domingo, 23 de febrero de 2020

LA SITUACIÓN NAVAL EN EL CANTÁBRICO EN OCTUBRE DE 1936




Jose Antonio de Aguirre
(1) Dos acontecimientos de gran trascendencia política jalonaron la jornada del 1 de octubre de 1936. Por una parte, en el bando de los sublevados, el general Francisco Franco asumía el cargo como Jefe del Gobierno del Estado Español y Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire. En el lado republicano, las Cortes Generales aprobaban el mismo día el Estatuto Vasco. Una semana después, José Antonio de Aguirre y Lekube era elegido Presidente del Gobierno Provisional del País Vasco, en el que además asumía la Consejería de Defensa.





La organización definitiva de la Marina sublevada

Con el nombramiento de Franco la Junta de Defensa Nacional desaparecía y se creaba una Junta Técnica del Estado que desempeñaría las funciones de Gobierno. En el Cuartel General del Generalísimo, que se situaría en Salamanca, se integraban los jefes de los Estados Mayores del Ejército y la Marina y la Jefatura de la Aviación. En lo que a la Marina se refiere, el 28 de octubre se designó Jefe del Estado Mayor de la Armada al vicealmirante Juan Cervera Valderrama. Al constituirse este órgano, las fuerzas navales dejaron de depender de los Ejércitos del Norte y del Sur y se estructuraron en tres núcleos, la Flota y las Bases Navales de El Ferrol y Cádiz. Esta configuración se mantendría básicamente hasta el final de la guerra.

La Flota quedó constituida por los cruceros "Canarias" y "Almirante Cervera" y algunos cruceros auxiliares y pasó a operar preferentemente en el Mediterráneo; siguió mandándola Francisco Moreno, habilitado de contralmirante desde el 11 de noviembre. A la Base Naval de El Ferrol, luego denominada Departamento Marítimo de El Ferrol, bajo el mando del contralmirante Luis de Castro Arizcún, se adscribieron el acorazado "España", el destructor "Velasco", los cruceros auxiliares "Dómine" -desarmado en enero de 1937- y "Ciudad de Valencia", las Flotillas de Patrulleros de Ribadeo y Pasajes y los buques menores y auxiliares encargados de la vigilancia de las rías gallegas y la zona de Pasajes-Bidasoa. A la Base Naval -luego Departamento Marítimo- de Cádiz, bajo mando del contralmirante Manuel Ruiz de Atauri, se asignaron tres cruceros auxiliares, las Fuerzas Navales del Norte de África y la Flotilla de Patrulleros del Estrecho.

Por lo que a la costa guipuzcoana se refiere, el capitán de navío Luis García Caveda sustituyó a Manuel Moreu como Jefe del Sector Marítimo del Cantábrico Oriental y Comandante de Marina de San Sebastián. La Flotilla de Pasajes se reforzó brevemente en octubre con los bous "Juan Mary" y "Santa Urbana", que a finales de noviembre volvieron a Ferrol para pasar a continuación al Mediterráneo. El 21 de noviembre se incorporó el bacaladero "Galerna", una vez artillado en Ferrol y clasificado como guardacostas; su comandante, capitán de corbeta Pablo Suanzes Jáudenes, asumió además el mando de la Flotilla.

La organización de la Marina Republicana

Miguel Buiza
Al tomar posesión de su cargo el nuevo Presidente del Gobierno Provisional de Euzkadi el 7 de octubre, la Flota Republicana estaba fondeada en Bilbao. Seis días más tarde, la Flota abandonaba definitivamente el Cantábrico, rumbo a Cartagena. A su salida quedaron en Bilbao el destructor "José Luis Díez" (AN Carlos Moya Blanco), los submarinos C-2 (TN Eugenio Calderón Martínez) y C-5 (CC José Lara Dorda) y el Torpedero nº3 (AN Julián Sánchez-Gómez), y en Santander quedaron 3 hidroaviones (Capitán Fernando Beneito). Esta agrupación, provisionalmente al mando del capitán de corbeta Lara, conservó por unos días el nombre de Fuerzas Navales del Norte que pronto fue sustituido por el de Fuerzas Navales del Cantábrico.

La Marina Republicana quedaba formada así, por la Flota (CC Miguel Buiza), las Fuerzas Navales del Cantábrico (CC José Lara Dorda) y las Bases Navales de Cartagena (TN Antonio Ruiz González), Mahón (Oficial 1º Naval Nicanor Menéndez) y la recién creada de Málaga (2º Maquinista Baudilio San Martín).

Con la Flota operaban los principales buques de combate (acorazado, cruceros, destructores y submarinos), salvo los que quedaron con las FNC; a las Bases Navales se adscriben los buques menores, torpederos, guardacostas y pesqueros armados, dedicados a labores de vigilancia y escolta. A diferencia de la Marina franquista, no existe un Estado Mayor que planifique y coordine las operaciones navales y todas las fuerzas dependen directamente del ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto. La experiencia adquirida durante la guerra obligará a crearlo en diciembre de 1936.

El 24 de octubre el capitán de corbeta Federico Monreal y Pilón asumía la Jefatura de las Fuerzas Navales del Cantábrico, en sustitución de Lara; como Jefe de Estado Mayor continuaba el oficial 2º radiotelegrafista Emilio Alcedo Aranzasti. Desgraciadamente para la eficacia operativa de esta unidad, nacía con el mal endémico que padeció la Marina Republicana durante toda la guerra: la escasez de oficiales y que muchos de los existentes simpatizaban con los sublevados. Fueron tan pocos los oficiales verdaderamente leales que su actitud fue fácilmente sofocada o manejada por los demás. Basta comprobar, por ejemplo, que más de la mitad de los oficiales del Cuerpo General que estuvieron destinados en las Fuerzas Navales del Cantábrico se pasaron al enemigo en diversos momentos de la contienda, entre ellos un Jefe de las FNC, varios miembros del Estado Mayor, tres comandantes de destructores y dos de submarinos y de otro más se sospecha que provocó el hundimiento de su submarino, muriendo con él. Para cuando estas deslealtades se conocieron ya era demasiado tarde.

Era evidente que las recién creadas Fuerzas Navales del Cantábrico disponían de medios muy limitados para desempeñar sus misiones: evitar el bloqueo de la costa republicana por las unidades navales enemigas, asegurando las comunicaciones con el exterior y garantizando el libre ejercicio de la pesca. Por eso la Jefatura de las FNC, en un intento por ampliar los medios disponibles, decidió artillar los bacaladeros de PYSBE (2), para que actuaran en misiones auxiliares de vigilancia costera y escolta del tráfico mercante. Eran buques de construcción sólida y excelentes condiciones marineras, diseñados para soportar largas campañas en aguas difíciles como las de Terranova o Islandia.

Bou armado "Nabara"
Para su artillado se disponía de 4 cañones de 101’6 mm., marca Vickers, que habían sido desmontados y desembarcados del acorazado "Jaime I" durante su estancia en Bilbao. El primer barco en ser artillado fue el "Mistral". Las obras de acondicionamiento necesarias se llevaron a cabo en los astilleros Euskalduna, quedando listo a mediados de octubre. Su gemelo, el "Tramontana" no pudo serlo porque había zarpado el 29 de septiembre para el Mediterráneo, reclamado por el ministro de Marina para cumplir misiones especiales. El segundo bacaladero seleccionado fue el "Galerna", pero antes de iniciarse los trabajos de acondicionamiento fue apresado por los bous de la Flotilla de Pasajes. El hecho provocó la suspensión del servicio de enlace con Bayona mediante bacaladeros, utilizándose en adelante buques de menor porte. A falta del "Galerna", sucesivamente irían pasando por Euskalduna para artillar el "Vendaval" -listo a finales de octubre- el "Euzkal-Erria" y el "Hispania" armados ya en noviembre. A todos se les instaló un cañón de 101’6 mm. a proa, dos ametralladoras antiaéreas Steyr de 8 mm. en el puente y se les proporcionó un fusil ametrallador, 22 fusiles y bombas de mano como armamento portátil para la dotación. Además al "Mistral" se le añadió a popa un cañón Vickers de 76’2 mm. procedente del bou "Tiburón" capturado en agosto por la aviación republicana de Santander.

Los barcos conservaron inicialmente sus tripulaciones de PYSBE, pagadas por el Gobierno Vasco y reforzadas con algunos artilleros de la Armada. Sí desembarcaron, en cambio, todos los comandantes y algunos oficiales. Como nuevos comandantes -que hasta su paso a la Marina de Euzkadi se denominaron Capitanes- fueron designados Manuel Galdós Uzkanga para el Mistral, Enrique Moreno Plaza para el Vendaval, Augusto Fernández González de Linares para el Euzkal-Erría y Santiago de Asolo y Landea para el Hispania. Todos ellos eran capitanes mercantes sin preparación militar; los tres primeros procedentes de la oficialidad de PYSBE y el cuarto de Sota y Aznar.

Los únicos medios adicionales con que contaban las FNC eran los dragaminas de las Delegaciones Marítimas y una amplia red de semáforos y puestos de observación, comunicados telefónicamente entre sí y que se extendía desde Cabo Busto a Ondárroa.

Joaquín de Egía y Untzueta
El 15 de octubre de 1936, José Antonio de Aguirre creaba una Sección de Marina dentro del Departamento de Defensa y nombraba para dirigirla al anterior responsable de los asuntos marítimos de la Junta de Defensa de Vizcaya, Joaquín de Egia y Untzueta. En una memoria elaborada año y medio después, Egia indicaba las causas que habían llevado al Gobierno Vasco a crear unas fuerzas navales propias, que resumidas eran las siguientes:

l) El acoso de los buques rebeldes, atacando el tráfico mercante republicano y obstaculizando el libre ejercicio de la pesca, minando los accesos al puerto de Bilbao y bombardeando objetivos costeros.

2) La desmoralización que tales acciones causaba en la Marina mercante y de pesca y en la población civil.

3) La posible utilización de la vía marítima para fugas de enemigos de la República o actividades de espionaje.

La misión confiada a esta Sección -que comenzó a actuar el 25 de octubre- consistía en la formación de una fuerza auxiliar de la Marina de Guerra Republicana que se dedicara a la protección de la pesca y de la libre navegación en aguas territoriales y mantuviera libres de obstáculos los accesos a puertos vascos. Esta fuerza auxiliar tenía, por tanto, como objeto el descargar de tareas secundarias, en aguas de Euskal Herria, a las Fuerzas Navales del Cantábrico, que así podrían centrar su labor en el combate contra las unidades enemigas y las escoltas a gran distancia de la costa. Con este fin, Joaquín de Egia constituyó la Marina de Guerra Auxiliar de
Euzkadi.

Sus medios iniciales fueron muy modestos, apenas una decena de embarcaciones procedentes de los Servicios Marítimos de las Milicias Vascas o seleccionados entre los pesqueros de la Flota de Pasajes y alrededor de un centenar de hombres. Sin embargo, la incapacidad de las FNC para cumplir sus tareas, conduciría a que la Marina de Guerra Auxiliar asumiera algunas de ellas y llevara prácticamente el peso de la campaña naval hasta la caída de Bilbao. 

A mediados de 1937 encuadraba ya acerca de medio centenar de embarcaciones y unos 650 hombres, distribuidos entre las oficinas y servicios de tierra, buques artillados, dragaminas, lanchas y canoas auxiliares y el personal destinado a los servicios y buques de las FNC. Durante los diez meses de vida operativa la Marina Auxiliar, aunque modesta y limitada, se convirtió en una fuerza naval eficaz que cumplió los cometidos asignados, supliendo su falta de preparación militar con un elevado espíritu de servicio.

La Marina Auxiliar no dependía de las Fuerzas Navales del Cantábrico, sino directamente del consejero de Defensa y, a la vez, Presidente del Gobierno Vasco. La Sección de Marina se ocupaba de la dirección administrativa y operativa de los buques auxiliares, mientras que Fuerzas Navales del Cantábrico ceñía su jurisdicción a los buques de guerra propiamente dichos. La planificación y preparación de las operaciones era asumida por el Estado Mayor de las FNC, quien se encargaba de redactar las órdenes de operaciones correspondientes a los servicios que le encomendaba el Gobierno de Euzkadi





(1) Extractado de "La Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi (1936-39)". Juan Pardo San Gil. Edición del Museo Naval de San Sebastián. 

(2) Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España.