miércoles, 19 de julio de 2023

JOSÉ GIRAL PEREIRA Y EL ARMA SUBMARINA.

 




Con motivo del primer aniversario de la II República Española, José Giral Pereira, ministro de Marina, escribió en abril de 1932 un artículo para la revista ilustrada “Nuevo Mundo”, del que extraigo lo que directamente afecta al arma submarina:  

La consideración internacional de nuestra nación se debe en buena parte a su posición entre mares, a su interposición en las líneas de comunicación entre países de varios continentes, a sus islas tan codiciadas, a su dominio en el estrecho de Gibraltar. Todo ello nos obliga a pensar seriamente en nuestra política naval republicana.

Nuestra Constitución y el sentir general de nuestro pueblo nos obligan a una política pacifista. España renuncia a la guerra como instrumento de política internacional, dice el artículo 6º de nuestro código fundamental. Y la representación de España ha puesto en la Conferencia para la limitación y reducción de armamentos, que no pueden construirse navíos de tonelaje superior a 10.000 toneladas ni artillarse con cañones de más de 203 milímetros de calibre; ni tampoco que ningún submarino pueda desplazar más de 1.000 toneladas, limitando su radio de acción para privarle de todo carácter agresivo, siendo su aspiración, bien expresada en Ginebra, que las Marinas de todas las naciones concreten su función al servicio de verdaderas gendarmería costeras y a la contribución adecuada a la flota de política internacional, procediéndose por las potencias interesadas a la neutralización de los estrechos.

Pero mientras lleguen a cumplirse estos generosos deseos (y por desgracia ello ha de tardar), España no puede renunciar, porque otra cosa sería suicidarse, a defender su territorio, y con él los intereses materiales y espirituales de nuestro pueblo, y necesita indispensable y urgentemente reformar su Marina de guerra, colocándola dentro de la modestia de nuestro medios económicos en condiciones de máxima eficacia. Para proteger al país en caso de agresión y para proteger también a nuestra flota mercante. Y para ocupar en el concierto internacional el puesto que nos es debido por nuestra historia y por nuestra innegable influencia. 

 


 

En nuestra posición defensiva son los submarinos los barcos más adecuados, incluso contra grandes unidades; por su velocidad, por su facilidad de ocultación, por su radio de acción, por lo que pueden hacer y por lo que impiden hacer.

Actualmente dispone nos de trece submarinos, algunos de los cuales pasan ligeramente de las 1.000 toneladas; pero la necesidad de aumentar esta parte de nuestra flota es a todas luces evidente, y aún con las limitaciones de tonelaje que puedan imponerse en la llamada Conferencia del Desarme, para reducirlos a misiones meramente defensivas.

El programa naval de 1915 establecía la construcción de 28 submarinos y faltan por lo tanto para cumplirlo quince unidades, pero estimamos que en atención a las consideraciones antes expuestas deberíamos poseer y sostener un mínimo de cincuenta submarinos.

Fuente utilizada: RGM. Mayo de 1932

 

En el siguiente Cuadro se relacionan los 13 submarinos a los que alude José Giral en su artículo:

De los 37 nuevos submarinos que en 1932 Giral tenía pensado construir solo tres unidades vieron los astilleros de la S.E.C.N de Cartagena, me refiero al 'D-1' la primera unidad de la serie 'D', cuya quilla se plantó el 23 de septiembre de 1933, la del 'D-2' se plantó el 19 de noviembre de 1934 y la del 'D-3' el 11 de diciembre del mismo año. Al iniciarse la Guerra de España la construcción de estos tres submarinos quedó paralizada y sus esqueletos oxidándose en las gradas. Allí permanecieron hasta que en 1944 el gobierno franquista retomó su construcción, por cierto con un pésimo resultado y problemas de todo tipo que obligaron a varias modificaciones, las últimas en 1956 en colaboración con la US Navy en base a los acuerdos entre USA y Franco de 1953.

 


 Benito Sacaluga.



 




 

domingo, 9 de julio de 2023

MAQUINISTAS QUE SIRVIERON EN LA ARMADA DE LA REPÚBLICA DURANTE LA GUERRA DE ESPAÑA

 

En las vísperas de la sublevación militar del 18 de julio de 1936, el Cuerpo de Maquinistas de la Armada contaba con un total de 520 marinos.

Dichos marinos se repartían entre las dos secciones en las que estaba divido el Cuerpo. La Primera Sección estaba formada por los empleos de General, Coronel, Teniente Coronel, Comandante, Capitán y Teniente.  La Segunda Sección incluía a los Primeros Maquinistas, Segundos Maquinistas y Terceros Maquinistas. 

Una vez quedó definida la sublevación en el seno de la Armada composición del Cuerpo entre leales y sublevados quedó así:

Primera Sección: De un total de 79 miembros, 43 combatieron junto a los sublevados, (un 55%) y 36 permanecieron leales a la República (un 45%).

Segunda Sección: De un total de 441 miembros, 190 se integraron en la Armada sublevada (un 43 %) y 251 en la Armada gubernamental (un 57%).

Si aludimos al total del Cuerpo, el 45 % de sus componentes prestaron servicio en la Armada sublevada y el 55 % restante lo hizo en la gubernamental, porcentaje este último especialmente significado por los Maquinistas de la Segunda Sección.

Incluyo a continuación un listado al 24 de julio de 1936, por orden alfabético, de los 287 Maquinistas que al inicio de la sublevación formaban parte de Escalafón del Cuerpo de Maquinistas de la Armada leal al Gobierno de la República.


Tal y como se desprende de los Cuadros anteriores, la práctica totalidad de los Maquinistas que defendieron a la República sufrieron al acabar la guerra las penas impuestas por los Consejos de Guerra franquistas, penas de muerte o prisión, el resto se vio forzado a marchar al exilio para tratar de salvar sus vidas, un exilio en el que desde el primer día tuvieron que soportar enormes calamidades, otros murieron en acto de servicio y otros fueron simplemente asesinados, como es el caso, entre otros, de los Segundos Maquinistas Enrique Fernández García,  Francisco Batista Florence y Aquilino Pombo Ríos. A estos tres marinos la sublevación les cogió en Cádiz, se opusieron a la misma y fueron apresados y recluidos en el Arsenal de La Carraca. En la noche del 11 de octubre de 1936 fueron entregados a una patrulla que fue a buscarles con autorización de Capitanía y fueron "paseados", asesinados y abandonados en las tapias del cementerio de San Fernando (Cádiz).

Acabada de guerra y tras la "depuración" llevada a cabo por los franquistas, el Cuerpo de Maquinistas quedó prácticamente reducido a la mitad, y compuesto en su inmensa mayoría, por no decir en su practica totalidad, por aquellos que prestaron servicio en las filas de la Armada sublevada.

Para obtener mayor información sobre los componentes de estos listados, pueden solicitármela enviando un comentario utilizando la opción que hay en el final de la página.


Benito Sacaluga