Texto extraído de la Revista "La Armada" nº90. (12/11/1938)
El desembarco en la isla de Mallorca.
El día 1 de Septiembre de 1936, acompañados del “Jaime I”, salimos hacia las Baleares, a media velocidad, no llegando a Mahón hasta la noche del siguiente día, por haber tenido que dar un rodeo grandísimo para que nuestro paso permaneciera en el mayor secreto para los facciosos mallorquines.
"Marqués de Comillas" |
En la madrugada del día 3, nos dirigimos al sur de Mallorca, frente a Manacor, donde nos encontramos al “Jaime I”, al "Torpedero 17", un Submarino tipo B, al guardacostas “Tetuán” y al transatlántico “Marqués de Comillas”, además del mercante “Mar Negro”.
Se trataba de proteger la retirada y reembarque de la columna leal que había desembarcado en la isla bastantes días antes. Es jefe de dicha columna el capitán Bayo, quien se encontraba aún confiado en la pronta caída de la isla en poder de las armas republicanas.
Como la Flota ha de cooperar con sus fuegos a la operación de reembarco, unos miembros del E. M. de la columna vienen al acorazado y a nosotros para marcarnos los objetivos a cañonear. El “Jaime I” empieza enseguida a actuar sobre el pueblo costero en cuyas inmediaciones estamos, siguiéndole después nosotros, que disparamos cuatro salvas sobre una batería emplazada al lado de una iglesia, tres de cuyos cañones destruimos.
Las fuerzas leales están ya en tierra concentrándose para la retirada. En dichos momentos llegó a nuestro costado el "Torpedero 17", a cuyo bordo va el jefe de la columna de desembarco, capitán Bayo, al cual se le había mandado aviso. Nos saluda a todos el visitante, pasando a hablar seguidamente con el Jefe de la Flota y el Comité Central, a quienes dice que, a pesar de lo difícil de la operación, tiene confianza en llevarla a cabo bien. Se contraría bastante cuando se le comunica la orden recibida del Ministerio (1), a virtud de la cual, los barcos deben salir para Málaga,
A las tres, nos atacan dos trimotores facciosos, sin consecuencias. Nuevamente sufrimos otro ataque de aviación, a las 7,30, aunque esta vez por cuatro aparatos, con igual resultado negativo. La columna de desembarco encuentra muchas dificultades en tierra, pues los rebeldes han concentrado frente a ella todas sus fuerzas. Acabamos por enterarnos de que el Mando de las fuerzas combinadas ha decidido realizar inmediatamente la operación, reembarcando a la gente para trasladarla a los frentes de la Península, donde hacía más falta por el momento. Los milicianos no se resignan a ello, pero acaban por convencerse de la necesidad.
Guardacostas "Tetuán" |
A las 10 de la noche, se nos acerca el “Tetuán”, con instrucciones de Bayo, para que nos acercásemos lo más posible a tierra, frente a Cala Cervera, al objeto de empezar a recoger la fuerza desembarcada, cosa que verificamos enseguida nosotros y el acorazado. Son las dos, cuando llegan las primeras barcazas con la gente, operación que se prolonga toda la noche, hasta que, a eso de las ocho de la mañana del nuevo día, nos hicimos a la mar convoyando al “Mar Negro”.
La expedición al Norte.
A las 5 de la tarde del día 21 de Septiembre salía de Málaga la Flota Republicana, rumbo al Cantábrico (2). Hasta la mañana del día 25, no avistamos Cabo de Peñas, en cuyas proximidades vislumbramos un pequeño bulto, que luego resultó ser nuestro sumergible “C 4”, el cual vino hacia nosotros para trasladarnos una orden del Ministerio, por virtud de la cual, tres destructores tenían que seguir a Santander, entrando el grueso de la Flota en Gijón.
Antes de la entrada en el Cantábrico, se hicieron ejercicios de combate en todas las unidades, previniendonos, además, contra la posibilidad de minas, ya que parecía haber estado dedicado a su fondeo, previamente, el destructor en poder de los facciosos “Velasco”, que patrullaba por aquellas aguas.
AI parecer, según nos contaron las autoridades civiles y militares, así como los dirigentes politicos y sindicales venidos a bordo o a nuestra entrada en el puerto asturiano, nuestra presencia había causado, al primer momento, gran confusión, dada la semejanza del “Jaime I” con el “España” y la nuestra con el “Almirante Cervera”, tomándonos algunos por rebeldes y creyendo que los destructores, en vez de acompañarnos, estaban evolucionando para atacamos.
Entre las personalidades que vinieron a saludarnos, figuraban los dirigentes revolucionarios socialistas González Peña y Belarmino Tomás, además del comunista Manso, quienes arengaron a las dotaciones. Por la tarde, multitud de embarcaciones rodeaban a nuestros barcos, destacando en ellas el personal femenino, que parecía muy entusiasta.
Belarmino Tomás Álvarez
Diputado del Frente Popular por Asturias /(1936) |
Cuando, al día siguiente, abandonábamos dicho puerto, distinguimos, a lo lejos, un buque de guerra que nos llenó de sospechas. Destacáronse a reconocerlo nuestros destructores, resultando ser un crucero alemán, que se dirigía al propio Gijón y que, al vernos salir, dió vuelta, poniendo el mismo rumbo que el nuestro. Llegamos más tarde a Bilbao, en uno de los puertecítos en cuya ría se hallaba fondeado el destructor inglés «H 76», que nos habló por scott (3), dándonos la numeral.
El día 27, nos hicimos a la mar, con objeto de reconocer la costa hasta la frontera francesa. En el camino, avistamos un buque cablero alemán, muy cargado, y, luego, un crucero de la misma nacionalidad. También distinguimos, surto en un puerto de aquella costa, otro barco de guerra germano, pero más pequeño.
A las 10‘30 horas, estábamos a la vista de Deva, cuyos objetivos atacamos, con seis salvas cada navío, el “Jaime I”, el “Miguel de Cervantes” y nosotros, continuando a San Sebastián, a cuya altura estábamos a la una de la tarde, prosiguiendo hacia Fuenterrabía, en cuyas aguas se encontraba un destructor británico. Cuando arribamos, al día siguiente, a Santander, la dotación del “Tiburón” nos contó toda la odisea de Ferrol y lo relativo a la vigilancia establecida por los insurrectos a todo lo largo de la costa, mediante «bous» artillados.
Salimos todas las unidades para Bilbao el día 29. Teníamos noticias de que habían sido colocadas nuevas minas a su entrada, de ahí que avanzásemos a poca marcha y con mucha vigilancia. Hubo un momento de gran emoción, cuando el “José Luis Diez” iza nuestra numeral junto a la de peligro. Y era que nos habíamos metido por una zona que no había sido todavía rastreada. En Bilbao nos enteramos de que el “Velasco” se hallaba en San Sebastián, a nuestro paso por allí, y estuvo a punto de caer en nuestras manos.
El día 30, hicimos una salida -aunque infructuosa- para buscar al “Cervera”. Posteriormente nos enteraríamos de que dicho buque, así como los restantes piratas, había sido retirado de aquellas aguas, ante nuestra presencia, estando merodeando ahora por el Estrecho de Gibraltar.
Crucero "Miguel de Cervantes" |
De paso, comprobaríamos la confidencia que se nos había hecho, relativa a un supuesto convoy que el enemigo trataba de entrar por Vigo, convoy que conducía a los reclutas canarios de la quinta del 34. Para poder hacer buenas exploraciones en este sentido, llevamos un aparato marca «Savoia», que embarcó el “Jaime I”. Y nos hicimos todos a la mar en busca de adversarios... Pero no tuvimos fortuna en la búsqueda. El viaje se deslizó sin el menor incidente, a excepción de unos cuantos pesqueros vigueses hallados al pasar, cuyos tripulantes nos dieron muestras de las atrocidades que cometían los facciosos. Era el 18 de octubre, cuando arribábamos a Málaga, de paso hacia Cartagena.
Barrido sobre la costa rebelde andaluza.
En la noche del 23 de Abril de 1937, la Flota Republicana abandonaba su Base Naval (Cartagena), rumbo al Estrecho. Durante 1os meses últimos, nuestros barcos de guerra habían realizado una intensa campaña de protección de convoyes, luchando contra el espionaje al servicio de los facciosos practicado ininterrumpidamente por navíos alemanes e italianos, con los cuales hubo varios momentos en que estuvo la cosa a punto de pasar a mayores.
Pues bien; como el “Jaime I” estaba en Almería, salieron a buscarlo dos destructores. Los demás, se unieron al “Libertad” y al “Méndez Núñez”, empezando la navegación. Fuera, topamos con el consabido barquito alemán de turno, para despistarlo tuvimos que hacer multitud de evoluciones. En la mañana siguiente, navegando al Oeste, avistamos a1 “Jaime I”, que iba acompañado por el “Gravina”, “Almirante Miranda” y “Lazaga”, se nos incorporaron todos. Inmediatamente se destacaron el “Lepanto” y “Sánchez Barcáiztegui" hacia Málaga, cuyos objetivos empezaban a cañonear a la una de la tarde, siendo repelidos por las baterías de tierra.
A las cuatro de la tarde, se operaba contra Motril. Nueve unidades abrieron su fuego contra los puntos estratégico. Cuarteles, puentes, fábricas de azúcar (en plena producción), central eléctrica, etc., todo fue certeramente batido, corriéndose la acción por la costa hacia Torre del Mar. Sólo una batería, desde Motril. contestó débilmente. A las seis y media, nos atacaba un aparato enemigo, que huyó pronto; luego, avistamos varios aparatos más, que no se acercaron.
Terminada la operación de castigo, el “Jaime I” volvió, escoltado para Almería, regresando los demás para Cartagena, poco antes de llegar oímos repetidamente fuertes detonaciones: eran del combate desigual que estaba sosteniendo el destructor “Sánchez Barcáiztegui” contra los cruceros enemigos “Canarias” y “Baleares”, que habían querido sorprenderlo y hundirlo.
Cañoneo de Ibiza.
Rumbo a las Baleares, la Flota Republicana marchaba el día 29 de mayo. A las tres y medía de la tarde, dos destructores se adelantaban con encargo de cañonear Ibiza. La operación era combinada con nuestra aviación. El castigo fue muy certero, empleándose a fondo, durante un poco tiempo, las unidades de referencia.
De allí, seguimos hacia Argel a esperar un convoy nuestro. Serían las once y cuarto de la noche, vimos muy lejos, cómo un proyector descubría un mercante, proyector que se apagó en cuanto fuimos avistados, y que parecía ser de un buque de guerra alemán. Poco antes de la medianoche, otro proyector se distinguió en la lejanía escudriñando el cielo, pero transcurrió sin novedad la escolta del convoy, al que se recogió y condujo hacia Cartagena, cuya entrada en puerto tuvimos que demorar un poco, pues la aviación enemiga estaba bombardeando entonces la plaza, pasando por encima de nosotros repetidas veces, aunque sin descubrirnos.
En busca de un convoy y del “Almirante Antequera”.
Nuevamente se hacía a la mar la Flota, al atardecer del 7 de Junio, para recoger un convoy en las costas argelinas y proteger, al regreso, la entrada en el Mediterráneo del destructor “Almirante Antequera”, procedente de Casablanca, donde había estado algún tiempo en reparación. Frente a Cabo Tene, esperamos inútilmente la presencia del mercante «Aldecoa», al cual estuvimos llamando por radiotelegrafía toda la mañana siguiente, hasta que por la tarde recibimos un radio, indicándonos que dicho buque había tenido que recalar en el camino, por averías. En su virtud, y de acuerdo a las instrucciones recibidas, nos dirigimos hacia el Estrecho de Gibraltar, para esperar al destructor que llegaba.
Destructor "Almirante Antequera" |
Durante esta navegación, pudimos ver, a nuestro paso, bastantes barcos mercantes de distintas nacionalidades. Serían las seis y media de la mañana, cuando avistamos al “Antequera”, que venía con velocidad de 38 nudos, y cuya travesía del Estrecho había sido bastante accidentada y emotiva. Acto seguido arrumbamos todos hacia Cartagena, donde llegamos sin novedad alguna. Unos cuantos días más tarde, el día 21, el «Aldecoa» entraría en la Base Naval escoltado por la Flota, que había salido otra vez expresamente a recogerlo en las propias costas africanas.
Vapor "Aldecoa" Imagen: vidamaritima.com |
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Imágenes no incluidas en la publicación original.
(1) Indalecio Prieto asumió la cartera de Marina y Aire el 4 de septiembre de 1936, solo un día después comete su primer gran error. Nota no incluida en el original.
(2) Otro monumental error de Prieto, que costó la pérdida del control de las aguas del Estrecho. Nota no incluida en el original.
(3) Código de señales luminosas emitidas desde un proyector. Nota no incluida en el original.