jueves, 28 de mayo de 2020

ALEJANDRO RODRÍGUEZ SEGUI. COMISARIO POLÍTICO DEL CRUCERO "MIGUEL DE CERVANTES"



Artículo publicado por el Comisario Político del crucero “Miguel de Cervantes” en el semanario “La Armada” el 18 de julio de 1938, dos años después de la sublevación militar de 1936, vinculando estrechamente ésta con el triunfo en las urnas del Frente Popular en febrero de 1936. 

18 de Julio de 1936. 



Crucero "Miguel de Cervantes"
La tensión extraordinaria que dividía a la opinión nacional en dos bandos irreductibles, estalla en la sublevación de esa esta fecha.

Los anti-estados nacionales, Capital, Clero, Señoritismo, Ejército, Aristocracia feudal, y sus lacayos se alzan, con las armas del pueblo, contra el pueblo español, representado en la República progresiva y democrática, forma excelsa y legítima del auténtico Estado Nacional.

Ninguna razón les acompaña, ninguna justificación. Dentro de la República, de su amplio margen de vida, tenían ancho cauce para desarrollar sus formas y fines peculiares y propios, reducidos a las justas limitaciones que un principió elemental de justicia demanda en toda convivencia; sencillamente, el principio del “orden público”, tal como Maurice Hauriou lo define y lo invocan derechas, fascistas y filofascistas.

Ninguna arbitrariedad se acometió por el Estado. En ciertos lugares, la indignación popular, contenida durante dos largos años de arbitrariedades, persecuciones y humillaciones, explotó en justa cólera, prestamente apaciguada.

Fueron las bandas de asesinos y provocadores fascistas quienes echaron toda su leña al fuego, aventando los odios y las pasiones irreconciliables. No habla tampoco motivos de orden económico que suscitaran las bases de la rebelión. Las clases poderosas continuaban disfrutando sus caras prebendas y privilegios, sin que mano alguna cercenase radicalmente tu detentación insólita. Eran las masas trabajadoras las hambreadas precisamente, y las que hallaron lapidadas, a piedra y a lodo, las puntas de una redención económica mínima, por el egoísmo brutal de los privilegiados. 

No gobernaban marxistas  ni anarquistas; simplemente, republicanos burgueses, tímidos demócratas al servicio de todos los intereses de la comunidad. Se preparaban razonables reformas en el orden de la propiedad agraria, y la situación de los trabajadores industriales, recuérdense las huelgas interminables de aquel entonces,  no eran precisamente revueltas en favor de los obreros...

Ni el Ejercito ni la Iglesia tenían por qué protestar. Ambos seguían ejercitando sobre la nación española su virreinato secular, amparados en una concepción arbitraría e intolerable de sus fines específicos. Ni se cerraron los casinos del vagabundaje señoritil ni los mercados de los bienes espirituales. Los caciques rurales mantenían su confortable situación, en medio de todos los vaivenes de aquellas semanas agitadas .

Brillaba cierta euforia económica, y la vida era sencillamente fácil para la inmensa mayoría de la población. En febrero de aquel mismo año, se manifestó. clara, rotunda y legítimamente la voluntad nacional, recobrando el timón de la República. Presidió las elecciones un Gobierno predispuesto al triunfo de las candidaturas reaccionarias. Pero triunfó resueltamente  la República, contra todos los eventos más adversos. Como siempre aconteciera, la precedía, la acompañaba y la seguía, la Ley, es decir, el Derecho y la Razón.

Su espíritu de transigencia la hizo ser excesivamente tolerante contra sus enemigos mortales, sacrificando en aras de una mínima convivencia, sus aspiraciones e intereses más justos y auténticos.

No es hora todavía de juzgar pasados errores y gravísimas responsabilidades. Aquella blandura excesiva, aquella transigencia desmesurada, aquella generosidad sin límites, trajo consigo la tragedia posterior. El fascismo no tiene entrañas, gratitud ni comprensión, lamentabilísimo yerro, cuando hubiera sido quizás fácil hallar pronto y enérgico remedio.

Imagen: killianjones blog
Se iniciaba la invasión extranjera, al principio arteramente por el Pacto de No  Intervención, el arma que más dolorosamente ha herido el corazón popular. La República española quedaba aislada en la incomprensión, el egoísmo y la ruindad del mundo entero, y solo alguna mano amiga se alzaba, señera, en su favor.

¡Solos, contra todos!  Así hemos venido luchando los españoles dignos durante dos años dramáticos, y así seguiremos luchando hasta el fin: vencer o morir. 

Hoy, la guerra reviste caracteres brutales de horror y menosprecio a todos los principios morales y jurídicos que debieran presidir la vida de las relaciones humanas. El crimen desatado anega de sangre inocente nuestro suelo, destruido por las armas invasoras. El mundo persiste en su infame silencio y egoísmo.

Pero, más firme que nunca, España sigue en pie, impertérrita, rodeada de fuego y de metralla, fulgurando heroísmo e indignación; Y nunca se derrumbará de su pedestal dramático y admirable. Si cae alguna vez, caerá para despedazar, irreductible, a sus infames asesinos.

Alejandro Rodríguez Seguí (1)

Comisario Político del crucero “Miguel de Cervantes”


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(1) Rodriguez Segui, Alejandro
Afiliado Agrupación Socialista de Murcia
Madrid (Madrid) 22/02/1912 -- [?]

Abogado y periodista. A comienzos de los años veinte residía en Marratxi-Mallorca (Baleares) donde su padre, capitán de Artillería, estaba destinado. En 1922 se trasladó a Murcia donde cursó el bachillerato en el Instituto Alfonso X El Sabio y en 1927 ingresó en la Universidad para estudiar Derecho, carrera que concluyó en 1930. Al mismo tiempo obtuvo el título de maestro en la Escuela Nacional de Maestros (1930) y el de perito mercantil en la Escuela Pericial de Comercio de Murcia (1931). Desde 1930 colabora en Política, revista mensual de doctrina y crítica de Madrid en la que realizaba reseñas de libros. Afiliado a la AS y las JS Unificadas de Murcia. Fue redactor del periódico Nuestra Lucha, portavoz de la unidad obrera editado por la JSU desde agosto de 1936 a agosto de 1937. Comisario de crucero “Miguel de Cervantes” de la Flota republicana. Finalizada la guerra civil se exilió con ésta en Bizerta (Túnez).

Fuentes: Fundación Pablo Iglesias: Victoria Fernández Díaz “El exilio de los marinos republicanos”; A. Martín Najera. Fuentes para la historia del PSOE; J. Molina Cano. Alejandro Rodríguez Segui.