viernes, 19 de julio de 2013

LA MARINA, LA REPÚBLICA, CARTAGENA Y LA REPRESIÓN FRANQUISTA (II)

Viene de la entrada anterior


La larga sombra de la memoria de los jefes y oficiales rebeldes muertos en Cartagena. 

La represión franquista, el poder al almirantazgo. (*)


.........El ejercicio de la autoridad de la Capitanía General sobre la ciudad, se puso de manifiesto en otros aspectos aparentemente menos relevantes, pero no por ello, menos significativos. Entre ellos, cabe mencionar, la organización y la seguridad de las escasas visitas que Franco hizo a Cartagena. Esta importante función, en la ciudad departamental, estuvo siempre a cargo del Capitán General, autoridad militar, y no del Gobernador Civil de la provincia como primera la autoridad civil y teóricamente máximo responsable del orden público.

Franco visitó Cartagena cuatro veces en los casi cuarenta años de dictadura: 29-30 de abril de 1946; 6-7 de octubre de 1957; 29 de abril de 1960; y 6 de Junio de 1963. Excepto la segunda, que tenía por objeto inaugurar la Central Térmica de Escombreras y visitar las instalaciones de la nueva Refinería que no había podido o querido inaugurar siete años antes, las otras tres visitas, se hicieron, casi por sorpresa. Sobre todo la de 1946, en la que Franco vino a comprobar los daños producidos, en la Vega Media del Segura, con motivo de las riadas. No se hizo pública su visita a Cartagena, hasta la mañana de ese mismo día.

El pasado político y la fidelidad republicana de Cartagena, siempre inspiró la prevención y el recelo del Jefe del Estado y de las autoridades del Régimen. Véase como ejemplo, la presuntamente improvisada visita de abril 1946, siete años después de finalizada la guerra civil, que brevemente describimos a continuación. A raíz de las características de la visita, podemos deducir que su motivo fundamental fue capitalizar en la figura de Franco: la consecución del suministro permanente de agua a la ciudad procedente del río Taibilla; iniciar una “distante y calculada aproximación multitudinaria” a los cartageneros, especialmente a los militarizados trabajadores del Consejo, vestidos de chaqueta y corbata, como muestran las fotos de la época; y venerar y mantener el recuerdo de los marinos mártires de las “hordas rojas”. Las cuestiones de seguridad eran muy importantes y debían ser confiadas a quién detentaba el poder real en la ciudad, el Almirante Bastarreche.

D51
Destructor de la clase Liniers
(3ª Serie Churruca)
A pesar de no estar oficialmente prevista esta visita, en menos de dos horas, se levantó un gran arco en el límite del municipio con la inscripción ¡Viva Franco! El alcalde, Miguel Hernández Gómez lanzó un bando, a medio día, invitando a los cartageneros a recibir al invicto Caudillo por la tarde-noche. Según la prensa, llegó a la ciudad a las 10 de la noche, siendo recibido apoteósicamente por una enfervorizada multitud. Cubrían la carrera fuerzas de Artillería, Infantería y Marina. Al día siguiente, visitó el Consejo, donde fue vitoreado por los obreros. Después visitó el destructor Liniers, que sería botado, ese mismo día. Ofreció unas flores a los “mártires” del Castillo Olite y del España número 3. Visitó a la patrona de Cartagena, la Virgen de la Caridad. Inauguró el Instituto de Bachillerato Isaac Peral. Visitó los depósitos y las instalaciones de Aguas del Taibilla. Y entregó cinco mil pesetas como donativo a los “pobre enfermos” del Santo Hospital de Caridad. El despliegue de actividades de esta “visita improvisada”, anunciada escasas horas antes de producirse, fue tan amplio y variado, que razonablemente hay que dudar de su improvisación.
Igualmente, la autoridad política del Capitán General, Almirante Bastarreche, quedó patente en el acta municipal que daba cuenta al Ayuntamiento de la visita de Franco, en 1950: (1)
“… el Pleno municipal del Ayuntamiento de Cartagena, de 23 de junio de 1950, daba cuenta de sendas comunicaciones del Capitán General del Departamento. En la primera se comunicaba el plan de la visita del Jefe del Estado a la ciudad, informándose de su llegada, el día 25, a las 20 horas; y en la segunda se remitía el programa de la inauguración de la Refinería de Petróleos, y de la botadura de los dos buques construidos en la EN Bazán…”
Este documento revela, donde estaba el poder real. En una cuestión tan esencial para el Régimen, como era la seguridad del Jefe del Estado, es el Capitán General, y no el Gobernador Civil, quien comunicó oficialmente al Pleno del Ayuntamiento el programa y las incidencias de la visita de Franco. La máxima autoridad militar fue siempre la responsable de la seguridad del “generalísimo”, en sus escasos periplos cartageneros.

(1) Esta visita finalmente no llegó a realizarse, la versión  oficial apunta a una "indisposición del Caudillo". Otras versiones no confirmadas achacan la suspensión al conflicto de Corea y a la intención de Franco de colaborar con USA y la ONU enviando unidades del ejercito español para intervenir en Corea contra los comunistas.


Benito Sacaluga



(*) Texto recogido íntegramente de "Cartagena 1939-44: falangistas, republicanos y espías, en medio del hambre, la represión y la II Guerra Mundial". Autor :Antonio Martinez Ovejero.Publicado en Cartagena Histórica (Ediciones Aglaya, Monográfico nº34, marzo 2008)