, se oye en cubierta.

- ¡Cada uno en su sitio, muchachos! ¡Disparen! exclama el capitán.

Lenguas de fuego se divisan por doquier. El estampido de los cañones es ensordecedor. El bou se agita furioso e intensamente. El mar encrespado salta con ímpetu barriendo la cubierta.

Se repiten e intensifican los estampidos del cañón. El “Canarias”, desde sus torretas acorazadas lanza proyectiles y más proyectiles en grupo, sin cesar. Así va dibujando una línea en torno del bou que avanza a toda marcha en dirección a la costa. Y mientras tanto, sus dos cañones vomitan metralla sobre el crucero.

De súbito, un golpetazo horrible hace tambalear al bou. Sobre una de sus piezas ha caído un proyectil. Tres hombres yacen en el suelo desangrándose, muertos. En el puente otros dos proyectiles, estos incendiarios. Y también allí, dos hombres envueltos entre maderas y llamas, humo y asfixia, carbonizados.

Estado del cañón de proa tras el combate


Desde la otra pieza continúan disparando los marinos del bou, manteniendo así la distancia al crucero faccioso.

Llamas imponentes se elevan al cielo. El fuego se extiende rápidamente. Y envueltos en aquel infierno , dentro de los dos puentes incendiados, entre escombros se dedican a retirar bombas de mano que explotan a cada momento.

Todo está envuelto en humareda densa y negra. Y trepida hasta romper los oídos, el cañonazo bárbaro y terrible.

Un trozo de metralla, de aquella metralla que llueve sobre cubierta, perforando y destrozando todo, incluso carne joven, inutiliza el último cañón, que queda encasquillado.

- ¡Prepárense con bombas de mano! Es la voz de mando en aquella hora trágica.

Y n aquel momento de dramática decisión definitiva, las voces todas gritan con entusiasmo y júbilo:

-¡ Las baterías le han tocado! Mirad, mirad la columna de humo.

Y así es. Un cañonazo de nuestras baterías de costa ha dado en la cubierta del “Canarias”, que se aleja rápido y medroso. 

Avanza entonces el “Guipuzkoa”, sin mando en el timón, sin rumbo fijo y envuelto en llamas, como hoguera viviente.

Desde la costa vemos con inquietud en el corazón como luchan a bordo medio desnudos, entre el fuego y los escombros. Allí vienen rotos, heridos, con sus muertos, pero sin entregarse, sin levantar bandera blanca, triunfan tes en la lucha brava y desigual.

Y en el mar continua la gesta heroica. El bou “Nabarra”, protegiendo al vapor de pasaje “Galdames” y bou “Donostia”, se enfrentan ahora al crucero “Canarias”. Y mientras se desarrolla la lucha épica, gloriosa para la marinería vasca, el bou “Bizkaya” arrebata al “Canarias” el buque mercante “Yorkbrook”, con armamento y material de guerra para los facciosos, entrando en Bermeo y custodiándolo allí.

¡La lucha del “Nabarra”! ¡El episodio más emocionante, más profundo, más lleno de grandiosidad y maravilla. Hecho el más dramático y heroico de la guerra toda. ¡ Un bou de dos cañones frente a un crucero gigantesco, cincuenta hombres de tripulación frente a más de seiscientos!

Bou "Nabarra"

El pasado todo de la raza vasca encarnado en el corazón y el temple de estos marinos.

El bou agitado por los cañonazos, impulsado por las olas, ya parecía elevarse a las nubes, ya hundiéndose entre dos montañas de agua. Los proyectiles caían ciegos sobre él. No obedecía el timón. Ardía todo. Se ladeaba a veces como si fuera a volcarse. El agua que subía por encima de la cubierta la barría con furia y penetraba hacia el fondo. Y ambos continuaban disparándose proyectiles. Y ambos también haciendo blanco.

El “Nabarra” era una llama, sus hombres al pie del cañón, sobre cubierta, manteniéndose con fe y entusiasmo. Medio desnudos, sangrando, destrozados por la lucha, al fuego y la metralla aguantaron más de tres horas de encarnizado combate con la mole artillada. Al fin, agujereado, roto, comenzó a hundirse. Y hasta que se escondió en la encrespada mar continuaron en su puesto los héroes firmes en su ideal, musitando una oración en sus labios pálidos y temblorosos.

Con bravura, con heroísmo e ideal, iluminado todo por la fe dieron la vida quienes han escrito la página más hermosa y conmovedora de esta guerra bárbara y cruel.

Pedro de Basaldúa 



(1) Pedro de Basaldua Ibarmia. Baracaldo 1906 – Buenos Aires (Argentina) 1985. Escritor, político (PNV) y periodista. Director de la revista Gudari. Fue uno de los fundadores del Instituto de Estudios Vascos. Dirigió el Eusko Deya. Miembro de la Sociedad Argentina de Escritores. 

(2) Enlace recomendado en el que se explica con todo detalle el combate de Cabo Machichaco:

EL DESIGUAL COMBATE NAVAL DE CABO MACHICHACO (1937)

(3) Buques bacaladeros artillados para la protección del tráfico mercante y de los pesqueros que faenaban en aguas territoriales vascas, integrados en la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi (1936-1939)


ANEXO

VICTIMAS DE LA TRIPULACIÓN DEL BOU “GUIPUZKOA”,  TRAS EL COMBATE SOSTENIDO CON EL CRUCERO FACCIOSO “CANARIAS”  EL DÍA 5 DE MARZO DE 1937.


Muertos

Francisco de Elordi Bilbao. Artillero. 24 años

Faustino Bastida Martínez. Cabo de Artillería. 32 años

        Heridos

Pedro Benítez Pérez. Engrasador. 24 años

Basilio de Badiola Arroita. Oficial 3º. 23 años

Jacinto de Usategui Uría. Artillero. 23 años

Atanasio Camín Ucin. Mozo. 26 años

Manuel Aranguren Iñarra. Marinero. 26 años

Angel de Irurrate Txopitea. Cabo de Marinería. 45 años.


Fuente: Gobierno de Euskadi. Jefatura de Marina. 






sábado, 12 de septiembre de 2020

JUAN CONESA CASTILLO, CABO APUNTADOR DE ARTILLERÍA

 

(Extractado de “Juan El Ruso”. Luis Miguel Pérez Adán (1). La Verdad. (4/11/2019)


Juan Conesa Castillo nace en Cartagena en 1914. A los 16 años ingresa en el Arsenal como aprendiz de marinero, iniciando una carrera como marino militar. En 1935, embarcado en el destructor 'Alcalá Galiano', obtiene el grado de cabo apuntador de artillería.

El 18 de julio de 1936, al iniciarse la Guerra Civil, se encontraba representando al Arsenal de Cartagena en unas pruebas deportivas, en las cuales obtuvo medalla de oro. A su llegada a nuestra ciudad es detenido y encarcelado en la prisión de San Antón. Finalmente es liberado el 17 de enero de 1937 y destinado al acorazado 'Jaime I', donde permaneció hasta que se produjo su voladura en el espigón de La Curra el 17 de junio de 1937. Precisamente él se encontraba de guardia ese día. Herido en el pecho, cayó al agua pero tras una breve recuperación, volvió a ser embarcado, esta vez en un buque mercante de nombre 'Cabo de San Agustín'.

Con este barco, al servicio del Gobierno de la República, realizó varios viajes desde Cartagena a la ciudad soviética de Odesa, en el Mar Negro, transportando material bélico. Fue allí cuando, en marzo de 1939, encontrándose a punto de partir de nuevo hacia Cartagena desde el puerto ucraniano, la guerra terminó. Los soviéticos impidieron la salida y se incautaron de este barco, junto a otros cuatro más, y detuvieron a sus dotaciones.

Junto a otros grupos de republicanos, pilotos de aviones que estaban en la academia militar de Kirovabad, se convirtieron sin quererlo en unos exiliados circunstanciales. Se calcula que había unos 4.195 republicanos españoles (891 políticos, 192 alumnos en aviación y marinería, 130 profesores y 2.982 niños).

Algunos se incorporaron a la lucha contra la Alemania Nazi, encuadrados en el Ejército Rojo, y obtuvieron la nacionalidad rusa. Otros solicitaron el exilio a terceros países, como Méjico o Francia, y un tercer grupo expresó su deseo de regresar a España. Juan Conesa quería volver a Cartagena, donde su novia, Dolores Beján García, le esperaba para casarse con él.

Sobre estos últimos se levantó la sospecha, por parte del comisariado del pueblo, de que, si querían volver a la España de Franco, es que eran fascistas y por lo tanto «enemigos del pueblo» y «antisoviéticos», terrible acusación que solo tenía una respuesta: el internamiento en un Gulag (campos de trabajos forzados dirigidos por la policía de la Unión Soviética y la KGB). Las condiciones en estos campos fueron terribles hasta 1953, cuando murió Stalin. Se calcula que más de dos millones de personas murieron en estos denominados Gulags.

Olvidados por todos y sometidos a las purgas estalinistas, fueron de gulag en gulag, al cual peor. Juan Conesa y otros 48 marinos estuvieron en campos siberianos como Norilsk y Krasnoiarsk, campos de la estepa de Kazajstán como Spassk y Kok-Uzek o campos occidentales, como los de Odessa, Cherepovetz, Borovitchi, Stalino y Vorochilovgrad. Muchos de ellos no pudieron sobrevivir al trabajo impuesto, a la falta de comida, a las pésimas condiciones de higiene, a las enfermedades, al frío siberiano y al calor estepario. Solo una gran capacidad física, como la que tenía Juan Conesa le permitió sopórtalo.

El destino quiso que compartiera penalidades en estos Gulag con los prisioneros españoles de la División Azul, que habían ido a Rusia a combatir al comunismo encuadrados en el ejército alemán. Ya no estaban separados por ideología ni por trincheras, ahora conllevaban penalidades y sufrimiento.

Solo la habilidad de Juan, al facilitarle sus datos a un prisionero alemán repatriado, hizo posible que la Cruz Roja pudiera incluirlo en sus listas para que, tras 15 años de internamiento, pudiera regresar a España en el mismo barco que lo hicieron los últimos divisionarios. Fue el 2 de abril de 1954. El navío griego 'Semíramis' atracó en el puerto de Barcelona. A bordo había 286 repatriados españoles, entre los que se contaban 248 soldados de la División Azul y 38 republicanos de izquierda (19 marineros, 12 pilotos, 4 niños de la guerra y 3 miembros de la embajada berlinesa). Juan Conesa había regresado.



Llegada al puerto de Barcelona del buque griego 'Semíramis', el 2 de abril de 1954, con Juan Conesa a bordo.
Imagen: La Verdad

Cartagena, 30 de abril de 1954. En la estación de tren, Dolores Befán García espera la llegada de Juan. Él tiene ahora 40 años. Cuando se vieron por última vez tenía 25, han muerto sus padres y dos hermanos, pero su novia le está aguardando. Se casarían unos meses más tarde, iniciando una nueva vida en Cartagena, junto a su familia, como si nada hubiera pasado. Juan 'el Ruso', que así será conocido ahora por saber hablar en ese idioma, encontró trabajo, primero en el Ayuntamiento y después en el Instituto Nacional de Previsión. Nunca perdió su porte atlético y siempre agradeció que la vida le hubiera dado una segunda oportunidad.



(1) Luis Miguel Pérez Adán es historiador y Cronista Oficial de Cartagena.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

JOSÉ PÉREZ JURADO, JEFE DE DERROTA DEL CRUCERO LIBERTAD


Publicado en "La Voz" (Alicante) el 19 de agosto de 1936.




Un marino alicantino, uno de los pocos funcionarios netamente republicanos del Ministerio de Marina y alto funcionario de la Dirección de la Marina Civil, D. José Pérez Jurado, ha estado breves horas en Alicante. En la actualidad el Sr. Pérez Jurado es Jefe de Derrota del crucero "Libertad". Hemos conversado con él y nos ha hecho historia de las actividades de la escuadra leal en el transcurso de la lucha contra loa facciosos.


Por orden del ministro de Marina, comienza diciendo, en la madrugada del 24 de julio se me hizo salir en avión para Los Alcázares con la misión de arrojar periódicos de Madrid sobre Albacete en plena sublevación.Cumplida la misión, desde Los Alcázares, en un hidroavión, en un salto sobre el mar, llegué a Málaga, lugar de mi destino. 

En la madrugada del día 25 se me dio el puesto de Jefe de Derrota del crucero "Libertad", barco insignia de la flota que mandaba D. Miguel Buiza, jefe competentísimo, republicano y patriota digno de mandar aquellas tripulaciones, de cuya abnegación y entusiasmo por las fuerzas republicanas, destreza y disciplina nunca se podrá hacer el elogio merecido.

A poco de embarcar, el "Libertad", con el "Cervantes" y el "Jaime " se hacía a la mar, dispuesto y preparado para el combate.

EL CRUCERO "LIBERTAD"

En línea, la Escuadra pasó junto a las costas africanas. Era un tanteo preliminar. Marchábamos a 16 kilómetros de la costa, y al ofrecernos Ceuta blanco se abrió fuego de cañón contra la plaza durante hora y media. Nuestras baterías vomitaban fuego sin cesar, y del certero tiro de nuestros artilleros darán fe los ceutíes. La artillería enemiga nos contestó; pero sus tiros quedaron enormemente cortos.

Los buques pasaron de largo indemnes, para volver a poco, y ya a una distancia de nueve kilómetros, reproduciendo el cañoneo, que duró otra hora y media, con eficacia aún mayor. Ceuta, mejor dicho los rebeldes de Ceuta, contestaron torpemente. Sus proyectiles ya no caían lejos, sino que iban festoneando nuestros navíos, pero sin lograr hacer un solo blanco No demostraron, no han demostrado todavía, su pericia y su destreza los artilleros de Marruecos. Un trimotor salió en nuestra persecución; pero tampoco los bombardeos se acreditaron, y el aparato volvió hacia Río Martín, habiendo perdido el tiempo. El "Libertad" regresó a Almería después de esta magnifica diversión estratégica. Los otros dos buques, a su base de Málaga.

CONTRA MELILLA

El domingo 26 se reunieron los tres barcos en el centro del Mediterráneo, y a las tres de la tarde se presentaron frente a Melilla, abriendo fuego de cañón contra la plaza, fortificaciones y aeródromo de Mar Chica. El bombardeo no cesó durante cuatro horas. De sus efectos debe hablar mejor el enemigo. Durante toda la acción no cesaron de zumbar sobre nosotros los aviones facciosos; pero inútilmente. Los buques regresaron sin novedad a Málaga. Estas operaciones se simultanearon con la no menos importante de vigilar las costas africanas para impedir, como se ha impedido, que de allí vinieran fuerzas sublevadas a España.

EN EL ESTRECHO

Otro día, nuestros tiros fueron contra las fortificaciones del Estrecho, principalmente contra las de Tarifa. Y siempre, los buques regresaron a sus bases sin novedad y con la tripulación completa y llena de fe en la victoria.

OPERACIÓN SIMULTÁNEA. ALGECIRAS Y EL "DATO"

El 7 de agosto se llevó a cabo una operación de mayor envergadura. Ya ha hablado minuciosamente de ella la Prensa. Fue una operación simultánea, bombardeándose terriblemente Ardía, Larache, Cádiz, Ceuta y Algeciras. La fase más importante se desarrolló frente a Algeciras y a la vista del vecindario de Gibraltar, en buena parte integrado por los fascistas monárquicos huidos. Ellos tendrán recuerdo trágico de lo que sus ojos vieron.

"El Libertad" preparó la operación, acallando los fuegos enemigos de Punta Carnero y Getares en Algeciras, y el "Jaime I", majestuoso y temerario, penetró en la bahía hasta dos mil metros, abriendo un cañoneo terrorífico, certero e incesante sobre el cañonero "Dato", al que el segundo blanco abrió brecha en su costado, haciendo saltar la santabárbara, quedando envuelto en llamas y destruido. Luego, el cañoneo terrible iba destruyendo la Aduana, los almacenes del puerto, estación del ferrocarril y los depósitos de municiones, así como dos barcos transportes que los rebeldes tenían requisados. Los gigantescos incendios envolvían Algeciras y las explosiones de los depósitos de guerra atronaban constantemente el espacio. Un proyectil cayó en la comandancia militar, destruyéndola, y a continuación otro convirtió en ruinas el Cuartel de Artillería y otro, después, acabó con la central eléctrica. Fue algo espantoso. Difícilmente se dará al enemigo un castigo tan severo. La población, empavorecida huyó al campo entre columnas de humo, estampidos y explosiones incesantes.

La operación tuvo otra fase. Temiéndose un bombardeo de los facciosos, se cañonearon las concentraciones enemigas entre el río Guadiaro y La Línea, en combinación acertadísima con la aviación leal. ¡Sin una baja!

Por la tarde del mismo día, el "Cervantes" se incorporó al "Jaime” y al "Libertad". Entrando en la bahía de Algeciras daba la impresión de ser una ciudad muerta, deshabitada.

Y así, durante más de veinte días han luchado los buques republicanos, eficazmente ayudados por la aviación, y así seguirán luchando hasta el fin. Las tripulaciones, bravas y entusiastas, no se dejarán vencer.

Ahora regreso a Madrid, termina diciendo el señor Pérez Jurado, para dar cuenta al ministro de la actuación de la Armada en esos días y para que se me destine  a donde hagan falta mis servicios.