Mostrando entradas con la etiqueta Submarino "C-5". Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Submarino "C-5". Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPÍTULO IX Y ÚLTIMO. CONCLUSIÓN FINAL Y ANEXO I)



ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII



                                                   Interior de los submarinos de la Clase C



CONCLUSION FINAL


No es posible determinar la causa o causas del hundimiento del ‘C-5’. Ninguna de las dos teorías, digamos que oficiosas, podrían darse por ciertas sin más, pero hay suficientes indicios de la existencia de una causa más, siendo ésta la intervención de un buque de guerra alemán.

Desde las Fuerzas Navales del Cantábrico se informó que, a pesar de los intentos de comunicación con el submarino los días 30 y 31 de diciembre, les fue imposible ningún tipo de contacto, situación ésta que viene a justificar sin más la "decisión" de dar por perdido al "C-5". Sobre este punto debemos considerar que el sistema de comunicaciones instalado en el submarino dejaba totalmente de funcionar cuando se navegaba en inmersión a cualquier profundidad.  

Los submarinos de la Clase C tenían tres antenas que podían recibir, la del radiogoniómetro, instalada en la vela con el receptor multibanda, OC, OM, y emisoras comerciales terrestres instalado en la estación radio, la antena de cubierta fija, que recorría el buque desde las bases de las antenas principales pasando sobre la vela en unos soportes aislados y solo servía para OM si estaban secas, y las antenas principales que iban instaladas sobre unos puntales abatibles de 12 metros, proa/popa, estas trabajaban  en OC y OM pero siempre con el submarino en superficie. En OC podían transmitir/recibir en superficie, con buena propagación recibían a mucha distancia y tenía un alcance en transmisión de mas de 500 millas, eso si, solo funcionaban en Morse, mientras que por OM el funcionamiento era en Morse y en fonía. En resumen el submarino en inmersión, incluso a cota periscópica, estaba completamente aislado en cuanto a comunicaciones con superficie se refiere. Según lo anterior, entiendo que se debería haber considerado que la falta de respuesta del submarino se debía a que navegaba en inmersión, cosa que no se hizo y se acudió simplemente a la suposición de que estaba hundido. Por otro lado no hay constancia de los intentos realizados para contactar con el submarino, tampoco explicación de la razón por la cual se dejó de intentar en la tarde del día 31 y días posteriores.

Nos encontramos ante el hundimiento de un submarino con toda su tripulación a bordo, calificarlo de desaparición solo obedece a determinados intereses. Recordemos que el hundimiento del submarino ‘C-3’ fue deliberadamente ocultado por la Marina de Guerra Alemana y por el gobierno español de posguerra, en el caso que nos ocupa la actuación de alemanes y españoles apunta en la misma dirección, además no podemos afirmar con seguridad que la Marina de Guerra de la República contara la realidad de lo sucedido dadas las contradicciones de sus relatos.

Según lo que se ha puesto de manifiesto en este informe, las únicas opciones barajadas como causa del hundimiento, a saber, avería grave imprevista o sabotaje de su comandante, son solo suposiciones sin datos objetivos que las apoyen, y a nuestro modo de ver carecen de peso frente a la posibilidad de una amenaza real o un ataque al submarino por parte de los buques de guerra alemanes, tanto de superficie como submarinos presentes en la zona en las mismas fechas en las que el ‘C-5’ se perdió.

Dicho posible ataque estaba contemplado en las órdenes cursadas a los comandantes de los buques alemanes en el caso de que barcos republicanos agrediesen o apresasen a barcos mercantes de bandera alemana. El incidente del mercante alemán ‘Palos’ venía a justificar la represalia alemana, aunque todos sabemos que los alemanes no necesitaban justificación alguna para atacar a buques republicanos, algo que queda demostrado con los ataques llevados a cabo según se relacionan en el Cuadro insertado en este informe, en el que recogen 11 ataques en el contexto de la Operación Úrsula, uno de ellos contra el ‘C-3’ con el resultado de su hundimiento.

El supuesto ataque o amenaza bien pudo producirse el mismo día de su salida de Portugalete, el 30 de diciembre, pero teniendo en cuenta las contradicciones sobre las fechas de actividad del submarino hay que considerar una horquilla que al menos va desde el día 30 citado al 3 de enero siguiente, última fecha en la que se afirma que el ‘C-5’ está navegando.

Dichas contradicciones son difíciles de asumir, tengamos en cuenta que involucran a la Jefatura de las Fuerzas Navales del Cantábrico y al Ministerio de Marina y Aire, más aún si tenemos en cuenta que el Jefe de las FNC era en esas fechas el capitán de navío Valentín Fuentes, marino de excelente reputación. No obstante, hay que considerar que Valentín Fuentes asumió esa jefatura el 27 de diciembre de 1936, tan solo tres días antes de la última salida del ‘C-5’, sin que hubiera tenido aún la posibilidad de organizar a su personal y depurar posibles comportamientos inadecuados. Por tanto, cabe la posibilidad de que el primer comunicado dando por desaparecido al ‘C-5’ la noche del día 30 no fuera redactado directamente por Fuentes, pero de lo que no cabe duda es que el que se emite al Ministerio con fecha dos de enero está redactado por él en primera persona e informa de la situación de operativo del ‘C-5’. No olvidemos la carta enviada por el ministro de Marina al Comisario General de la Flota en febrero de 1937 en la que se reconoce la ocultación del hundimiento del submarino.

En la zona había al menos dos cruceros alemanes, el ‘Karlsruhe’ y el ‘Königsberg’ además de un número no determinado de submarinos (U-boot) de los que solo hemos podido identificar al ‘U-26’, con base en Pasajes.

Cualquiera de ellos pudo ser el causante del hundimiento del ‘C-5’, no obstante, después de lo investigado hemos centrado nuestra atención en el 'Königsberg'.

Tanto el periodo de tiempo comprendido entre el 30 de diciembre y el tres de enero, como en las zonas de navegación estimadas existen muchas posibilidades de que el ‘C-5’ y el ‘Königsberg’ coincidieran, de hecho en su última salida el "C-5" tenía órdenes de atacar al "Königsberg" si lo encontraba.

Si el submarino navegaba de día en superficie, bien por imprudencia de su comandante o bien porque sufría una avería que desaconsejaba la inmersión, pudo ser fácilmente localizado por el crucero alemán, tanto por su radar como visualmente, y dirigirse a él sin que el submarino se percatase hasta que lo tuvo a corta distancia. En esta situación caben cuatro posibilidades: 1) Una vez que el submarino se vio en peligro inicio una rápida inmersión sin tener en cuenta posibles problemas en ello y una vez en inmersión y a causa de averías le fue imposible emerger a superficie. 2) El buque alemán lanzó cargas de profundidad que consiguieron afectar al submarino. 3) El submarino no tuvo tiempo de sumergirse, o no podía hacerlo, y el crucero lo embistió  y hundió. 4) El crucero disparó sus cañones contra el ‘C-5’ hundiéndolo cuando el submarino estaba en superficie. 

Por supuesto, y en las cuatro posibilidades detalladas, la Kriegsmarine ocultó celosamente el incidente tal y como lo tenía establecido su Estado Mayor en sus órdenes para este tipo de operaciones, al igual que lo hizo días antes con el hundimiento del ‘C-3’.

Cabe recordar que la información sobre las causas del hundimiento del ‘C-3’ se debe a que el comandante de ‘U-34’ no destruyó completamente todo lo relacionado con su intervención en la Operación Úrsula, conservando parte de los informes, especialmente los relativos al ataque al ‘C-3’. Esta, digamos, negligencia y la incorporación años más tarde a los Archivo alemanes de la documentación conservada por el comandante fue lo que permitió esclarecer las verdaderas causas del hundimiento del ‘C-3’, (recordemos que hasta conocerlas el hundimiento se atribuyo a una explosión interior espontánea), de no haberse conservado estos documentos nunca se habría podido demostrar la intervención alemana en este hundimiento, algo que en el caso del C-5’ necesariamente debe ser tenido en cuenta. 

Las causas del hundimiento del ‘C-5’ no las encontraremos en los archivos españoles, de ellos, sin embargo, en el Archivo Histórico de la Flotilla de Submarinos. Cartagena (AHFS) y a partir de documentación girada entre el submarino y las FNC, si que podríamos establecer la fecha estimada de su hundimiento y la zona en que se produjo, algo aún muy confuso y sin establecer con claridad, pero para ello habrá que esperar a que el recién creado Archivo Histórico de la Armada Sede Juan Sebastián Elcano en Madrid colabore. Desde el 30 de septiembre de 2024 hemos realizado varias solicitudes de información al Archivo mencionado, sin que hasta la fecha hayamos recibido contestación.

Terminar, de momento, reflexionando sobre las consecuencias que se derivarían hoy de la intervención alemana en este caso para la historia ya escrita sobre la Guerra de España. Por otro lado, y como ya se ha dicho, lo más importante, es conseguir que los descendientes de los miembros de la dotación del submarino conociesen las causas y al responsable de la pérdida de sus familiares, algo que llevan esperando casi un siglo.

Con lo puesto de manifiesto a lo largo de los nueve capítulos de los que se compone este trabajo, entendemos que la teoría de que el hundimiento del "C-5" fuese a causa de un ataque de la marina de guerra alemana debe ser seriamente considerada y sumada con fuerza a las otras dos que hasta la fecha se han venido exponiendo desde 1937. No en vano el ataque alemán, por unos u otros motivos, necesitaba realmente mantenerse en secreto. Como ya se ha demostrado el ministro de Marina decidió ocultar el hundimiento alegando las repercusiones que podría tener entre la moral de los marinos republicanos, eso si sin conocer las causas del hundimiento, por su parte los franquistas estaban obligados por los alemanes a ocultar que intervino un buque de guerra alemán, y por la parte alemana es conocida la orden de mantener en el más absoluto secreto sus ataques a buques republicanos.

Más importante que el hundimiento del buque lo es la situación de desaparecidos de los 40 marinos de su dotación. Nadie los ha buscado, nadie ha profundizado en la causa de sus muertes. Que no se haya localizado el pecio, ni siquiera intentado, no le da la simple condición de desaparecido. El ‘C-5’ reposa en el fondo de algún lugar del Cantábrico, esto es indiscutible. No es posible determinar la causa o causas del hundimiento del ‘C-5’. Ninguna de las dos teorías, digamos que oficiosas, podrían darse por ciertas sin más, pero hay suficientes indicios de la existencia de una causa más, siendo ésta la intervención de un buque de guerra alemán.

Habrá que seguir investigando y profundizando en lo ya conocido, es la única forma de acceder a la verdad de lo que sucedió.


Benito Sacaluga



ANEXO 1.-  

Dotación del ‘C-5’ desaparecida con el submarino


La dotación del "C-5" al 30 de diciembre de 1936, fecha de su última misión, estaba compuesta por los 40 marinos que se relacionan a continuación. Dicha relación está publicada en la segunda edición (2003) del libro “Submarinos republicanos en la guerra civil española”, sus autores citan como fuente de la misma el Archivo Histórico de la Flotilla de Submarinos. Cartagena. Dicho Archivo está ilocalizable, según nos indican es posible que esté en cajas para su traslado al nuevo Archivo Histórico de la Armada en Madrid, aunque como se ya se ha dicho anteriormente no nos han confirmado este extremo.

Como ya se ha dicho en este Informe, toda la dotación desapareció con el submarino. Los familiares de todos ellos desconocen tanto la fecha exacta de sus muertes, como el lugar y las circunstancias en que estas se produjeron.


Relación que se cita, ampliada con datos personales de algunos de sus componentes:


Capitán de corbeta José María Lara y Dorda. Comandante

Capitán de la Marina Mercante Avelino Bernadal. 2º Comandante

Capitán de la Marina Mercante Florentino Lacalle Quijano. Natural de Santander. Habilitado de Teniente de Navío. Oficial de Derrota en el ‘C-2’. El 28 de diciembre de 1936 embarca en el ‘C-5’  también como Oficial de Derrota.


TN Florentino Lacalle Quijano
(Imagen cedida por su familia)


Segundo Maquinista Eusebio Fernández Vázquez. Ferrol 22/09/1900. Ingreso en el Cuerpo 1916. Antigüedad en el empleo 17/12/1932.

Tercer Maquinista Mariano Sánchez Velasco. Antigüedad en el empleo 30/01/1932.

Tercer Maquinista Diego Martínez Otón. Nacido el 29/01/1909. Antigüedad en el empleo 30/01/1932.

Tercer Maquinista Mario Montenegro Vieites. Nacido el 14/02/1906.Antiguedad en el empleo 09/09/1931

Auxiliar 2º Naval Jacinto Núñez Núñez

Auxiliar 1º Elect. y Torpedos Miguel Ruiz Vazquez

Auxiliar 2º Elect. y Torpedos Mariano Marcos Cuesta

Auxiliar 2º Elect. y Torpedos Genaro Pérez Dopico

Auxiliar 2º Radio José Porto Vigo

Auxiliar 2º Máquinas Luis Orcajadas Sánchez

Auxiliar 2º Máquinas Donato García Valverde

Cabo Radio Joaquín Suárez Suárez

Cabo Electricidad Bartolomé Hernández Salazar

Cabo Electricidad Emilio Domínguez Pérez

Cabo Electricidad Antonio Linares Torromé

Cabo Electricidad José López Solano

Cabo de Marinería Ramón Gayol García

Cabo de Marinería Francisco Crespo Rivera

Cabo de Marinería Mariano Gómez Martínez

Cabo de Artillería Andrés Soto Rosauro

Marinero Cocinero José Izaguirre

Marinero de 1ª Ángel Pérez Piñero

Marinero de 1ª Pablo Florit Cervera

Marinero de 2ª Enrique Martín Portugués

Marinero de 2ª José Franco Sánchez

Marinero de 2ª Sebastián Asensio Méndez

Marinero de 2ª José Madrid Madrid

Marinero de 2ª Francisco Blanco

Marinero de 2ª Juan Leal Plaza

Marinero de 2ª José Costa Ferrer

Marinero de 2ª Antonio Moreno Buendía

Marinero Panadero Antonio Tadeo Roldán

Cabo Fogonero José Valera Martínez

Cabo Fogonero José Navarro Linares

Fogonero Preferente Pedro Castejón García

Fogonero Preferente Juan Antonio Asensio Parra

Fogonero Preferente Diego Vera Valero


************************







Fuentes consultadas:


Archivo Naval de Cartagena

Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán

Archivo Central del Cuartel General de la Armada

Archivo General Militar de Avila

Archivo Museo Naval de Madrid

Archivo Histórico de Euskadi

Archivo de Documentación de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi

Centro Documental de la Memoria Histórica

Biblioteca Nacional de España

La Kriegsmarine y la Guerra de España. Claude Huan. Revista de Historia Naval. Nº 14/1986.

La Kriegsmarine en la Guerra Civil Española. Raúl Arias Ramos. Af. Editores de Historia  Militar. (2005)

FRANK, Willard C. Jr.: «Naval Operations in the Spanish Civil War, 1936-1939», Naval War
      College Review

Submarinos republicanos en el Cantábrico. Revista Defensa. Diciembre de 1995. 

La verdadera historia del hundimiento del submarino ‘C-5’ de la Armada española. Almirante (S) José María Treviño. Revista Defensa. 25 Abril 2021.

Submarinos republicanos en la Guerra Civil española. Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo y José Ignacio González-Aller Hierro. Edición  1982. Ediciones Poniente y Edición revisada 2003, Gabriel Molina-M. Abella y Asociados.

Crónica negra de la Marina española. Xosé Manuel Suárez

Historia Naval de la Guerra Civil 1936-1939. Adolfo Morales Trueba. La Esfera de los libros. 2023.

La Guerra silenciosa y silenciada. Almirantes Salvador Moreno de Alborán y Reyna y Fernando Moreno de Alborán y Reyna (1998)

La Guerra Civil española en el mar. Michael Alpert. Editorial Criítica. 2007

La Marina alemana y la España de Franco (1936-1945). Iñigo Gómez García. Tesis Doctoral. Universidad del País Vasco. (2020)

Relatos inéditos de los submarinos republicanos en la Guerra Civil española ‘C-5’ y ‘C-2’ . Ramón Cayuelas Robles. 

Crónica de la Guerra en el Norte (1936-1937). José Luis Jiménez Aberasturi. Ediciones Txertoa (2003)

La Operación “Úrsula” y el hundimiento del ‘C-3’. Harald Bendert. «Zwischen den Kriegen-Die Verluste in den spanischen Gevassern-Der spanisch republikanische Verlust». Revista de Historia naval  Nº 67/1999.

Instituto Geográfico Nacional. Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.

The Radar War. Gerhard Hepcke. radarworld.org. “Seetakt” (DeTe). German Ship Radar.

Escuela de Especialidades de la Estación Naval de La Graña

Diario Euskadi

Diario Tierra Vasca

Gaceta de Madrid

Gaceta de la República

Bitácora – webmar.com


Especial agradecimiento a los familiares del Teniente de Navío Florentino Lacalle Quijano y del Tercer Maquinista Diego Martinez Otón por su ayuda y la documentación facilitada.





martes, 11 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPÍTULO VIII. CONCLUSIONES PRELIMINARES)

 

ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO IX


A la vista de lo expuesto en los capítulos anteriores, y a modo de resumen, podemos establecer las siguientes:


CONCLUSIONES PRELIMINARES


El ‘C-5’ estaba adscrito a las denominadas Fuerzas Navales del Cantábrico, una subdivisión territorial de la Flota Republicana creada tras la retirada a sus Bases de la expedición que Indalecio Prieto envió al Norte en octubre de 1936. Una expedición compuesta por el grueso de la Flota que nunca se debió llevar a cabo. En el Norte quedaron tres unidades, el destructor ‘José Luís Díez’ y los submarinos ‘C-2’ y ‘C-5’. Ya en 1937 se incorporaron a dichas Fuerzas Navales los submarinos ‘C-4’ y ‘C-6’ y el destructor ‘Ciscar’.



El rendimiento de dichas fuerzas navales fue escaso, por no decir nulo, debido principalmente a que la mayoría de los oficiales de los buques eran partidarios de los sublevados, llevando a cabo sabotajes y políticas de desmoralización de las tripulaciones, además de los problemas de entendimiento con el Gobierno Vasco y su Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, creada en octubre de 1936, para ayudar a la Armada Republicana en la protección al tráfico marítimo y a la actividad pesquera en aguas propias y mantuviera libres de minas submarinas los accesos a los puertos vascos. 

Desde que desapareció el submarino ‘C-5’ hasta hoy han pasado ya 89 años. A pesar del tiempo transcurrido siguen sin conocerse la causa o causas de su hundimiento, tampoco hay constancia de que se halla llevado a cabo ningún estudio serio y documentado que aporte a las victimas y a la historia  algún dato objetivo sobre el final de este submarino.

Ante la falta de testigos, dado que toda la tripulación desapareció con el buque, solo queda indagar en los Archivos, especialmente en los de la Armada, y en la prensa de la época. 

Como ya se ha dicho, lo publicado hasta hoy no despeja ninguna incógnita, más bien pone de manifiesto importantes contradicciones dependiendo de quien proceda la información.

Son sobradamente conocidas las numerosas dificultades con las que el investigador se encuentra a la hora de acudir a los Archivos del Estado. En nuestro caso y a pesar de numerosos intentos, tanto presenciales en la Base de Submarinos de Cartagena, como a través de los medios digitales, nos ha sido imposible hasta hoy localizar el “Archivo Histórico de la Flotilla de Submarinos. Cartagena” (AHFS). Archivo del que en su día los almirantes de la Armada, Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo y José Ignacio González-Aller Hierro obtuvieron determinada documentación del submarino ‘C-5’, documentación que incluyeron en la segunda edición (2003) de su libro “Submarinos republicanos en la Guerra Civil española”. Aunque parezca imposible, en ningún Archivo de la Armada dicen conocer hoy en día la ubicación actual del AHFS. 

Todo lo publicado hasta hoy contempla solo dos hipótesis sobre las causas del hundimiento:

1.-   Sabotaje del comandante

2.- Averías sobrevenidas a causa del deficiente estado general del submarino. (Atribuida también en el caso del hundimiento al hundimiento del ‘C-3’ y que posteriormente se demostró falsa).

Tanto en la documentación oficial consultada como en el total de lo publicado, se omite de forma absoluta la posibilidad de que la causa del hundimiento fuese el ataque de un buque de guerra, y todo ello a pesar de la documentación conocida sobre las intenciones alemanas.

Desde aquí descartamos que el supuesto buque de guerra responsable de hundimiento perteneciese a la marina sublevada. De haber sido así, los franquistas inmediatamente habrían divulgado su hazaña con generosidad de detalles, fecha, hora, situación, barco atacante, etc. Nada de esto se produjo, ni consta referencia indiciaria en ningún lado.

Los únicos buques de guerra extranjeros que en esas fechas navegaban por la costa del Cantábrico eran alemanes y utilizaban Ferrol y Pasajes como bases. En diciembre de 1936 aún no se habían hecho realidad las zonas de control naval correspondientes a las armadas extranjeras, derivadas del Acuerdo de No Intervención y por tanto nada impedía a los alemanes estar presentes en el Cantábrico, eso sí, estaban obligados a cumplir con el Acuerdo.  Recordemos que el Acuerdo de No Intervención en la Guerra de España fue suscrito a finales de agosto de 1936 por 27 países, entre los que se encontraba Alemania. Un pacto que entre otros acuerdos figuraba el siguiente:

"Abstenerse rigurosamente de toda injerencia, directa o indirecta, en los asuntos internos de ese país" y prohibían "la exportación... reexportación y el tránsito a España, posesiones españolas o zona española de Marruecos, de toda clase de armas, municiones y material de guerra"

El incumplimiento del Acuerdo por parte de alemanes e italianos fue constante desde el inicio de la guerra y se prolongó hasta su final. A pesar de las numerosas reclamaciones presentadas en Londres ante el Comité de No Intervención por parte del Gobierno de la República ninguna de ellas fue debidamente atendida. Las marinas de guerra italiana y alemana actuaron siempre con total impunidad. En el Cuartel General de Franco se tenía siempre conocimiento de las actuaciones de alemanes e italianos. El Jefe de las Fuerzas Navales franquistas, el entonces contralmirante Moreno tenía contacto directo con los responsables en España de la Kriegsmarine y la Regia Marina.

Un resumen de la actividad desarrollada en el Cantábrico por el crucero ‘Königsberg’ ya se ha detallado en este informe, de la que se desprende una clara posibilidad de que este crucero fuese el responsable del hundimiento del ‘C-5’, teoría que hay que añadir a las dos ya existentes (sabotaje del comandante y/o averías)

Sabemos que el ‘Königsberg’ llegó a Ferrol el 28 de diciembre de 1936 y que permaneció en aguas españolas hasta el 12 de enero de 1937. También está documentado que el ‘Königsberg’ coincidió en fechas y zonas con la ruta habitual seguida por el ‘C-5’ en sus patrullas, es decir toda la costa cantábrica comprendida entre Bilbao y Galicia.

Está documentada la orden cursada a los buques de guerra alemanes de atacar a buques de guerra de la Armada de la República. En el caso de que se tratase de submarinos republicanos se recomendaba embestirles con la proa en lugar de efectuar disparos con la artillería.

Cuando el 30/121936 el ‘C-5’ salió de Portugalete tenía orden de atacar al ‘Königsberg’ si lo encontraba en su ruta.

El ‘Königsberg’ solo pudo localizar al ‘C-5’ de dos formas, una visualmente durante el día y otra mediante el radar que llevaba instalado y solo en el caso de que el submarino navegase en superficie tanto de día como de noche. El radar instalado en el ‘Königsberg’ era de los primeros desarrollos del Seetakt, en pruebas su alcance de localización llegó a 4,32 millas náuticas con una precisión de 50 metros. Este modelo del Seetakt no podía localizar submarinos en inmersión ni tan siquiera si estos navegaban a cota periscópica. Si la localización fue visual se debió a que el ‘C-5’ navegaba de día en superficie, o bien, de forma mucha más improbable, casi descartable, si navegaba a cota periscópica delatado por la estela que dejaba el periscopio. Entendemos que la localización visual por la noche no hay que tenerla en cuenta, ya que descartamos que el submarino llevara encendidas las luces de situación. 

Si la localización fue mediante el radar pudo producirse durante el día o la noche, pero siempre con el submarino en superficie. Según lo anterior y en los dos casos posibles, visual o radar, sin tener en cuenta la navegación a cota periscópica, tanto de día como de noche era necesario que el ‘C-5’ navegase en superficie. Que el ‘C-5’ navegase de día en superficie es algo atribuible a una decisión peligrosa y totalmente incorrecta del comandante o de quién diera las órdenes, o bien debido a una avería que le impedía o desaconsejaba la inmersión.

Desde las F.N.C se asegura que el ‘C-5’ debía volver a Portugalete el mismo día de su salida, el 30/12/1936. Se informa que durante la noche del día 30 y primeras horas del 31 se intentó comunicar por radio con el submarino sin conseguirlo. En aquellos tiempos este sistema de comunicación solo era posible si el submarino se encontraba navegando en superficie. 

Posteriores comunicados, telegramas, etc. cruzados entre las FNC y el Ministerio de Marina nos vienen a decir que, textualmente, el ‘C-5’ se encontraba navegando al menos hasta el día 3 de enero, y precisamente en la zona donde el ‘Königsberg’ estaba actuando contra barcos mercantes de bandera republicana. Unos ataques encuadrados dentro del plan de represalias elaborado por los alemanes en caso de que buques de bandera alemana fueran atacados.  Recordemos las órdenes estrictas dictadas a las tripulaciones alemanas por parte del Estado Mayor alemán de mantener en el más absoluto secreto los ataques a buques de guerra republicanos. Tengamos también en cuenta que el mercante alemán ‘Palos’ fue ilegalmente apresado por bous vascos cuando navegaba en aguas internacionales, ataque que entre otras cosas provocó la intervención directa del "Königsberg".


Benito Sacaluga

 




viernes, 7 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". CAPÍTULO VII. (EL CRUCERO "KÖNIGSBERG" LLEGA AL CANTÁBRICO)

 ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPITULO III

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VIII

ENLACE AL CAPÍTULO IX


Del ‘Königsberg’ sabemos que salió de su base de Kiel hacia las costas españolas el 25 de diciembre de 1.936, recalando en Ferrol el día 28, y permaneciendo en aguas españolas hasta el 12 de enero de 1.937. 


Crucero 'Königsberg'


El ‘Königsberg’ se presentó frente a Bilbao el 28 de diciembre, exigiendo la inmediata liberación del mercante alemán ‘Palos’ con toda su tripulación y mercancías. El mercante alemán salió esa misma noche de Bilbao escoltado por los bous de la Marina Auxiliar ‘Gipuzkoa’ y ‘Nabarra’. 

La liberación del barco no puso fin al incidente. La tripulación del ‘Palos’ informó a los oficiales del ‘Königsberg’ de que parte de la mercancía se hallaba requisada en Bilbao, al igual que el pasajero español, por lo que éstos consultaron con el Cuartel General de la Marina de guerra alemán  acerca de cómo reaccionar. 

Siendo ya el 29 de diciembre, el crucero ‘Karlsruhe’ se unió al ‘Königsberg’ mientras este aguardaba una respuesta de sus superiores. La respuesta que recibieron del Cuartel General fue mandar de nuevo al ‘Königsberg’ a Bilbao para recuperar la mercancía substraída. El bou ‘Gipuzkoa’ recogió una carta firmada por el comandante del crucero en la que se exigía la inmediata devolución de las mercancías requisadas y del detenido, y que en caso de no cumplimentar estas exigencias, se tomarían las medidas pertinentes.

Según el secretario particular de la Presidencia del Gobierno Vasco en declaraciones al ABC de Madrid, el Gobierno Vasco respondió manteniendo la posición firme y serena hecha pública con anterioridad, advirtiéndole al comandante del ‘Königsberg’ que el proceso de este asunto se ha enviado a nuestra Embajada en Londres para su entrega a la Comisión de Control del Comité de No Intervención.

Ante esta respuesta, el 30 de diciembre el Cuartel General alemán pidió a uno de los cruceros que se quedase alrededor de Bilbao, con la orden de detener al primer mercante español que apareciese con rumbo a dicho puerto. Pese a que el ‘Karlsruhe’ pasó la noche patrullando la zona no encontró barco alguno que parar. Al día siguiente se dieron a todos los buques de guerra alemanes en aguas españolas las siguientes órdenes:

1.- En caso de que cualquier buque de guerra o mercante alemán sea atacado por las fuerzas navales rojas [sic] se permitirá el uso de armas a todos los buques alemanes contra cualquier fuerza naval rojas [sic] en el mar. Los disparos frente a la proa [como señal] para detener el barco no se consideran ataques. No se permite el bombardeo de puertos.


2.- En caso de que se hallen submarinos rojos [sic] en navegación subacuática cerca barcos alemanes o sea avistado un periscopio, se entiende que el submarino intenta atacar y se debe atacar al submarino por ejemplo embistiéndolo.

 

Embestir a un submarino era una de las respuestas planificadas ante la posibilidad de que éste torpedease un buque. Si bien, en caso de impactar, significaba un movimiento arriesgado para el barco de superficie, era terminal para el submarino. Por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial, el acorazado británico ‘Dreadnought’ embistió y hundió al submarino alemán ‘U 29’. Desde luego la embestida podía llevarse a cabo sin necesidad de que el submarino lanzase ningún torpedo, o se preparase para ello según los alemanes, o incluso si el submarino estaba detenido por averías.

Este mensaje del Cuartel General alemán extendía la misión de capturar mercantes españoles al resto de la flota en aguas españolas. Aconsejaba, además, prudencia antes de confirmar el avistamiento de un submarino ya que, según la experiencia recabada durante la Primera Guerra Mundial, era difícil diferenciar los efectos que un periscopio o un sumergible en inmersión provocaban en el oleaje de los movimientos propios del mar.

El 3 de enero, el Cuartel General alemán informó al  Ministerio de Asuntos Exteriores alemán de su intención de tomar medidas más rigurosas contra las autoridades republicanas. Para ello, pedía permiso para ordenar al comandante de los cruceros alemanes en aguas españolas la emisión de un ultimátum al comandante de Bilbao, estipulando que debido a que no se habían cumplido sus demandas – devolución de la carga sustraída y del pasajero detenido – y considerando esto como una afrenta a la soberanía alemana, este gobierno tomaría nuevas medidas contra la República, a no ser que se liberasen la carga y el pasajero del Palos. Unas medidas que consistirían en:


1.- Nuevas medidas contra los vapores republicanos que navegasen en convoy

2.- Medidas contra las fuerzas navales republicanas que se hallasen en la costa norte de España

3.- Un posible bombardeo contra un puerto español republicano

 

Al menos están documentadas dos actuaciones más del crucero alemán ‘Königsberg’ contra barcos españoles, concretamente contra los vapores ‘Marta Junquera’ y ‘Sotón’, fruto ambas de las constantes patrullas que el crucero llevaba a cabo desde Asturias a Bilbao, prácticamente toda la costa cantábrica aún en poder de la República.

El día uno de enero de 1937 el ‘Königsberg’ intentó capturar al vapor de la Duro Felguera ‘Sotón’, pero el capitán evitó el apresamiento metiéndose a tierra y embarrancando en la Punta de San Carlos, en Santoña, donde el crucero alemán lo cañoneó, por fortuna para el ‘Sotón’ sin lograr ningún impacto. Como ya se ha dicho anteriormente, este incidente provocó la orden de desplazarse a la zona a dos submarinos republicanos (‘C-2’ y ‘C-5’) y el destructor ‘José Luís Díez’. 




Días más tarde, el mismo ‘Königsberg’ conseguía capturar al ‘Marta Junquera’, de la naviera santanderina Vapores Costeros, lo condujo a Ferrol y lo entregó a las autoridades sublevadas, a cuyo servicio quedó a partir de entonces, no así su tripulación, que permaneció a bordo del crucero alemán y fue desembarcada en un bote frente a Lastres (Asturias) días antes de que el crucero regresara a su base alemana.


Benito Sacaluga





domingo, 2 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPÍTULO VI. LA KRIEGSMARINE ENTRA EN ESCENA)

 


ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPITULO III

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII

ENLACE AL CAPÍTULO IX


La Kriegsmarine (Marina de Guerra Alemana) hace su aparición en aguas españolas en julio de 1936. El 22 de julio, solo cuatro días después de producirse la sublevación militar, Adolf Hitler autoriza al almirante Erich Raeder para que envíe unidades navales a aguas españolas. El 24 de julio, bajo el mando del almirante Rolf Carls, parten desde la base de Wilhemshaven los acorazados ‘Deutschland’ y ‘Scheer’. El 28 zarpaba el crucero ‘Köln’; el 12 de agosto lo hacían tres torpederos de la tercera flotilla, días más tarde, el 14 de agosto, lo hace el crucero pesado ‘Admiral Graf Spee’; el 27 zarpa rumbo a España el crucero ‘Nürnberg. A finales de agosto de 1936 practicamente la mitad de la flota alemana estaba en aguas españolas apoyando decididamente los intereses de Franco, quien el tres de agosto ya se había reunido en Ceuta con el almirante Carls a bordo del ‘Deutschalnd’.



Las unidades de la Kriegsmarine en aguas españolas se repartieron entre el Cantábrico y el Mediterráneo. En el norte, teniendo como bases Coruña y Ferrol, operaban desde Galicia hasta la frontera francesa. En la zona del Mediterráneo, con bases en Cádiz y Tánger, cubrían las zonas de Málaga, Almería, Cartagena, Valencia, Barcelona y Palma de Mallorca, sobre el papel la protección del tráfico mercante de ayuda alemana a Franco estaba garantizada. Desde el uno de septiembre de 1936 los alemanes deciden mantener en España una fuerza naval de tres cruceros y dos flotillas de torpederos.

El dos de septiembre el almirante Carls es relevado por el almirante Herman Boehm como comandante de las fuerzas navales alemanas en España. A bordo del crucero ‘Nürnberg’, Bohem recibe nuevas órdenes desde Alemania: 

Sostener a las fuerzas del general Franco y cooperar con los italianos. 

Tras recibirse esta orden, la actividad de la flota alemana se orientó a una intervención marcadamente militar a favor de los sublevados. El 30 de septiembre Hitler envía la Legión Cóndor y dos U-boot (submarinos) al Mediterráneo.

Debemos señalar que a finales de agosto de 1936 se firmó en Londres el Acuerdo de  No Intervención en la Guerra de España, 27 fueron los países que se adhirieron al mismo, entre ellos Alemania e Italia. Un Pacto que entre otras disposiciones  contemplaba como de obligado cumplimiento lo siguiente:

"Abstenerse rigurosamente de toda injerencia, directa o indirecta, en los asuntos internos de ese país" y prohibían "la exportación... reexportación y el tránsito a España, posesiones españolas o zona española de Marruecos, de toda clase de armas, municiones y material de guerra"

Ni que decir tiene que cualquier agresión de las marinas de guerra de los países firmantes del Acuerdo a barcos mercantes o de guerra con pabellón español contravenía las leyes internacionales, y que en el caso de producirse serían considerados como actos de piratería.

Para vigilar el cumplimiento del Acuerdo, el nueve de septiembre de 1936 se crea el Comité de No Intervención, con sede en Londres. Decir aquí que ni Alemania, ni Italia ni Portugal, todos ellos firmantes del Acuerdo, lo cumplieron y siguieron ayudando a Franco como desde el principio de la guerra, un incumplimiento que dejaba el Acuerdo tan solo en papel mojado. Ante esta situación, a finales de 1936 el Comité de No Intervención y a propuesta del Gobierno Británico, crea lo que fueron a denominarse Patrullas de Control Naval. En definitiva un Plan para la supervisión de los barcos mercantes que se dirigían a puertos españoles en evitación de que transportasen material de guerra tanto para la República como para los ejércitos sublevados. Un Plan que a causa de la oposición de Alemania e Italia no se aprobó hasta el ocho de marzo de 1937. Un Plan que establecía claramente que los navíos controladores no podían ni utilizar la fuerza ni interceptar un barco que llevara pabellón español o de cualquier país que no se hubiese adherido al Acuerdo de No Intervención inicial. 

Dichas patrullas de control naval operaban por zonas en todas las costas españolas y estaban integradas por fuerzas navales de Alemania, Inglaterra, Italia y Francia. A Alemania le correspondió la responsabilidad sobre las aguas internacionales de la zona del Mediterráneo peninsular que va desde Cabo de Gata (Almería) hasta Oropesa (Castellón).

Teniendo en cuenta que la adjudicación de las zonas de patrulla no fue efectiva hasta marzo de 1937, hasta dicha fecha y desde julio de 1936 los buques de guerra alemanes siguieron actuando en las costas de Cantábrico y de todo el Mediterráneo español y siempre, y en todos los sentidos, en ayuda de Franco, no solo contraviniendo de forma clara el Acuerdo firmado en Londres en agosto de 1936, también llevando a cabo ataques contra buques de guerra republicanos.

En el siguiente Cuadro se relacionan los buques de la Kriegsmarine que operaron en aguas españolas desde 1936 hasta 1939:



El uno de noviembre, con las zonas de patrulla aún sin determinar, el almirante Reader ponía en marcha la Operación Úrsula, operación en la que los U-boat actuarían conjuntamente con la Marina italiana en las costas republicanas del Mediterráneo. De esta operación estaba informado Franco a través del agregado naval en Salamanca Kurt Meyer-Döhner. Cada país, Alemania e Italia, debía ocupar los sectores de Cartagena y Valencia. La totalidad de la operación se mantendría en el más absoluto secreto: 

Los U-boot tendrían que permanecer invisibles, evitar la circulación durante su tránsito, navegar sin pabellón, sin numeral y sin nombre. Las tripulaciones debían firmar el compromiso, bajo pena de muerte, de permanecer mudos durante toda su vida sobre lo que se refería a la operación.

Los dos primeros U-boot designados fueron el ‘U-33’ y el ‘U-34’ y recibieron los nombres en clave de ‘Tritón’ y ‘Poseidón’. En sus mensajes serían los cargueros ‘Ursula’.



Desde este momento Alemania recurrió a la piratería contraviniendo las Leyes Internacionales.

La operación se extendió hasta el 12 de diciembre de 1936, fecha en la que el ‘U-33’ y el ‘U-34’ regresaron a su Base en Alemania. El balance de la operación no fue el esperado por alemanes, italianos y franquistas, de doce posibles ataques por avistamiento a buques republicanos solo se lanzaron 4 torpedos contra 4 buques de guerra republicanos (tres destructores y un submarino), de los torpedos lanzados 3 no hicieron blanco y  únicamente se consiguió hundir al submarino ‘C-3’ cuando el ‘U-34’ ya estaba de vuelta a su puerto en Alemania.

El ‘U-34’ torpedeó al ‘C-3’, que en pleno día navegaba en superficie, partiéndolo en dos. El comandante del ‘U-34’ emitió el 12 de diciembre, con clave secreta, el siguiente radio:
A las 14:19 hemos hundido submarino de la clase C delante de Málaga, en la bahía se hallaba fondeado destructor inglés.
En febrero de 1937, dos meses después, Málaga cayó en manos de las fuerzas sublevadas y el ‘C-3’ pasó al olvido.  Tras una supuesta investigación de la causa del hundimiento del ‘C-3’ se atribuyó ésta a una explosión interna accidental, algo que más o menos se esgrime 20 días más tarde en el caso del ‘C-5’. 

La Operación Úrsula debía mantenerse en secreto, situación que se mantuvo hasta pasados muchos años, justo hasta que el capitán de navío  francés Claude Houan encontró documentos relacionados con dicha operación pirata en los Archivos alemanes, entre los documentos descubiertos se encuentra el radio cifrado en secreto expuesto anteriormente, emitido desde el ‘U-34’ el día 12 de diciembre de 1936, misma fecha que la del hundimiento del ‘C-3’.

En relación con el tema que nos ocupa, es muy importante exponer aquí que la "Operación Úrsula" no fue la única diseñada por los alemanes contra puertos y buques republicanos. Se diseñaron en total 12 operaciones piratas, que recibieron los nombres de “Isabella”, (Rebautizada como “Ursula”) “Carmen”, “Hannibal”, “Taucher”, “Schwergewicht”, “Ilona”, “Barbara”, “Kantate”, “Sylvia”, “Margot”, “Leichtgewicht” y “Sonate”, la mayoría de ellas planificadas en noviembre de 1936. 

Debemos tener muy en cuenta que según se conserva en los Archivos alemanes, estas operaciones estaban principalmente concebidas como planes de represalias, textualmente como actos de venganza, a llevar a cabo por la Kriegsmarine en el caso de que las fuerzas republicanas actuasen contra buques, tanto mercantes como de guerra, que enarbolasen bandera alemana, aunque, como sabemos, el ataque al ‘C-3’ en el seno de la Operación Úrsula no estaba justificado por ninguna acción republicana. 

Las actuaciones de los buques de guerra alemanes en el contexto de estas operaciones de represalia, y según órdenes de Estado Mayor alemán, eran que en caso de que se produjese un ataque republicano contra un buque de guerra o mercante alemán, la Marina alemana debía contraatacar de inmediato a los agresores. Este ataque debía ser tanto contra fuerzas atacantes como contra cualquier otra fuerza militar naval y aérea en la zona. Recordemos que el mercante alemán ‘Palos’ fue apresado por bous vascos el 23 de diciembre de 1936, con toda su carga y un pasajero español a bordo, siete días antes de la fecha oficial de desaparición del ‘C-5’. Un apresamiento, el del ‘Palos’, que desde el punto de vista alemán justificaba la toma de represalias. Los bous armados ‘Bizkaia’ y ‘Nabarra’, persiguieron al ‘Palos’ en aguas internacionales mientras se dirigía al puerto de Pasajes, indicándole que parase máquinas, después de más de una hora y tras dos disparos de advertencia realizados por los bous el ‘Palos’ se detuvo y fue apresado, eso sí, ilegalmente al estar en aguas internacionales. Dos días más tarde los alemanes mandan al Cantábrico al crucero ‘Königsberg’.




Benito Sacaluga





 


jueves, 30 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5" (CAPÍTULO V. LA TEORÍA DEL SABOTAJE DEL COMANDANTE)


 


ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPITULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII

ENLACE AL CAPÍTULO IX



La teoría del sabotaje del comandante


El capitán de corbeta José Mª de Lara y Dorda era el comandante del submarino ‘C-1’ cuando se produjo la sublevación militar (Julio 1936). Al comienzo de la guerra, según información recogida y publicada por Ramón Cayuela, miembro de la dotación del ‘C-5’ y desembarcado antes de la última misión, en su libro “Relatos inéditos de los submarinos republicanos de la guerra civil española, C-5 y C-2”, Lara y Dorda había intentado cambiar de bando. Con el pretexto de ir a un especialista en Madrid para que le diagnosticara el estado de su brazo izquierdo,  ocultaba su plan de pasarse a los sublevados o encontrar protección en alguna embajada extranjera. El 25 de agosto de 1936 es nombrado oficialmente comandante del ‘C-5’. 



CC José María de Lara y Dorda


En este punto es imprescindible poner de manifiesto que Lara y Dorda fue nombrado por el ministro de Marina, Indalecio Prieto, Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico el 15/10/1936, al mismo tiempo que mantenía la comandancia del ‘C-5’, nombramiento que apuntala el total desconocimiento que Prieto tenía sobre la actitud  de los mandos a su cargo pertenecientes al Cuerpo General de la Armada. Lara ocupó el puesto de Jefe de las FNC hasta el 24/10/36, fecha en la que fue sustituido por el CC Federico Monreal Pilón.

Según se expone en el libro de los Hnos. Moreno “La guerra silenciosa y silenciada”: 

“Lara decidió, desde el primer momento en que se hizo cargo del ‘C-5’, incorporarse con el buque a las fuerzas nacionales. Imbuido en esta idea, por dos veces renunció a pasarse el solo sin el submarino. La primera ocasión se le presentó en Tánger, cuando ya mandaba el ‘C-5’. El capitán de corbeta Lara lo tenía todo dispuesto y estaba en tierra, provisto de un maletín que contenía algunas joyas valiosas, utilizables como dinero si fuese necesario. No era difícil continuar el camino emprendido pero lo pensó mejor y regresó a bordo tras haber considerado la posibilidad de hacer algo más positivo para la causa nacional, incluso la de pasarse con el submarino.

La segunda ocasión se le presentó en Bilbao donde se le ofreció la oportunidad de pasarse a las líneas nacionales por el frente de Orduña. La respuesta que dio fue que “él no se pasaba más que trayendo un barco para ponerlo al servicio de la España nacional” añadiendo que “lo único que le hacía vivir era la esperanza de poder vengar la traición de que había sido víctima”. A tal efecto, el capitán de corbeta Lara se proveyó de una pistola, dos cartuchos de dinamita y una botella de amoniaco concentrado. Su plan consistía en aproximarse a la costa o a un buque de guerra nacional y obligar, pistola en mano al único serviola que estaba con él en el puente cuando estaban listos para hacer inmersión, a trasladarse a proa o a popa, ordenar conectar el gobierno del buque, que iba en la torreta, al puente. Al subir el timonel, le obligaría a acompañar al serviola y entonces, el personalmente, gobernaría el buque en demanda de nuestras fuerzas. En el caso de que alguien, desde abajo, mirase por el periscopio y se diese cuenta de la maniobra, entonces arrojaría la botella de amoniaco a la cámara de mando para que sus vapores obligasen a la dotación a desalojarla, quedando él dueño de la maniobra. Si esta medida no resultase eficaz y tratasen de cambiar el gobierno o hacer inmersión, emplearía los dos cartuchos de dinamita para provocar las suficientes averías en el submarino que lo inutilizase, con la esperanza, remota de que diese tiempo a que se acercase algún buque nacional.

Si me fallasen los medios de que dispongo para apoderarme del barco, lo hundiré y moriremos todos. Confío en que Dios me perdone”.

El relato anterior lo atribuyen los Hnos. Moreno a una conversación mantenida por Lara y Dorda con el contralmirante en la reserva Roberto López Barral residente en Madrid y que tuvo lugar a finales de diciembre de 1936, sin que existan pruebas primarias de la misma, atribuyendo los autores su veracidad a otras declaraciones del teniente de navío Luis Verdugo en las que nos viene relatar su conversación con Lara a su paso por Madrid. Recordemos que a finales de diciembre de 1936 Lara se encontraba en Bilbao. 

Es inevitable acudir a lo difundido por los franquistas en el caso de la desaparición del submarino ‘B-5’ (octubre 1936), unos argumentos también basados en el posible sabotaje del comandante, según se puso de manifiesto en el expediente instruido para establecer las causas de la muerte de éste último, Carlos Barreda Terry, para atender o no la solicitud de pensión que presentó su viuda alegando que su marido murió defendiendo a los sublevados:

 

En la declaración del capitán de navío Enrique Manera, se especifica patentemente la posibilidad de que la pérdida se debiera a la decisión del capitán de corbeta Carlos Barreda Terry de hundirse con el buque. En ella describe un intento de sabotaje por parte del comandante,  y la mención a la intervención del capitán de corbeta Remigio Verdía (jefe de la flotilla de submarinos destacados en Málaga), en la que tuvo que calmar a la tripulación, es un hecho indicativo muy claro de las intenciones de Barreda.

En el expediente instruido para averiguar las circunstancias en que murió este jefe, fechado el 14 de julio de 1938, consta claramente desconocerse la causa determinante de la desaparición del submarino pero resulta incontrovertible que su comandante era de ideología nacional, pues manifestó a dos testigos que “antes de hacer daño a las unidades nacionales era capaz de hundirse con el barco.”


Como puede, verse la versión del hundimiento del ‘C-5’ por sabotaje del comandante y la del expediente relativo al hundimiento del ‘B-5’ presentan importantes similitudes.

Por otro lado, el épico plan urdido por Lara para entregar el submarino a los sublevados más bien parece el guion de una película de hazañas bélicas, en definitiva el sueño de un traidor, algo mínimamente realizable en cualquier caso, menos aún si como sabemos Lara estaba estrechamente vigilado por toda la dotación y sus órdenes ni siquiera se consideraban, sin embargo los franquistas de ayer y hoy dan, interesadamente, por ejecutado el plan de Lara. Es más, en plena guerra y en un Consejo Superior de la Armada consideraron a Lara como un héroe muerto en acción de guerra, le concedieron la Medalla Militar y a su viuda una pensión militar. 

Desde su llegada al buque, como ya se ha expuesto anteriormente, se pueden contabilizar dos situaciones de peligro a él atribuidas, en Tarifa y en Cartagena, errores voluntarios relativos al torpedeamiento del acorazado ‘España’ y del ‘Almirante Cervera’, estos últimos reconocidos como intencionados por los almirantes Hnos. Moreno, y un tercero, el constatado intento fallido de apoderarse del submarino en Portugalete con la colaboración de otros marinos partidarios de la sublevación. Estas actuaciones están comprobadas, son reales y certifican la condición de traidor de Lara y Dorda. 




Dibujo realizado por el AN Carlos Moya Blanco, comandante del destructor 'José Luís Díez', representando reuniones preparatorias para apoderarse del 'C-5' en diciembre de 1936, en Portugalete, para entregarlo a la armada sublevada. Intervinieron el autor del dibujo, Moya Blanco, el comandante del 'C-5' Lara y Dorda, el comandante del Torpedero Nº3 Sánchez Ferragut, los comandantes médicos Torres Pintos y Valdés Gutiérrez y el comandante de ingenieros navales Cardín Fernández. (Publicado en el libro "Submarinos Republicanos de la Guerra Civil Española).


Tristemente, estos comportamientos traidores eran algo habitual entre los comandantes de la Flota republicana, en mayor medida de los que fueron sacados de las cárceles en las que estaban presos desde julio de 1936 por adhesión a la sublevación, y que fueron destinados a buques, Bases, Estado Mayor e incluso al Ministerio, pero no existe caso demostrable alguno en el que estos marinos provocasen el hundimiento de sus buques arriesgando su propia vida junto a las de las dotaciones.


Benito Sacaluga




sábado, 25 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5" (CAPÍTULO IV. LA TEORÍA DEL HUNDIMIENTO A CAUSA DE AVERÍAS)

 


ENLACE AL CAPITULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE A CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII

ENLACE AL CAPÍTULO IX



La teoría del hundimiento a causa de averías



Conviene recordar, según se indica en el Capítulo I, que el ‘C-5’ nada más llegar a Bilbao (30/08/36) entró en dique en los Astilleros Euskalduna y fue revisado minuciosamente en busca de alguna consecuencia de su varada frente a Tarifa o el posterior choque con el ‘C-1’. También que tras su incidente con el destructor ‘Velasco’ fue revisado en Portugalete y reparados a satisfacción los desperfectos detectados. 


El "C-5" cargando torpedos


En relación con lo anterior, hemos de decir que la decisión, el cumplimiento de la orden de salida al mar de los buques de guerra puede no ser atendida por sus comandantes. En el caso de que, si por cualquier causa, el submarino no estuviese en condiciones de navegar con seguridad, su comandante lo habría puesto en conocimiento de sus jefes y la salida no se habría producido, menos aún tratándose de Lara y Dorda, partidario de los sublevados, para el que la inmovilización del submarino era un objetivo a cumplir.

Durante toda la guerra fueron muy numerosos los casos de amarre de buques en Cartagena y Mahón, promovidos estos por sus comandantes, de escaso o nulo republicanismo o partidarios de los sublevados, alegando averías. Unas averías, la inmensa mayoría de ellas, de fácil solución por la dotación de a bordo, sin necesidad de dejar fuera de servicio el buque, tal y como informó y denunció en varias ocasiones ante el Ministerio de Marina el Jefe de los Servicios de Inspección de Máquinas de la Flota.

Los submarinos de la Clase ‘C’, con una cota máxima de inmersión de 80 metros, entraron en servicio entre 1928 y 1930. El ‘C-5’ lo hizo concretamente el 16 de Abril de 1930, y su única actividad hasta 1936 consistió en maniobras, viajes de instrucción en el Mediterráneo y un par de cruceros por el Atlántico europeo. En julio de 1936 el ‘C-5’ tan solo contaba con poco más de 6 años de antigüedad, es por tanto razonable afirmar que se encontraba en buenas condiciones cuando comenzó la guerra.

Es también razonable pensar que una avería imprevista en el submarino pudiera ser solucionada sin problemas por su dotación técnica, compuesta por cuatro Maquinistas, dos Auxiliares de Máquinas, tres Auxiliares de Electricidad y Torpedos, cuatro Cabos de Electricidad, dos Cabos de Fogoneros y tres Fogoneros Preferentes, que en su conjunto representaban el 45 % de la dotación del buque. Otro caso sería si la avería o averías fueran graves como consecuencia del ataque de un buque o avión enemigo, proyectiles o cargas de profundidad, afectando a motores, al casco y/o a los sistemas de inmersión, lastres, timones de buceo, etc., desperfectos estos que en ocasiones y dependiendo de su gravedad eran prácticamente imposibles de reparar por la dotación.

En cualquier caso, si queremos valorar como causa del hundimiento la aparición de una avería espontánea e irreparable, no causada por un ataque enemigo, debemos aceptar que cuando ésta se produjo el submarino navegaba en inmersión y no pudo emerger. Lo ideal en un escenario de guerra -si el comandante no aprecia peligro- es que los submarinos emerjan de noche para recargar baterías navegando en superficie y que durante el día lo hagan sumergidos a cota periscópica, a no ser que la presencia de un buque enemigo aconseje la inmersión a una profundidad más segura. 

Navegar de día en superficie, completamente visibles, sería una negligencia grave de su comandante, a no ser que exista una o varias averías que desaconsejen la inmersión o que el comandante quiera delatar su presencia al enemigo, posibilidad que podríamos considerar como muy factible en el caso de Lara y Dorda. 

Suponiendo que el ‘C-5’ navegara de día en superficie, bien por decisión del comandante o bien por averías, en esta forma de navegación es obligado pensar que el ‘C-5’ pudo detectar de forma visual la presencia y/o amenaza real de un buque de guerra enemigo y que a pesar de las posibles averías, si es que las había, tuvo que proceder a una inmersión rápida. 



Seetakt  FuMG38G


Por otro lado el buque de guerra enemigo solo podía detectar al ‘C-5’ con su radar o de forma visual, solo posible en ambos casos si el submarino navegaba en superficie. Sabemos que  las características de los radares "Seetakt", el primer radar naval en entrar en servicio, que montaban entonces los buques alemanes, con un alcance de hasta 10 millas náuticas, era valido únicamente para detecciones en la superficie, por tanto impedían la localización de un submarino en inmersión ni siquiera cuando estuviese a cota periscópica.





Benito Sacaluga


 





martes, 21 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5" (CAPÍTULO III. LAS MANCHAS DE ACEITE.)

 

ENLACE A CAPÍTULO I

ENLACE A CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII

ENLACE AL CAPÍTULO IX


Las manchas de aceite



Según lo indicado por el Jefe de las FNC, tras la expedición de búsqueda del submarino por la aviación llevada a cabo el 31 de diciembre, se informa que no hay rastro del  mismo pero que se han localizado "muchas manchas de aceite" a 10 millas náuticas al norte de Ribadesella (Asturias), por tanto en aguas internacionales, ya que en aquellas fechas las aguas jurisdiccionales españolas estaban fijadas dentro de las tres millas de distancia a las costas. 

Los almirantes franquistas Hnos. Moreno Fernández y José Luis Jiménez Aberasturi, éste último en su libro “Crónica de la Guerra en el Norte (1936-1937)”, sitúan las manchas de aceite en Las Tinas, concretamente en las inmediaciones de Tina Mayor, entre Asturias y Santander, aproximadamente a 27 millas náuticas de Ribadesella y sin especificar la distancia a la costa. Tanto las rías Tina Mayor como la Tina Menor desembocan en aguas jurisdiccionales españolas. 






Recordemos que las manchas de aceite fueron, según el Jefe de las FNC, divisadas desde el aire por la aviación naval el día 31. No hay constancia de que los barcos de pesca y el destructor ‘José Luís Díez’,  que salieron en busca del submarino el día 1 y/o posteriores, informaran sobre la existencia de dichas manchas de aceite.  



Destructor 'José Luís Díez'



En este punto es importante recordar que un miembro de la tripulación del 'José Luís Díez', según se cita en el Capítulo II, envía a su familia una carta fechada el 15 de enero de 1937 en las que supone a uno de sus familiares navegando sin novedad en el 'C-5', por tanto o el objeto de la misión de búsqueda del submarino llevada a cabo el 31/12/36 / 01/01/37 y ordenada por la jefatura de las FNC fue ocultada a la dotación del destructor o dicha misión no fue finalmente efectuada.

Por supuesto nada concluye que las manchas de aceite divisadas por la aviación procedan del 'C-5'. Por otro lado, las diferencias geográficas entre los lugares en que fue divisada según las versiones franquista y republicana son notables, además debemos tener en cuenta las corrientes y vientos en la zona para poder establecer la zona aproximada del origen de las manchas de aceite divisadas, es decir la zona en la que supuestamente tuvo lugar el hundimiento del submarino.




Benito Sacaluga




viernes, 17 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPITULO II. LA FECHA DE LA DESAPARICIÓN)

 

ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII

ENLACE AL CAPÍTULO IX


La fecha de la desaparición del ‘C-5’


En el Archivo Naval de Cartagena se conserva un escrito en el que se puede leer lo siguiente:


407.- Submarino ‘C-5’. La orden de operaciones era: Convoyar un barco que entraba o salía de Bilbao, con orden de que si el ‘Königsberg’ se le interponía, le hiciesen fuego. Fecha salida Bilbao 30-12-36. Informa: Agente (ilegible).


Una orden en la que no se hace mención del nombre del barco a proteger ni el origen o destino del mismo, suponemos que el puerto de destino sería Bilbao, y que sin embargo es explicita en lo relativo al posible ataque al crucero alemán ‘Königsberg’.


Crucero ligero "Königsberg"


El día 1 de enero de 1937, el Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico (FNC), cargo ocupado desde el 27/12/36 por el CN Valentín Fuentes López, enviaba al Estado Mayor Central, cargo ocupado por el CN Luis González de Ubieta desde el 26/12/1936, el siguiente radiograma:

 

De Jefe F. N. Cantábrico a Jefe E. M. Central (Día 1 de enero).‘C-5’ salió el 30 de diciembre para efectuar crucero debiendo regresar anteayer careciendo de noticias suyas. Hice varias llamadas por radio sin contestación. Ayer por la mañana (31/12/36) ordené reconocimiento costa por aviación naval sin localizar submarino, pero viendo muchas manchas de aceite a 10 millas al norte de Ribadesella. He dispuesto exploración en zona por pesqueros y el ‘José Luís Díez’


Según la Orden de salida y el Radiograma anteriores, el ‘C-5’ salió de Portugalete el 30/12/36 y debía regresar ese mismo día. Cabe suponer que las llamadas al submarino a las que hace alusión el Jefe de las FNC al ver que el submarino no había regresado, se llevarían a cabo durante la noche de 30 al 31 y las primeras horas de la mañana del 31 antes de ordenar su búsqueda. 

El día 25 de enero, fecha en la que está datado un radiograma dirigido por el Estado Mayor Central al Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico, se da por hecho que el ‘C-5’ simplemente ha desaparecido:

De Jefe E.M. Central a Jefe F. N. Cantábrico (Día 25 de enero). Remita con urgencia relación nominal personal embarcado en submarino ‘C-5’ en el momento de su desaparición.


Establecer la fecha del hundimiento como la del 30/12/36, se contradice con el contenido de sendos telegramas enviados por el Jefe de las FNC al ministro de Marina y Aire y al Comisario de Guerra en Santander, expedidos el día 2 de enero de 1937 a las 3,56 horas y el 1 de enero respectivamente, en relación con el ataque del crucero alemán ‘Königsberg’ al mercante español ‘Sotón’ el día uno de enero de 1937 cuando se dirigía al puerto de Santander. Tras varios cañonazos disparados por el crucero, el ‘Sotón’ logró huir y quedó embarrancado en aguas próximas a Santoña (Santander), el crucero se mantenía a distancia de tiro, apresó a la tripulación y exigió al comandante del carguero que se lo entregase sin más resistencia.

Este ataque fue puesto en conocimiento del Ministerio de Marina y Aire por el Gobierno Civil de Santander por medio del siguiente telegrama:


Cuando vapor ‘Sotón’ dirigíase a este puerto portando víveres, a la altura de puerto Santoña el crucero alemán ‘Königsber’ intimidándole y disparándole varios cañonazos. El ‘Sotón’ huyendo persecución crucero alemán embarrancó entrada puerto Santoña. Una motora del barco alemán se dirigió a nuestro barco recogiendo la tripulación y llevándosela a bordo.


Al recibir el telegrama del Gobierno Civil de Santander, el Ministerio de Marina da instrucciones al Jefe de las FNC en los siguientes términos: 


Procede se informe directamente del Presidente del Gobierno Vasco de la marcha del incidente a que dan lugar las comunicaciones hechas por el crucero alemán ‘Königsberg’ e informado tome con las fuerzas a sus órdenes las medidas y precauciones necesarias por si dicho buque extranjero realizara algún acto de agresión contra la plaza, agresión a la cual debería responder inmediatamente. Estas precauciones debe presidirlas la medida elemental de evitar que si el ‘Königsberg’ se decidiera a realizar algún acto de agresión este se dirigiera contra nuestros barcos por tenerlos fácilmente a su alcance.


El día 1 de enero de 1937, el Jefe de las FNC envía el siguiente telegrama al Comisario de Guerra en Santander:


JEFE FUERZAS NAVALES DEL CANTÁBRICO A COMISARIO DE GUERRA. SANTANDER.  

"Se ordena a submarinos C-2 y C-5 se mantengan cerca de Santoña a la expectativa y caso de que buque mercante o plaza fuese cañoneado procederán inmediatamente torpedeamiento buque alemán. Bilbao 1 de enero de 1937".   


El día 2 de enero el Jefe de las FNC se comunica con el Ministerio mediante telegrama emitido a las 3,56 horas con el siguiente texto:

Oficialmente destacado Santoña me informo ilegalidad incidente ‘Sotón’ al que pretenden apresar en represalia asunto ‘Palos’. Ordené que submarinos ‘C-2’ y ‘C-5’ y destructor ‘José L. Díez’ fueran aguas Santoña antes amanecer para evitar que ‘Sotón’ embarrancado y al que se intenta poner a flote esta madrugada sea apresado, llevo instrucciones concretas de obrar con máxima prudencia y máxima energía. Hidroaviones volaron también sobre Santoña. Todo de acuerdo con Gobernador Santander y Presidente Vasco. También voló aviación militar de Bilbao. Espero aprobación V.E.


El día 2 de enero, misma fecha que el telegrama anteriormente reseñado, el Gobierno Vasco, a través del Secretario de Presidencia, Sr. Baldasúa, convoca una rueda de prensa que queda recogida, entre otros periódicos más, por los diarios “Tierra Vasca” y “Euzkadi” en sus números del 3 de enero: 

 

EL VAPOR ‘SOTÓN’, PROTEGIDO POR LA AVIACIÓN, SUBMARINOS Y EL JOSÉ LUÍS DÍEZ, ENTRA EN EL PUERTO DE SANTOÑA ANTE LA PRESENCIA DEL CRUCERO ALEMÁN.


“Como tema de gran actualidad voy a darles la siguiente información”: 

“Esta mañana, ante la presencia del buque de guerra alemán ‘Köenigsberg’, cuya tripulación se ha podido dar perfecta cuenta de la decisión y firmeza de nuestras fuerzas, ha entrado en el puerto de Santoña el barco español ‘Sotón’ que ayer fue cañoneado por los buques alemanes.

La operación -añadió- se ha realizado con toda normalidad, haciendo acto de presencia durante las mismas, nuestra aviación; el destructor ‘José Luís Díez’ y nuestros submarinos. Según acaba de comunicarme el gobernador de Santander, la satisfacción que ha experimentado la población de Santoña ha sido francamente extraordinaria. El “Königsberg", situado a distancia prudencial se ha dedicado a pasear y presenciar como mero espectador...

 

 


 

El diario Euzkadi publica en la misma fecha la siguiente información:


En nuestro número de ayer dábamos cuenta con todo detalle de la agresión e intento de apresamiento de que fue objeto el barco mercante "Sotón", de matrícula asturiana, por el buque de guerra alemán "Königsberg".

Este barco, adentrado en aguas fiscales, hizo contra el "Sotón" algunos disparos durante la mañana del viernes último, a la altura de Santoña.

El "Sotón". Al efectuar una maniobra, y dada la proximidad a que se hallaba de la costa, embarrancó, recibiendo entonces orden del comandante del "Königsberg" de que, aprovechando la pleamar. que tenia lugar hacia ras cuatro de la tarde, levase anclas a las 15,15, haciendo sonar un cuarto de hora antes tres pitidos largos de la sirena, indicándole además el rumbo a seguir.

Al llegar la pleamar y comprobar el "Königsberg" que el barco español no levaba anclas hizo contra él un nuevo disparo, que fue a estrellarse contra las rocas de la costa.

Enteradas las autoridades de lo ocurrido. se dispuso lla concentración en aguas de Santoña de los submarinos "C-2" y "C-5” y del destructor “José Luís Díez”, unidades todas ellas de la escuadra del Norte, para que a hora conveniente tomasen posiciones a fin de que procediendo con toda prudencia  y también con toda energía, repeliesen toda agresión al "Sotón" o a la plaza.

La escuadrilla de hidros de la base de Santander y una patrulla de aviones de caza recibieron órdenes en el mismo sentido, de forma que cualquier nuevo desmán que hubiese sido llevado a cabo por el buque, germano con la misma desaprensión del que realizó anteayer, no hubiera quedado sin la adecuada réplica.


El  mismo día de la publicación en prensa, el tres de enero, se vuelve a informar de que el ‘C-5’ se encuentra navegando, según conversación telefónica entre las FNC y el Ministerio de Marina y Aire mantenida a las 13,55 horas:

A las 12,00 horas aproximadamente el crucero alemán ‘Königsberg’ detuvo a la altura de Cabo Ajo, y probablemente dentro de las aguas jurisdiccionales, al mercante español ‘Marca Cintura’, con 600 toneladas de carga para Santander y Gijón. Dicho mercante salió de Bilbao a las 8 de la mañana.

Espero instrucciones sobre la conducta que debe seguir.

El ‘Díez’ está listo para cuatro horas con dos calderas útiles y las otras dos en reparación. El ‘C-2’ puede salir también. El ‘C-5’ en la mar de crucero.

Los hidros en Santander.

 

Según lo anterior parece complicado establecer la fecha en que se hundió el ‘C-5’, las comunicaciones entre las FNC y el Ministerio de Marina y Aire presentan contradicciones importantes. Según la comunicación de las FNC de fecha 1 de enero, el submarino el día 31 de diciembre estaba ya dado por desaparecido, sin embargo en los días siguientes se le coloca en situación de operativo y navegando al menos hasta el día 3 de enero.

Más complicado aún se presenta establecer una fecha del suceso si tenemos en cuenta que desde el Ministerio de Marina se ocultó la desaparición del submarino, al menos hasta pasado el 12 de marzo de 1937, fecha de la carta que el ministro de Marina envía a Bruno Alonso, Comisario General de la Flota, en la que entre otras cuestiones se aborda el tema del ‘C-5’, en dicha carta se puede leer:


“Me explico la situación angustiosa de las familias de los tripulantes del ‘C-5’. Este es un problema delicado, porque podríamos hacer un gran servicio al enemigo, si no conoce el siniestro, dando oficialidad a la pérdida de dicho buque”

 

Resulta evidente que la falta de reconocimiento oficial, ocultación, de la pérdida del submarino, aún habiendo transcurrido casi dos meses y medio desde la fecha citada en los anteriores escritos y comunicaciones que indican el 30 o 31/12/36 como fechas posibles del hundimiento, hace pensar que los escritos oficiales que dan por activo al submarino en fechas de enero de 1937 pierdan veracidad y no sean más que la consecuencia de una información falsa e interesada promovida desde el Ministerio para ocultar la pérdida, todo lo anterior podría quedar descartado si tenemos en cuenta el texto de una carta datada en Bilbao el 16 de enero de 1937, dirigida a su familia por un marino allí destinado en el destructor 'José Luís Díez', en uno de cuyos párrafos se puede leer claramente:

"(sic) Diego ha embarcado en el C-5 en puesto de un maquinista que se puso enfermo y salieron de viaje por lo tanto no os digo nada de él pues seguramente estará muy tranquilo navegando repleto de salud como está siempre"

Es cierto que en la carta no se indica la fecha del embarque de Diego en el 'C-5', pero en la relación de la dotación existente a la fecha de la desaparición figura como embarcado el Tercer Maquinista Diego Martínez Otón, embarque por otra parte confirmado en una carta enviada por Diego Martínez Otón a su familia en Cartagena. En cualquier caso el firmante de la carta da al 'C-5' como operativo y navegando el 16 de enero, bien por que desconocía su hundimiento o bien por que seguía operativo.

 






Benito Sacaluga