viernes, 25 de julio de 2025

EL ACORAZADO "JAIME I" EN CANARIAS. MAYO DE 1936, PRÓLOGO DE LA GUERRA.

 


Mayo de 1936, la Escuadra realiza maniobras en Canarias bajo el mando del vicealmirante Miguel Mier y del Río. El acorazado “Jaime I” participa en dichas maniobras siendo su comandante el capitán de navío Julio Iglesias Abeleira. 


El "Jaime I" atracado en el dique sur del Puerto de Tenerife
Mayo de 1936


(1) A media mañana del 4 de mayo de 1936, navegando al frente del "Méndez Núñez", "Almirante Valdés", "Almirante Antequera", "Sánchez Barcáiztegui" y "Lepanto", arriba el "Jaime I" al puerto canario de Tenerife, al objeto de tomar parte en las maniobras navales que se iban a tener lugar en sus aguas. Todos los buques entraron a puerto, a excepción del acorazado que, por su calado, atracó en el dique Sur.

Durante las maniobras, el "Jaime I", al mando del Capitán de Navío don Julio Iglesias, enarboló la insignia del Almirante Salas, árbitro de la contienda naval.

El día 9, en el Salón de Recepciones de Capitanía General, el Comandante Militar de Canarias, General Franco, obsequió con un vino de honor a los generales, jefes y oficiales de la Escuadra, así como a las primeras autoridades de la provincia, y por supuesto, al Comandante del acorazado y mandos de otros buques.


Foto de la recepción en la Capitanía General de Canarias


Fue durante estas maniobras donde se truncaron los felices derroteros para la Armada y se establecerían los primeros contactos entre marinos y militares golpistas: estaba próximo el día 18 de julio.


Extracto de los escritos del Auxiliar de Artillería Antonio Antúnez


Lo que a continuación describimos, es un extracto de los escritos del Auxiliar de Artillería de la Armada, graduado de Alférez de Fragata, don Antonio Antúnez, ex Presidente del Comité de Gobierno del "Jaime I". Dichos apuntes, totalmente ignorados hasta que fueron descubiertos, permanecieron en su domicilio de Túnez hasta el momento presente. Ahora, por primera vez ven la luz en Cartagena, gracias a la donación que de los mismos efectuó a los autores, su nieto, Daniel Malaval, el 24 de enero de 2002.

Al embarcar Antúnez en el acorazado, el 19 de enero de 1936, procedente del crucero Libertad, en permuta con su compañero de cuerpo y promoción Fernando Yebra Gutiérrez, observó desde el primer momento cómo entre los oficiales del Cuerpo General y los componentes del resto de la dotación (cuerpos auxiliares de las diferentes especialidades, maquinistas, cabos y marinería), existía un estado tangible de tensión y recelos, acrecentados a diario, que presagiaban una próxima ruptura entre ambos sectores, de orígenes sociales diferentes y contrapuestos. 

La situación política del país. la intensa y provocadora propaganda, así como los numerosos atentados de las fuerzas reaccionarias, especialmente de Falange contra la República, repercutían a ojos vista en el seno de la dotación y creaban ciertamente las condiciones objetivas y subjetivas de un posible y casi seguro enfrentamiento entre los citados sectores. Aprovechando las maniobras efectuadas en las aguas de Canarias en el mes de mayo, se produjeron las últimas informaciones sobre la inmediata sublevación. Los comandantes, como el Almirante Salas, Jefe del Estado Mayor y otros oficiales de los buques, visitaron al General Franco, entonces Comandante General de Canarias, en el Palacio de Capitanía, situado en la plaza de Weyler. Días más tarde, siguiendo las reglas del protocolo tradicional, el Almirante Salas ofreció un pequeño ágape a bordo del acorazado Jaime I en honor de Franco. Esta fue la mejor ocasión para, en la intimidad, ultimar en sus menores detalles los planes militares de sublevación contra la República. Las conversaciones entre Franco, Salas, Julio Iglesias Abelaira (Comandante del acorazado) y otros jefes militares, fueron escuchadas por el propio repostero del comandante. 

De vuelta de las maniobras de Canarias y antes de llegar al puerto de Vigo, se recibió un radiograma anunciando la destitución de Alcalá Zamora y la designación como Presidente de la República de Manuel Azaña. El mando del Jaime I. por medio de una ceremonia y simple alocución, dio a conocer este importante acontecimiento político, de tal forma que a las claras lo consideraba como un verdadero contratiempo.




(1) Publicado en Cartagena Histórica. Cuaderno Monográfico nº 4. Marzo 2003.