lunes, 8 de febrero de 2016

LA TORRE DEL ARSENAL DE CARTAGENA





Reforma de la puerta del Arsenal (1907)
(1) Cuando se les pregunta a los cartageneros sobre la Puerta del Arsenal muchos piensan que fue enteramente construida en el siglo XVIII. Sin embargo existe documentación que demuestra que al menos tiene dos periodos constructivos separados entre sí por un siglo. El primero (en el siglo XVIII) haría referencia a la parte inferior, lo que sería la triple arquería de acceso al recinto y el segundo (en el siglo XIX) estaría relacionado con el aniversario que hoy recordamos.

El martes 6 de febrero de 1866, el jefe del Arsenal Rafael Tavern Núñez mandaba un escrito al Comandante General del Departamento, Antonio Estrada y González-Guiral, en el que se hacía constar que quedaba definitivamente colocado el reloj en la torre construida al efecto, o dicho de otra manera, realmente la puesta en marcha del reloj era la culminación de todo un proyecto constructivo que giraba en torno a su colocación teniendo su inicio unos años antes.

Con la puesta en marcha del reloj culminaron toda una serie de vicisitudes iniciadas con la petición en 1859 al Comisionado de la Marina en Londres, capitán de fragata Miguel Lobo, que siguiendo indicaciones de sus superiores realizó el pedido de un reloj con destino al cuartel de marina del Arsenal. Y el encargo se lo hace a uno de los más prestigiosos relojeros de la capital británica, al español José Rodríguez Losada, el mismo que realizó y regaló el reloj de la Puerta del Sol de Madrid. La razón de ser de su contratación estriba en que Losada fue propuesto en 1858 como Relojero Cronometrista de la Marina. Esa relación con la Marina fructificó entre otros, con la llegada desde Londres del encargo para Cartagena a bordo del vapor 'Jovellanos' en 1862. La desilusión fue mayúscula cuando se procedió a su desembalaje descubriendo que dos de sus esferas llegaban rotas, provocando un retraso en la colocación hasta que fueran sustituidas y obligando a su almacenaje.

Mientras tanto se comenzó a pensar en un cambio de ubicación por lo que se solicitó a la Reina Isabel II permiso para que en vez del cuartel de marina, fuese colocado en la puerta del Arsenal. Tanto el presupuesto como los planos se remitieron a Madrid en noviembre de 1863. Estaban firmados por el capitán de navío del Cuerpo de Ingenieros Tomás Tallerie y Amatller. Apenas unos días más tarde, el Ministro de Marina a través de una Real Orden de 9 de diciembre autorizaría su colocación. (Tallerie es conocido en Cartagena por la realización de la actual Basílica de la Caridad)

En esa torre de planta cuadrada construida a tal efecto sobre la triple arquería cuyas trazas fueron realizadas por Sebastián Feringán en el siglo XVIII, se colocaría el reloj. Según consta en la documentación las razones esgrimidas para este cambio de ubicación, además del coste económico, radicaba en que los obreros de la Maestranza pudieran verlo con claridad desde el exterior del recinto, con el fin de entrar a la hora marcada o bien cuando se encontraran en el desarrollo de sus quehaceres diarios.

Hasta aquí la historia resulta más o menos conocida aunque existen una serie de hechos más desconocidos. En el año de su estreno, para iluminar de noche las cuatro esferas transparentes del reloj se empleaba una conducción de gas. Además se colocaron dos faroles a ambos lados de la puerta central (ya desaparecidos) que se iluminaban con el mismo sistema. Lo curioso viene cuando al poco de su estreno, y debido al elevado coste de la iluminación, unos 1.000 escudos, se dispuso por Real Orden que se encendieran tan solo los dos faroles de la puerta y una de las cuatro esferas del reloj.

Todas las reformas emprendidas en la puerta durante estos años van a configurarla con un aspecto similar a como la conocemos hoy en día. En 1868 se propone la apertura en una de las hojas de la puerta central de un postigo de pequeñas dimensiones con el fin de no tener que abrir toda la gran puerta durante la noche. De esa manera se reducían los riesgos en la seguridad del recinto en el hipotético caso de que un grupo de personas quisiera entrar a la fuerza y no pudiera ser impedido por la reducida guardia del Arsenal. La realización del postigo se hizo en 1869 con un coste aproximado de 52.635 escudos.

La torre sufrió una reforma en 1872 al retirar y sustituir 16 balaustres y dos puertas vidrieras de su parte superior. Un año más tarde estalló la sublevación cantonal y como consecuencia de este conflicto la ciudad fue bombardeada por las tropas de la república al mando del general López Domínguez, produciendo importantes daños en calles y edificios. Cuando la ciudad volvió a manos republicanas en enero de 1874, consta que los bombardeos produjeron daños también en la torre del Arsenal. Dos esferas del reloj se hallaron rotas, así como la conducción del gas que las iluminaba. Con cierta celeridad quedaron sustituidas, no así el gasómetro que tardó más en ser reparado, lo que condujo a cambiar el tipo de iluminación por un aparato con refractores y alimentado con petróleo.

La última reforma en la torre que nos consta en estos primeros años de funcionamiento del reloj se produjo en 1907 cuando se procedió a reemplazar la viguería de acceso a la cubierta de aguas, y se realizó una nueva cúpula de hierro con sus columnas que sustituyeron a las existentes.

En cuanto a los relojeros que se hicieron cargo del mantenimiento de la maquinaria con anterioridad a 1934 apenas nada conocemos. Desde esta fecha dos generaciones de la familia Carrión han cuidado con mimo y cariño de su maquinaria. El único dato relevante que podemos aportar data de 1879 cuando por Real Orden se reducía el sueldo al relojero del Arsenal, que recibía una cantidad de 60 pesetas pasando a cobrar como cantidad fija 40. La razón de esta reducción estriba en la disminución de su carga de trabajo ya que pasó a ocuparse solamente del mantenimiento del reloj de la torre.

Como última curiosidad, me llamó la atención al mirar con cierto detenimiento la esfera del reloj del Arsenal y ver cómo en la numeración romana el cuatro esta expresado IIII y no tal y como conocemos IV. Lejos de ser considerado como un error del constructor, debo destacar que era una costumbre de muchos relojeros representarlo de esta manera. La explicación más aceptada estaría relacionada con la simetría de estos números dada su situación en la esfera, al ser el IIII contrario al VIII resultando más armonioso (ambos tienen cuatro caracteres). Al igual que el del Arsenal, el de la Puerta del Sol de Madrid, también dispone de ese tipo de numeración y aunque lo vemos todos los años quizá no hayamos reparado en ello debido a lo especial del momento (al terminar este año seguro que nos fijamos).

Como punto final quisiera tener una especial mención, recordando hechos importantes ocurridos en este Arsenal en los que la puerta ha tenido un especial protagonismo, y ese es sin duda, el traslado de la imagen de San Pedro desde sus instalaciones hasta la iglesia de Santa María de Gracia. El Martes Santo 8 de abril de 1879 tuvo lugar, por vez primera, un doble acontecimiento tanto para la historia de la Semana Santa cartagenera como para la Infantería de Marina. Entre las ocho y las nueve de la noche de ese día se celebró el Traslado Procesional de la imagen de San Pedro de la Cofradía California, que la Maestranza sufragaba desde hacía años. El trono estrenó las cartelas que estaban iluminadas con 136 luces y decoradas con flores de tisú de plata. Además, será la primera vez que la banda de Infantería de Marina acompañe en un cortejo procesional de Cartagena a una imagen religiosa, ya que las ordenanzas no lo habían permitido con anterioridad. Una banda que en estos años recibía el nombre de Banda del Tercer Regimiento de Infantería de Marina y estaba dirigida desde 1869 por Tomás Albagés y Serra. A la llegada al templo interpretaron marchas compuestas por el propio director.

Uno de los lugares más representativos de la ciudad está de aniversario. Muchos cartageneros cruzan por sus puertas todos los días para trabajar, otros simplemente vamos en coche, paseamos o corremos frente a su fachada, olvidando que la Torre del Arsenal y su reloj forman parte importante de la fisonomía de la ciudad desde febrero de 1866.

Si pasas a partir de hoy por su puerta, párate unos minutos y contempla unos de los monumentos más emblemáticos de tu ciudad, de la Cartagena de Levante, de la Cartagena de España.




(1) ALFONSO PAGÁN PÉREZ, PROFESOR DE HISTORIA, Publicado en "la Verdad" 07/02/2016