jueves, 7 de mayo de 2020

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS ACORAZADOS DE LA CLASE ESPAÑA.





La entrada en servicio en 1906 del "HMS Dreadnought" de la Marina Real Británica, dio nombre a esta clase de buques durante buena parte del siglo XX. El tipo "Dreadnought" representaba a acorazados con armamento pesado monocalibre, movidos por turbinas de vapor.

Acorazado "España" en 1914
El proyecto de las tres unidades de acorazados tipo Dreadnought que contemplaba la Ley Maura-Ferrándiz (1907) fue duramente criticado por los profesionales de la Armada, en base principalmente a su desplazamiento y armamento. Para solventar estas supuestas deficiencias propusieron construir solo dos acorazados, más grandes y mejor armados, en lugar de los tres proyectados. Críticas que finalmente no fueron tenidas en cuenta.

Las críticas de la Armada no estaban exentas de justificación. Los acorazados españoles serían los más pequeños de todos los Dreadnoughts construidos hasta la fecha en el mundo. Tomando como referencia 38 Dreadnoughts botados desde 1906 hasta 1918 por Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Japón, Italia, Francia, Rusia, Brasil y Argentina, observamos que el desplazamiento medio de todos ellos ascendía a 26.376 toneladas frente a las 16.450 en el proyecto de los de la clase España, un 38% menos, siendo el japonés “Fuso” el de más desplazamiento con 35.900 toneladas, más del doble que los España. En cuanto a la eslora media de los Dreadnoughts extranjeros, ésta era de 173.99 metros frente a los 139.88 de los “España”. En relación con la velocidad máxima de los España, 19,5 nudos (22,44 mnh), era sensiblemente inferior a la del resto de Dreadnoughts, principalmente debido a la mayor potencia de la maquinaria de estos, siendo la velocidad media de su conjunto de 21,16 nudos (24,35 mnh), siendo el italiano “Dante Alighieri” el más veloz de entre ellos con una velocidad máxima de 22,8 nudos (26,23 mnh), seguido del británico “Canadá” con 22,7 nudos (26,12 mnh).

Acorazado "España" ex "Alfonso XIII"
Las notables diferencias de desplazamientos, esloras y velocidades expuestas, no se daba en cuanto a lo que se refiere a la artillería principal de los buques comparados. En este aspecto los España con sus piezas de 305/50 estaban equiparados al resto, con la excepción de algunos acorazados que montaban piezas de superior calibre, entre ellos los estadounidenses “Nevada” y “Oklahoma” con piezas de 356/45 y los franceses “Richelieu” y “Jean Bart” con piezas de 330/50 y 380/45 respectivamente.

Cristino Castroviejo Vicente, estudioso de temas navales y autor de varios libros, nos dice, en su "Evaluación Crítica de los Acorazados Clase España", entre otras muchas consideraciones lo siguiente:
El proyecto y construcción de los tres acorazados de esta Clase fueron el comienzo del resurgir de la industria naval española. A pesar de todas las restricciones, carencias y circunstancias, incluida la imprescindible y decisiva aportación técnica y material de Gran Bretaña, su construcción fue un logro notable.
Aún teniendo en cuenta las críticas que sobre estos buques se vertieron, los profesionales de la Armada tuvieron la oportunidad de ponerse al día en nuevas tecnologías, después de años y años de atraso. Al mismo tiempo, constituyeron una excelente aula de aprendizaje para formar a los nuevos especialistas que dotarían los buques en los siguientes programas navales.

Blindaje de los España
(Imagen: Vickers Ltd.)

De haberse visto arrastrada España a la guerra contra Alemania (IGM), cosa que estuvo a punto de suceder, los dos acorazados que estaban en servicio hubiera sido las únicas armas modernas que aquella podría aportar. En este supuesto, su zona de operaciones más probable hubiera sido el bloqueo del Adriático o los Dardanelos, donde su presencia constituiría un considerable refuerzo.
Lo mismo podemos decir del personal de astilleros. Todo ello vino acompañado de una mejora de la capacidad laboral de las maestranzas, dando lugar a la aparición de una nueva generación de técnicos altamente especializados. Asimismo, la industria auxiliar experimentó un importante salto cualitativo que redundó en otros aspectos del desarrollo económico de la España de aquellos años. La suma de estos factores llevaría en pocos años a un elevado grado de autonomía técnica, alcanzándose el principal objetivo que se marcó la Ley Maura-Ferrándiz.

Acorazado "Jaime I"

Los tres Dreadnought construidos en nuestro país, el “España” que daba nombre a la Clase, el “Alfonso XIII”, renombrado “España” en 1931 y el “Jaime I”, tuvieron corta vida y un  desgraciado final.

El primer “España”, entregado a la Armada el 8/9/1913, se hundió tras embarrancar a la altura del Cabo de Tres Forcas (Melilla) durante la Guerra del Rif, se hunde el 19/11/1924,  a punto de cumplir sus once años desde su entrada en servicio.

El "España" embarrancado en Cabo Tres Forcas.
(Imagen: Vida Marítima)
El segundo “España”, ex “Alfonso XIII”, fue entregado a la Armada el 19/8/1915. Cayó en manos de la marina sublevada en julio de 1936, se hundió el 30/4/1937 en aguas del Cantábrico, frente a Santander, tras 22 años de servicio. Seis "Gourdou Leseurre GL-32", pilotados por Baquedano, De la Mata, R. Panadero, García Borrajo, Zambudio y Vabss, aviones capaces para hacer bombardeo en picado pese a su velocidad de solo 280 kilómetros/hora pero habilitados para llevar una bomba de 250 kilogramos. Según relató Antonio García Borrajo, les dio tiempo a despegar, bombardear, volver a cargar y bombardear. Aunque alcanzaron al acorazado su blindaje le permitió resistir, pero al navegar muy forzado a toda máquina y en zig-zag, no pudo evitar el campo de minas sembrado por el minador sublevado "Vulcano", una mina al estallar junto a su casco le hizo ir a pique. El propio Borrajo presenció desde el aire como la tripulación fue recogida por el destructor sublevado "Velasco", que se acercó para ello. Borrajo en ese momento no hizo uso de sus cuatro ametralladoras.


El "España" ex "Alfonso XIII" en el momento de su hundimiento
Foto tomada desde el destructor "Velasco"

El “Jaime I”, fue entregado a la Armada el 20/12/1921, con un retraso importante en relación con los planes iniciales provocado por la I Guerra Mundial. Permaneció leal a la República en 1936 y para ella combatió. El 17 de junio de 1937 se hundió estando atracado en el puerto de Cartagena, puerto al que había llegado procedente de Almería para llevar a cabo reparaciones. Una explosión provocada en el pañol de pólvoras de su Torre nº 3 fue la causa de su hundimiento, contaba solo 15 años y medio de servicio desde su entrega a la Armada.


Detalle del estado del "Jaime I" tras la explosión.
Las causas de la explosión siguen hoy en día sin aclarase, a pesar de haber transcurrido 83 años desde el suceso. El Gobierno la República, en las semanas inmediatas posteriores a la explosión, puso en manos de Tribunal Supremo las investigaciones. A partir de la Pieza Principal se abrieron varias piezas separadas o trozos, más de 1.000 folios en total, siendo el más detallado el Tercero, llevado por el Magistrado Instructor D. Juan José González de la Calle. Se nombran peritos y técnicos navales, y se toma declaración a miembros de la dotación presentes en el buque en el momento de la explosión y días anteriores. A lo largo de 60 folios se recogen las actuaciones, poniendo de relieve todo un abanico de declaraciones contradictorias. Finalmente no se llega a ninguna conclusión, no descartandose que el motivo de la explosión fuese la consecuencia de un acto de sabotaje. Hoy en día, de forma totalmente extraoficial y ajena a la Armada, se sigue investigando sobre el tema.



Benito Sacaluga