viernes, 17 de enero de 2014

EL ARSENAL DE CARTAGENA





El Arsenal de Cartagena en el siglo XVIII
La Historia Reciente del Arsenal de Cartagena, se inicia en el año 1726, bajo el reinado de Felipe V, cuando se replantea la organización de la defensa naval española y se determinan la división del litoral en tres zonas marítimas apoyadas por sus respectivos Arsenales.

El 20 de febrero de 1731, durante el reinado de Felipe V, siendo Ministro de Marina el Marqués de la Ensenada, se iniciaron las obras de construcción del Arsenal de Cartagena, constituyéndose esta ciudad en cabecera del departamento marítimo de Levante. La dirección de los trabajos corrió a cargo del Ingeniero militar Sebastián Feringán y Cortés.

El lugar elegido para asentamiento del Arsenal fue la desembocadura del aliviadero de aguas pluviales conocido como “Rambla de Benipila”, al que fue necesario desviar, dándolo al mar por la Algameca Chica, mediante la construcción de un canal de 1700 metros de longitud por 65 metros de anchura.

En el antiguo delta del aliviadero, se excavó la dársena militar un rectángulo de 550 X 318 metros y calado de 9,5 metros que unida a la natural de la bahía constituyó el puerto de Cartagena.

El 16 de agosto de 1750, llega a Cartagena Jorge Juan, para convencer a Feringán de que incluya dos diques en su proyecto. Feringán pone manos a la obra y construye dos diques secos en el lado norte de la dársena: uno para bajeles de mayor porte y otro para los de menor desplazamiento, y una poza para las bombas que han de servir para su achique. Estos diques secos, grande y chico, se terminaron en 1756 y 1757, respectivamente. Son los primeros que se construyen en el Mediterráneo.

El 18 de julio de 1772, es nombrado Inspector General de Arsenales el Teniente General Don Pedro González de Castejón, hecho con el que comienza el proceso de militarización de los Arsenales. Pedro González de Castejón, establece su residencia en Cartagena, durante el primer año de su cargo. En 1776, se promulgan las Ordenanzas para el gobierno militar y económico de los Arsenales, que crean las figuras del Comandante de Arsenales (mando militar), Subinspector Comandante de Arsenales (mando militar), Subinspector de pertrechos (mando logístico) y Comandante de Ingenieros (mando técnico), y quedan reducidas a las meramente económicas las funciones del personal del cuerpo del ministerio y del intendente. Algunas funciones que venían desempeñando los ingenieros militares van pasando a personal de la Armada.

El ministro Arriaga encarga a Jorge Juan la construcción de bombas de fuego, que puedan efectuar la maniobra de achique de diques que venían realizando manualmente los penados. Jorge Juan muere el 21 de julio de 1773 cuando está finalizando su construcción. El Teniente de Navío Julián Sánchez Bort es enviado a Cartagena para proceder a la finalización de la instalación de las bombas, que quedan instaladas en 1774. Cada bomba realizará el trabajo de 330 hombres.

La infraestructura básica del proyecto quedó terminada en enero de 1782, bajo el reinado de Carlos III, con coste de 112 millones de reales de vellón, con 9.200 días laborables y aproximadamente 12 millones y medio de jornales. Muelles, Almacenes de madera y aparejos, talleres de arboladura y fabricación de jarcia, cuarteles para presidiarios y forzados a galeras, tres gradas y dos diques secos, configuraron los servicios imprescindibles, dispuestos para atender las necesidades de la Armada.


El Arsenal de Cartagena fue el complejo industrial más importante de la cuenca mediterránea en el siglo XVIII por la actividad de sus astilleros y fábricas auxiliares, incluidas las de carpintería de ribera, jarcia, velas, herrería, así como talleres artesanos y de bellas artes para talla de la ornamentación de las naves de la época. En la segunda mitad de este siglo se construyeron en él, con independencia de un gran número de embarcaciones menores, 21 navíos, 17 fragatas y más de medio centenar de bergantines, jabeques, urcas, galestas, etc. En el Arsenal trabajaban diariamente miles de personas en la construcción y el mantenimiento de las unidades de la Armada.

La dársena es un gran rectángulo de 550 x 318 m, con el lado mayor orientado prácticamente en la dirección norte-sur. La principal actividad era la de construcción naval, cuya materia prima fundamental era la madera. A su llegada al Arsenal se curaba en unas grandes balsas de agua salada existentes a poniente, entre la muralla y los edificios del muelle de esa banda. Posteriormente era trasladada, flotando por la dársena, al varadero de maderas, que es la pequeña rampa central del muelle norte, o al de Marruecos, situado en el ángulo nororiental, para pasar de allí a las balsas situadas hacia el norte. Una vez seleccionada la madera necesaria para una construcción se dejaban secar y orear en la zona situada más al norte del Arsenal, bien al aire libre o bien en unos cobertizos provisionales. De allí pasaba al taller de carpinteros de ribera y gálibos, actual base de submarinos, donde se procedía al corte, labrado y conformación de las diferentes piezas necesarias para la nueva construcción.

Los navíos y las grandes fragatas se construían en las dos gradas principales situadas a levante del muelle norte. Los buques de menor porte se fabricaban en las gradas del actual varadero de Marruecos y, ocasionalmente en gradas provisionales situadas en zonas próximas. También existía un cobertizo para construcción de embarcaciones menores junto al varadero. En el ángulo noroccidental de la dársena estaban situados los dos grandes diques de carenar con la casa de bombas entre ellos. Allí se carenaban las grandes unidades, mientras que con las de menor porte se seguía utilizando el sistema de tumbar o escorar a un costado, con ayuda de una embarcación especial y de balsas de troncos para los hombres, como se puede ver en la dársena.

El armamento de los buques se completaba con la arboladura, operación efectuada con ayuda de la “machina”, en el extremo sur del muelle de levante. A continuación venía la instalación y tensado de la jarcia, trenzada, alquitranada y adujada en los tinglados del muelle sur de la dársena. En cuanto al aparejo del velamen, era fabricado en el edificio central del muelle de levante. La comandancia del Arsenal estaba adosada a este último taller. Detrás de la machina pueden verse los parques de artillería, anclas, balerío y herrajes en general, situados en las inmediaciones del edificio de forja y herrería con su pequeño bosque de chimeneas.

Las ingentes cantidades de pertrechos y materiales varios que se necesitaban para la construcción y reparación de los buques, requerían enormes superficies de almacenamiento que constituían la mayoría de las edificaciones del Arsenal. Los principales eran el Almacén General, situado en el extremo de levante del muelle norte con su clásica disposición de planta cuadrada con patio central, los grandes almacenes rectangulares situados en los muelles de levante y poniente (éstos últimos llamados de desarme por albergar los cargos, arboladura y pertrechos de los buques en época de paz) y los varios almacenes adosados a la muralla en su recorrido por la calle Real. Completaba el conjunto de edificaciones el Cuartel de Penados, luego convertido en Cuartel de Instrucción de Marinería, situado a levante de la entrada a la dársena justo detrás de la batería de defensa, el conjunto formado por la puerta y el cuerpo de guardia y el parque de ejército situado detrás de los almacenes del muelle de levante.

Durante el reinado de Isabel II, la atención prioritaria concedida al poder naval, lleva, en consecuencia, a una potenciación de los Arsenales. Así, en el de Cartagena, en 1849, se acometen importantes obras de ampliación que duraron 17 años.

Plano de Cartagena (1860)
Dársena y Arsenal a la izquierda

De aquella época, que puede considerarse como principio de la segunda etapa en las singladuras del Arsenal, data la ingeniosa instalación, constituida por tres gradas horizontales, un dique receptor y otro flotante.

La revolución industrial alcanza al Arsenal en 1889, año en que se procede a la electrificación de los talleres y edificios administrativos, propiciando la construcción de un dique seco de grandes dimensiones provisto de una eficaz y rápida estación de bombeo.

En 1909, parte de la zona industrial es cedida a la Sociedad Española de Construcción Naval, para ser explotada, bajo contrato, al servicio de la Armada.

En 1918, las fosas de los diques secos construidas por Feringán, comenzaron a servir como muelles de atraque de Submarinos, y que tras su reciente remodelación todavía sirven.

En 1947 se rescinde el contrato con la citada sociedad, subscribiéndolo con la recién creada Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares. Desde entonces, esta zona industrial aneja ha evolucionado de acuerdo con las exigencias de los programas navales decididos por el Estado Mayor de la Armada y los planes de mantenimiento determinados por la Jefatura de Apoyo Logístico. Entre las diversas instalaciones que han potenciado esta zona industrial, cabe destacar, por su funcionalidad y capacidad el carenero con sistema “Sincro Lift” que presta servicio desde 1977.




Vista del Arsenal de Cartagena en 1962
Benito Sacaluga



Fuente: Armada Española