domingo, 18 de mayo de 2025

GUILLERMO MARTÍNEZ LÓPEZ, SEGUNDO MAQUINISTA DE LA FLOTA DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA

 


Nacido el 11/11/1902 en Ferrol, hijo de Evaristo, mecánico, e Isolina, ambos naturales de Ferrol. Casado con Ginesa García Ballester, hermana de los también maquinistas Lutgardo y José. Ingresó en la Armada en el año 1920. Segundo Maquinista desde el 09/09/1933. Cuando se produce la sublevación facciosa se encuentra destinado en el submarino “C-3”. Miembro de la Logia “Atlantida nº5” desde 1931, con el nombre simbólico “Guillermo Tell”.


Dotación del submarino "C-3"
Posiblemente entre estos marinos se encuentre Guillermo Martínez López


Llegó a Santander, a bordo del submarino "C-3", cuando la Flota acudió al Frente Norte. Pidió combatir en tierra y así se le concedió. Desembarcó en Santander y se le asignó una Sección como Alférez en uno de los tres batallones que acudieron al socorro del frente de Asturias.

Falleció combatiendo, al frente de sus hombres, el 14 de octubre de 1936 en Nonín (Oviedo). El general jefe de Operaciones del Norte, Mariano Gamir Ulibarri, ordenó que el auditor de guerra del Ejército instruyese juicio contradictorio para la concesión de la Laureada de San Fernando. Antes, Gamir había afirmado: 

“Murió heroicamente en el ataque a Nonín…Reiteradamente este Estado Mayor se ha dirigido al Excmo. Sr. Ministro de Marina y al Comisario de Guerra en Santander señalando la ejemplaridad de su conducta y de la muerte del citado oficial, quien se hizo en todo momento merecedor de los máximos honores de la guerra”.

El Comisario de la Flota, Bruno Alonso, escribió un artículo titulado “Un espejo para todos” dedicado a Martínez López en el periódico del acorazado “Jaime I” Amanecer, número 6, fechado el 23 de enero de 1937.


UN ESPEJO PARA TODOS


El espejo al que me refiero es el que fue Maquinista de nuestra Flota camarada Guillermo Martínez.

Era yo Comisario general de Guerra en la provincia de Santander, cuando últimamente visitaba nuestra Flota aquel puerto donde tantas veces se baño mi juventud. Guillermo Martínez fue allí desembarcado presentándose a mis órdenes sin explicarme el motivo.

Era un hombre como un roble, alfo, mofletudo, colorado y de anchas espaldas, me dejó perplejo por que no sabía quien era ni en que podríamos emplearle. Quería ir a las Milicias a luchar frente al enemigo y dudábamos emplearlo por no conocerlo.

Asturias estaba mal y pedían nuestro auxilio, Santander, presuroso, manda sus batallones en los cuales se enrola el Maquinista Guillermo dándosele el grado de Alférez.

La lucha es dura porque el enemigo ha recibido refuerzos y ataca el cerco de Oviedo. El batallón de Guillermo defiende una posición desde la cual se causan al enemigo, compuesto de falangistas, moros y mercenarios, infinidad de bajas.

El enemigo carga con todas sus fuerzas sobre aquella posición cuyos defensores acorralados por las ametralladoras, cañones y aviación va cediendo poco a poco su resistencia.

La posición no se puede sostener más, la gente es bisoña e inferior en número y elementos y tiene que replegarse. Guillermo Martínez se resiste a replegarse y se queda en la posición amparando con su pecho el repliegue de sus compañeros. Continúa solo, disparando contra el enemigo que está a menos de 100 metros hasta que una bala traidora le desploma para no levantarse, dando su aliento postrero en un viva a la República.

Guillermo Martínez fue un gigante de la Flota, mejor dicho, fue un espejo para todos.

Bruno Alonso.


La esposa de Guillermo se exilió al terminar la guerra, estableciéndose en Méjico. El hijo de ambos, también llamado Guillermo, era en 1985 ingeniero director general de la empresa Industrias CHSA en Tlanepantla, Méjico.




Fuente consultada:

El Cuerpo de Maquinistas de la Armada Española. Antonio de la Vega Blasco. Ministerio de Defensa 2009.