Imagen: Memoria Histórica de Cartagena |
La línea divisoria entre proa y popa era un signo siniestro, que se hacía resaltar todos los domingos con la lectura de las ordenanzas navales -viejas de más de un siglo -, después de la misa obligatoria para toda la dotación.
No faltaba, sin embargo, cierta adulación por parte de jefes y oficiales a la resignada marinería. Pero esa adulación tenía una intención malsana. Se quería enfrentarla con las clases, que, como es sabido, en la Armada poseen una cultura nada común. Trataban de evitar los marinos alfonsinos que las clases contasen con la adhesión de la marinería. Pero tal es la ceguera .del odio de los privilegiados hacia los humildes, que los marinos de la Real Armada española no daban toda la importancia que tiene al hecho de que las “clases” proceden de la marinería. Son de la misma sangre y han compartido sus aspiraciones y su esclavitud. De su mutua y firme compenetración la República está obteniendo las pruebas más contundentes y confortadoras.
Ayer, los marinos de la República, bajo la dirección y mando de algunos jefes y oficiales leales del Cuerpo General y de los oficiales y auxiliares de los restantes Cuerpos, han escrito una página de triunfo en la epopeya de defensa de la democracia, de la libertad y de la justicia. Nuestros buques han logrado todos sus objetivos. Bombardearon varias plazas rebeldes y obligaron al buque pirata “Almirante Cervera” a abandonar Gijón y refugiarse en el puerto de El Ferrol, todavía en poder de los rebeldes. Esta operación naval, por su magnitud y por su eficacia, constituye un triunfo considerable y, lo que es más importante, una esperanza y una seguridad.
La “gente de proa”, estrechamente unida en el mismo fervor, han dado el pecho una vez más, serán los nuevos caballeros de la Marina española republicana. En el triunfo total, la “gente de proa” figurará en primera línea. ¡ Honor a los marinos leales!. Llegue a los coys y a las camaretas de clases nuestro aplauso emocionado y sincero.
¡Avante los marinos de la República!
(1) Publicado en "La Libertad". Madrid 9 agosto 1936