sábado, 30 de junio de 2012

EL CONTRATO DE LOS MAQUINISTAS EN 1848




La existencia de maquinistas extranjeros en los barcos de la Armada representaba un importante problema, aparte de su total ausencia de identificación con los intereses de España estaba la cuestión de la falta de seguridad en la continuidad de la prestación de sus servicios y en la prevalencia que estos profesionales daban a sus retribuciones sobre cualquier otra cuestión, sus exigencias y la necesidad de la Armada de contar con ellos les permitían exigir y  percibir unos sueldos mucho más elevados que aquellos que estaban establecidos para los maquinistas nacionales, las diferencias salariales eran muy considerables,  hasta tal punto que un maquinista español percibía la tercera parte del sueldo que un contratado ingles, la misma diferencia existía con los complementos y tipos de ración.

En tiempos de gran presencia colonial y de la existencia habitual de piratería  el buen funcionamiento de las unidades de la Armada destacadas en aquellos mares eran de todo punto de vista fundamental y por tanto la dependencia de maquinistas extranjeros representaba un grave problema que había que solucionar lo antes posible. Los responsables de los apostaderos y destacamentos requerían insistentemente al gobierno español sobre la necesidad de contar con maquinistas españoles. El 25 de mayo de 1848 la Sección de Gobierno de Filipinas, dirigió al al secretario de Estado y del Departamento de Marina el siguiente oficio :

Planos del Arsenal de Cavite
"Excmo.Sr.: Para no perder el fruto de las ventajas obtenidas por vuestras armas en Balaguingui, mantener en respeto a los piratas haciéndoles ver que no descuidábamos el vigilar sus pasos, afirmar la obediencia de los habitantes de Pilas y Basilan, sometidos al gobierno de S.M., cultivar nuestras relaciones con los príncipes vecinos de Zamboanga, no perder de vista los adelantos de nuestro reciente establecimiento en Davao y para los demás objetos del servicio que puedan convenir, dispuse en Zamboanga, de acuerdo con el comandante general de Marina, que cada dos meses saliese uno de los vapores del Arsenal de Cavite a recorrer el archipiélago, pero hasta ahora no ha sido posible verificarlo porque aunque el Magallanes entro en aquel el 28 de marzo, y el Elcano el 14 de abril, para hacer algunos repasos indispensables, el abandono o malicioso comportamiento de los maquinistas ingleses a quienes se ha visto precisado a castigar el comandante general según me dice en comunicación del 23 del corriente............
Con este motivo no puedo menos de hacer presente a V.E, que sometidos al capricho de esos extranjeros,pueden reducirnos a una inacción forzosa siempre que quieran...por tanto, ruego a V.E., que tan pronto como sea posible sirva enviar urgentemente españoles..."

La contratación de maquinistas españoles no estaba exenta de problemas, muchos de los que habían comenzado la preparación necesaria la abandonaban a causa del sueldo establecido y la falta de consideración sobre otros aspectos, especialmente la no consideración de los maquinistas como miembros de la Armada, su colaboración se enmarcaba dentro de un contrato civil y como civiles prestaban el servicio.

Aprovechando la decisión de la Armada de contratar españoles tienen lugar las primeras, podemos llamar, reivindicaciones oficiales de los maquinistas, En febrero de 1848 el maquinista Jacinto Coromina Pla, elegido para ser embarcado en el vapor Alerta, exige un amplio abanico de condiciones,  entre las más importantes:

1º.- El maquinista estará encargado de todo lo concerniente a la máquina como también de los trabajos que debiesen hacerse en ella, de los que deberá dar cuenta antes al comandante del buque.
2º.- La gente destinada al servicio de la máquina debe por precisión, ser a gusto del maquinista y estar exclusivamente a sus ordenes...El comandante será el que podrá solamente disponer de esta gente.
3º.- El maquinista se obliga a la reparación de cualquier pieza o parte de la máquina, siempre que las circunstancias lo permitan, prometiendo el mayor esmero en la conservación de las máquinas.
4º.- El sueldo será de 1.550 reales de vellón mensuales, lo que se deberá pagar religiosamente el fin de mes abonándosele los gastos que le ocasione el viaje y manutención.
5º.- Al maquinista se le tratará como corresponde según la Ordenanza al efecto.
6º.- El servicio será solo en la Península 

Mariano Roca de Togores
Estas condiciones son aceptadas por el capitán general de Cádiz, posteriormente a la vista y estudio del contrato todas las exigencias salvo la cuestión del sueldo fueron desaprobadas por la Dirección General de la Armada. En adelante los sueldos quedarían ajustados a nuevos baremos que los aumentarían considerablemente y sobre el resto de las cuestiones quedaba todo aplazado hasta la conclusión y publicación de un reglamento especifico.  Igualmente se dispone la contratación de un maquinista de los de más saber y experiencia para, desde  el departamento de Cádiz, sirva de examinador e los maquinistas españoles que se presenten y de Jefe de una academia especial de maquinaria.Tenemos pues en 1848 dos pilares fundamentales para el desarrollo de los maquinistas de la Armada : un proyecto de reglamento y otro de una academia.
Ese  mismo año en el mes de septiembre se publica una Real Orden que firma el Ministro de Marina D. Mariano Roca de Togores y Carrasco, estableciendo los nuevos sueldos de los maquinistas españoles :

Maquinista Primero : 1.500 reales de vellón y ración ordinaria
Maquinista Segundo: 1.200 reales de vellón y ración ordinaria

Quizás, sin duda, estos sueldos fueron una de las causas principales del eterno conflicto entre el Cuerpo General y los Maquinistas , según el  Estado General de la Armada los sueldos del Cuerpo General eran los siguientes en reales de vellón :

Capitán General : 10.000 reales
Teniente General : 3.750 reales
Jefe de Escuadra : 2.500 reales
Capitán de Navío : 2.000 reales  
Capitán de Fragata : 1.500 reales  
Teniente de Navío : 900 reales  
Alférez de Navío:  450 reales
Guardiamarinas : 300 reales

la comparación de estos sueldos con los de los maquinistas era de difícil digestión para los integrantes del Cuerpo General y más aún en 1848, más aún teniendo en cuenta la escasa valoración que tenían de estos profesionales,  no entendían como era posible que, según ellos, unos hombres rudos, con poca educación,desarrollando un trabajo manual, que salían sucios de sus trabajos cobrasen como un capitán de fragata o casi como un capitán de navío.

Benito Sacaluga


Fuentes : El Cuerpo de Maquinistas de la Armada (A. de la Vega Blasco) y enlaces.