viernes, 7 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". CAPÍTULO VII. (EL CRUCERO "KÖNIGSBERG" LLEGA AL CANTÁBRICO)

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Del ‘Königsberg’ sabemos que salió de su base de Kiel hacia las costas españolas el 25 de diciembre de 1.936, recalando en Ferrol el día 28, y permaneciendo en aguas españolas hasta el 12 de enero de 1.937. 


Crucero 'Königsberg'


El ‘Königsberg’ se presentó frente a Bilbao el 28 de diciembre, exigiendo la inmediata liberación del mercante alemán ‘Palos’ con toda su tripulación y mercancías. El mercante alemán salió esa misma noche de Bilbao escoltado por los bous de la Marina Auxiliar ‘Gipuzkoa’ y ‘Nabarra’. 

La liberación del barco no puso fin al incidente. La tripulación del ‘Palos’ informó a los oficiales del ‘Königsberg’ de que parte de la mercancía se hallaba requisada en Bilbao, al igual que el pasajero español, por lo que éstos consultaron con el Cuartel General de la Marina de guerra alemán  acerca de cómo reaccionar. 

Siendo ya el 29 de diciembre, el crucero ‘Karlsruhe’ se unió al ‘Königsberg’ mientras este aguardaba una respuesta de sus superiores. La respuesta que recibieron del Cuartel General fue mandar de nuevo al ‘Königsberg’ a Bilbao para recuperar la mercancía substraída. El bou ‘Gipuzkoa’ recogió una carta firmada por el comandante del crucero en la que se exigía la inmediata devolución de las mercancías requisadas y del detenido, y que en caso de no cumplimentar estas exigencias, se tomarían las medidas pertinentes.

Según el secretario particular de la Presidencia del Gobierno Vasco en declaraciones al ABC de Madrid, el Gobierno Vasco respondió manteniendo la posición firme y serena hecha pública con anterioridad, advirtiéndole al comandante del ‘Königsberg’ que el proceso de este asunto se ha enviado a nuestra Embajada en Londres para su entrega a la Comisión de Control del Comité de No Intervención.

Ante esta respuesta, el 30 de diciembre el Cuartel General alemán pidió a uno de los cruceros que se quedase alrededor de Bilbao, con la orden de detener al primer mercante español que apareciese con rumbo a dicho puerto. Pese a que el ‘Karlsruhe’ pasó la noche patrullando la zona no encontró barco alguno que parar. Al día siguiente se dieron a todos los buques de guerra alemanes en aguas españolas las siguientes órdenes:

1.- En caso de que cualquier buque de guerra o mercante alemán sea atacado por las fuerzas navales rojas [sic] se permitirá el uso de armas a todos los buques alemanes contra cualquier fuerza naval rojas [sic] en el mar. Los disparos frente a la proa [como señal] para detener el barco no se consideran ataques. No se permite el bombardeo de puertos.


2.- En caso de que se hallen submarinos rojos [sic] en navegación subacuática cerca barcos alemanes o sea avistado un periscopio, se entiende que el submarino intenta atacar y se debe atacar al submarino por ejemplo embistiéndolo.

 

Embestir a un submarino era una de las respuestas planificadas ante la posibilidad de que éste torpedease un buque. Si bien, en caso de impactar, significaba un movimiento arriesgado para el barco de superficie, era terminal para el submarino. Por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial, el acorazado británico ‘Dreadnought’ embistió y hundió al submarino alemán ‘U 29’. Desde luego la embestida podía llevarse a cabo sin necesidad de que el submarino lanzase ningún torpedo, o se preparase para ello según los alemanes, o incluso si el submarino estaba detenido por averías.

Este mensaje del Cuartel General alemán extendía la misión de capturar mercantes españoles al resto de la flota en aguas españolas. Aconsejaba, además, prudencia antes de confirmar el avistamiento de un submarino ya que, según la experiencia recabada durante la Primera Guerra Mundial, era difícil diferenciar los efectos que un periscopio o un sumergible en inmersión provocaban en el oleaje de los movimientos propios del mar.

El 3 de enero, el Cuartel General alemán informó al  Ministerio de Asuntos Exteriores alemán de su intención de tomar medidas más rigurosas contra las autoridades republicanas. Para ello, pedía permiso para ordenar al comandante de los cruceros alemanes en aguas españolas la emisión de un ultimátum al comandante de Bilbao, estipulando que debido a que no se habían cumplido sus demandas – devolución de la carga sustraída y del pasajero detenido – y considerando esto como una afrenta a la soberanía alemana, este gobierno tomaría nuevas medidas contra la República, a no ser que se liberasen la carga y el pasajero del Palos. Unas medidas que consistirían en:


1.- Nuevas medidas contra los vapores republicanos que navegasen en convoy

2.- Medidas contra las fuerzas navales republicanas que se hallasen en la costa norte de España

3.- Un posible bombardeo contra un puerto español republicano

 

Al menos están documentadas dos actuaciones más del crucero alemán ‘Königsberg’ contra barcos españoles, concretamente contra los vapores ‘Marta Junquera’ y ‘Sotón’, fruto ambas de las constantes patrullas que el crucero llevaba a cabo desde Asturias a Bilbao, prácticamente toda la costa cantábrica aún en poder de la República.

El día uno de enero de 1937 el ‘Königsberg’ intentó capturar al vapor de la Duro Felguera ‘Sotón’, pero el capitán evitó el apresamiento metiéndose a tierra y embarrancando en la Punta de San Carlos, en Santoña, donde el crucero alemán lo cañoneó, por fortuna para el ‘Sotón’ sin lograr ningún impacto. Como ya se ha dicho anteriormente, este incidente provocó la orden de desplazarse a la zona a dos submarinos republicanos (‘C-2’ y ‘C-5’) y el destructor ‘José Luís Díez’. 




Días más tarde, el mismo ‘Königsberg’ conseguía capturar al ‘Marta Junquera’, de la naviera santanderina Vapores Costeros, lo condujo a Ferrol y lo entregó a las autoridades sublevadas, a cuyo servicio quedó a partir de entonces, no así su tripulación, que permaneció a bordo del crucero alemán y fue desembarcada en un bote frente a Lastres (Asturias) días antes de que el crucero regresara a su base alemana.


Benito Sacaluga