domingo, 29 de diciembre de 2019

EL INFORME CARRERO, HENDAYA Y LA ARMADA



Ríos de tinta se han vertido sobre el controvertido tema de la denominada "Reunión de Hendaya" entre Hitler y Franco. La práctica totalidad de lo publicado ensalza la figura del general sublevado, recién convertido en dictador. Habilidad, mano izquierda, valentía y un largo etcétera de virtudes se le atribuyen a Franco en su "negociación" con Hitler sobre la entrada de España en la II Guerra Mundial como aliado de los nazis. Dicen que salvó a España...una vez más, pero sus verdaderas intenciones eran entrar en la guerra.

Es cierto que Hitler, por medio de su embajador en Madrid y a través de Serrano Suñer, solicitó una reunión con Franco para tratar sobre la posición española, estábamos a principios de octubre de 1940, una reunión que Hitler propuso fuese en el Nido del Águila, en los Alpes Bávaros (Berchtesgaden), finalmente se celebró en la frontera de España con Francia, en Hendaya, el 23 de octubre de 1940, Francia estaba ocupada por los nazis desde finales de junio de ese año. También es cierto, si los documentos consultados son precisos, que en esa reunión no se decidió nada definitivo sobre la intervención de España como aliada de los nazis, tal decisión se pospuso, prueba de ello es el documento que con fecha del 11 de noviembre de 1940 redactó Luis Carrero Blanco, 18 días después de celebrada la reunión entre Hitler y Franco en Hendaya.

La intención de Franco cuando fue a Hendaya, movido por su irrenunciable afán imperialista, era entrar en la guerra al lado de Hitler. Según nos relata Gerardo Elorriaga en El Correo, los investigadores sostienen que Franco quiso entrar con Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial, pero que pidió un precio muy alto a Hitler. «No fue una estratagema», advierte el historiador y periodista Jesús Palacios. Al Führer le interesaba cerrar el Estrecho de Gibraltar y el dictador planteó unas demandas ambiciosas para participar en esa operación. «Solicitó las colonias francesas en el Magreb, incluida Argelia, y dominios en el centro de África», revela. «Se creía predestinado, dotado por la gracia de Dios para aprovechar la oportunidad histórica de resarcirse de ingleses y franceses y crear un nuevo imperio». 

El ministro de Marina español era entonces Salvador Moreno Fernandez (tristemente conocido por ser el comandante del crucero "Canarias" cuando bombardeo a la población civil que huía de Málaga hacia Almería)  y su Jefe de Operaciones Luis Carrero Blanco, capitán de fragata. El ministro sabía de las intenciones de Franco , pero no quería entrar en la guerra bajo ningún concepto y encargó a Carrero Blanco un informe sobre la situación de la capacidad militar y los inconvenientes de la participación española en la guerra, especialmente sobre la Armada, la cual según Carrero serviría de apoyo a los nazis en su dominio del Mediterráneo y las aguas del estrecho de Gibraltar.  El destinatario de dicho informe sería Franco, y la intención del mismo era evitar que Franco se plegase a los deseos de Hitler. En este punto resulta ilusorio solo pensar que Hitler no conocían a la perfección el potencial bélico español, el cual era prácticamente nulo, es de suponer que la intención de Hitler era utilizar el territorio y las aguas españolas, junto con las defensas costeras con total libertad, no obstante dicho informe se redactó exponiendo veintiuna razones que "desaconsejaban" a Franco entrar directa y efectivamente en la guerra. Se asegura desde diferentes opiniones que este informe de Carrero fue lo que hizo desistir a Franco de su intención de entrar en la guerra después de la reunión de Hendaya, por otro lado Hitler se opuso a las pretensiones iniciales de Franco, transmitidas en el encuentro.

En un trabajo de Eduardo Palomar Baró, franquista de pro y Caballero de Honor de la Fundación Nacional Francisco Franco, publicado en la web Generalísimo Francisco Franco, además de recoger, supongo que textualmente, el informe de Carrero Blanco, da cuenta del estado de los ejércitos (Tierra y Aire) y de la Armada. 

Reproduzco a continuación lo relativo a la Armada, compuesta en esas fechas (noviembre de 1940) casi en su totalidad por las unidades de la Flota Republicana recogidas por los franquistas en Bizerta (Túnez) en la primavera de 1939. El dos de abril, el entonces contralmirante Salvador Moreno, a las 18.30 horas, radiaba al Jefe del Estado Mayor franquista lo siguiente: "En este momento salgo del lago Bizerta con toda la escuadra sin novedad". Durante la travesía hasta la península los marineros republicanos que, confiando en las promesas franquistas decidieron volver a España, ya prisioneros fueron obligados a rendir homenaje a los muertos del "Baleares" en el mismo lugar donde lo habían hundido los buques republicanos. La venganza empezaba. (1) Moreno insistía en que "los marinos republicanos repatriados voluntariamente incluían a significados criminales e individuos de cuidado, para los que deberían prepararse campos de concentración". 

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La Armada española en 1940


El núcleo de la Armada estaba compuesto por seis cruceros, una veintena de destructores y cinco submarinos. Aunque suponía una fuerza naval significativa no era ni de cerca la que necesitaba España para proteger los intereses marítimos de una nación que salía de una guerra civil, que había destruido sus recursos y recibía por mar la casi totalidad de sus importaciones.

De los 6 cruceros, sólo tres eran operativos: “Canarias”, 10.000 toneladas; “Navarra" (2), 4.837 toneladas, y “Almirante Cervera”, 7.475 toneladas. Los otros tres, “Méndez Núñez”, “Galicia”(3) y “Miguel de Cervantes”, se encontraban en astilleros, sin dotación, en una inaplazable operación de reacondicionamiento.

En cuanto a los destructores, una cuarta parte tenían una edad que se aproximaba a los veinte años, carecían de valor militar y cumplían funciones de escuela. La mitad de los submarinos estaban en circunstancias parecidas.

La carencia de oficiales, fruto de la situación producida en España entre 1936 y 1939, la escasez de repuestos y de combustible y, como consecuencia, el bajo adiestramiento de las dotaciones, reducían aún más el valor práctico de nuestra Armada.

La Aeronáutica Naval, que en 1936 tenía más de cien aviones, había desaparecido en aquel mismo año por la eliminación física de sus oficiales. Unos meses antes del Alzamiento había quedado fuera de servicio el portaaviones “Dédalo”.

El 8 de septiembre de 1939, estando aún el Gobierno en Burgos, se promulgó una ley que establecía la construcción de cuatro acorazados, dos cruceros protegidos, doce cruceros ligeros, cincuenta y cuatro destructores, treinta y seis torpederos, cincuenta submarinos, cien lanchas rápidas, buques auxiliares, pertrechos y repuestos.

A la vista de la situación política mundial, este programa naval se diseñó como directiva la creación de una fuerza naval que pudiera jugar un papel decisivo como sumando de un bando en un juego político concreto que pudiera plantearse Europa. El programa se basaba en la ayuda técnica que habría de recibir España, ya que nuestra industria no estaba en condiciones de construir por sí sola buques de guerra modernos de alguna importancia.

No habían hecho más que iniciarse las conversaciones con los italianos para la construcción en España de acorazados de la clase “Littorio”, cuando se inició la II Guerra Mundial. Quedó detenido el programa naval antes de nacer y el esfuerzo industrial, sin la cooperación extranjera, se centró en la modernización de las unidades existentes.

Como puede apreciarse, poco o ningún esfuerzo realizó Eduardo Palomar a la hora de detallar el estado de nuestra Armada en 1940, lo despacha con extrema brevedad y una acentuada falta de detalle y rigor. Si bien es cierto que la mayoría de las unidades navales hacía tiempo que estaban operativas, también es cierto que casi todas ellas estaban en condiciones de servicio y lo siguieron estando durante muchos años más. En cuanto a la carencia de oficiales hay que decir que si algo le sobró a Franco en su Armada durante la guerra fueron oficiales del Cuerpo General, no así de dotaciones, ya que éstas fueron diezmadas por la represión llevada a cabo nada más terminar la guerra.

En definitivas cuentas nada de mano izquierda, ni habilidad negociadora, ni de estrategia, fueron el informe de Carrero por un lado y sobre todo la actitud de Hitler por otro, los motivos por los cuales España no participó en la II GM al lado de Hitler y Mussolini, al lado de aquellos que le hicieron ganar la guerra en España. Claro que pienso que si Hitler hubiese querido con firmeza que España entrara en guerra a su lado, Franco habría tenido una excelente coartada para satisfacer sus sueños de poder y lo habría hecho encantado. Algo así le pasó a Aznar con Bush y Blair en 2003.


Benito Sacaluga






(1)  Michael Alpert. La Guerra Civil Española en el Mar. 
(2) Antiguo "República"
(3) Antiguo "Libertad"


domingo, 15 de diciembre de 2019

LANCHAS TORPEDERAS DE LA FLOTA REPUBLICANA






A comienzos de 1937 la Armada sublevada recibió de la Alemania nazi dos lanchas torpederas, a las que seguirían otras tres unidades, Mussolini envió cuatro lanchas más.




La Armada de la República recibió de la Unión Soviética, un total de cuatro lanchas torpederas. Dos de dichas lanchas llegaron en mayo de 1937 al puerto de Cartagena transportadas por el transatlántico "Cabo Santo Tomé", un buque polivalente de carga y pasaje, construido para la Cia.Ybarra, en Bilbao, en los Astilleros de la Sociedad Española de Construcción Naval en Sestao. Un buque finalmente hundido por el cañonero "Dato" en las costas de Argelia en octubre de 1937. El "Cabo Santo Tomé", que navegaba  con falso pabellón británico, transportaba una carga de aviones y material de guerra desde el puerto de Odessa con destino al puerto de Valencia.

Las dos restantes llegaron el 21 de junio de 1937 a bordo del mercante español "Aldecoa", de la Compañía Marítima del Nervión.

Cartel publicitario de las líneas con sudamérica
de las motonaves
"Cabo San Antonio"
"Cabo San Agustín" y
"Cabo Santo Tomé"

(Imagen: vidamaritima.com)

Vapor "Aldecoa"
Imagen: vidamartima.com

Las lanchas enviadas por los soviéticos eran del tipo "G-5". Constituyeron la denominada Flotilla de Lanchas Torpederas, siendo dadas de alta con los numerales "DAR-11", "DAR-21", "DAR-31" y "DAR-41" y con base en el puerto de Portman, a unos 20 kilómetros d la Base Naval de Cartagena. El destino de estás lanchas no era otro que dar protección a los cargueros que llegaban a la España republicana con material de guerra. Sus zonas de patrulla habituales comprendían el litoral Mediterráneo catalán y valenciano hasta Cartagena.

Lancha torpedera Tupolev G-5 (colección de Josep de Dios)

Las "G-5" eran embarcaciones monocasco, construido este principalmente en duraluminio, un material que obligaba a una muy frecuente aplicación de tratamiento anticorrosivo, pero que a cambio aportaba una importante disminución de peso. El desplazamiento era de 12,2 tons, con una eslora cercana a los 19 metros, manga de 3,1 metros y un calado de 0,82 metros. Su propulsión se conseguía mediante la adaptación de dos motores de aviación Mikulin GAM-34B de 635 hp. de potencia cada uno, consiguiendo una velocidad punta cercana a los 50 nudos, con una autonomía de 80/90 millas a todo motor. Transportaban dos torpedos de 533 mm., alojados en sendos canales situados en la parte trasera de la cubierta, además montaba una ametralladora en proa y otra sobre la torreta. La dotación estándar de cada lancha era de cinco/seis hombres y estaba compuesta por marinos españoles y rusos.

De las cuatro lanchas soviéticas solo dos acabaron al final de la guerra en condiciones de prestar servicio, fueron la "DAR-11" y la "DAR-21", ambas pasaron a formar parte de la Armada franquista con los numerales "LT-15" y "LT-16", permaneciendo en servicio hasta marzo de 1946.

La "DAR-41" fue hundida en julio de 1937, solo mes y medio después de su entrada en servicio, cuando realizada labores de escolta al mercante griego "Laris" ("Chepo" bajo bandera panameña) junto a la "DAR-31" y los destructores "Almirante Valdés" y "Escaño". El ataque aéreo fue llevado a cabo por dos hidroaviones Heinkel He-59 de la Legión Cóndor, a unas 15 millas frente a la costa de Arenys de Mar.  La "DAR-31" quedó fuera de servicio en enero de 1939, también a causa de los daños sufridos por un ataque aéreo en aguas catalanas.

Benito Sacaluga





Fuentes: 

envisitadecortesia.com
vidamarítima.com








martes, 3 de diciembre de 2019

PEDRO PRADO MENDIZÁBAL, JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA MARINA REPUBLICANA



Se acaba de publicar un  libro basado en la biografía de Pedro Prado Mendizábal, Capitán de Navío,  Jefe del Estado Mayor de la Marina de la República en abril de 1938. El autor, Luis Miguel Cerdera, nos relata la vida de este marino, y lo hace apoyado en la información y documentos, inéditos y de primera mano, recibidos de uno de sus hijos, Jorge Prado Fernández, además de en abundante documentación obtenida en archivos y hemerotecas. El libro nos lleva por la trayectoria de Pedro Prado desde su infancia, reflejando con detalle su incansable actividad en defensa de la libertad, ideales llevados a la práctica durante la Guerra de España (1936-1939), la II Guerra Mundial, y la Cuba inmediata al triunfo de su revolución, acompañado todo ello de la exposición novedosa de hechos acontecidos durante los tres periodos citados.

Entresacado del libro, dejo a continuación un pequeño, mínimo, resumen de la vida de Pedro Prado Mendizábal, a modo de anticipo de lo que Luis Miguel Cerdera nos relata a través de las 383 páginas de que consta su obra: "Bajo cinco banderas", Editorial Siníndice, ISBN: 978-84-17235-50.5. Un libro imprescindible por su rigor en cuanto a la vida de Prado, y también por las novedosas e inéditas informaciones que contiene en relación con la sublevación militar (1936) y la Guerra de España (1936-1939).

Pedro Prado Mendizábal nace en Lugo el 26 de junio de 1902, segundo hijo de Juan Prado López, comandante de caballería, y Esperanza Mendizábal Esparza. A finales de 1918 aprueba los exámenes de ingreso en la Escuela Naval Militar, el 10 de enero de 1920 ingresa en la Escuela Naval de San Fernando (Cádiz). 

Durante su periodo de formación ya expresa su alejamiento del ambiente tradicional reinante en el Cuerpo General de la Armada, nos dice:
...En la Escuela Naval me eduqué en un ambiente de tipo aristocrático, religioso y de tradiciones reaccionarias. Ya en ella se manifestaron en mí el espíritu de rebeldía hacia todo ello, y mi negativa a formar parte de una expedición para ir a visitar el Papa durante un viaje de prácticas en Italia, me costó serios disgustos..

El uno de diciembre de 1920 llega a Guardiamarina, en sus prácticas embarca en el crucero "Reina Regenta", el crucero "Cataluña" y el acorazado "Pelayo". Ya como alférez de fragata presta servicio en el crucero "Carlos V" y en el acorazado "Alfonso XIII".

El 20 de marzo de 1924 es habilitado de alférez de navío, graduación a la que llega oficialmente el uno de septiembre del mismo año. Con esta graduación sirve en el "Almirante Lobo", el crucero "Reina Regenta", el acorazado "Alfonso XIII y el remolcador "Cíclope". En el periodo comprendido entre 1924 y 1926 participa en diversas operaciones de la campaña del Rif. En 1925 toma parte en el desembarco de Alhucemas. Es condecorado con la Cruz Roja del Mérito Naval, la Cruz Blanca del Mérito Militar y la medalla de África.

En 1926 es promovido como alumno de submarinos, dos años más tarde es ascendido a teniente de navío, sirviendo como tal en el buque de salvamento de submarinos "Kanguro" y en el submarino B-2. En 1926 embarca en el acorazado "Jaime I" con el cargo de Oficial de Derrota, del acorazado pasa al submarino C-4, donde presta servicio durante dos años, teniendo a su cargo los departamentos de torpedos, radio y electricidad. En el otoño de 1929 el C-4 participa en las maniobras llevadas a cabo en el Mediterráneo y el Cantábrico, Pedro Prado está a bordo. En junio de 1931 es nombrado segundo comandante del submarino B-2, contaba 29 años.

Su ideología izquierdista le lleva a conseguir en 1931 la confianza del ministro de Marina, José Giral. Prado colabora activamente en las reformas emprendidas por la República en relación con la Marina de Guerra, reformas que no fueron aceptadas de buen grado por la mayoría de los componentes del Cuerpo General, compuesto casi en su totalidad por oficiales de familias acaudaladas de extremado conservadurismo, Prado escribe desde la Secretaría de Marina:
...En esta época, conocido por mis ideas progresistas, mis compañeros del Cuerpo General me mantenían aislado como si se tratase de una serpiente venenosa, aunque me temían...
El 25 de septiembre de 1932 acompaña al ministro de Marina y al presidente de la República, Manuel Azaña, a Barcelona, ciudad donde se celebra un acto de homenaje a la República y se procede a la entrega oficial del Estatuto de Cataluña. Realiza varios viajes oficiales más, nacionales e internacionales acompañando al ministro de Marina, hasta que durante el primer periodo del gobierno de Lerroux (Bienio Negro), por convicciones ideológicas, pide el cese en el Ministerio y solicita ser destinado nuevamente a la Armada. En octubre de 1933 es nombrado segundo comandante del submarino C-4, al mismo tiempo trabaja como profesor en la Escuela de Armas Submarinas de Cartagena (Murcia).

Pedro Prado Mendizábal en 1938
Tras las elecciones de febrero de 1936, en las que la izquierda recupera el poder, es llamado a Madrid para ser nombrado Secretario Técnico de Marina, cargo que ocupa hasta la sublevación militar de julio de 1936, ese mismo mes Pedro Prado asume el cargo de la Jefatura de Operaciones Navales, recién creada en sustitución del Estado Mayor de la Armada. Con la llegada de Indalecio Prieto, en septiembre de 1936, como nuevo ministro de Marina y Aire, dan comienzo las diferencias irreconciliables entre Prado y Prieto, situación que se mantendrá hasta el cese de Prieto en 1938. Prado, que en 1936 se afilia al Partido Comunista de España (PCE), en relación con los colaboradores de Prieto llega a escribir:
...Había en la Flota republicana bastantes elementos anarquistas, muchos honrados y valientes luchadores antifascistas, pero unos pocos aventureros, que habían intentado escalar puestos y apoderarse de las tripulaciones, cosa que yo había impedido. Pero apenas entró Prieto de ministro, estos elementos turbios fueron a verle y el los apoyó y se apoyó en ellos...
El enfrentamiento de Prado con Indalecio Prieto comienza ya en septiembre de 1936. Se opone frontalmente a Prieto en su decisión de enviar la Flota al Cantábrico, Prado no firma la Orden a la Escuadra, en su lugar como Jefe de Operaciones, la firma (Por Orden) un afín a Prieto, Manuel Naranjo, Auxiliar de Máquinas del submarino C-4. Prado intentó por todos los medios evitar esta operación, pero Prieto la lleva a cabo,  y el 21 de septiembre de 1936 el grueso de la Flota sale rumbo al Norte de España. Operación desastrosa que vino a suponer la pérdida del control republicano del Estrecho de Gibraltar, y posiblemente con ello también la guerra. Pedro Prado es cesado por Prieto de su puesto de Jefe de Operaciones Navales en ese mismo mes de octubre, y destinado al crucero "Méndez Núñez" como comandante del mismo. En mayo de 1937 Pedro Prado es ascendido a capitán de corbeta. Permanece en el "Méndez Núñez" hasta septiembre de 1937, fecha en la que recibe una orden urgente de Prieto (ministro de Marina) para trasladarse a Brest (Francia) y recuperar los submarinos C-2 y C-4, llevados hasta allí por marinos desertores, submarinos que los franquistas intentaban recuperar para su flota en colaboración con el servicio de espionaje francés. Prado evita el intento franquista, repara los submarinos, purga de traidores las dotaciones  y los traslada a España con la colaboración a bordo de oficiales de la marina soviética como comandantes. En abril y junio de 1938 los submarinos parten desde Burdeos (Francia) con rumbo a Cartagena, puerto republicano al que llegan el C-4 el 23 de abril y el C-2 el 26 de junio.

En abril de 1938, con Prieto ya fuera del Gobierno, Prado, que se encuentra entonces en Francia, es nombrado Jefe del Estado Mayor de Marina y vuelve a España. En los finales de la guerra marcha nuevamente a Francia al objeto de organizar el repliegue de las tropas republicanas y población civil desde una Cataluña ya ocupada.

En Francia reside en varias ciudades, incluida París, desde donde espera órdenes del Gobierno republicano, órdenes que no llegarán. Finalmente en el puerto de Le Havre y en la noche del 8 de abril embarca con su familia en el mercante ruso "Smolny" con rumbo a Rusia. Tras una accidentada navegación, el 13 de abril llega a Leningrado.

Ingresa en La Academia Superior Militar Voroshilov, institución fundada en 1936 y que representaba la flor y nata de las escuelas militares soviéticas. Solamente los mejores y más brillantes oficiales de las Fuerzas Armadas Soviéticas eran seleccionados para poder asistir a la más prestigiosa institución de enseñanza militar. Los estudiantes eran admitidos a partir de rangos de teniente coronel, coronel y general de Brigada. Junto con Prado también fueron seleccionados otros cinco militares españoles , entre ellos otro marino español, Eugenio Rodriguez Sierra, maquinista de la Armada.

Con la II Guerra Mundial en marcha, Prado es incorporado (1943) al Ministerio de la Marina de Guerra, a las órdenes del Jefe del Estado Mayor de la Flota Soviética y asignado al Servicio de Inteligencia de la Marina, con el grado equivalente al de capitán de navío, cambiando su nombre por el de Boris Ivánovich Potapov. En 1946, acabada la guerra, abandona la Inteligencia Militar y se íntegra en la docencia castrense durante poco más de un año. En 1948 el régimen de Stalin ordena la desmovilización forzosa de todos los militares extranjeros que continuaban en la Unión Soviética, Prado es uno de ellos y es cesado.  Es destinado a Biblioteca Estatal de Literatura Extranjera, ubicada en Moscú, con el rango de Bibliotecario Superior, allí junto con varios compañeros participa en la edición de:
  • Diccionario Español-Ruso
  • Diccionario Militar Español-Ruso/Ruso-Español
Como autor único, la Editorial Enciclopedia Soviética publica su obra: Diccionario Politécnico Español-Ruso.

Tras la muerte de Stalin y la entrada de España en la ONU, se empiezan albergar esperanzas sobre la posibilidad de la vuelta a España de los militares y civiles españoles ubicados en la Unión Soviética, incluyendo a los denominados "Niños de la Guerra" y a aquellos que habían prestado servicio en la División Azul y eran aún prisioneros en Rusia. Por razones que en el libro de Cerdera se detallan, Prado no regresa a España.

Fidel Castro había solicitado ayuda a la Unión Soviética para el envío de un contingente de militares españoles allí residentes. La petición es trasladada a Dolores Ibarruri quién inicia los trámites con el presidente soviético Jrushchov.

Prado lleva enraizado en su espíritu idealista la condición de marino de guerra y en junio de 1961 llega a Cuba. Había sido reclamado por el coronel Francisco Ciutat (compañero y amigo suyo en la Academia Voroshilov), además de con la intervención de Ibarruri.

En La Habana, Pedro Prado trabaja como asesor técnico para el Ejército cubano, cambia su nombre por el de Juan Lamela Viñas. En septiembre de 1961 es nombrado Asesor Técnico Naval en la Marina de Guerra Revolucionaria. Desde ese puesto se vuelca en las organización de la Marina de Guerra cubana, amén de un largo etcétera de iniciativas, trabajos y publicaciones, todo ello descrito con exactitud en el libro que nos ocupa.

Prado espera en Cuba la ocasión de regresar a España, espera que se prolonga hasta el 3 de junio de 1977, fecha en la que en vuelo directo La Habana - Madrid, junto a su esposa,  vuelve a pisar tierra española después de 38 años. Ese día Pedro Prado contaba con 75 años de edad. Después de su azarosa vida consiguió por fin su sueño de vivir junto a los suyos en su país natal y hacerlo en libertad. El Ministerio de Defensa reconoció su grado y derechos como militar, como Capitán de Navío Rtd. del Cuerpo General de la Armada.

Como consecuencia de una hemorragia digestiva, producida  a causa de una úlcera de estómago que padeció durante casi toda su vida, el 21 de septiembre de 1985 Pedro Prado fallece en Madrid, en el Hospital de Ejército del Aire. Actualmente sus restos descansan en el madrileño Cementerio de La Almudena, junto a los de su esposa, fallecida en 1983.



Capitán de navío Pedro Prado Mendizábal

Imagen: Tina Paterson (twitter)



Benito Sacaluga