viernes, 25 de junio de 2021

EL OFICIAL 2º NAVAL RAMÓN PRADOS PITA Y EL CRUCERO "MÉNDEZ NÚÑEZ"

 

Artículo publicado en "Nueva Tribuna" el 16 de junio de 2021. Autor: Benito Sacaluga.


La historia de Ramón Prados Pita corre paralela a la de tantos miles de marinos leales a la República aún hoy injustamente ignorados. Marinos que, si bien no pertenecían a la “élite” de la Armada, fueron imprescindibles, tanto en los primeros momentos, evitando que la Flota cayera en manos de los sublevados, como durante la guerra, sirviendo con lealtad y entrega a los intereses de la Republica. Como otros tantos miles de ellos, Prados tuvo que marchar al exilio para escapar a la muerte o a largos años de prisión. No obstante, su marcha al exilio, el aparato represivo del franquismo le siguió persiguiendo al menos hasta 1960.

Ramón Prados Pita en 1923

Ramón Prados nace en La Graña (Ferrol) el 23 de mayo de 1900, en el seno de una familia humilde, es hijo de Manuel Prados Serantes, Fogonero de la Armada y de Agustina Pita Castelo, jornalera.

Con poco más de 15 años ingresa en la Armada (1/10/1915) como Aprendiz Marinero, prestando servicio embarcado en la corbeta “Villa de Bilbao”, la “Nautilus” y el acorazado “Alfonso XIII”. Dos años más tarde, el 12 de diciembre de 1917, es ascendido a Marinero Especialista y destinado al cañonero torpedero “Marqués de Molins”, un buque salvado de milagro del desguace, que prestaba servicio como guardacostas y guardapescas en el Cantábrico.

A base de dedicación y estudio va escalando puestos en la Armada, Cabo de Marinería, Maestre de Marinería, Segundo Contramaestre, Submarinista, Auxiliar 1º Naval y Oficial 2º Naval, este último grado alcanzado en septiembre de 1937.

A lo largo de su trayectoria en la Armada (1915-1939) presta servicio en los siguientes buques y destinos en tierra:

Corbeta “Villa de Bilbao”

Corbeta “Nautilus”

Acorazado “Alfonso XIII”

Cañonero “Marqués de Molins”

Crucero “Cataluña”

Barcaza “K-9”

Acorazado “Jaime I”

Crucero “Blas de Lezo”

Arsenal de Cartagena

Base Naval de Mahón

Base Naval de Ferrol

Destructor “Proserpina”

Submarino “B-3”

Destructor “Alcalá Galiano”

Crucero “Méndez Núñez”

Dpto. General de la Armada

Buque aljibe “África”

Destructor “Jorge Juan”

Crucero “Libertad”

En Shanghái a bordo del “Blas de Lezo” (1927)


Embarcado en buques de la Armada participa en numerosas acciones de guerra, entre ellas las más importantes:

  • Desembarco de Alhucemas (1925)
  • Numerosas misiones de vigilancia y patrulla durante la Guerra de España (1936-1939)
  • Combate Naval de Cabo de Palos (1937)
  • A bordo del crucero “Méndez Núñez”

El 5 de junio de 1936, el gobernador general de la colonia española de Guinea, Luis Sánchez-Guerra Sainz, declaró el estado de excepción, como respuesta a los rumores sobre una sublevación popular de los nativos. Inmediatamente el gobernador solicita al Gobierno de España en Madrid el envío de un buque de guerra, el Gobierno envía al crucero “Méndez Núñez”, llegando éste a Santa Isabel el 24 de junio de 1936, al mando está el capitán de capitán de fragata Trinidad Matres García, entre la dotación  está el Auxiliar 1º Naval Ramón Prados, también el Tercer Maquinista Eugenio Rodríguez Sierra, miembro clave de la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA).



Según se publica en el Semanario La Armada (23/07/1938 y 30/07/1938), en una entrevista a los miembros de la dotación del “Méndez Núñez”, desde el triunfo electoral del 16 de febrero, existía a bordo una relación estrecha entre un pequeño grupo de gente de izquierda, siendo elementos significados de dicho grupo democrático los Auxiliares Juan Bautista Morales y Ramón Prados Pita, todos los cuales tenían algunas reuniones en el pañol bajo de contramaestres, lejos de la vigilancia de los oficiales, en su gran mayoría derechistas. Este grupo, inmediatamente de ser conocida la sedición militar, estableció contacto con el Frente Popular de la isla, al que dieron cuenta de la situación de a bordo.

El día 18 de julio de 1936 se recibe en el crucero un mensaje desde Madrid, radiado por  Benjamín Balboa, Oficial Tercero del Cuerpo de Auxiliares Radiotelegrafistas, alertando de que sus oficiales podían estar a punto de sublevarse contra el Gobierno, y les indica que para evitarlo tomasen el mando del buque si fuese necesario.

El 21 de julio, el capitán Matres, comandante del Méndez Núñez, pidió permiso a Madrid para efectuar, junto con el gobernador, un recorrido por las islas, petición que es denegada desde el Ministerio de Marina, ordenándole que zarpe de Fernando Poo inmediatamente y ponga rumbo a Málaga. El 23 de julio, el crucero ya navega hacia la península, la dotación envía un mensaje a Madrid: “U.M.R.A. vigilante. ¡Viva la República!”.

Rumbo a Málaga se reciben a bordo varios mensajes radiados desde Canarias por los sublevados, instando al comandante del crucero a que no siguiera su ruta y pusiera rumbo a las Islas Canarias para unirse allí a los sublevados, al mismo tiempo se le ordena que detenga a los radiotelegrafistas para evitar que la dotación reciba nuevas órdenes de Balboa desde Madrid, transmisiones, las de Canarias, que son también captadas por Balboa, quién radia instrucciones al buque para que vuelva a Fernando Poo. El comandante obedece haciendo escala en Dakar. Al salir de este puerto ya en alta mar y a la medianoche, se presentan en el puente de mando miembros de la dotación capitaneados por el Auxiliar 1º Naval Ramón Prados y el Segundo Maquinista Eugenio Martínez Sierra, grupo integrado, entre otros, por el practicante Moreno Mesa, el condestable Lafuente y el buzo García. Ramón Prados le comunica al comandante que los presentes formaban parte de una comisión elegida por la dotación del buque, al objeto de pedirle que enviase un radio a Madrid garantizando la adhesión a Azaña y al Gobierno en nombre de toda la dotación del crucero, a lo que el comandante y su segundo se niegan, alegando que la toma de dicha decisión le corresponde exclusivamente a él como comandante del buque y no considera oportuno hacerlo.

El “Méndez Núñez” llega nuevamente a Fernando Poo el 14 de agosto. El 28 de agosto sube a bordo el Gobernador General y le comunica al comandante que desde el Gobierno había recibido órdenes de comunicarle su cese inmediato. Así se hace. Para la comandancia del barco, siguiendo órdenes del Gobierno, se procede a elegir entre los Jefes y Oficiales del crucero quien debía ocupar dicho puesto, elección que quedaba condicionada al visto bueno de la dotación. Se elige al teniente de navío Ángel Bono, en esos momentos no se sospechaba que el teniente de navío Bono era partidario de la sublevación militar.

Todos los oficiales, menos tres que aceptaron seguir a las órdenes del gobierno, fueron desembarcados y confinados en San Carlos, la segunda localidad en importancia de Fernando Poo. Sin embargo, y al poco tiempo, todos ellos logran escapar​ y llegar al entonces Camerún Británico, desde donde viajaron a territorio ya ocupado por los sublevados y unirse a ellos.

El 30 de agosto, el “Méndez Núñez” partió definitivamente rumbo a la península. A la altura de Dakar el nuevo comandante Ángel Bono y el oficial Manuel Guarch desertaron y a nado ganaron la costa. Al mando quedó el maquinista Eugenio Rodríguez Sierra, con el Auxiliar 2º Naval D. Juan Montiel Cerda como Oficial de Derrota. Llega a Málaga el 21 de septiembre, donde permanece fondeado hasta zarpar para Cartagena, puerto al que arriba el 23 de septiembre, permaneciendo toda la guerra con bandera republicana.


La ideología de Ramón Prados Pita

Perteneciente a la masonería desde 1934, Logia Atlántida nº 5 de Cartagena, con el nombre clave de Gori. En enero de 1938 tenía el grado 3º.

Perteneció al PCE. Fue Tesorero Adjunto de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Se dio de baja del PCE de forma voluntaria en julio de 1937. La solicitud de baja es entregada en mano al Auxiliar de Artillería del “Méndez Núñez” Bernardo Díaz. Solicitud de baja que no es bien recibida por la dirección del PCE en Cartagena, y que, a pesar de la voluntariedad de la baja, procede a la expulsión de Prados del partido acusándole de traidor. Esta conducta del PCE es denunciada por Ramón Prados en la prensa cartagenera; Victoriano Barroso, Comisario Político del destructor “Jorge Juan” apoya explicita y públicamente a Ramón Prados, el 7 de agosto de 1937 firma un artículo en el diario Cartagena Nueva, en uno de sus párrafos se dirige al PCE en estos términos:

…Todo el mundo se ha quedado absorto ante esta estupidez impremeditada {la expulsión} y ante la calculada maldad de enlodar un limpio historial antifascista. Puyes bien, camaradas comunistas, vosotros habéis hecho el sucio juego de expulsar de vuestras filas a un hombre que voluntariamente se ha dado de baja en ellas; y nosotros que, sin ser de ningún partido, militamos en la gran organización antifascista, damos cabida en nuestro seno a aquel que siempre ha luchado desinteresadamente por la causa del pueblo, al camarada Ramón Prados Pita, como un hombre leal y un auténtico y noble antifascista. A bordo del “Jorge Juan”. Cartagena 6 de agosto de 1937.

 

El Exilio

Tras la victoria franquista en la Guerra de España, embarca con destino Orán, comienza su exilio. Es internado en el campo de concentración de Relizane, situado a 200 Kms. de Orán, un campo improvisado. En él al igual que en los de Camp Morand o Suzzoni, las condiciones de vida eran lamentables. Cuando empezó la II Guerra Mundial, los españoles fueron encuadrados en Compañías de Trabajadores Extranjeros y mandados a hacer carreteras, a trabajar en las minas o en la construcción del Transahariano en pleno desierto, en condiciones infrahumanas.  

El aspecto que presentan en la foto inferior los internados en el campo de Relizane, aseados y bien vestidos, incluso algunos con corbata, parece entrar en controversia con las lamentables condiciones que soportaban, además de ser tratados como indeseables, esclavos y pordioseros. Según Victoria Fernández Díaz, historiadora experta en el exilio en el Norte de África, la foto está tomada al poco de llegar al Campo, cuando aún conservaban su ropa de paisano en buenas condiciones... Los internados en los campos se empeñaron en mantener una imagen de pundonor, sobre todo en fotos como ésta, destinadas a sus familiares en España, una puesta escena. Del Campo de Kasserine existen fotos en las que se pueden comprobar que de una foto a otra los exiliados se intercambiaban su ropa.

Junto a unos compañeros en el campo de Relizane (Argelia). En el círculo Ramón Prados. 15 de septiembre de 1939

Según relata en sus memorias uno de los internados en Relizane, el marinero Ángel Landa:

“Nos alojaron en barracas recién construidas con adobes. En cada una éramos 20 personas. […] Este lugar estaba fuera del Fortín, junto a sus murallas, las fuerzas del cuartel eran del cuerpo de Zuavos, todos ellos de raza árabe. Posteriormente trajeron una compañía de senegaleses, los cuales nos hacían la vigilancia. El campamento estaba cercado con malla metálica de tres metros de altura e interiormente una alambrada de púas de la misma altura. Entre las dos estaba el corredor para la vigilancia. […] El fortín nos tapaba la vista hacia [el pueblo de] Relizane. Desde nuestro campo ni una sola casa vimos nunca. Todo estaba planeado perfectamente para nuestra incomunicación visual con la ciudad… La comida diaria consistía en un cuarto de café aguado por la mañana, dos cuartos de zanahorias o nabos cocidos a mediodía con una rodaja de pan y para la cena lo mismo”

Desconocemos sus vivencias y recorrido exacto en esos tiempos, pero suponemos que siguió las vicisitudes de sus compañeros. A partir de aquí se desconoce la trayectoria de Ramón Prados. Solo sabemos que llegó a Argelia, donde trató de reconstruir su vida, siempre con la esperanza de poder regresar a España. Perteneció a las Secciones del PSOE y de la UGT de Orán.

La justicia franquista lo reclamó mediante varios edictos para que procediese a presentarse a las autoridades. En 1940 procede a darlo de baja en la Armada. En 1942 es nuevamente requerido para presentarse ante la justicia militar por su presunta pertenencia al SIM, bajo apercibimiento de ser declarado en rebeldía si no se presentaba. Juzgado en rebeldía y según sentencia del 27 de mayo de 1943 fue condenado a la pena de doce años y un día de reclusión menor. El Tribunal Especial para Represión de la Masonería y el Comunismo lo estuvo buscando desde la fecha de su creación (1940), situación que se mantuvo al menos hasta 1960 según los datos de que disponemos, no obstante, parece adecuado suponer que dicho Tribunal lo mantuviese en búsqueda hasta la fecha de extinción del mismo, dos de diciembre de 1963.



Los cinco hijos de Ramón quedaron en Cartagena, fueron ingresados en junio de 1939 en el orfanato Casa de la Misericordia de esta ciudad, en la época más dura de la posguerra. Tenían 13, 12, 10, 7 y 6 años. Jamás volvieron a ver a su padre.

Ramón Prados Pita falleció en 1954, con 54 años de edad, atropellado en las calles de Orán, cuando se dirigía a pie a una consulta médica. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Tamashouet (Orán) en el cuadrado 76, línea 6, tumba 7.


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Fuentes utilizadas:

  • Documentación oficial y fotografías aportados por su nieto. Francisco Prados
  • Consejo de Guerra contra Trinidad Matres García, comandante del crucero “Méndez Núñez en julio de 1936. Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán.
  • El Eco de Cartagena
  • D.O. 1923/03/06
  • R.O. 29/1/1925
  • Cartagena Nueva
  • La Masonería en la Región de Murcia. José A. Ayala
  • Venceremos
  • Semanario “La Armada” 23/07/1938 y 30/07/1938
  • El Exilio de los Marinos Republicanos. Victoria Fernández Díaz.


viernes, 18 de junio de 2021

EL PETROLERO “CAMPEADOR” HUNDIDO POR UN DESTRUCTOR ITALIANO

 


(1) Al inicio de la Guerra de España el petrolero “Campeador” (CAMPSA) se encontraba en las instalaciones de Barcelona pasando una de sus revisiones periódicas, quedando por tanto al servicio de la República. 


Imagen: Revista Ingeniería Naval


En día 22 de julio de 1937 el petrolero Campeador inició su viaje número 39 en Alicante. Su destino era el puerto rumano de Constanza, y la carga, una partida de gasolina, tenía como destino inicial Barcelona. La tripulación estaba compuesta por 42 hombres al mando el capitán de la marina mercante Félix Garay Gorordo. En la primera parte del recorrido se sirvió de la escolta de dos destructores republicanos que lo dejaron frente al cabo Ténès, en la costa argelina.

Durante el primer semestre de 1937 la ayuda soviética había continuado llegando con regularidad a la España republicana, algo que preocupaba en gran medida al Gobierno de Burgos. A pesar del aumento de actividad de los cruceros, la escuadra sublevada se veía incapaz de cortar ese suministro masivo de armas y petróleo, teniendo que solicitar ayuda a Italia. Con el envío de una comisión especial y la buena predisposición en el Gobierno italiano, la colaboración no se hizo esperar, a pesar de algunas resistencias ante las probables repercusiones internacionales que a buen seguro iban a surgir. De forma inmediata, en el mes de julio se inició el despliegue de aviones, submarinos y buques de superficie italianos con el propósito de cortar las líneas de comunicación entre el mar Negro y el Levante español. Las áreas de patrulla se establecieron, además de en la costa levantina española, en el canal de Sicilia y por el mar Egeo, paso obligado del tráfico mercante republicano.

Las operaciones de carga de las 9.516 t de gasolina transcurrieron con normalidad y en los primeros días del mes de agosto la tripulación se preparó para el viaje de vuelta. La partida del buque fue el día 4 a las 08:00 horas. El paso del “Campeador” por el Bósforo fue detectado un día más tarde por los servicios de contraespionaje y, muy especialmente, por los agentes del servicio de inteligencia italiano. De esa forma, el despliegue organizado por la Regia Marina se encontraba al tanto de que el petrolero “Campeador” acababa de entrar en el Mediterráneo.

La vigilancia de los buques italianos surtió efecto, y el día 9 de agosto a las 02:00 fue detectada la presencia del petrolero (posteriormente confirmada), información que más tarde sería comunicada al almirante de la Flota sublevada, solicitando los italianos la presencia de un crucero auxiliar para colaborar con el destructor que lo seguía de cerca. El almirante de la Flota ordenó al “Mallorca” (uno de los buques armados de Trasmediterránea que estaba en Palma) dirigirse a la isla de Favignana, en la costa oeste siciliana. En previsión de que el Mallorca no pudiera llegar a tiempo se decidió alistar también en Palma al crucero “Baleares”. Al día siguiente el “Vicente Puchol” (otro de los buques de Trasmediterránea) partió desde Palma para colaborar en la captura.




En el petrolero la tripulación se mantenía atenta a cualquier señal que pudiera alterar la navegación, que se había realizado sin novedad hasta el inicio del día 11 de agosto. En esos momentos el buque llevaba rumbo 327 y unos 10 nudos de velocidad. A las 09:00 horas fue detectada una embarcación que se aproximaba desde el noroeste. Cuando estuvo más cerca pudieron comprobar que se trataba de un buque de guerra, con unas grandes letras, (SA), pintadas en rojo en las amuras y enarbolando pabellón italiano, intercambiando ambos los saludos de ordenanza. Tan cerca pasó el recién llegado que pudieron leer en su popa el nombre: “Saetta”. El destructor, que había partido desde su base en Augusta, había reconocido con certeza al petrolero español. Por su parte, el “Mallorca” llegó a Favignana el día 11 a mediodía y lo primero que hizo fue carbonear. 

A las 15:30 horas el destructor italiano comunicó la posición del “Campeador” (10 millas al sur de Lampedusa), su rumbo y velocidad, información que fue recibida por el comandante del “Mallorca”. Puesto que era conocido que la Marina italiana estaba dispuesta a torpedear al petrolero español al llegar a las aguas tunecinas, el crucero auxiliar partió inmediatamente con rumbo a cabo Bon, en la costa noreste tunecina. 

Conocida la situación, el “Baleares” también modificó su rumbo al encuentro del petrolero. En medio de la operación, el mensaje del almirante de la Flota sublevada era claro: 

«Absolutamente necesario capturar Campeador».

Desde su encuentro, el destructor “Saetta” se convirtió en la sombra del petrolero, situado a unas cuatro o cinco millas por su popa. De acuerdo con las declaraciones de los tripulantes a las 16:30 horas apareció otro buque de guerra de características similares. En este instante surge una significativa discrepancia en las versiones, ya que según el parte de operaciones del destructor “Saetta” el buque de guerra actuó en todo momento en solitario. No obstante, en la misma zona también operaba el submarino italiano “Santorre di Santarosa” que, informado de la aproximación del petrolero español hacia su zona de patrulla, se preparó para interceptarlo. La espera, unas veces sumergido y otras en superficie, se hizo interminable. Como la detección se realizó bajo el agua, el comandante ordenó emerger para una completa identificación, volviendo a sumergirse a cota periscópica con el fin de iniciar los preparativos para el ataque. sin embargo, ante la presencia de otros buques desconocidos, optó por descender a mayor profundidad y esperar. Pasado cierto tiempo se sintió en el submarino una tremenda sacudida, que incluso afectó a sus instalaciones internas. se trataba del ataque del “Saetta”, lo que dejaba a la dotación del submarino con la miel en los labios.

Volviendo con las declaraciones de los tripulantes, el segundo buque se colocó cerca del “Saetta” y ambos intercambiaron señales y realizaron maniobras, al tiempo que lanzaban cortinas de humo, pero sin abandonar la persecución. Debido a su lejanía desde el petrolero, no pudieron apreciar el nombre o el pabellón de su segundo acompañante. Los extraños movimientos, «interpretados como maniobras de guerra», causaron alarma en el petrolero y los hombres se dispusieron a preparar los botes salvavidas. 

Antes de ponerse el sol, los tres buques encendieron las luces de navegación, y a las 19:20 horas pusieron rumbo y se alejaron, aunque sin perder el contacto. Pasado un tiempo vieron aproximarse a sus perseguidores, que apagaron las luces y poco a poco avanzaron hasta colocarse a la altura del “Campeador” por su costado de estribor. Desde el petrolero podían distinguir sus siluetas recortadas en la oscuridad. Dichas maniobras se ajustaban a las órdenes dictadas por las autoridades italianas de Marina en los supuestos de ataque por buques de superficie, que tenían que realizarse con torpedos, descartando tajantemente el uso del cañón.

Cuando el primer oficial, Andrés Ferrer, se disponía a tomar demora del faro de Kélibia, sobre las 19:50 horas, un torpedo hizo blanco en la popa del petrolero, a la altura de la cámara de máquinas. El comandante del “Saetta” había dado la orden de atacar al comprobar que este había modificado ligeramente el rumbo, que las aguas tunecinas estaban cada vez más próximas y que no aparecía el crucero auxiliar sublevado. 

La explosión fue muy violenta y alcanzó a buena parte del personal de guardia en la máquina, falleciendo varios en el acto. El “Campeador” se quedó sin propulsión y sin energía eléctrica. El capitán subió al puente y ordenó el abandono del buque, dirigiéndose la mayoría hacia los dos botes salvavidas que estaban en popa y a babor. Cuando el primero, con 24 tripulantes, tocó el agua y se disponían a arriar el segundo, se produjo una nueva explosión en la misma zona que la anterior. Entre las dos habían transcurrido de cinco a siete minutos. En el segundo bote pudieron embarcar otros seis hombres y desde la cubierta algunos más tuvieron que tirarse al agua con el chaleco salvavidas. 

En el momento del ataque el Campeador se encontraba a unas 14 millas al sureste de cabo Bon. De nuevo hay que hacer un inciso porque se producen diferencias en las versiones con respecto a la secuencia de ataque y a las horas. En ese sentido, según el parte de operaciones del destructor “Saetta” el primer torpedo se lanzó a las 20:14 (hora oficial italiana, lo mismo que las demás). El segundo, disparado a las 20:17, no acertó al petrolero. y los torpedos tercero y cuarto lo hicieron a las 20:20 y 20:31 horas, respectivamente.

Todos los supervivientes trataron de alejarse del buque lo más rápido posible, esperando una nueva explosión o el incendio de la carga, como así ocurrió pasados unos cinco minutos de la segunda; correspondía al tercer torpedo lanzado con éxito por el “Saetta”. 

El buque se incendió, produciendo las llamas un enorme resplandor, que sirvió para que algunos tripulantes fueran testigos de que los barcos italianos se habían acercado a comprobar los efectos del ataque, sin hacer nada por los náufragos, para desaparecer poco después. El incendio se generalizó al combustible derramado sobre el agua, mientras comenzaba a escorar a estribor y a hundirse de popa. Grandes llamaradas y una gigantesca columna de humo acompañaron al moribundo petrolero, que se resistiría a desaparecer bajo las aguas hasta la mañana siguiente.


Imagen: Revista General de Marina


A las 20:20 horas desde el “Mallorca” divisaron una luz roja por su amura de babor. Conforme se acercaban pudieron comprobar que se trataba del incendio de combustible líquido de un buque y por la situación pensaron que podría tratarse del “Campeador”. El crucero auxiliar, que había navegado con las luces apagadas, se mantuvo en las proximidades, dejando de manifiesto un sentimiento de frustración: «El Comandante del “Mallorca” expresó en su Parte de Campaña la seguridad de haber podido interceptar al petrolero». 

El “Mallorca” estuvo toda la noche por la zona sin encontrar náufragos, comprobando al amanecer que «la amurada del naufragio estaba ya reducida a su tercera parte y no se veía la superestructura». Aunque el incendio continuaba, el comandante decidió regresar a la mañana siguiente a Favignana, mientras que el del “Baleares” ordenaba dirigirse a otro servicio, el cual había estado informado de toda la operación desde el crucero auxiliar.

De los 42 hombres del petrolero “Campeador” se salvaron 35: dos rescatados por el mercante británico “Clintonia”, que los desembarcó en Cartagena; tres por el también vapor británico “Dido”, que los condujo hasta Gibraltar, y los otros 30 llegaron en los dos botes salvavidas hasta la costa tunecina, varios de ellos con heridas de diferente consideración. 

Una vez conocidas las declaraciones de los supervivientes, el Gobierno republicano remitió el 21 de agosto una amplia nota al secretario general de la Sociedad de Naciones, en Ginebra, poniendo en su conocimiento los detalles del ataque al petrolero “Campeador”, lo mismo que a otros mercantes republicanos, y denunciando la agresión por parte de las unidades navales italianas. En su nota pedía una reunión urgente del Consejo para examinar en sesión extraordinaria la cuestión, 

«...ante la excepcional gravedad de la situación creada por la criminal y reiterada agresión de que son víctimas buques mercantes españoles por fuerzas navales italianas». 

El Consejo, a propuesta de su presidente, aprobó durante el mes de octubre una resolución en la que declaraba 

«que todos los ataques de esa índole contra cualquier barco de comercio son reprobados por la conciencia de las naciones civilizadas, de las cuales se hace intérprete el Consejo en este momento». 

Una respuesta en la misma línea que en otras ocasiones anteriores. La opinión pública mundial se hizo eco de la creciente escalada de agresiones a buques mercantes en el Mediterráneo. El Gobierno británico, muy sensibilizado por estar afectado, o el Gobierno soviético, con varias bajas entre sus buques mercantes, presentaron notas de protesta, mientras que las autoridades italianas declinaban toda responsabilidad a cerca de los hechos. El Comité de No Intervención iba a permanecer al margen y solo en la Conferencia de Nyon se fijaron algunos límites de actuación, se impusieron medidas de protección y se aplicaron restricciones a las dos partes. Las consecuencias fueron importantes para ambos bandos, pero la guerra todavía continuaría casi dos años más. 

En 2009 se localizó en aguas tunecinas el pecio del Campeador, en posición tumbada y entre 94 y 75 metros de profundidad.


(1) Extractado de " El torpedeamiento del petrolero Campeador". Manuel Rodriguez Aguilar. Oficial de la Marina Mercante. Publicado en Revista General de Marina. Servicio de Publicaciones de la Armada. Diciembre 2017.

Parte del contenido del artículo está basado en las declaraciones del capitán del petrolero, Félix Garay Gorordo, ante el cónsul de España en Túnez, el 13 de agosto de 1937, dirigidas al Gobierno de la República, conservadas en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores.


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Nota.- Aún hoy, diversos historiadores y cronistas siguen minimizando la ayuda naval de Italia a Franco. Lo descrito anteriormente es solo un pequeño ejemplo de esta ayuda directa e ilegal según lo firmado en el Pacto de No Intervención (Londres, agosto de 1936). Durante la guerra los italianos negaron insistentemente estas actuaciones, sin embargo todo cambió al finalizar ésta, el propio Mussolini entregó a la prensa italiana para su publicación un documento firmado por él, en el que afirma:

"Nuestra Marina contribuyó silenciosa, pero eficazmente a la victoria de Franco. El transporte de tropas y material de guerra pudo hacerse gracias a una perfecta organización de nuestras bases y medios, dedicándose a el noventa y dos barcos que llegarían a realizar doscientos veinte viajes. El número de unidades de superficie que tomaron parte en acciones de guerra y escolta fue de noventa y una. Se verificaron ochocientos setenta servicios de vigilancia y escolta. Las acciones de guerra ejecutadas por nuestras unidades fueron noventa y una, hundiendo en pocos días dieciocho mercantes con un total de setenta y dos mil ochocientas toneladas".

Cifras, las de Mussolini, que fueron considerablemente aumentadas años más tarde a raíz de publicaciones objetivas y documentadas sobre la participación de Italia en la Guerra de España.






miércoles, 2 de junio de 2021

VIRGILIO PÉREZ PÉREZ, CAPITÁN DE CORBETA

 


Natural de San Fernando (Cádiz). En julio de 1936 estaba destinado en la Base Naval de Cádiz como  Jefe de la Estación de Radio de la Base.



Capitán de corbeta Virgilio Pérez Pérez


El 19 de julio, de madrugada, se recibe en la Base el siguiente radio del Gobierno desde Madrid: 

"Por Decreto de hoy, quedan sin destino los generales que hayan declarado el estado de guerra contra la República, por lo que quedan automáticamente destituidos los almirantes Gámez y Ruiz de Atauri, a los que no deberán acatar obediencia ninguna persona de esa. Quedan nombrados interinamente jefe de la base el capitán de fragata D. Tomás de Azcárate y de segundo jefe, el capitán de corbeta, D. Virgilio Pérez, a los cuales deberán acatar y obedecer con arreglo a las leyes de la República".

Virgilio Pérez, se presentó en San Fernando ante José María Gámez Fossi, almirante jefe de la Base Naval desde el 13 de junio de 1936, para entregarle copia del radio recibido. Tras leer el radio, el almirante ordenó el arresto de Virgilio Pérez, permaneciendo en esa situación varios días en las dependencias de la Capitanía General. Posteriormente fue trasladado, siempre como detenido, a la Escuela Naval y desde ésta al Penal Naval de La Carraca.

El 28 de agosto, sin causa abierta, fue fusilado junto con otros marinos, entre los que se encontraban el capitán de corbeta Francisco Biondi Onrubia, el comandante Manuel Sancha Morales y el capitán Enrique Paz Pincho, ambos de Infantería de Marina, así como el comandante de Intendencia Antonio García Moles.

Acabada la guerra, el franquismo aperturó el habitual procedimiento judicial contra Virgilio Pérez para depurar sus responsabilidades políticas, resultando absuelto de todos los cargos. Tal y como recoge la sentencia dictada en Sevilla el 29 de agosto de 1940 por el tribunal

....Si bien a Virgilio "se le atribuyen los hechos de haber profesado ideas izquierdistas, ser partidario del régimen republicano y mandar el barco que en 1932 condujo a Villa Cisneros (1) a los complicados en los sucesos del 10 de agosto de dicho año, a quienes se dice trató con dureza", no constaba que "actuase contra la causa nacional". 

Esta sentencia absolutoria llegaba cuatro años después de haber sido asesinado, siendo el marino de mayor graduación del más de un centenar de miembros de la Armada que fueron fusilados en San Fernando a causa de la Guerra de España. Virgilio Pérez dejó viuda y seis hijos, el último de ellos póstumo. 

Su hermano Horacio, capitán de navío, que llegó a ocupar el puesto de Jefe del Estado Mayor de la Flota de la República, fue fusilado en Paterna (Valencia) el 17 de abril de 1939, aunque en el registro civil de dicha ciudad se localizó la inscripción de su muerte, la búsqueda de su tumba en el cementerio municipal fue infructuosa no quedando tampoco constancia de ello en los libros de enterramientos que se conservan en el archivo local. Como en otros tantos casos sus restos se debieron perder en alguna fosa común.


Fuente: Extractado de “Diario de Cádiz” 18/7/2005.


(1) Villa Cisneros (Sahara Español). La ley de Defensa de la República, del 21 de octubre de 1931, establecía la posibilidad de deportar fuera de España a aquellos que amenazaran la estabilidad del nuevo régimen. Conocidos anarquistas como Buenaventura Durruti o Francisco Ascaso, los golpistas (Sanjurjada) del 30 de agosto de 1932, o posteriormente los republicanos de izquierdas que se opusieron a la sublevación del 18 de julio en las Canarias pasaron por Villa Cisneros.

Enlace de interés:

La fuga de Villa Cisneros: la amarga victoria de los republicanos canarios