lunes, 10 de septiembre de 2018

EL CORTO MANDATO DEL JEFE DE LA BASE NAVAL DE CARTAGENA (1936)






El seis de julio de 1936, los generales golpistas ya tenían muy avanzados sus planes, retomados nada más formar gobierno Azaña el anterior 19 de febrero. El ocho de marzo, antes de que Franco iniciase su “destierro” a Canarias, se reunió en Madrid, en el domicilio de un jefe de la CEDA, con varios generales, Emilio Mola, Luis Orgaz Yoldi, Villegas, Joaquín Fanjul, Ángel Rodríguez del Barrio, Miguel García de la Herrán, Manuel González Carrasco, Andrés Saliquet y Miguel Ponte, junto con el coronel José Enrique Varela y el teniente coronel Valentín Galarza. La suerte estaba echada.


En la foto el General Orgaz en Barcelona, acabada la guerra.
Era un gran enemigo de la República, por lo que intervino en todas las conspiraciones que se organizaron para derrocar este sistema político. Su implicación en la sublevación de Sanjurjo le llevó a prisión. En 1936 reaparece en escena para participar en el levantamiento del 18 de julio.

Ante los constantes rumores de golpe militar, el gobierno de la República confiaba en su capacidad para desmontar cualquier intento de golpe o levantamiento militar, tal y como lo hizo en el intento del general Sanjurjo en 1932, sin embargo, según Paul Preston, el Director General de Seguridad, organizó la instalación de numerosas escuchas telefónicas en todos aquellos lugares donde se estaba urdiendo la conspiración. Para el mes de mayo ya tenía confeccionada una lista de 500 implicados en la conspiración que entregó al presidente Azaña y al jefe del gobierno, Casares Quiroga, con la recomendación de que se procediera a sus detenciones. Pero Azaña y Casares Quiroga no hicieron nada al respecto y los preparativos golpistas continuaron.

Así llegamos al cinco de julio, fecha en la que el almirante D. Francisco Márquez Román se hace cargo de la Base Naval Principal de Cartagena. El almirante, recién ascendido, venía de desempeñar el cargo de Jefe de la Jurisdicción Gubernativa de Madrid y de la Sección de Personal del Ministerio . Diario Oficial del Mº de Marina del 16 de mayo de 1934.

En el Arsenal es recibido por el almirante Camilo Molins Carreras, jefe accidental de la Base, el contralmirante Navía Osorio, jefe de las flotillas de destructores, y por los señores Gámez jefe de Estado Mayor de la Base, Bastarreche jefe de E.M. de las flotillas de destructores, capitán de fragata don Antonio Alonso y el coronel de Artillería Manuel Bruquetas.

Inmediatamente el almirante Márquez toma posesión del mando. El acto tuvo lugar en el salón de recepciones, en presencia de todos los Jefes de Cuerpos, Servicios y Comandantes de barcos afectos a la Base y de los oficiales más caracterizados de los Cuerpos Auxiliares de la Armada. 

Un día más tarde, el seis de julio, el nuevo Jefe de la base es cumplimentado por el contralmirante Navia Osorio, a quien acompañaban los capitanes de navío Fernando de Barreto y Miguel Fontenla, jefes de las segunda y primera flotillas de destructores, y los capitanes de fragata Marcelino Galán, comandante del “Almirante Ferrándiz"; Valentín Fuentes, comandante del "Lepanto"; José M. Sánchez Ferragut, comandante del "Alcalá Galiano"; Casimiro Carre comandante del "José Luis Diez", Fernando Bastarreche jefe de Estado Mayor de las Flotillas y el capitán de corbeta Rafael Cervera comandante del "Sánchez Barcáiztegui". Posteriormente Márquez Román es saludado por el Comandante Militar de Cartagena, general Martínez Cabrera, seguido de los capitanes de fragata José María Aznar, ayudante Mayor del Arsenal, Eduardo García Ramírez, director de la Escuela de Armas Submarinas, Francisco Guanera, Jefe de la Estación de Submarinos y Manuel Duran, Secretario de la Comisión Inspectora, el capitán de corbeta José León de la Rocha, jefe de la Base Aeronaval de San Javier, el coronel maquinista Honesto Requejo, el comandante maquinista Antonio Guerra, el capitán de Intendencia don José Balboa, y capitanes de corbeta Rafael Guitián, Carlos Roca y Manuel Pasquín.


Imagen aérea de Cartagena, incluyendo su base naval, tomada el 18 de junio de 1936,
un mes antes del inicio de la guerra civil.

Poco duró en el cargo el nuevo Jefe de la Base, exactamente 13 días. El 18 de julio, en Cartagena y su Base Naval, se lucha por contener la sublevación, el almirante Márquez está indeciso y no actúa en contra del levantamiento. Se difunde el rumor de que el Arsenal está sublevado y de que los marino fieles a la República han sido detenidos, La muchedumbre, como reacción, se dirige al Arsenal, y el almirante Molins, Jefe del Arsenal, que acaba de poner el libertad al teniente de navío José Ruiz de Ahumada (1), detenido por los conspiradores, deja libre la entrada en el recinto a los sindicalistas, para demostrar que no hay presos en él. La apertura del Arsenal fue el pistoletazo de salida, se detuvieron a todos los jefes y oficiales que se encontraban en el Arsenal. Se abren los pañoles de armas y se hacen con ellas.

A primeras horas del día 20 la situación está controlada, el golpe en Cartagena ha sido un fracaso. Es entonces cuando el Jefe de la Base, el recién nombrado almirante Márquez entrega el mando al teniente de navío Antonio Ruiz González, que había sido detenido por los sublevados. En el Arsenal, Molins traspasa sus poderes al segundo maquinista Manuel Gutiérrez Pérez. Antonio Ruiz González lleva a cabo los siguientes nombramientos de acuerdo con el Ministerio de Marina, entre otros: Jesús Hernández Guirao, Jefe del Estado Mayor de la Base; Eusebio Vivancos Cerezuela, 2º Jefe del EM de la base; Carlos Balandrón Vences, Ayudante Mayor del Arsenal y a José Melíá García como secretario del anterior. Entre ellos no hay ningún oficial del Cuerpo General. Se nombra Jefe de la Flota al capitán de fragata Fernando Navarro Capdebvila.

El depuesto Jefe de la Base, almirante Márquez Román, marcha a Madrid. Finalmente será ejecutado por las milicias republicanas del Frente Popular.

El almirante Molins es sometido a Consejo de Guerra por un Tribunal Popular republicano y resulta absuelto. En 1939 los franquistas le someten a un nuevo Consejo de Guerra, encontrándole    culpable de varios cargos, entre ellos el de ¡¡¡rebelión militar !!!, y es condenado a muerte. En julio de 1939 es ejecutado y sepultado en la fosa común del cementerio de Los Remedios, en Cartagena. 

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(1) José Ruiz de Ahumada, teniente de navío en 1936. Afiliado a Falange Española, participante activo en las reuniones preparatorias de la sublevación militar que tuvieron lugar en la Escuela de Armas Submarinas de Cartagena. Según el mismo decía, fue salvado de ser fusilado por la fuerzas republicanas de Cartagena el 18 de julio de 1936, gracias a la mediación de dos cabos y seis fogoneros. Comandante del “Gravina” en 1938, a pesar de sus intentos de pasarse al bando sublevado, no lo pudo realizar en toda la guerra. Llevó el buque hasta Bizerta. Acabada la guerra es eximido de toda responsabilidad republicana y retorna a la Armada. retornando a la nueva flota nacional al poco tiempo.

En agosto de 2005 se publica el libro “Así empezó todo. Memorias de un marino de la República”. El autor es su hijo Manuel Ruiz Sierra, oficial del arma de Caballería, el prólogo es de José Sierra Campos, familiar de ambos y contralmirante de la Armada, El libro recoge las memorias de José Ruiz de Ahumada. Contiene 247 páginas, de las cuales solo 78 se dedican al texto de las “memorias” de tan curioso “marino republicano”, el resto son ilustraciones y documentación sobradamente conocida obtenida de los Boletines Oficiales de Marina, Defensa, Aire, etc...con algunas citas de Cervera Pery, Cerezo, Cervera Valderrama, etc...

El libro es todo un poema, si ya han leído ustedes algo de la Flota Republicana léanlo, puede que rían o hasta que lloren, da para todo. Si se inician en el tema, o quieren conocer la historia, por favor, empiecen por otros autores.


Benito Sacaluga





Fuentes:

El Noticiero de Cartagena 06-07-1936
Hombres de Armas de la República. Juan Barba Lagomazzini. Págs.: 496-497
Diario Oficial Mº de Marina
Artehistoria

1 comentario:

  1. Partidista del "Alzamiento", monárquico-falangista. Las memorias de un marino militar sublevado contra la República escritas por su hijo coronel de caballería y partidario de las mismas ideas. Respetable en su esfera pero nada neutro, totalmente decantado hacia los sublevados. No sirve como relato histórico veraz.

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