viernes, 31 de julio de 2015

LA LEGIÓN CÓNDOR



Guernica tras el bombardeo de la Legión Condor.
Después de la salida de las fuerzas facciosas de la línea Maqueda-Toledo, Franco se mostraba reacio a avanzar hacia Madrid hasta no asegurar una superioridad aplastante, sobre todo en el aire, con las nuevas ayudas que esperaba recibir de Italia y Alemania.

El 24 de octubre, el conde Ciano, yerno de Mussolini, se entrevistó con Hitler en Berchtesgaden. En aquella conversación se trató de intensificar la ayuda a los sublevados españoles. Tenían las potencias fascistas gran prisa en que los rebeldes entrasen en Madrid y en reconocerlos como Gobierno de España.

Ciano relata la entrevista con el Führer como sigue:
«Actualmente estamos dispuestos y decididos a hacer un mayor esfuerzo con el fin de dar el golpe de gracia al Gobierno de Madrid. Indico al Führer la intención del Duce de enviar 50 aviones más y 2 submarinos. El Führer dice que está plenamente de acuerdo... y me asegura que dará las instrucciones en este sentido a sus autoridades militares. Si fuera necesario. Enviaría contingentes de tropas.»
A fines de octubre, Hitler encomendó de nuevo al almirante Canaris que fuese a España (era su segundo viaje desde que había comenzado la guerra) para comunicar a Franco las condiciones que Alemania ponía al incremento de su ayuda. En compañía del general de aviación Sperrle, Canaris se entrevistó con Franco. Las condiciones dictadas por el Ministerio de la Guerra hitleriano especificaban que la aviación alemana actuaría en España bajo el mando de un jefe alemán. ¡Esas condiciones fueron aceptadas por Franco! Alemania exigió asimismo que se intensificasen las operaciones militares para acelerar la toma de Madrid por los rebeldes. El Gobierno hitleriano decidió crear en España una unidad especial de las fuerzas armadas alemanas, designada con el nombre de «Legión Cóndor» y cuyo primer jefe fue el citado general Sperrle.

Dicha «Legión» estaba compuesta esencialmente en aquel tiempo por fuerzas de aviación, cuya estructura era la siguiente:

2 grupos de 4 escuadrillas de cazas Messerschmidt 109.
2 grupos de 2 escuadrillas de cazas Heinkel 51.
1 grupo de 3 escuadrillas de reconocimiento Heinkel y Dorniers 17.
4 grupos de 3 escuadrillas de bombarderos Heinkel 111 y Junkers 52.
(Las escuadrillas de caza y reconocimiento comprendían 9 aparatos; las de bombardeo, 12 aparatos).

Además de las fuerzas de aviación, que constituían el grueso de la «Legión Cóndor», a ella estaban agregados destacamentos de artillería antiaérea y unidades de diferentes servicios, como transmisiones, sanidad, de mantenimiento y otras. Los primeros efectivos de la «Legión Cóndor» desembarcaron en España en el mes de noviembre. Estos sumaban de 6 a 7 mil hombres, los cuales fueron multiplicándose en el curso de la guerra.

En noviembre comenzaron también a llegar grupos numerosos de oficiales de marina alemanes, que participaron activamente en la dirección de las operaciones navales de los rebeldes. Las transmisiones y los servicios técnicos del ejército franquista, de la marina y de la aviación estaban organizados y dirigidos por un elevado contingente de oficiales y técnicos alemanes. Alemania envió a España un cuerpo de tanques, que, en un principio estuvo integrado en la «Legión Cóndor», pero actuó luego como una unidad independiente, bajo el mando del coronel von Thoma. El cuerpo de tanques alemanes estaba formado por 4 batallones, cada uno de los cuales se componía de 3 compañías de 15 tanques ligeros cada una. Iba acompañado por 30 baterías de artillería antitanque.

Envió también un elevado número de instructores militares para el adiestramiento de los cuadros del ejército franquista: durante la guerra prepararon más de 56.000 oficiales españoles. Un testimonio elocuente de la considerable ayuda que Alemania prestó a Franco es la declaración hecha por Hitler el 6 de abril de 1938, en un momento de aguda tensión en el centro de Europa:
«Una parte considerable de nuestra aviación está en España, mientras la necesitamos para reconstruir la fuerza aérea en Austria.»
En la Operación Rügen —como se llamó en clave el bombardeo de Guernica— llevada a cabo el 26 de abril de 1937 fue la primera vez que la acción de la Legión Cóndor causó un gran número de víctimas civiles. El Gobierno vasco de la época cifró las víctimas del bombardeo en 1.654 muertos y 889 heridos, sin precedentes en bombardeos de objetivos civiles hasta el momento.

La Legión Cóndor nazi con el apoyo de la aviación italiana bombardeó la ciudad vasca durante más de tres horas ininterrumpidamente,  bombarderos Junkers y Heinkel arrojaron sobre la ciudad cientos de bombas de 500 kilos además de una cantidad superior a tres mil proyectiles incendiarios de aluminio. Los cazas Junkers que escoltaban a los bombarderos se dedicaron en vuelo rasante a ametrallar a la población que huía de la ciudad para refugiarse en los campos. Guernica estaba alejada del frente y no tenia defensas antiaéreas, la fabrica de armas situada en sus afueras resultó intacta. El bombardeo, cifrado como Operación Rügen, se diseñó y se llevó a cabo como una masacre indiscriminada de la población civil. La Casa de Juntas y el Árbol de Guernica no fueron afectados por el bombardeo. El 28 de abril, dos días después del bombardeo, las tropas sublevadas entraban en la villa foral, tomando el control de la misma y quemando los archivos que hallaron en la iglesia de Santa María, imposibilitando el recuento final de fallecidos.El batallón carlista de requetés se dirigió a la Casa de Juntas donde rindió honores al Árbol de Guernica, poniéndole una guardia de honor como símbolo de los fueros. 

Acusado el ejercito franquista sublevado por el lendakari Aguirre de dar la orden del  bombardeo, el franquismo le contesta de esta forma :
"Son completamente falsas las noticias transmitidas por el ridículo presidente de la República de Euzkadi relativas al incendio provocado por las bombas de nuestros aviones en Guernica. Nuestros aviadores no han recibido ninguna orden de bombardear esa población. Los incendiarios son los que, el verano pasado, incendiaron Irún y ayer Éibar. En la imposibilidad de contener el avance de nuestras tropas, los rojos han destruido todo y acusan a los nacionalistas de hechos que no son más que la puesta en práctica de sus criminales designios. 
¡Miente Aguirre! Miente vilmente. En primer término no hay aviación alemana ni extranjera en la España Nacional. Hay aviación española. Noble, heroica aviación española que lucha constantemente con aviones rojos que son rusos, franceses y conducen aviadores extranjeros. En segundo lugar, Guernica no ha sido incendiada por nosotros, la España de Franco no incendia. La tea incendiaria es monopolio de los incendiarios de Irún, de los que han incendiado Éibar, de los que trataron de quemar vivos a los defensores del Alcázar de Toledo" 
Estas manifestaciones fueron mantenidas por el régimen franquista hasta el año 1971, fecha en la que el Servicio Histórico Militar reconoce la autoría del plan y de la orden del bombardeo. En 1997 el presidente de Alemania, Roman Herzog, pidió públicamente perdón por la autoría alemana del bombardeo, sin embargo se le olvidó pedirlo también por los bombardeos llevados a cabo por la Legión Cóndor sobre Madrid, Durango, Barcelona y Alicante y por el ametrallamiento en masa de civiles republicanos que huían por la carretera existente entre Málaga y Almería. 


Benito Sacaluga


Extractado de "Guerra y Revolución en España".  Capítulo VII.  Pgs: 129-130-131 y Cartagena Nueva 27-04-1937



lunes, 6 de julio de 2015

EL BLOQUEO DE LA REPÚBLICA Y LA AYUDA PORTUGUESA



Serrano Suñer, Franco y Salazar en Sevilla. Foto:ABC
Es sobradamente conocido, o debería serlo, el abandono a su suerte de la República Española llevado a cabo por países como Inglaterra, Francia o Estados Unidos. El denominado acuerdo de No-Intervención en el "conflicto" español, fue realmente un bloqueo a los ejércitos y la marina de la República, o lo que es lo mismo a la defensa de la nación española. Las actuaciones de estos países junto con su permisividad total ante la flagrante ayuda de todo tipo que alemanes, italianos y portugueses prestaron desde el inicio de la guerra al ejercito sublevado, sin duda marcaron el curso de la guerra y decidieron su resultado.

Según Benavides (1), las guerras se hacen con máquinas y municiones, y las máquinas y municiones para el Ejército republicano debían venir o traerse del extranjero. No nos las dejaron traer. Nuestra relativa superioridad naval , la mejor técnica de los marinos leales y el valor combativo de las dotaciones, fueron contrarrestados por Alemania e Italia con sus marinas y por Inglaterra, con sus atracos al Derecho Internacional.

El bloqueo de España lo estableció el Comité de No-Intervención. En virtud del mismo se privaba al Gobierno de la República de la posibilidad de adquirir, en el exterior, los medios para defenderse. Italia, Alemania y Portugal se obligaban, al igual que los otros signatarios, a prohibir "Las exportaciones directas o indirectas, la reexportación o el tránsito por España, por las posesiones españolas o por la zona española de Marruecos, de armas, municiones y material de guerra".

La política de No-Intervención, aplicada unilateralmente por el Comité de Londres, bajo la dirección de Inglaterra, terminó por constituir un verdadero bloqueo de la España republicana. El 7 de octubre de 1936, el Delegado soviético propuso la "discusión del control de los puertos portugueses". Portugal había sido convertido en la base principal de aprovisionamiento de los facciosos. La replica de Lord Pylmouth, presidente del comité, fue hecha pública el 15 de octubre: La petición se desestimaba porque faltaba la evidencia de que el acuerdo estuviera siendo violado en efecto. El 30 de octubre, Mr.Eden se refirió a lo mismo en la cámara de los Comunes: "Debo afirmar categóricamente que el Gobierno, jamás ni por un momento, admitió tal proposición. No poseemos prueba alguna que permita sostener las alegaciones soviéticas".

Está claro que los ingleses "no sabían" porque "no querían". A través de sus consulados en Galicia le era fácil conocer los que realmente sucedía en relación con las intervenciones alemana e italiana, por ejemplo la existencia de baterías antiaéreas nazis en Ferrol. También obviaron la llegada en 1937 de una comisión italiana acompañada por Suances, para analizar la capacidad de los astilleros ferrolanos para montar destructores con piezas traídas desde Italia. La idea se descartó, la marina italiana prefirió ceder a Franco los destructores "Falco", "Aquila" "Guglielmo Pepe" y Alexandro Poerio" y dos submarinos a los que los rebeldes bautizaron como "Sanjurjo" y "Mola" y a los que se les hizo responsables del torpedeo del "Cervantes", cuando en realidad el ataque fue efectuado por un submarino italiano en presencia de un destructor inglés.

El 2 de enero de 1937 desembarcaron en Cádiz 10.000 italianos, los mismos que participaron en la toma de Málaga y en la Batalla de Guadalajara. Tras la derrota de los fascistas en Guadalajara, los nazis consiguieron que Inglaterra, Italia, Alemania y Francia autorizasen el bloqueo de España por los Pirineos, la frontera con Francia fue cerrada y se entregó la vigilancia de los puertos republicanos a las marinas alemana e italiana. La tenaz defensa de los derechos españoles hecha por el delegado soviético en el Comité de Londres se estrelló contra la voluntad inglesa de favorecer a Franco y dejar libre el camino a italianos y alemanes. Igualmente la URSS politicamente tuvo que mirar para otro lado ante el apresamiento o hundimiento de barcos rusos cargados de suministros para la República, (17 buques mercantes entre agosto y diciembre de 1936), su intervención habría sido considerada como una efectiva declaración de guerra.

La ayuda alemana e italiana a los sublevados está sobradamente puesta de manifiesto en infinitas publicaciones y siempre ha sido de dominio público, no así la intervención portuguesa, decisiva para el resultado de la guerra pero prácticamente desconocida por la mayoría de los españoles.

(2) Aunque el gobierno portugués no manifiesta claramente su apoyo a los sublevados hasta que corta relaciones con el gobierno de Madrid actúa, desde el primer momento, como si de hecho estuviese ya en hostilidades con aquel; a todos los efectos sus acciones conducen a un inestimable apoyo al ejército insurrecto tanto en el plano internacional, con maniobras dilatorias en las negociaciones de los acuerdos, como en la ayuda material. No se puede ocultar la colaboración oficiosa del gobierno de Salazar con los sublevados siendo Portugal la principal base de encuentro de los rebeldes; autoridades civiles y militares andaban abiertamente por Lisboa donde tenían su centro político a través del cual obtenían material de guerra para el ejército sublevado. La libertad de maniobra es manifiesta y se dispuso del territorio portugués como lugar de conspiración donde relevantes personalidades de la derecha española encontraban todo tipo de facilidades otorgadas por parte del Estado Novo, y, aunque esta ayuda se presenta en los medios diplomáticos como un mero gesto de cortesía y de hospitalidad a los emigrados políticos del país vecino, no tiene nada de extraño que Lisboa conociese la preparación del levantamiento contra la República Española.

El gobierno de Salazar ofrecería un auxilio de primordial importancia dando facilidades para la adquisición y transporte de material vía Portugal. Esta nación no podía aportar armas pero permitió la utilización de su territorio para que otras naciones facilitaran el abastecimiento necesario y fue allí donde tuvo lugar la llegada de los primeros aviones de los que Burgos carecía, tras las diligencias efectuadas antes de estallar la insurrección.  Si los aeropuertos portugueses fueron lugar de escala de los aviones que Hitler enviaba a los sublevados, el suelo lusitano sirvió de paso para traslados de tropas y material y los puertos estuvieron abiertos a los navíos con abastecimiento bélico . Otro aspecto, también de gran importancia, de la ayuda de facto a los sublevados  fueron las facilidades concedidas para las operaciones financieras. Agentes nacionalistas podían adquirir material en fábricas extranjeras a través de industrias portuguesas; igualmente firmas nacionales lusitanas hacían transacciones con el extranjero y luego con los sublevados españoles, directamente o a través del Estado portugués.

Pero mucho más que un refugio de preparación política, un cuartel general para sus actividades, un lugar donde encuentran hospitalidad figuras relevantes del 18 de julio, un camino por donde atraviesa el material de guerra, una actividad doctrinaria en la radio y la prensa, Salazar va a ofrecer a la causa nacionalista toda una máquina diplomática a su servicio; ciertamente, si valioso es el apoyo de Salazar a Franco en el terreno peninsular, su mayor batalla la va llevar a cabo en la escena internacional donde «Portugal defiende la causa nacionalista con el mismo interés que defiende la cuestión nacional». Cuando estalla la sublevación Salazar tenía tomada la decisión. Desde el principio Portugal define una postura de apoyo a los sublevados. Portugal decide desde el mismo 19 de julio utilizar sus medios políticos y diplomáticos al servicio de los golpistas.

Portugal nunca ocultó su decidido apoyo a Franco, el presidente Salazar así lo puso de manifiesto ante la Asamblea Nacional el 22 de mayo de 1939:
«En todos los dominios en que era libre nuestra acción, ayudamos en lo que pudimos al nacionalismo español ...enfrentados por todas partes a la incomprensión y a la ceguera de Europa, donde la España nacional tan pocas amistades contaba, fuimos desde la primera hora lo que debimos ser: amigos fieles de España, en el fondo, peninsulares. Perdimos vidas, corrimos riesgos, compartimos sufrimientos, y no tenemos cuentas que presentar. Vencimos, es todo» 
Olvidaba aquí el dictador Salazar su adhesión al Pacto de No Intervención que firmó el 27 de agosto de 1936.

El dictador Salazar y el dictador Franco establecieron a lo largo de dos décadas una relación de conveniencia con la que pretendieron reforzar sus posiciones en el contexto internacional. Los dos dictadores ibéricos no llegaron a ser amigos, se aproximaron y alejaron en varias ocasiones, pero se ayudaron y fueron solidarios el uno con el otro. A pesar de existir la desconfianza característica cuando se trata de una relación entre vecinos, Franco y Salazar supieron sacar sus dividendos.(3)


Benito Sacaluga




(1) La Escuadra la mandan los cabos. Manuel Dominguez Benavides
(2) Portugal ante la Guerra Civil Española. Soledad Gómez de las Heras Hernandez
(3) ABC (31.07.2013)