(1) Primera hora de la mañana. Apenas se ha desperezado el día comienza la actividad en el frente de batalla. Actividad relativa, precursora quizá de acontecimientos importantes que toda Andalucía y toda España esperan con ansiedad. Parece que en esta ocasión no se trata de dar largas al asunto, los acontecimientos no se harán esperar. Atención, pues.
Despeja el sol las brumas da la madrugada. En el frente, cada uno en su sitio, fusil al brazo. Otros, en los nidos de ametralladoras. Aquéllos, junto a la cureña del cañón en espera de lanzar la metralla sobre los núcleos enemigos. Cerca de nuestras concentraciones, los abrigos contra la aviación. Nuestras ametralladoras impiden que el aparato enemigo descienda más de lo prudente. A la altura que se ve obligado a volar no puede ver los abrigos de nuestros bravos milicianos. Si volase a menos altura, tampoco los vería. Con tal maestría y pericia han sido construidos.
Se oye el zumbar del motor sobre nuestras cabezas. A varios centenares de metros cae una bomba enemiga. Se ve una nubecilla de polvo. No ha estallado. Los técnicos se acercan. El "pepino" carece de espoleta. Su fabricación es deficientísima. Sin espoleta y con pólvora suelta, mal presionada, es como si nuestro enemigo hubiese tirado un ladrillo. Esta es la única aventura que hemos presenciado en esta parte del frente. No importa cuál sea. En más de diez horas que hemos permanecido con nuestros valientes milicianos, no hemos visto más que ese avión negro que descargó una bomba muy lejos de nosotros.
A lo largo del día, nada. Algún cañonazo que otro. De tres, dos granadas no han estallado. Escasean las municiones, y las que hay son malas. Nosotros, en cambio, tenemos un magnifico arsenal. Tiramos cuando el mando lo estima oportuno. Harto castigados están los rebeldes a lo largo de esta campaña que tan criminalmente han desatado. Se creían omnipotentes, invencibles. Suponían que la tos de un general iba a barrer toda España. El pueblo les ha demostrado, derrotándolos, que no. Les ha hecho arrebujarse en sus cubiles y madrigueras para no ofrecer blanco a nuestras balas; pero hasta allí, hasta donde se encuentren, llegará la Justicia del pueblo y del Frente Popular.
Muy mediada la tarde, nos encontramos por estas tierras andaluzas uniformes de Infantería de Marina( 2). Los visten los heroicos marinos de Cartagena, que hasta esta región han llegado a defender la República del Frente Popular. En sus puestos de combate otean el horizonte, arma al brazo. Otros pasean con ese clásico balanceo de la gente de mar al pasar sobre cubierta. Hasta el pedazo de tierra que defienden tiene aspecto de acorazado.
Estos bravos marineros vinieron, como decimos, de Cartagena, tomaron parte en las tomas de Hellín, Albacete, Andujar y El Carpio. En estos lugares seguirán su marcha triunfal. Nada los detendrá. Un detalle simpático: todos, absolutamente todos, los marinos que están por estas regiones están con carácter de voluntarios. Este rasgo hace doblemente simpática su campaña. La mayoría de ellos, pese a sus tres meses de servicio militar, ya están curtidos militarmente. Son unos veteranos; pese a su juventud. Estos valientes salieron de Cartagena el día 21 del pasado mes. Desde la noche, de ese día están en campaña. Cuando ven llegar el coche de “La Voz”, todos nos piden que les hagamos una fotografía para que los vean sus familias en Cartagena, Barcelona y Valencia, que es de donde son la mayoría de ellos. No podemos acceder a sus pretensiones, pues tendríamos que hacer de "La Voz" una inmensa fotografía. Quieren que se publiquen sus nombres. Prometemos a todos, para tranquilidad de sus familiares, decir desde estas columnas que la compañía de Infantería de Marina que salió de Cartagena el día 21 de julio por la noche está íntegra, sin una sola baja. Todos sus componentes disfrutan de excelente salud.
Magnífico buen humor hay entre esta gente. Todos bromean con el sargento José Sánchez Muro, quien a estas horas quizá sea padre por tercera vez. El interesado aguanta las bromas con cachaza: ¡Ay, cuando alguno de vosotros se vea en esto trance!, afirma, muy serio, entre las risas de sus camaradas.
La hora de la cena, es señalada por la aguda corneta del famoso trompeta de la compañía, Antonio Morata. Los pulmones del muchacho, por medio de su metálico cornetín, indican que la cena está a punto.
(1) Diario “El Sol”. Madrid 6 de septiembre de 1936. De nuestro enviado especial José Luis Moreno.
(2) Al finalizar la Primera Guerra Mundial, se abandona por parte de todas las potencias la táctica del asalto anfibio. Todas las Infanterías de Marina del mundo entran en crisis, y la Española no es una excepción, siendo declarada a extinguir en 1931.
La Guerra Civil en 1936 reactiva una vez más a la Infantería de Marina. Sus unidades en ambos bandos combaten con heroísmo y distinción tanto en tierra como a bordo de los buques. Finalizada la Guerra Civil, la actividad de la Infantería de Marina se limita, fundamentalmente, a guarnición de bases navales y dotación de buques. En 1957 la Infantería de Marina recuperó la misión de Fuerza de Desembarco. (Ministerio de Defensa. Armada)