sábado, 27 de febrero de 2021

EL ACORAZADO


Lo que sigue a continuación es el extracto de un capítulo del libro "Nueve Artículos sobre Política Naval", de Antonio Ros. publicado en Cartagena en 1937, y prologado por el ministro de Marina José Giral Pereira.


De la combinación entre una gran potencia artillera y una coraza protectora nace el Acorazado. Atendiendo a otros factores, tales como el radio de acción y la velocidad, factores que están en proporción inversa con el desplazamiento y el peso, magnitudes derivadas ambas de la coraza y la artillería, tanto la velocidad como el radio de acción quedan en un segundo plano a la hora de su diseño.



Hasta la segunda mitad del siglo XX, el acorazado era el buque indispensable en cualquier acontecimiento bélico en el mar. Sus potentes cañones, emplazados en las casi inexpugnables torres blindadas, harán blanco, en la acción combativa, a muchas millas de distancia, y su agresión temible le servirá –aparte de la seguridad de su coraza- para ampararse de la artillería enemiga y para defender a las demás unidades que lo acompañan.

El acorazado es barco destinado a hundir al buque enemigo, cualquiera que sea su fortaleza, y salir indemne de la operación destructora. Para ese efecto cuanta con una artillería muy potente, para luchar con sus semejantes, con otra secundaria para barcos de inferior tonelaje y con una coraza, que, con los progresos de la siderurgia, reforzada con con aceros cromados y al tungsteno, los defiende sobradamente de los ataques, por duros y reiterados que estos sean.

Aisladamente, y constituyendo escuadra de combate, es el acorazado el buque más importante de una Flota. Mientras el submarino practica el corso, y el destructor convoya o defiende un puerto, o vigila un estrecho, y el crucero observa al enemigo, adquiere una importante información del mismo, o se lanza a la vanguardia para desorientarlo, el acorazado, dueño del mar, mide sus fuerzas contra todas las del adversario, impone su predominio, protege un desembarco, y destruye y aniquila.

España solo cuenta en la actualidad (1937) con dos acorazados, antiguos, de escaso tonelaje y de análogas características. Hoy, fiel a nuestro Gobierno, uno de ellos, el más moderno, más equipado y en mejor uso: el “Jaime I”. En servicio desde diciembre de 1921 y a pesar de su escaso desplazamiento, 16.400 toneladas, su velocidad de 19 nudos y un radio de acción superior a 5.000 millas náuticas, lleva coraza de 20 centímetros y dispone de cañones de potente calibre (8 de 305 mm.), buena artillería secundaria (20 -diez por banda- de 110 mm.) y modernos cañones antiaéreos, montados en los últimos meses.



Artillería digna de tenerse en cuenta, toda vez que el mismo calibre aparece en las torres de acorazados de más envergadura. De 305 milímetros es la artillería principal de los seis acorazados franceses del grupo “París”, de 22.000 toneladas, y del “Voltaire”, de 17.500; de la misma medida lo llevan los doce cañones del “Arkansas” norteamericano, del año 1927; también montan el mismo calibre los “Oktjabrskaja-Revoluzia”, “Marat”, Michael Frunze” y “Perischskaja”, que figuran en la flota de la URSS, con coraza de 25 centímetros y un tonelaje de 25.500 toneladas.

Recientemente, nuestro “Jaime I”, pudo darse el lujo de asomarse a la bahía de Algeciras y destruir a discreción cuanto quiso, sin que la artillería enemiga lograse, con la repetición de impactos, otra cosa que deslustrar la pintura de sus costados.

Asegura el almirante británico Fisher que "la velocidad es un arma". Los ingleses cuentan con un acorazado de 42 mil toneladas y artillería de 381 mm., el “Hood”, que alcanza los 31 nudos,  pero su coraza lo coloca en situación de inferioridad con otros buques de protección más cumplida. Mejor protección antes que mayor velocidad. Así lo entendieron siempre los alemanes y fue el Gran Almirante de la Kaiserliche Marine Alfred von Tirpitz quien sostuvo que "el éxito en el combate naval estriba en no dejarse hundir".



Con más fuerte potencia destructora, o más débil, con coraza de mayor o menor grosor, y con velocidad mejor o peor registrada, lo cierto es que el acorazado es y será el buque insigne e insustituible de toda flota bien organizada. Si es veloz y potente su artillería, impondrá en todo instante el momento y la proximidad del combate. Si su coraza no es liviana, los proyectiles que le alcancen, aún funcionando debidamente sus espoletas e incidiendo con la inclinación de rigor, no destrozaran lo bastante para anular su flotabilidad. En la guerra ruso-japonesa fueron necesarios para hundir cada acorazado ruso cerca de mil proyectiles de más de seis pulgadas lanzado a unos cinco kilómetros. Y el “HMS Invincible”, en la batalla de Jutlandia, pasto de un intenso y duro bombardeo, necesitó, finalmente, para ser hundido que una granada perforase el techo de una de sus torres, explotando en su interior, y que las llamas producidas incendiasen el pañol correspondiente. (1)



(1) De esta forma fue inutilizado el acorazado “Jaime I”, a causa de una explosión en los pañoles de la Torre 3.  Ninguno de los muchos bombardeos que tuvo que soportar pudieron con el.  No fue una bomba de la aviación, tampoco una granada enemiga, para hundirlo había que hacerlo desde dentro, y así se hizo, un sabotaje llevado a cabo por algún miembro de la dotación acabó con él.



lunes, 8 de febrero de 2021

EL “MAGALLANES” ARRIBA A CARTAGENA

 


Era el 11 de septiembre de 1936, procedente de Méjico llegaba a Cartagena el transatlántico español “Magallanes”, sus bodegas iban repletas de armas y municiones, cargadas en México, era la primera ayuda exterior que recibía la República española y la enviaba el presidente mejicano Lázaro Cárdenas del Río.

 


El "Magallanes" amarrado en puerto

El “Magallanes”, construido en los Astilleros de Matagorda (Cádiz) para la Cia. Trasatlántica, botado en 1926, entró en servicio dos años más tarde, cubriendo rutas entre España con Cuba, New York y varios países de Sudamérica. El día 18 de julio se encontraba en Coruña, desde donde partió el día 22 rumbo Méjico a las órdenes de Manuel Morales Muñoz, capitán de la Marina Mercante. El buque, gemelo del "Marqués de Comillas", tenía una eslora de 145 metros, con 17,5 de manga y 13.000 toneladas de desplazamiento. Su aparato propulsor consistía en dos grupos de turbinas Parsons, alimentadas por cinco calderas de tiro forzado, que le dieron en pruebas una velocidad de 16,33 nudos. Tenía tres cubiertas y el pasaje estaba distribuido en 139 camarotes de primera clase, 53 de segunda y 758 destinados a emigrantes que iban en literas ubicadas en sollados y entrepuentes. 

En su viaje de vuelta desde Méjico, a su recalada en Cabo San Vicente fueron a esperarle unidades de la Flota republicana, concretamente el crucero “Miguel de Cervantes” y el destructor “Sánchez Barcáiztegui”. En las inmediaciones de Cabo de Palos, una escuadrilla de la aviación italiana con base en Mallorca llevó a cabo dos bombardeos sobre el “Magallanes” y sus escoltas, bastó con que el “Almirante Cervera”, durante la segunda pasada, respondiese al ataque para que los aviones fascistas soltaran sus bombas de cualquier manera y huyeran del escenario.

Como se ha dicho, el “Magallanes arribó sin más problemas a Cartagena el 11 de septiembre de 1936, con su preciado cargamento intacto, consistente en 20.000 fusiles y 20 millones de cartuchos.

Según nos relata M. Domínguez Benavides (“La Escuadra la mandan los cabos”. Méjico 1975)" 

"El día en el que llegó el “Magallanes” a Cartagena los representantes de la CNT-FAI no se presentaron en el Ayuntamiento, donde el Frente Popular se reunía. En medio del revuelo causado por la noticia de que un “barco grande” con armamento entraba en el puerto, sorprendió la ausencia de los confederales. Se hicieron averiguaciones y se descubrió que la FAI intentaba apoderarse de la carga. La guardia de Asalto lo confirmó. Se previno a la marinería y se le invitó a que colaborase en la descarga y vigilase a los faístas. En la última decena de julio, la FAI había pretendido adueñarse de 42 toneladas de dinamita, se trasladó la dinamita a tiempo y los de la FAI se encontraron con los polvorines vacíos.

Después del “Magallanes” y por rutas distintas empezaron a llegar los barcos de la URSS. A la FAI se le dilataron las narices. El anarquismo ya tenía medio roto el espinazo."

(1) El "Magallanes" consiguió llevar a cabo dos viajes más en la ruta del Mar Negro, rumbo al puerto de Odessa (URSS). En el segundo viaje, en el paso de los Dardanelos, el 25 de junio de 1937 embistió y echó a pique el mercante italiano "Capo Pino".



A instancia de los armadores italianos se consiguió el embargo del trasatlántico español por las autoridades turcas para responder de los daños del accidente. De esta forma el "Magallanes" quedó internado en aguas extranjeras hasta el final de la guerra. El entonces presidente de la compañía Trasatlántica, José Bertrán y Musito, negoció la indemnización ante las autoridades turcas y regresó a España en diciembre de 1939 bajo mando militar, siendo su comandante el capitán de fragata Francisco Núñez Rodríguez. 

Tras su arribada a Cádiz fue sometido a una modernización de sus instalaciones, quedando con capacidad para 607 pasajeros repartidos en las tres clases tradicionales y una tripulación de 180 hombres. En las bodegas podía cargar 2.100 toneladas y a continuación fue destinado a la línea de Centroamérica. 

Terminada la IIGM, el "Magallanes" continuó en el servicio americano hasta octubre de 1953, en que fue amarrado en Bilbao a la espera de una modernización que nunca llegó. Se proyectó sustituir las turbinas por motores diésel y al final se renunció a toda iniciativa. En 1957 fue vendido a Desguaces y Salvamentos del Nervión y desmantelado un año después en Santurce.

Benito Sacaluga


Imagen: mgar.net

(1) Juan Carlos Díaz Lorenzo. Periodista e investigador naval. El buque "Magallanes", Escala en Tenerife.


viernes, 5 de febrero de 2021

ADIÓS A LOS ANARQUISTAS, BIENVENIDOS LOS TRAIDORES

 


(1) Desde finales de julio de 1937, la F.A.I. había perdido posiciones en la mayoría de los buques, menos en uno, la nave capitana, el “Libertad”, donde, por el contrario, las acrecentó. El aumento de la fuerza política del “Libertad” produjo en el “Jaime I” un sobresalto que se tradujo en la práctica de un antianarquismo violento que, si no obligó a capitular al crucero, le bajó los ánimos.



No hubo conjura. Se aprovechó un estado generalizado de ánimo, del que se contagiaron numerosos confederales desencantados de la autodisciplina y opuestos a las aspiraciones anarcosindicalistas que pretendían cantonalizar la Flota y que uno de los suyos fuese el ministro de Marina. Pero una vez realizada la desintoxicación libertaria, Bruno Alonso, estimulado por el ministro y con el favor y la aquiescencia del jefe de la Base, se soltó su pelambrera prietista y las medidas de higiene se convirtieron en un vapuleo frenético contra los cabos y marinerías.

La falta de cautela, el moderado uso de la inteligencia, la imposición de criterios irreductibles – “El ministro es infalible; todos sus nombramientos son acertados”- , la desidia en la vigilancia, la teoría de los “aprovechables”, la obstinación en el error, la propaganda derrotista… todo parecía encaminarse a suprimir o anular a los cabos y marineros de julio, mientras las dotaciones comprobaban que muchos mandos se daban a futuros traidores, que a Scharfhaussen, coautor del asesinato de Marchante, se le hacía comandante del “B-6”; que Mariano Romero, Lara y Dorda, Carlos Barreda, Núñez de Castro y tantos y tantos recibían mandos de buques; que José Balboa, nombrado por Antonio Ruiz secretario de la subsecretaría, era jefe del “Socorro Blanco”, que Agulló, designado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas del Cantábrico, era faccioso, como su jefe Navarro; que la explosión y pérdida del “Jaime I” se preparó dentro del acorazado, que el Ministerio, en fin, era un reducto en el que se emboscaban espías y traidores.

Y, sin embargo, y a pesar de todas esas calamidades que la pasión y la estupidez acumularon sobre la Flota, ésta se mostró siempre superior al adversario por el valor y la técnica de sus hombres. Ni por casualidad, en el transcurso de la guerra se atrevió la Marina facciosa a desafiar a Cartagena, muchas veces bombardeada, nunca por el marino rebelde, sino por la aviación italo-alemana.


(1) La Batalla del Anarquismo, en “La Escuadra la mandan los cabos” de Manuel Domínguez Benavides. Ediciones Roca SA. México. 1976



lunes, 1 de febrero de 2021

BERNARDO BLANCO RODAL




Bernardo Blanco Rodal nació en 1914, en Cangas (Pontevedra), en el Barrio del Muelle. Fue uno de los hijos menores de Joaquín Blanco y Dolores Rodal, concretamente el séptimo de nueve hermanos. Con tan solo 14 años ingresó como voluntario en la Armada. Durante su formación navega a bordo del Buque Escuela “Galatea”.

Iniciada la Guerra de España es Cabo de Artillería y está destinado en el crucero “Miguel de Cervantes”. Formó parte del primer Comité del buque (julio 1936). Más tarde ingresa en la Escuela Naval Popular de Cartagena, graduándose como Oficial del Cuerpo General de la Armada, Alférez de navío, y es destinado al crucero “Libertad”.

Blanco Rodal pierde la vida cuando contaba 24 años, como consecuencia de un ataque aéreo al crucero “Libertad” llevado a cabo por la aviación facciosa estando el crucero en el puerto de Cartagena. Una de las bombas alcanza al crucero y se incendia un pañol. Bernardo acude en auxilio de los compañeros que allí se encontraban. Los gases del incendio le provocan una intoxicación muy grave que provoca su muerte.

Sobre la fecha exacta de su muerte no hay datos claros y se presume que fue a finales de octubre o principios de noviembre de 1938. La fecha de su entierro si está clara, Beatriz Iglesias Barreiro publica en el blog “La Isla de los Ratones” una biografía de Blanco Rodal, familiar suyo, y sitúa la fecha de su entierro en el seis de noviembre de 1938, coincidiendo con lo publicado en el Semanario “La Armada” de fecha 12 de noviembre de 1938 (pág.2). 

Como se ha dicho, el sepelio tiene lugar el seis de noviembre, hasta el Cementerio de Cartagena acompañaron al féretro los mandos del “Libertad” y una numerosa parte de su dotación, el Comisario General, Jefes de la Flota y de la Flotilla de Destructores. 



Según nos relata Victoria Fernández Díaz en su libro “El Exilio de los Marinos Republicanos” (pág.26. nota 8): Durante el entierro hubo un ataque aéreo. Los muchísimos marinos que asistían al acto  aguantaron formados e impávidos al lado del féretro hasta que los aviones se alejaron y se le dio sepultura. 

La prensa local se hizo eco del fallecimiento y entierro de Bernardo, coincidiendo en calificarle como un héroe. 

Añadir que los franquistas, ya acabada la guerra y según consta en el AGMAB, tenían incluido en sus “listas negras” a Bernardo, con el grado de Auxiliar Alumno de Artillería.


Benito Sacaluga



Publicación consultada e imagen de B. Blanco: La historia de un cangués del ejército republicano. (ailladosratos.org. noviembre 2020)