domingo, 11 de diciembre de 2016

EN EL CRUCERO "LIBERTAD" DEL 17 AL 21 DE JULIO DE 1936




El 17 de julio, en El Ferrol


Crucero "Libertad"
Aquel fatídico día de 1936, nuestro crucero se hallaba en la Base de Ferrol. Serían las once de la mañana, recibimos orden de estar listos para hacernos a la mar, con rumbo a Coruña, a las tres de la tarde, en cuya población, al decir de los elementos fascistoides de a bordo, reinaba un fuerte movimiento huelguista de carácter político-social.

Esta salida, no obstante, por causas aún no conocidas, no llegó a efectuarse, suspendiéndose posteriormente. Así es que, por la tarde, a la hora acostumbrada, salieron los francos a tierra, donde ya se iba generalizando el rumor de un levantamiento militar en África. Al día siguiente, causó sorpresa general, cuando, en vez de darse los consabidos francos de ría, se dijo que, a las dos de la tarde, saldríamos para Algeciras. Y se hacen víveres, petróleo y agua, quedando el barco listo para la marcha.

Antes de nuestra salida, vemos al "Miguel de Cervantes" salir de la dársena en que estaba, aprestándose también a petrolear. El otro crucero del mismo tipo, el "Almirante Cervera", quedaba en dique. Horas más tarde, cuando hasta la ría ferrolana llegasen los estruendos de la sublevación se privaría a la República de uno de sus mejores buques, propiciando su caída en manos de los sublevados, pese a la valiente defensa hecha del mismo por un puñado de camaradas fieles al Gobierno, quienes, finalmente. sucumbieron ante el aplastante número de los asaltantes que, desde tierra, les tenían cercados por todas partes.

Rumbo a Algeciras

A las  13'48 horas de dicho día 18, a un régimen de 25 millas, el "Libertad" abandonaba su Base, arrumbando seguidamente hacia el Sur. Por ser verano y haberse concedido los reglamentarios permisos, las dotaciones de los barcos quedaban reducidas a sus dos tercios. Cuando iniciamos la navegación, ya era de dominio general a bordo, el hecho de la sublevación en Marruecos, así como el de que tropas legionarias y moras estaban desembarcando en Cádiz y Algeciras. Sabíamos también que el Gobierno nos ordenaba ir contra ellas, a la vez que evitar nuevos desembarcos. Todos teníamos la impresión de que aquello era cosa de días...

Una cosa nos extrañó poderosamente durante la travesía: se ordenó que no se nos informara de lo que estaba aconteciendo. Sin embargo, por si estaba dictada contra los pusilánimes que pudieran dejarse impresionar por el movimiento subversivo, nada objetamos. Por lo demás, los radiotelegrafistas de confianza del buque iban dando noticias de la marcha de los sucesos a los elementos de probada lealtad de la dotación. Así, se fue formando un pequeño núcleo de gente fiel al Gobierno de la República, el cual fue engrosando aceleradamente, firmemente dispuesto a afrontar los acontecimientos.

Este mismo personal radiotelegráfico fue quien nos puso en antecedentes de la circular dirigida por el general Franco, en la propia mañana, desde la estación de Las Palmas, a los generales jefes de las ocho regiones militares del país, así como a los jefes de los departamentos navales, concebido en estos términos: 

En radiograma de esta fecha, digo a general jefe Circunscripción Oriental de África, lo siguiente: 
¡Gloria al Ejército de África ¡España sobre todo! Recibid el saludo más entusiasta de estas guarniciones, que se unen a vosotros y demás compañeros de la Península en estos momentos históricos. ¡Viva España con honor!

Se prepara la dotación frente a cualquier contingencia. El día 19 amaneció espléndido. Navegábamos ya a una velocidad de 27 millas, vibrando sobremanera el barco a impulso de sus máquinas. Hacia las nueve de la mañana, el cabo de radio, camarada Fernando Pérez, avisó a dos compañeros de los del núcleo leal, indicándoles que, según noticias recogidas en la estación, el movimiento subversivo se extendía por la Península, muchas de cuyas capitales estaban ya en poder de los rebeldes, añadiéndoles que el Presidente de la República y el Gobierno habían estado hablando por radio desde Madrid al pueblo, así como al Ejército, Marina y Aviación, haciendo un llamamiento a todos para sofocar la sublevación, por lo que se impone, terminó diciendo el cabo Pérez, el apoderarnos de nuestro buque antes de que el personal dudoso nos haga una traición.

Estas mismas palabras fueron dichas seguidamente a numerosos cabos y marineros de confianza, incluyendo a fogoneros, maquinistas y algunos auxiliares. Como consecuencia de todo esto, se consolidó el núcleo adicto, que ansiaba entrar en acción. A las 14'50 horas, el Ministerio de Marina enviaba al Comandante del "Libertad" el siguiente despacho: 

«Estaciónese proximidad Cádiz. Establezca contacto por radio con jefe rebelde plaza, conminándole a rendirse. De no hacerlo, bombardeará puntos estratégicos de la plaza en poder rebelde. En la tarde de hoy, escuadrilla aviación, con la que establecerá contacto por radio, cooperará con los buques en la rendición de los rebeldes».

Llegando frente a Cádiz, vimos como el Mando, en vez de preparar los cañones de 152 mm., únicos útiles para una acción sobre la costa, lo hacía solamente con los de 47 mm., con munición de saludo, cosa que ya nos puso en guardia a todos los que estábamos enterados del radiotelegrama del Ministerio, pensando que se acercaba el momento decisivo. Bueno será decir que los oficiales, durante todo el día, estuvieron fiscalizando enormemente a la dotación, disolviendo corrillos que comentaban las incidencias de tierra y llamando la atención de la gente sobre otras cosas insustanciales, no permitiendo a nadie la entrada en sollados, como no fuera debidamente justificada.

La dotación, dueña del buque

Por la tarde, viendo a la dotación bastante excitada y recelosa, el Mando ordenó subir de los pañoles municiones para las piezas de 152 milímetros, previa llamada a los artilleros, coincidiendo ésta con una reunión que se celebraba en el sollado 4 de fogoneros (lugar apenas frecuentado por la oficialidad), donde hicieron acto de presencia bastantes cabos, fogoneros y marineros, ultimándose el propósito de afrontar la situación. Cuando los artilleros se dirigían a sacar los proyectiles ordenados, el cabo Romero, so pretexto de ir al pañol a recoger saquetes para los mismos, fue a proa y, en compañía de varios cabos marineros, cogieron los fusiles que, de antemano, habían depositado en el citado sollado 4, con las correspondientes municiones, tomadas del pañol del condestable. Inmediatamente se cursó un aviso a los camaradas de popa para que se armaran también. A los cinco minutos, gran parte de la dotación, toda ella gente de confianza, estaba armada, provista de diversos elementos. Un grupo se dirigió al puente y otros a ocupar los puntos estratégicos de cubierta, procediéndose a la detención de todos los oficiales, que apenas ofrecieron resistencia, a los cuales se quitaron las pistolas y mandó al sollado 3, bajo guardia.

El crucero "Libertad" había sido mantenido para la República por su dotación... Surgió el problema de la falta de petróleo para poder actuar con el dinamismo que acuciaba el momento crítico.

Bombardeos frente a Cádiz

Cádiz estaba ya, al poco, a la vista, ofreciendo un aspecto de ciudad en plena actividad devastadora, ardiendo por sus cuatro costados y oyéndose más y más, a medida que nos acercábamos, fuerte tiroteo. Cuando estábamos ya frente a la plaza, vimos salir del puerto un vaporcito que arbolaba, al parecer, una bandera roja, dirigiéndose hacia nosotros. Para prevenir sorpresas, fuimos siguiendo la marcha de la embarcación con nuestros cañoncitos de saludo, dando vuelta inopinadamente la misma y regresando a puerto.

Mientras el Gobierno nos diera órdenes, contestando al despacho elevado al hacernos cargo del buque, empezamos a dar vueltas frente a Cádiz. Seguramente fue captado por los facciosos de la plaza el anterior despacho, identificándonos, por cuanto no tardó mucho en presentarse un avión, que nos lanzó cinco bombas por el costado de babor, sin alcanzarnos, afortunadamente. El Ministerio nos señaló que fondeásemos en Rota, donde vendría un petrolero a rellenarnos de combustible. Pero, después de bombardearnos el aparato, en la incertidumbre de si los destructores y submarinos permanecían o no fíeles al Gobierno (los facciosos se jactaban ya de poseer algunas unidades), no nos pareció prudente pasar la noche en el punto ordenado, máxime cuando todo el litoral parecía sernos hostil, y pusimos proa a Tánger, en cuyo puerto se estaba concentrando la Escuadra.

A las siete de la tarde, un radiotelegrama del Ministerio nos advertía respecto a los cañoneros "Laya»"y "Dato", que andaban por el Estrecho y cuya actitud no estaba todavía definida, pues no contestaban a las llamadas que se les hacía por radio. A las 21 horas, navegando todo el camino con las luces apagadas, entrábamos en el puerto de Tánger. Aquella misma noche, nombróse comandante del "Libertad", provisionalmente, al Auxiliar naval camarada Dopico. A las 23'59 horas, un despacho circular del Ministerio ponía en guardia a todas las unidades de Mar, Tierra y Aire contra la estación radio telegráfica EBC, de San Fernando, en poder de los rebeldes.

Estuvimos pendientes siempre de las noticias que iba dando el Gobierno sobre la marcha de los acontecimientos. Por ellas, nos enteramos, contrariamente a lo que aseguraban los facciosos, que Madrid, Barcelona, Valencia, Cartagena, Alicante, las provincias del Norte y algunas otras capitales de importancia seguían en poder de la República, así como los destructores y submarinos, lo que nos alegró extraordinariamente. Aquella agitada noche, todo el personal durmió con el fusil a la cabecera...

Concentración de la Flota en Tánger

Durante todo el día 20, fueron concentrándose en Tánger las unidades navales adictas. Llegó, primero, el guardacostas “Uad-Lucus”; luego, el destructor “Churruca”, que, después de haber realizado un transporte de tropas a la Península a favor de los rebeldes, su dotación había detenido a jefes y oficiales, manteniendo el barco para la República; y siguieron arribando: el cañonero «Laya», crucero "Miguel de Cervantes", destructores "Almirante Ferrándiz" y "Sánchez Barcáiztegui"...

Cada vez que se incorpora un nuevo buque, el entusiasmo entre las dotaciones, al cual se unen muchos habitantes de la ciudad, es delirante.  En la madrugada de este día, el "Tofiño" nos comunicó, para su traslado al Gobierno, el radiograma siguiente, captado a los facciosos:

 «El general Franco a generales de división y comandantes militares. —
Visto persisten algunos focos de rebeldía, es necesario aplastar con toda energía todo conato resistencia, imponiendo medidas de rigor en proporción a los excesos cometidos.— El movimiento es arrollador y triunfante.— No deben permitir jamás la huida a cabecillas responsables. No dar el menor crédito a patrañas que, en su desesperación, extienden los cercados y divulgar la verdad con notas por las radios locales».

En contestación a una llamada apremiante nuestra, interesando la posesión del navío por su dotación, a mediodía, recibíase a bordo del "Libertad" un despacho de la dotación del acorazado "Jaime I", en el que se nos decía haberse hecho dueña del buque la misma, noticia que, al ser divulgada entre las dotaciones de todos los barcos surtos en el puerto, produjo indescriptible alegría, dado el valor decisivo del navío en cuestión.

No hace más que cruzar el espacio, durante toda la jornada, un avión rebelde, volando a gran altura y sin arrojar explosivo alguno, habida cuenta de que estamos en un puerto internacional. 

Réplica a una amenaza telegráfica facciosa

En la mañana del día 21, se hizo cargo de la Jefatura de la Flota el capitán de fragata don Fernando Navarro, enviado por el Gobierno el día anterior. Horas antes, se había captado un despacho cursado por el general Franco al jefe de la Base Naval de Cádiz, concebido en estos términos: 

Acabo de recibir el siguiente radio de la estación de la guardia civil de Burgos:
«Guarniciones Norte España pertenecientes 5.", 6.", 7.“ Divisiones, inflamadas elevado espíritu patriótico y secundadas con entusiasmo y eficacia por la población civil en sagrada misión salvar patria, se mantienen con orgullosa actitud y -envían efusivo saludo a las fuerzas que, con mismo entusiasmo, participan movimiento Andalucía, convencidos próximo triunfo final.— Contrariamente noticias absolutamente falsas radiadas desde Madrid, estas fuerzas dominan situación, reinando casi absoluta tranquilidad.— Fuerzas motorizadas, equipos móviles, se dirigen rápidamente a Madrid, desde Zaragoza, Pamplona, Logroño, Burgos y Valladolid, secundando movimiento convergente columnas Algeciras y...»  (hasta aquí lo captado).

La propia mañana, la estación de Cádiz hacía público este radio:

Jefe División a todos los Aeródromos y para general conocimiento.— 
Manifiesto solemnemente que, en el mismo momento que sean bombardeados por algún aparato los cuarteles o edificios de esta ciudad de Cádiz, ordenaré inmediatamente fusilamiento del general Núñez de Prado, que se encuentra aquí detenido. ¡Viva España! ¡Viva la República!

El Mando de la Flota contestó de esta forma: 
«La Flota fiel al Gobierno a sediciosos Cádiz.—
Si Escuadra tiene conocimiento se procede fusilamiento general Núñez de Prado, fusilará 90 jefes y oficiales y un general del Cuerpo General que tiene prisioneros.»
A la mayor brevedad, los rebeldes contestaban: 

«General Franco a Escuadra. —
 Esperamos que la caballerosidad con que se ha portada siempre la Marina evite derramamiento de sangre».

Ese mismo día 21 de Julio, cerca del atardecer, salimos para Gibraltar a petrolear, en unión del crucero gemelo "Miguel de Cervantes". Íbamos con propósitos de cañonear, al pasar, los objetivos de Ceuta; pero la niebla reinante nos lo impidió. A las diez de la noche, estábamos ya en la Base Naval inglesa, desde donde llamamos al "Jaime I", que había entrado y quedado en Tánger, para que se nos incorporase, arribando después de la medianoche, junto con el "Torpedero 14", que había escapado de Algeciras. Aquella noche, desde la emisora sevillana, el beodo Queipo de Llano diría que nuestro acorazado había sido hundido en el Estrecho y seriamente averiados los cruceros "Libertad" y "Miguel de Cervantes"...

Durante aquellas horas, recibimos una angustiosa llamada radio telegráfica del cañonero "Cánovas del Castillo", diciéndonos estaban dentro del Arsenal de La Carraca, batiéndose con el crucero "República", cañonero "Lauria" y buque escuela "Elcano", los cuales estaban en manos de los facciosos, por lo que era indispensable y urgentísimo que fuera en su ayuda uno de nuestros cruceros, advirtiéndonos, finalmente, que no hiciéramos caso de las noticias que lanzaban el "República" y “Elcano”, pues eran tendenciosas e inexactas.

A la vista de ello, se envió a estos camaradas un despacho preguntándoles si podían salir con el cañonero. Los camaradas del «Cánovas del Castillo» nos enviaron, finalmente, este nuevo y viril despacho:

En contestación a vuestro radio, podemos decir que es imposible salir de este Arsenal de La Carraca por encontrarnos en reparación.— Tenemos maquinarías desmontadas.— Rogamos máxima urgencia en nuestra ayuda.— Tenemos continuo tiroteo con los mandos y tropas insurrectas.— Esperamos hagan posible darnos ayuda.— De no ser por barcos, podría ser por aviación, a la cual esperamos sin desmayar, ya que, de no venir nadie, nos encontramos perdidos. ¡Viva la República, hermanos¡

Cañonero "Canovas del Castillo"


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Fuente: Semanario "La Armada" números 87 y 88, 22 y 29 de octubre de 1938










lunes, 5 de diciembre de 2016

LA FLOTA REPUBLICANA Y SUS MARINOS




Destructor "Escaño"
(1) Se necesita poner mucha atención y disfrutar de una capacidad relevante, para glorificar, cual merece, lo que en sí encierra el heroísmo de los marinos que prestan sus servicios en nuestra Flota Republicana.

Triste es para quien desde estas líneas trata de elogiar a la Marina, más que por nada por carecer de esa capacidad que se requiere para poder darle el realce merecido. Otros más competentes sabrán darle algún día la importancia valiosa que tiene, como resultado de los constantes y valiosos servicios que ha realizado en el transcurso de la guerra. No obstante, quiero, modestamente, hacer resaltar en pequeña cosa impresiones que a todo luchador antifascista le satisfacen y atraen.

No han habido pocos botarates que, desconociendo en absoluto los servicios de guerra de nuestra Marina Republicana, como el heroísmo de sus combatientes, han alegado una serie de quejas injustificadas—desde el despacho, el cine y el café— por la actuación de la Marina, llegando hasta el insulto, además, de quienes forman el complemento que son sus dotaciones y, en especial, a quienes por sus cargos son directamente más responsables en el cumplimiento del deber defendiendo la justa causa de la República española, cumpliendo y haciendo cumplir sin vacilación todas las órdenes que emanan del Gobierno.

Hecho demostrado recientemente con el hundimiento del buque faccioso «Baleares», ha hecho a muchos variar de opinión y a todos demostrar lo que es, representa y puede representar todavía en el desarrollo de nuestra contienda, la Flota Republicana.

Nuestros marinos no han sido solamente valientes y abnegados luchadores antifascistas el día que hundieron al pirata del Mediterráneo. Lo fueron mucho antes como lo serán después. Porque antes, entonces y después de echar a pique al «Baleares», en nuestros marinos existió siempre—debido a un gran trabajo de organización y sacrificio— el espíritu combativo de todo buen antifascista y en su ánimo no ha cabido otro anhelo que cumplir cuantas misiones se les ha encomendado y efectuarlas de la mejor manera que han podido realizarse en todas las circunstancias y sin mirar peligros, por lo que, algún día, de todo ello podrán darse vastos detalles, hasta que se empapen bien los más curiosos y los más criticones.

Lo que ocurre— y es muy importante— es que los hombres sobre quienes pesa enorme responsabilidad desde los altos cargos que ocupan en la Flota Republicana, han preferido trabajar intensamente sin querer darle importancia a su trabajo, porque ven que la guerra de invasión que padecemos exige eso: TRABAJAR MUCHO Y CHILLAR POCO. Ojalá desde que estalló la guerra hubieran seguido todos la conducta de los marinos de la Flota Republicana.

Todavía es tiempo y pueden seguir su ejemplo todos los que sienten verdadero afán por Ja victoria del pueblo antifascista español, que ha de conseguirla a toda costa, trabajando mucho y guardando silencio, que es el tributo como sacrificio que saben rendir nuestros heroicos y disciplinados marinos, para que las frases que emplean de ¡Viva la República! cada vez que se hacen a la mar, siempre con la ilusión de buscar y pelear con el enemigo, sean coronadas con el aplastamiento total del fascismo y el triunfo de nuestra República.

Antonio Boiofer

Comisario Político del destructor «Escaño»  




(1) Artículo "La Flota Republicana y sus marinos". Revista "La Armada" Órgano Oficial de los Marinos de la República. (02 abril 1938)





viernes, 25 de noviembre de 2016

ALBERTO BAYO: "PERDIMOS MALLORCA, PERDIMOS LA GUERRA"




Alberto Bayo con Indalecio Prieto
Imagen: Memoria Civil Baleares
(1) De origen cubano, Alberto Bayo, nace en 1899, un año después de la Guerra Hispano-Americana y de la pérdida de las últimas colonias. Atraído desde joven por la vida militar y procedente por tanto como muchos otros del ejército, descubre las grandes posibilidades del arma aérea. Entonces funciona la Academia de Aviación de Albacete y los campos de prácticas de Cuatro Vientos y los Alcázares. La escuadrilla de los Henri-Potez en Melilla serán la oportunidad para todos aquellos pilotos de desempeñar un decisivo papel en la guerra de Marruecos. Después serán los Breguet XIX, aparatos de grandes posibilidades de observación y ametrallamiento.

Hay que decir que Bayo se manifestó como un magnífico piloto, ganando popularidad y ascendiendo por méritos, por lo que al comienzo de la Guerra Civil ostentaba el grado de teniente coronel de Aviación. Con tal uniforme, estrellas y distintivos, lo podemos ver en las fotografías de las operaciones republicanas que dirigió contra Mallorca e Ibiza desde la segunda semana de Agosto del 36 a los primeros días de septiembre del mismo año. Con treinta y siete años y una larga experiencia, Bayo, al que las fuerzas populares llaman capitán, por ser el jefe de una expedición que comprende además de una gran masa de milicianos, efectivos de Tierra, Mar y Aire, es entonces un hombre robusto, moreno, de cara ancha y redonda, cejas gruesas, ojos negros y penetrantes, nariz aguileña, labios finos y alargados, mentón prominente ...

Breguet XIX
Imagen: Aviones increibles

Todo en conjunto hace un rostro enérgico que debía inspirar no sólo confianza y admiración a sus subordinados de la aventura balear, sino también una cierta fe en una victoria que nunca llegaría. Ya no tan popular debido al reembarque, Bayo tiene que cargar con toda la responsabilidad de una mala gestión gubernamental. Nuevamente en la península, lo encontraremos en la defensa de Madrid, colaborando con la Junta de Defensa que está bajo las órdenes del general Miaja, y del que forma parte entre otros Santiago Carrillo. Experto en tácticas guerrilleras, Bayo entrena entonces a las milicias republicanas en Getafe y participa activamente en todas las acciones de ese frente. Con la derrota definitiva, será uno más de los que toman el camino del exilio, eligiendo México como lugar de forzada residencia.

Alberto Bayo en el exilio
Imagen:expediciobayo.wordpress
Allí, en Guadalajara, en el año 1944, publicará un libro de excepcional valor de testimonio para la historia de Baleares  y que todavía no es suficientemente conocido. Se titula "Mi desembarco en Mallorca". A lo largo de sus páginas intenta justificar las causas de la fracasada invasión. Creemos que Fidel Castro tuvo que conocer este texto, que por otra parte calificaba a Bayo como buen estratega en la lucha de guerrillas. Cuando en 1955, el revolucionario cubano, condenado a trabajos forzados en la Isla de Pinos por el dictador Fulgencio Batista, acaba por recibir el indulto, marcha a México y allí funda el Movimiento 26 de Julio, en recuerdo del asalto al Cuartel de Moncada, el primer brote de insurrección castrista. Y precisamente en México es donde Castro preparó a sus guerrilleros, con Bayo ya incorporado a su movimiento, al que aporta su experiencia.

El desembarco tendrá lugar en Diciembre de 1956, en el Sur de la Provincia de Oriente, cerca de Sierra Maestra. Aquí y al contrario de lo que sucedió en Mallorca, los desembarcados tienen el apoyo del pueblo y la quinta columna es un hecho. Día tras día, campesinos y descontentos, pasan a aumentar la tropa revolucionaria. Los 81 compañeros del primer día se convertirán en miles de combatientes, en un ejército de guerrilleros, que verá coronados sus esfuerzos en las batallas de Río de la Plata y Alegría del Pino donde los batallones de Batista son vencidos. Es probable que Bayo pasara luego a Yaguajay, en el centro de la isla, donde se había abierto un segundo frente que dirigía Raúl Castro. Sigue la lucha y el 8 de enero de 1959, los castristas entran triunfalmente en La Habana.




DOCUMENTAL SOBRE EL DESEMBARCO DE ALBERTO BAYO EN MALLORCA

Enlace:


(1) Fuente: Memoria Civil, núm. 17, Baleares, 27 abril 1986. Autor: M. Ferrà i Martorell







martes, 22 de noviembre de 2016

EL CASO DEL SUBMARINO ROJO



A través de ASEREF (Association Souvenir de l'Exil Républicain Espagnol en France), he tenido conocimiento de que este verano pasado se ha estrenado en Francia el documental "L’Affaire du sous-marin rouge", dirigido por Hubert Béasse y producido por Jean-François Le Corre. A lo largo de sus 52 minutos de duración se trasladan al espectador, tanto lo ocurrido en el "C-2" tras su llegada al puerto de Brest,, en la Bretaña francesa. 

En este blog ya se ha escrito sobre los sucesos del C-2 en Brest, en la entrada publicada el 31 de octubre de 2013  EL ASALTO AL SUBMARINO C-2, no obstante el citado documental aporta novedades en cuanto relaciona al submarino republicano con ciertas operaciones que se enmarcan en el ámbito de la situación política francesa en aquellos momentos.

Aún no he tenido ocasión de ver el documental, por tanto lo que sigue a continuación está extraído de páginas web francesas relacionadas con el mismo.

El "C-2"
(Imagen extraída del documental)

El misterio del submarino rojo nos sumerge en la Francia de entreguerras, en momentos en que los empresarios y las élites religiosas se oponen al progreso social. Una Francia cuya credibilidad se ve socavada por la neutralidad del gobierno del Frente Popular Francés en la guerra española, por la ambigüedad exasperante del gobierno de Blum ante la situación de la República Española.   

En agosto de 1937, durante la guerra de España, un submarino español ondeando la bandera Republicana, el “C-2”, hace escala en el puerto de Brest (Francia).

Si la prensa regional francesa, por orden de la Seguridad Nacional, hace caso omiso de la llegada del submarino español, los trabajadores del Arsenal, con los puños en alto y cantando la Internacional, dan la bienvenida a los marineros republicanos. La llegada del "C-2" al Finisterre francés no escapará a los servicios secretos de Franco.

El 18 de septiembre, un comando dirigido por el comandante fascista Julián Troncoso, jefe de espías de Franco, irrumpió en el “C-2”. A primeras horas de la noche se encontraba el submarino fondeado con menos de una docena de hombres a bordo, el resto habían salido francos de servicio. A bordo de una lancha se acercaron al submarino el Comandante del “C-4”, teniente de navío Lasheras, el Jefe franquista del Servicio de Información militar de la zona fronteriza con Francia, comandante Troncoso, junto a un grupo de agentes que piden permiso para subir a bordo, a lo que accede el comandante del “C-2”, teniente de navío Ferrando Talayero. Lasheras y sus acompañantes, pistola en mano, se hicieron rápidamente dueños de la situación. Pero el centinela, un cabo fogonero apostado en la torreta, disparó sobre el grupo que estaba penetrando por la escotilla, matando a uno de ellos. Los asaltantes intentan poner los motores en marcha sin conseguirlo a causa de un fallo en los acumuladores, por lo que se da por fracasada la operación. 

El teniente de navío Lasheras y los demás, a los que se añadieron el teniente de navío Ferrando y el maquinista naval Tabuza, reembarcaron en la lancha y regresaron al muelle, desapareciendo rápidamente del puerto. El fracaso de la intentona fue sonado y  provocó la destitución  del comandante Troncoso y su paso a otro puesto en la red de espionaje franquista, además de ser procesado por la justicia francesa.

En el centro, con sombrero, el espía Troncoso
saliendo de los juzgados franceses.
Imagen: france3-regions

Mientras tanto, varios ataques atribuidos a los comunistas siembran problemas en París. La investigación policial sobre el caso del “C-2” comienza y revela extraños vínculos con los acontecimientos de París, desde círculos del poder francés se juega con la posibilidad de que el asunto del “C-2” forme parte de una red extremista instalada en Francia e integrada por elementos procedentes de Alemania, Italia y España.

Sin haber visto el documental, hasta aquí puedo contar.


Benito Sacaluga








Enlaces de interés:







Página de la obra Nuit noire sur Brest
Imagen: rtbf.be 


Imagen: .breizh-info.com

miércoles, 9 de noviembre de 2016

MALLORCA BAJO EL YUGO FASCISTA DEL CONDE ROSSI






Arconovaldo Bonaccorsi
(1) La historia de la masacre de Paracuellos del Jarama, donde se le atribuyen a Santiago Carrillo y a los comunistas del 36 tantas responsabilidades y culpas, se produjo también aquí en Baleares, en proporciones idénticas (allí hubo más muertos, porque había más vivos), y uno de sus principales culpables, aunque la Historia no lo ha resaltado así por razones obvias (otro gallo cantaría, si en lugar de ganar hubiesen perdido la guerra), fue Arconovaldo Bonaccorsi, el "conde Rossi", cabeza visible y capataz de la represión y de la muerte, de los dos mil muertos sin causa y sin delito en estas islas de la calma y del buen sol.

Convengamos, pues, en que también tuvimos aquí nuestro "Paracuellos" o símbolo de la injusticia y de la gran masacre, si  bien su signo no fue marxista, sino fascista de pura cepa. Rossi alentó con sus discursos y con sus actos cotidianos, durante seis meses, tiempo que duró su presencia en Mallorca, hasta que el propio Franco se lo quitó de encima porque le vio las intenciones a Mussolini, que no eran otras que las de hacerse con el dominio del Mediterráneo, apoderándose de estas islas -éste es un capítulo que conviene estudiar aparte y con mayor investigación- a cambio de la ayuda prestada, y, como iba diciendo, Rossi fue el capitán de la represión y de la mortalidad que aquí se produjo, cuando ya no era ni justificable ni necesario matar a nadie, puesto que la guerra había terminado en Manacor, con la marcha del capitán Bayo y de las fuerzas republicanas y constitucionales, el 4 de septiembre de 1936, apenas dos semanas después de la llegada de Rossi a Mallorca, enviado por Mussolini, según su propia versión.

Sus propios adictos, los escritores y publicistas del fascio local, han llegado a decir del "conde Rossi" que fue "un general de opereta", un fanfarrón de gran fuste, un cantamañanas muy singular que, sin negarle un incuestionable carisma o una indiscutible temeridad embaucadora, condujo a los más jóvenes y exaltados de aquel momento hacia unas acciones que, a pesar de los cincuenta años transcurridos, todavía les pesan en la conciencia y, por eso, cuando ahora nos acercamos a ellos -y quedan todavía diez o doce supervivientes entre nosotros- se nos cierran en banda y nos dicen que es mejor "no hablar" de todo aquello. Me refiero a los "Dragones de la Muerte", fundación exclusiva y personal de Rossi, integrada por cincuenta mozos falangistas, en su mayoría estudiantes, que fueron pelados al cero, empuñaron las armas y se fueron a jugar a la guerra, cuando ya no había guerra en Mallorca, sino víctimas apabulladas, bajo la consigna de cada día, que era aquella que Rossi predicaba a grito pelado: "¡Exterminio de rojos! ¡Fucilati súbito!

Mi paisano y amigo Bartolomé Mestre, el psiquiatra que viajó a Ibiza con el conde Rossi y con el marqués de Zayas, suele contar que, cuando le presentaron al fascista italiano en una velada del Teatro Principal y tuvo que estrecharle la mano, se fue inmediatamente a lavarselas. Igual que Mestre, hay otros que aseguran que Rossi fue un individuo bastante repulsivo, por la gran dosis de vanidad y prepotencia con que se mostraba en público. Francesc Aguiló, el padre de Betlem Aguiló, tiene en proyecto la publicación de una novela que titula algo así como el olor de los correajes del conde Rossi, porque el olor a cuero de sus vestimentas paramilitares fue lo que más le impresionó, el día en que lo vio por primera vez, en Establiments, hace ya medio siglo. Rossi encargó que le hiciesen un sello de goma que rezaba así "General Aldo Rossi", pero Arconovaldo Bonaccorsi, según observadores competentes no era ni conde, ni Rossi, ni general de ningún ejército. Era una audaz aventurero, un hombre al que le gustaba mucho "vivir peligrosamente", tal y como se lo manifestó a Zayas en su carta de despedida, publicada en los periódicos de diciembre de 1936.

Peligrosamente no vivió en Mallorca, porque no hubo nadie, ni entre las autoridades ni entre el pueblo que le aclamaba o le padecía, que le parase los pies. La única persona que le puso a caldo fue una mujer que tenía un burdel y le suministraba un par de putas cada noche. Esta mujer, cuyo nombre quiero mantener oculto por razones de pura honestidad profesional, vive todavía y tiene un altar en su casa con todos los "santos" de su devoción particular, entre los que no falta, claro es, el "conde Rossi", retratado al óleo por un mal pintor devoto de su persona. Me cuenta esta vieja puta mallorquina, hoy señora muy respetable y longeva, que Rossi era un "pichacorta" y un "llorón". El dato no puede presentarse como científico e histórico, puesto que nadie podrá comprobar las dimensiones genitales del difunto, ni testificar por qué lloriqueaba, cada vez que se acostaba y fornicaba con las muchachas que le mandaba la referida patrona del burdel. Lo cierto es que, como los fascistas siempre han presumido de "machos" mezclando los pecados de la carne con los autobombos de su acendrada catolicidad, Rossi no podía ser menos y de ahí le viene su fama de solemne putero, fama que nos describe con pluma airada y puritana el francés Bernanos, el cual, amén de prestigioso escritor católico, fue también un solemne meapilas con su moralina constante.

Las crónicas de la época y los libros y artículos posteriores nunca dejan de referirse, cuando hablan del "conde Rossi" a su "legión de la muerte", o, mejor dicho, a sus "dragones de la muerte". Hace años ya que me interesó la investigación de este capítulo en la vida del "conde Rossi" y creo, modestia aparte, que soy el primero en dar algunos datos concretos sobre aquello que nunca pasó de ser un enunciado y una pura vaguedad en los escritos: los dragones de la muerte.

He aquí los primeros datos inéditos, testimonio vivo de los que fueron, en realidad, los miembros de aquel comando de ataque y muerte.

Los dragones de la muerte

En la fotografía que siempre se usa aparecen 52 cabezas rapadas. Son los 52 dragones de marras. Todos ellos fueron reclutados por el "conde Rossi", con el fin de reforzar, como fuerzas de vanguardia, a los combatientes nacionales del frente de Manacor. Son tantas las referencias fidedignas que poseemos con respecto a los actos de preparación y entrenamiento que efectuó Rossi con sus "dragones" que, dada la brevedad de tiempo que medió entre su fundación y el final de los combates, nos confirma la verdad histórica de lo que ellos mismos testifican, ahora:
"...que llegaron al frente, cuando todo había terminado y que a su jefe, el "conde" apenas si le vieron un par de veces y no precisamente en la primera línea de fuego, sino en alguna de sus arengas matutinas, en Palma, o cuando se dedicaba a recibir ramos de flores y a besar a los niños y niñas disfrazados de falangistas"
Ni un sólo testimonio acerca de su valor en pleno combate. Todos dicen lo mismo: a la hora de luchar o morir, él estaba con alguna mallorquina que se dejaba querer o que le invitaba a comer o a cenar y que, encima le regalaba su cadenita de oro, como recuerdo.

La edad de los dragones, cuando estuvieron con Rossi, oscilaba entre los 18 y los 20 años. Se les agregó algún veterano. Constituían, como centuria combatiente, una unidad más del Ejército. El tiempo que pasaban al servicio de Falange les contaba como tiempo militar real. Niegan rotundamente la leyenda que les atribuye "seis mil muertes" y cientos y cientos de violaciones. Dicen que "apenas tuvimos tiempo para sobrevivir y no nos quedó ni un minuto, durante aquellas fechas, para mirar a las chichas".



El conde Rossi era un fantasmón. Sólo se relacionaba con el alto mando y con el obispo, pero nunca con nosotros", testifica uno de los "dragones de la muerte". Y nos asegura también que lo de saltar seis sillas en batería, como prueba de selección física para formar parte de los "dragones", es una pura mentira que se inventó el P. Andrés de Palma. "Rossi era un cagado, pura boquilla .. y nada más, termina nuestro interlocutor.

Puestos en contacto con el hijo del "conde Rossi", el abogado Galeazzo Bonaccorsi, que vive en Bolonia, trataremos de dar, en un próximo libro, una visión más completa del hombre que capitaneó la represión en Baleares en el 36, que dejó aquí a grandes amigos y a infinitos enemigos, que tenían que bajar la mirada, cada vez que pasaban por las calles y plazas que Mallorca dedicó al "conde Rossi", en todas sus ciudades y pueblos. Valga, por hoy, este boceto puntual, para el "retrato de un fascista"-





(1) Extractado de "El conde Rossi (retrato de un fascista)" Memoria Civil, núm. 36, Baleares, 7 septiembre 1986. Autor: Joan Pla






domingo, 6 de noviembre de 2016

LA REPRESIÓN FRANQUISTA EN MALLORCA





(1) La represión anti-republicana en Mallorca en su inmensa mayoría se identifica con la ejercida sobre los completamente inocentes, porque ni habían cometido crímenes ni estaban en posición de oponerse a los alzados. Y pese a ello, a esta inacción, fueron o ‘paseados’ o sentenciados a muerte por consejo de guerra. Se registraron unos dos millares de víctimas de este tipo en la isla, y quede claro que no se incluyen aquí las muertes habidas en la represión de los milicianos capturados tras la retirada de la expedición de Bayo en los primeros días de septiembre de 1936, ni de los que ayudaron a este militar leal a la República en Ibiza, ni de los militares leales, marinería y milicianos que durante toda la guerra mantuvieron la isla de Menorca dentro de la administración republicana tras oponerse a los sublevados en la Estación Naval de Maó y ejecutar sumariamente a sus oficiales alzados.

Escuadrón "Dragones de la muerte", grupo de 52 falangistas 
cabezas rapadas encargado de la represión y exterminio
de los republicanos mallorquines.
(2)

Entre los represaliados en Mallorca hallamos las características de los republicanos centristas y moderados: se trataba de médicos, abogados, maestros, etc. De ningún modo se trataba de ‘cenetistas’ o ‘largocaballeristas’ ni eran ‘hombres de acción’, sino por el contrario de centro moderado, con raíces sociales y familiares en el estrato social que en la isla se conoce como ‘benestants’, un giro coloquial que designa textualmente a los ‘bien estantes’, ‘los que están bien’, quienes gozan de fortuna, aunque sea pequeña, patrimonio, posición e influencia para llevar una vida tranquila, sin riesgos ni altibajos y saben ‘estar’ en sociedad. En la sociedad de sus iguales, por supuesto. Más o menos, ‘els benestants’ eran quienes en España se conocía como ‘los rentistas’ pero que no eran ‘los caciques”.

Tómese como ejemplo a Emili Darder, alcalde republicano de Palma de quien en febrero de 2007 se cumplió el 70 aniversario de su fusilamiento. Nacido en 1895, médico hijo de médico, fundador de Esquerra Republicana Balear en sintonía con Esquerra Republicana de Catalunya y la Izquierda Republicana azañista, su gran labor ciudadana como alcalde fue la extensión del alcantarillado y agua corriente en toda la capital balear, la creación de ‘escoletes’ o guarderías populares municipales, de escuelas de enseñanza primaria, de comedores escolares, el impulso para la recuperación del uso de la lengua catalana –fue fundador de la Associació per la Cultura de Mallorca-; fue además co redactor de un prirmer borrador de estatuto de autonomía balear que no pasó de ese estadio.

Darder había accedido a la alcaldía en las elecciones de 1933 que dieron el triunfo a las derechas; la coalición lerrouxista / cedista le destituyó del cargo tras la revolución de octubre de 1934 -pese a que en Baleares no hubo revolución en absoluto: comunicados con la Península sólo por el buque correo Palma / Barcelona y fuera del alcance de las ondas de radio, los diarios palmesanos tardaron dos días en informar que desde el 6 de octubre había tiros y movimientos de tropas en la ciudad condal y hasta el 9 no se decretó el estado de guerra- pero recuperó la alcaldía tras las elecciones de febrero de 1936 cuando se decretó que fueran repuestos en sus cargos las autoridades civiles cesadas en octubre de 1934.

Republicanos prisioneros en Manacor, Mallorca, 5 septiembre 1936 (2)


En el mes de junio, la municipalidad palmesana emitió un decreto por el que los propietarios de viviendas alquiladas debían dotarlas de agua corriente y cuarto de aseo. Lo que suponía, claro es, un dispendio para los benestants que vivían de las rentas de alquiler que les proporcionaban sus inquilinos. El decreto fue recurrido por la Cámara de Propiedad que agrupaba a los propietarios privados el 10 de julio, recurso que fue rechazado el día 18 de julio, sábado.

Como ocurriera en 1934, el alzamiento del 18 de julio llegó tarde a Baleares. El líder de Falange era el marqués Alfonso de Zayas y Bobadilla, capitán de Artillería y piloto militar, compañero de promoción de Ruiz de Alda y retirado por la Ley Azaña. La presencia de Falange en Mallorca no es que fuera escasa, es que era ridícula: organizó dos únicos mítines en la campaña de febrero de 1936 y sólo obtuvo 96 votos en toda la isla. El general Manuel Goded Llopis, comandante militar de Baleares, conjurado, proclamó el estado de guerra. En la mañana del 19, creyendo que el alzamiento habría triunfado en Barcelona, Goded se desplazó en avión desde Palma hasta la Ciudad Condal sólo para ser detenido por fuerzas leales, juzgado más tarde en Consejo de Guerra y ejecutado a finales del mes de agosto.

A partir de ese mismo día comenzaron las detenciones en Mallorca. Emili Darder se hallaba enfermo y la alcaldía accidental la ejercía Ignasi Ferretjans, teniente de alcalde y miembro del PSOE. Ferretjans pudo huir, no sólo de Palma, sino de Mallorca, de Baleares, de España, para exiliarse en Méjico hasta el fin de su vida.

La nueva autoridad, militar por supuesto, designó una junta gestora para la administración de Palma de la que ¡qué casualidad! formaba parte la Cámara de Propiedad cuyo recurso contra la mejora de la higiene y salubridad de sus inquilinos había sido rechazado por la municipalidad republicana.

Darder, que había sufrido un infarto el día 20, se alojaba en casa de su hermano Bartomeu; allí fue a buscarle una escuadra de Falange, le sacaron de la cama enfermo y le internaron en el castillo de Bellver –que había sido prisión de Jovellanos y lugar de ejecución de Lacy- situado en la altura que domina Palma y su bahía; allí estuvo hasta el mes de diciembre, cuando su salud estaba tan desmejorada que se le sacó del castillo para internarle en el Hospital General.

Las detenciones afectaron a otros republicanos ‘benestants’. Como Alexandre Jaume, nacido en la emigración en Montevideo en 1879, alcalde accidental de Palma el 14 de febrero de 1931, diputado socialista en mayo del mismo año, compromisario en la elección de Manuel Azaña como presidente de la II República en abril de 1936, etc.: un verdadero político socialista y republicano. El domingo 19 de julio, Jaume estaba en su casa de Port de Pollença, un agradable rincón para senyors i benestants, cuando fue detenido por una pareja de la Guardia Civil. Se le condujo también al castillo de Bellver y, como Darder, su salud empeoró y se le ingresó en el mismo Hospital General afectado de úlcera de estómago.

Otro republicano ‘significado’ a quien se detuvo fue Antoni Maria Ques, nacido en Alcúdia en 1889. Si Darder era médico y Jaume era político, diputado, etc., Ques era rico, tanto como para poseer acciones de la naviera Compañía Trasmediterránea (y no ‘Transmediterránea’ como a veces se transcribe) que fundara el contrabandista y prófugo Juan March. Pero Ques estaba con la República y con los reformistas de izquierda moderada y no con el caciquismo secular isleño: co fundó la Esquerra Republicana Balear, aportó dinero de su bolsillo para el arranque de la formación y hasta llevó sus libros de cuentas.

Darder, Alexandre Jaume, Ques y Mateu Ferrer fueron incluidos los cuatro en una misma causa militar. A mediados de febrero de 1937 se instituyó el Consejo de Guerra presidido por Diego Navarro Boigas, teniente coronel del arma de Infantería, actuando como instructor el coronel Ricardo Fernández Tamarit, como vocal ponente Luis Ramallo y como vocales Juan Pons, José Isasi, Antonio Zaforteza, Ignacio Seguí y José Morey. Como defensores, Luis Alemany, civil, para Alexandre Jaume; Sebastián Feliu, capitán de Artillería, para Ques; Eusebio Pascual, teniente de Ingenieros para Darder; y Guillermo Villalonga, capitán de Infantería, para Antoni Mateu.

El sumario era una completa estupidez, una novela inverosímil. Se acusó a los cuatro procesados de tramar un alzamiento revolucionario –cuando los alzados y rebeldes eran quienes les juzgaban-, designado nada menos como ‘Plan Lenin’ según el testimonio de un testigo y un ‘documento’ hallado en la oficina de Mateu que anotaba: “Camarada Lenin al camarada García. Listos primer aviso, intensificar propaganda por Darder, Mateu,…” etc.

Suponer, siquiera de buena fe, que estos procesados tenían algo que ver con ‘camaradas’, con el leninismo, propagandas y con avisos subrepticios era un verdadero esperpento. Incluso se les achacaba la posesión y ocultamiento de 200 pistolas que, claro es, no aparecieron por ninguna parte –y eso que 200 pistolas pesan lo suyo y ocupan un cierto espacio- ni fueron aportadas como prueba durante la vista.

El folletín del ‘plan Lenin’ fue ampliamente analizado por Herbert R. Southworth en el número 26 de Historia 16. Se trataba de cuatro folios mecanografiados con supuestas instrucciones para un alzamiento comunista en fecha indeterminada, que habrían sido hallados en despachos izquierdistas de Palma de Mallorca, Badajoz y La Línea. Elementos franquistas intentaron convencer de su veracidad a diplomáticos británicos, pero el Foreign Office no se tragó el cuento de unos folios sin sello ni fecha que habría podido escribir cualquiera. A mediados de la década de los 60, el mismo Ricardo de la Cierva asentó claramente que los pretendidos documentos comunistas eran una falsificación, ni siquiera hecha de forma hábil.

Baste decir, por lo que toca a los juzgados en febrero de 1937, que los supuestos documentos comunistas sólo citaban el nombre de uno de ellos, el de ‘Jaume’, presuponiéndose que se refería a Alexandre Jaume, y como simple enlace, pero ni una palabra incriminatoria sobre los otros tres. A mayor abundancia, los documentos del ‘plan Lenin’ no presuponían ninguna conducta revolucionaria a desarrollar en Baleares, sino que claramente era designado el archipiélago como ‘reserva’.

Es decir, según los mismos falsos documentos del ‘plan Lenin’, muy poco revolucionarios podían ser los encausados y muy pocos planes concretos se les podía atribuir. Poco importaba desde el momento en que se les juzgaba en base a una falsedad –y muy probablemente haya sido éste el único caso juzgado en España relacionado con la superchería del ‘plan Lenin’.

Otro de los cargos contra los acusados era el de ‘infringir el bando del 19 de julio de 1936’, el bando de guerra, obviamente el proclamado por los complicados en el alzamiento, militares no competentes en la administración civil, por el que instaban a ser obedecidos de todos en toda España.

A los cuatro procesados se les condenó a fusilamiento. En el colmo del absurdo, a Darder se le pedían 20 años y salió condenado a muerte. El 23 de febrero, al filo de la medianoche, los condenados fueron conducidos a la Prisión Provincial. Mateu había tenido la presencia de ánimo de bañarse con agua helada unos días antes sólo para estar más presentable en el trance. A Darder, semi inconsciente, le acompañaban su esposa e hija. El director del centro penitenciario se arriesgó a conceder permiso para que los reos estuvieran acompañados de sus familiares pese a la orden de que permanecieran incomunicados en capilla. Alexandre Jaume se negó a recibir una última comunión, al contrario que los otros. Darder se hallaba tan débil que ni abrir la boca podía, tuvieron que utilizar una cuchara para hacerle tragar la última hostia.

Aquí y allá, en toda Mallorca hubo represalias sobre personas idénticas en carácter y significación a los cuatro encausados. Igualmente se produjeron ‘paseos’ y desapariciones. La Associació per a la Recuperació de la Memoria Històrica de Baleares presentó ante la Audiencia Nacional, el pasado mes de diciembre de 2006, una lista de 90 personas desaparecidas durante los años de la guerra.

El día a día de la represión nacional mallorquina, bendecida por el obispo Miralles -quien había sido paciente de Darder- fue tan tenebrosa que el francés Georges Bernanos publicó "Los grandes cementerios bajo la luna" denunciando para Europa lo que ocurría en la isla. El libro, a decir del crítico literario Eduardo Jordá, “no convenció a nadie". La derecha franquista lo acogió con una cruel indignación, mientras que la izquierda le dispensó una fría cautela. Al fin y al cabo, Bernanos era un católico y un monárquico (…) irritó a todo el mundo: a los franquistas, porque los acusaba de haber instaurado en Mallorca un régimen de terror y de delación, y a la izquierda europea, porque era un católico heterodoxo que atacaba por igual al obispo de Mallorca, a la democracia cristiana, a la Revolución Francesa, a Mussolini, a Hitler y a Franco. Y eso que Bernanos se marchó de la isla y de España, asqueado, en 1937.

La represión franquista en Mallorca fue animada, instada, por las clases dominantes de siempre desde el caciquismo a los propietarios rentistas pasando por la Iglesia, los señores de las possessions o grandes fincas agrarias de almendros, viñas y olivos y ganadería porcina; los industriales y los contrabandistas reconvertidos en banqueros y financieros de Franco, como Juan March, que le echó un pulso mortal a la República que quería encarcelarle. Conocida es la frase de Indalecio Prieto “o la República acaba con March, o March acabará con la República”. Conocido es también que ocurrió lo segundo.

El objetivo de la inquina de los represores fue acabar –físicamente además- con políticos como los citados que fomentaban la higiene, la salud, la educación, la cultura y el agua corriente para todos ¿Cabe mayor elogio para un alcalde o diputado que recordar que durante su mandato difundió la cultura y mejoró la salud pública? Aún hoy en día funcionan los centros docentes fundados por el alcalde Emili Darder. Mientras los políticos republicanos fundaron bibliotecas y construyeron escuelas, sus represores multiplicaron el número de cárceles.

Se desprende una conclusión más del currículo político y vital de Darder, Ques, Mut y Jaume: si hicieron tanto en tan poco tiempo por la sociedad de su época, y además pese a la interrupción de sus mandatos, es porque ya existían en la sociedad mallorquina y la española los medios para alcanzar esas metas, sólo hacía falta la intención de sus dirigentes para que en cuestión de meses aparecieron las mejoras sociales y ciudadanas. El mito de que Mallorca era pobre y mísera en los años 30 del s. XX es un mito relativo ya que, como se comprueba al analizar estas biografías, un simple cambio electoral era capaz de potenciar la cultura, la formación y proveer de alcantarillado a toda la capital en menos de dos años.

En cambio el caciquismo mallorquín no era un mito sino una realidad palpable. En los años 30, la ‘cuna’ o imposición semi fraudulenta de candidatos extraños a la circunscripción, la amenaza de castigar a los protestones con el desempleo, el clientelismo político y económico, la alternancia de negocios legales con ilegales como el contrabando o el fraude económico, etc.; y el apoyo al sistema de ‘las fuerzas vivas’: el cura, el notario, el médico, el carabinero, el alcalde todopoderoso, el diputado local, etc. conformaban la ‘Mallorca profunda’ que experimentaba una emigración hacia América al mismo tiempo que las industrias tradicionales -vino en las comarcas de Felanitx y Binissalem, telares en la de Sóller -con línea marítima propia hasta Francia y ferrocarril privado hasta Palma-, trabajo del cuero en Inca, queso y embutidos, etc.- más un incipiente turismo de alto nivel -Robert Graves, Pola Negri, Gertrude Stein…- atraían a inmigrantes peninsulares. En muchos pueblos del interior de la Isla no se tuvo conciencia de que existía República hasta febrero de 1936.

Analizando los nombres de la lista presentada ante la Audiencia Nacional por la Associació per a la Recuperació de la Memoria Històrica se adivina otro patrón de conducta de los represores: todos los nombres de sus víctimas observan la grafía, fonética y la patronímica catalana. Se confirma así que los alzados ensalzaron su ‘españolidad’ por vía de la persecución de personas afectas al ‘catalanismo’. Es comprobable también en la composición del consejo de guerra, en donde los instructores y defensores militares son casi todos de nombre y apellidos españoles, incluso los de apellido mallorquín aparecen con el nombre castellanizado.

La dureza de la represión, y lo descabellado de la misma, fue además impulsada por el propio Franco quien había detentado el cargo de comandante general de la demarcación de Baleares unos meses antes de dirigir la represión de Asturias en octubre de 1934. Tras el reembarco de la expedición de Bayo en los primeros días de septiembre de 1936, Franco emitió graves amonestaciones y anunció severas medidas para los mismos alzados que “se habían mostrado tibios” hasta ese momento. Pasado a la reserva el coronel Díaz Freijoó, Franco le tildó directamente de mostrar “gravísima cobardía” por no haber detenido él mismo a Soto y, desde Burgos, emitió toda una retahíla de faltas en el servicio entre las que se hallaban no haber aplicado penas de muerte todavía a las alturas del mes de septiembre, al tiempo que ordenaba juzgar y ejecutar sentencias contra quienes “directa o indirectamente favorecieron los planes del enemigo”. Lanzado cuesta abajo, Su Excelencia ordenaba “la detención de todo jefe u oficial tibio”.

Encontramos aquí otro rasgo distintivo entre la República y quienes la atacaban. Es de sobras conocido que las autoridades republicanas perdieron el control de la represión antifascista y del orden público durante los primeros meses de la guerra y que posteriormente los sucesivos gobiernos legales se esforzaron por recuperar su autoridad hasta detener casi completamente las ejecuciones extra sumariales y los ‘paseos’, al tiempo que lanzaron continuos mensajes de contención a las organizaciones milicianas antifascistas para que refrenaran sus actuaciones, recuérdese el mazazo que para gentes como Zugazagoitia y el propio Azaña supuso el enterarse de las primeras sacas en las cárceles madrileñas. Y en cambio desde las más altas instancias del bando nacional se alentaba la represión antirrepublicana, se ordenaba más dureza contra ‘los rojos’ y se condenaba la tibieza.

Por supuesto, Su Excelencia no denominaba esta actitud ‘represión indiscriminada’ sino ‘energía’. Energía militar, claro. Así lo comentó a su primo y ayudante Francisco Franco Salgado-Araujo con la frase “hasta que no hubo energía en el mando no se dominó la situación” refiriéndose en concreto a Mallorca.

Hoy, seguimos sin saber el verdadero alcance numérico de la represión isleña aunque se coincide en situarla por encima de los dos millares de muertos. Hace un par de décadas el escritor holandés Jean Schalekamp, tras analizarla, la retrató en la frase “de una isla no se puede escapar”: poco importaba que ciertos fulanos o menganos, fueran sindicalistas o médicos, se escondieran, que tarde o temprano darían con ellos. Fracasada la expedición de Bayo, la isla pasó automáticamente a ser zona de retaguardia nacional, lo que facilitó que la represión se produjera de manera pausada, sin prisas, con calma… Las primeras detenciones llenaron las cárceles –800 presos sólo en Bellver- y las muertes se prolongaron en el tiempo.

Como en otros lugares de España, el trabajo sobre la memoria histórica y la memoria oral de los supervivientes se revela esencial. El diario Última Hora publica desde hace tres años en su suplemento dominical la serie Memoria del 36 dedicada a entrevistas con personas vinculadas con las víctimas de la represión. Huelga decir que los recuerdos de estas gentes son estremecedores, no sólo por lo detalles aportados, sino por el patrón que evidencian: que los afectados no eran culpables de nada.

En las primeras horas del día 24 de febrero de 1937, un numeroso público comenzó a congregarse en las inmediaciones del Cementerio de Palma deseoso de presenciar la ejecución contra uno de sus muros de Darder, Jaume, Ques y Mut. Ferretjans citó en su momento que acudieron tres millares de personas, incluidas muchas señoras. Al alcalde de Palma, que no se tenía en pie, le tuvieron que atar a una silla. Alexandre Jaume se destacó de nuevo: prefirió que no le vendaran los ojos.

A las 6 de la mañana se dio orden al pelotón de proceder a la descarga de fusilería tras la cual, dicen, el público aplaudió.






(1) Extractado de "Fusilados sin culpa en Mallorca: Los inocentes de la Guerra Civil" Autor: Xavier Lacosta. Publicado en SBHAC ( Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores).

(2) Imagen: todoslosrostros.blogspot.com

miércoles, 2 de noviembre de 2016

VALENTIN FUENTES LÓPEZ, CONTRALMIRANTE DE LA FLOTA REPUBLICANA



 Contralmirante Valentín Fuentes, marino y español ejemplar al que conviene recordar ahora, cuando España parece dominada por la patente de corso, la mediocridad y la deslealtad.

Murió en el exilio.




Contralmirante Valentin Fuentes López
Imagen: En Posidonia
(1) Valentín Fuentes López nace en Huesca el veintiséis de Febrero de 1882. En 1898 aprueba la oposición para el ingreso en la Escuela Naval.  Fue el primero de su promoción. Condecorado  por su actuación destacada en el desembarco de Alhucemas (1925). En 1936, figuraba el primero en el escalafón de los capitanes de fragata. Valentín Fuentes era también ingeniero geógrafo al servicio del Instituto Geográfico y Catastral. En Julio de 1936, llevaba ya un año al mando del destructor “Lepanto” y, siguiendo las instrucciones del gobierno, contribuyó decisivamente con la amenaza de sus cañones al fracaso de la sublevación en Almería.

Ante la sublevación de sus oficiales reunió a la dotación del "Lepanto" y simplemente les dijo: "Mis oficiales se han sublevado, arréstenlos" (2). Sin duda alguna, desobedeció las instrucciones de fondear en Melilla cursadas por los golpistas, manteniendo buque y tripulación al servicio de la República.

En octubre de 1936, siendo capitán de navío, fue nombrado por el ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico. Nada más llegar a Santander comienza a reconstruir la Marina republicana en el Cantábrico, puesto en el que permanece hasta finales de febrero de 1937, fecha en la que es nombrado Jefe de la base Naval de Cartagena. Poco a poco, bajo el mando de Fuentes, se fueron recuperando los buques de guerra y las unidades auxiliares destacadas en la zona, se enrolaron nuevas dotaciones y se nombraron nuevos oficiales.



Destructor "Lepanto"
Clase Churruca

Esquivando el bloqueo de los sublevados, se mantuvo el tráfico marítimo, vital para la alimentación de la población y el suministro del ejército. En los últimos días de agosto de 1937 se tuvo que abandonar a toda prisa el puerto de Santander ante el imparable avance de las fuerzas de tierra franquistas e italianas.

En aguas asturianas encontraron refugio los destructores “Císcar” (3) y “José Luis Díez”, los submarinos “C-2”, “C-4” y “C-6”, el torpedero Nº 3, los bous “Bizcaia”, “Guipuzkoa” e “Ipareko Izarra”, de la antigua Marina Auxiliar Vasca, además de otras embarcaciones menores dedicadas al dragado de minas y la vigilancia costera.


La Legión Cóndor redobló los bombardeos sobre los puertos asturianos de Gijón y Avilés. Especialmente duro fue el del 28 de Agosto sobre El Musel,  varios mercantes fueron alcanzados por las bombas y hubo muertos y heridos entre las tripulaciones. El petrolero "Elcano" se incendió y tuvo que ser remolcado fuera del puerto y hundido. Los submarinos “C-2” y “C-4” ponen rumbo a puertos franceses, una vez allí sus comandantes desertan. Los bous vascos también marcharon a Francia y el “José Luis Díez” se refugió en el puerto inglés de Falmouth. Quedaban el “Císcar”, uno de los destructores más modernos, al mando del alférez de navío Castro Izaguirre, el "Torpedero nº3", al mando del teniente de navío Ruiz de Ahumada y el submarino “C-6”, al mando del capitán de corbeta ruso Nicolai Pavlovich Eguipko, experimentado comandante de submarino de la flota soviética en el Pacífico, que actuó en España bajo los seudónimos de "Severino Moreno López" y "Matisse".


Destructor "Ciscar"

En el transcurso de la evacuación de Asturias, ante la inminente llegada de las tropas sublevadas, el 20 de octubre de 1937 Valentin Fuentes, a bordo del "Torpedero nº 3" consigue romper el bloqueo y llegar a Burdeos. A bordo iban altos mandos militares, incluido el jefe de las fuerzas republicanas, coronel Prada, con su hijo, y la dotación del “C-6”. La del “Císcar” y el resto de personal de Marina también se pudo poner a salvo a bordo del remolcador “Plutón” y del mercante inglés “Stanbrook”.


Remolcador "Plutón"
(Imagen: Vida Marítima)

Cincuenta y nueve embarcaciones de todo tipo arribaron a los puertos franceses del Atlántico con miles de milicianos y civiles que, rápidamente, fueron enviados por ferrocarril hacia Cataluña. Otros fueron recogidos en alta mar por barcos de guerra y cargueros ingleses, que los desembarcaron en Francia. Veintiocho pesqueros y mercantes, abarrotados de gente, fueron capturados por el crucero franquista “Almirante Cervera” y por la flota de bloqueo. Estos miles de prisioneros fueron conducidos a campos de concentración en Galicia.

Los mandos del Ejército del Norte que consiguieron escapar de Asturias en Octubre de 1937 y pasar a Cataluña fueron ascendidos un grado. Valentín Fuentes fue designado Jefe del Estado Mayor de la Flota y ascendido a contralmirante semanas después. Fue el único marino republicano que alcanzó el almirantazgo por vía reglamentaria. 

Ya nombrado Subsecretario de Marina, Valentin Fuentes se exilió en Francia a comienzos de 1939, después de la ocupación de Cataluña por el ejército franquista. Residió primero en París, durante la ocupación alemana marchó Marsella, bajo el gobierno de Vichy, sobreviviendo en penosas condiciones.

Valentin Fuentes salió de España el 29 de enero de 1939, desde Cadaqués hacia Port-Vendres. Dejó a su familia en España, negándose a que tuviera que compartir con él la injusticia del exilio., aunque siempre con orgullo, siguió muy de cerca la vida de sus hijos. Participó en los Gobiernos de la República en el exilio que se constituyeron hasta 1949. Vivió gracias al Servicio Social de Ayuda a los Refugiados del Ayuntamiento de París, rechazando cualquier otra asistencia "por no querer ser molesto para nadie". Se mantuvo en el exilio, digno, firme y tenaz, a la vez que afable, querido por todos. Además era modesto, "pues toda su actividad, todo su combate, lo hizo naturalmente, sin darle importancia ninguna. Era para él, sencillamente, el cumplimiento del deber".(4)

Ramón Álvarez Palomo en 2003
(Imagen: El País)
El dirigente anarquista asturiano Ramón Álvarez Palomo (5), consejero de Pesca con Belarmino Tomás, le encontró en París en los años sesenta. Vivía el almirante republicano acogido en un asilo para ancianos desamparados y era una de sus mayores alegrías la de invitar a los amigos exiliados a merendar una tortilla española cuando conseguía hacerse con unas patatas y unos huevos. Hablaba Ramón Álvarez de él con cariño, pues, era una persona de ideología liberal y buen corazón que, según se decía, tenía dos hijas monjas, pero había mantenido su juramento de fidelidad a la República y cumplido con sus obligaciones.

Fue también Ramón Álvarez el que dio una explicación coherente de lo ocurrido con el “Císcar” y la “famosa” orden de Prieto, desobedecida, de que zarpara:

"Valentín Fuentes comunicó al Consejo Soberano la orden de zarpar recibida del ministro; entonces, Ramón y Segundo Blanco fueron al Musel y trajeron con ellos a Valentín Fuentes, “medio como prisionero”, porque si el “Císcar” escapaba, el enemigo se daría cuenta de que comenzaba la huida y reforzaría todavía más el bloqueo naval. Se trataba tan solo de retrasar la salida del destructor veinticuatro horas. Le convencieron, pero la mala suerte quiso que el diecinueve de octubre los bombarderos alemanes acertaran al destructor con varios impactos y se hundiera. Eso explica que a su llegada a Barcelona, Valentín Fuentes no fue expedientado, sino ascendido". 
"A destacar el heroísmo del cabo artillero vasco Totorica, que se encargaba de la única ametralladora antiaérea disponible, y que, el día del hundimiento, estuvo haciendo fuego hasta que la escora del barco se lo impidió".

En noviembre de 1939, estando exiliado, los franquistas le dieron de baja en la Armada. En julio de 1941 fue encausado por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, de Madrid, que inició una minuciosa y tenaz pesquisa por toda España para localizar propiedades y cuentas bancarias a su nombre, pero sin resultado alguno. Fue condenado en junio de 1945, en ausencia, a tres años de inhabilitación para cargo público y al pago de tres mil pesetas. El periodista y escritor Vicente Talón, que entrevistó a Valentín Fuentes en París, cuenta que éste quiso regresar a España en los sesenta, pero el Régimen franquista no se lo permitió. Su mujer, con una enfermedad incurable, tuvo que cruzar la frontera francesa en una ambulancia para verle y despedirse de él.

Murió el almirante republicano en su exilio de París el seis de junio de 1975, a los noventa y tres años. En Le Monde se publicó una necrológica escrita por el capitán de fragata republicano David Gasca (6),  titulada “La muerte de un almirante”. En ella decía de Fuentes que era “un ejemplo raro de lealtad” y añadía que “no era un caso único entre la sacrificada generación de los republicanos españoles exiliados”. Finalizaba interrogándose sobre “cuántos de estos hombres admirables han desaparecido en silencio, lejos de su tierra natal, pero con la España sublime en el fondo de su corazón”.



Benito Sacaluga.





(1) Extractado de: Asturias Republicana  Artículo de Marcelino Laruelo.

(2) El Exilio de los Marinos Republicanos. Victoria Fernández Díaz.  Pág.: 167

(3) Destructor de la Marina Española, botado el 25-11-32 en Cartagena  construido por la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN). Al comenzar la guerra estaba en Cartagena terminando de ser armado. Subió al Cantábrico en abril de 1937 para reforzar las fuerzas navales republicanas. Tomó parte en el bombardeo de las tropas italianas en Bermeo (1-5-37) y en varios servicios de escolta de buques mercantes. Por orden de la Marina Republicana, la mayoría de su tripulación fue desembarcada (31-5-37) y sustituida por 100 miembros de la Marina de Euzkadi, incluido el nuevo comisario político, Alejo Bilbao (comandante del bou Bizkaya). Con los cambios se mostró más activo, llegando a intercambiar fuego con el crucero "Almirante Cervera" (10-6-37). Al caer Bilbao entró en Burdeos cargado de refugiados (15-6-37). De regresó a Santander muchos de sus antiguos tripulantes volvieron a embarcar. Después de caer Santander marchó a Gijón, donde acabaría por ser hundido en un ataque aéreo (20-10-37). Fue reflotado (21-3-38), reparado e incorporado a la Marina franquista poco antes de acabar la guerra. Fue dado de baja en 1957 y desguazado. (www.marinavasca.eu)

(4) El Exilio de los Marinos Republicanos. Victoria Fernández Díaz. Págs.: 301 y 302.

(5) Álvarez Palomo, Ramón. Gijón (Asturias), 7.3.1913 – 14.11.2003. Sindicalista y escritor. Estudia en la escuela laica de Eleuterio Quintanilla. Comienza a trabajar a los doce años (como recadero y después panadero), y tres años después se afilia a la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y a la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Pronto desempeña cargos de responsabilidad en el sindicato anarcosindicalista: en 1932, secretario del Sindicato de la Alimentación de Gijón, y en 1933, secretario general de la CNT de Asturias, León y Palencia. Participa en la revolución de octubre de 1934 y, tras el fracaso, se refugia en París de donde regresa después del triunfo del Frente Popular.

Al producirse la sublevación militar, forma parte del Comité de Defensa de Gijón, y luego fue consejero de Pesca, en representación de la FAI, en el Consejo Interprovincial de Asturias y León. En octubre de 1937 se traslada a Cataluña, donde fue secretario de Segundo Blanco, ministro de Instrucción Pública y Sanidad.

En Francia, en el exilio, reorganiza la CNT y fue secretario del Comité Nacional de la CNT, defensor de la acción clandestina en el interior, enfrentado al sector de Federica Montseny. En 1945 fue nombrado secretario del Comité Regional de Asturias en el exilio, cargo para el que fue reelegido tras su regreso a Gijón en 1976. A favor de la participación en las elecciones sindicales, al crearse la Confederación General del Trabajo (CGT) será elegido secretario general de la CGT en Asturias. Desde 1978 y hasta 1994 fue director del periódico Acción Libertaria publicado en Gijón. Fallece en Gijón el 14 de noviembre de 2003. Fuente: Real Academia de la Historia

(6) David Gasca Aznar. Marino republicano leal a la República. Fue comandante de los destructores "Almirante Miranda" y "Lepanto". A bordo de "Lepanto" participó en el hundimiento del crucero "Baleares". Exiliado en Francia. Falleció en Sanary sur Mer, en el Var, entre Marsella y Toulon. Fuente. El Exilio de los Marinos Republicanos. Victoria Fernández Días. Pág.: 302.