jueves, 30 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5" (CAPÍTULO V. LA TEORÍA DEL SABOTAJE DEL COMANDANTE)


 


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La teoría del sabotaje del comandante


El capitán de corbeta José Mª de Lara y Dorda era el comandante del submarino ‘C-1’ cuando se produjo la sublevación militar (Julio 1936). Al comienzo de la guerra, según información recogida y publicada por Ramón Cayuela, miembro de la dotación del ‘C-5’ y desembarcado antes de la última misión, en su libro “Relatos inéditos de los submarinos republicanos de la guerra civil española, C-5 y C-2”, Lara y Dorda había intentado cambiar de bando. Con el pretexto de ir a un especialista en Madrid para que le diagnosticara el estado de su brazo izquierdo,  ocultaba su plan de pasarse a los sublevados o encontrar protección en alguna embajada extranjera. El 25 de agosto de 1936 es nombrado oficialmente comandante del ‘C-5’. 



CC José María de Lara y Dorda


En este punto es imprescindible poner de manifiesto que Lara y Dorda fue nombrado por el ministro de Marina, Indalecio Prieto, Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico el 15/10/1936, al mismo tiempo que mantenía la comandancia del ‘C-5’, nombramiento que apuntala el total desconocimiento que Prieto tenía sobre la actitud  de los mandos a su cargo pertenecientes al Cuerpo General de la Armada. Lara ocupó el puesto de Jefe de las FNC hasta el 24/10/36, fecha en la que fue sustituido por el CC Federico Monreal Pilón.

Según se expone en el libro de los Hnos. Moreno “La guerra silenciosa y silenciada”: 

“Lara decidió, desde el primer momento en que se hizo cargo del ‘C-5’, incorporarse con el buque a las fuerzas nacionales. Imbuido en esta idea, por dos veces renunció a pasarse el solo sin el submarino. La primera ocasión se le presentó en Tánger, cuando ya mandaba el ‘C-5’. El capitán de corbeta Lara lo tenía todo dispuesto y estaba en tierra, provisto de un maletín que contenía algunas joyas valiosas, utilizables como dinero si fuese necesario. No era difícil continuar el camino emprendido pero lo pensó mejor y regresó a bordo tras haber considerado la posibilidad de hacer algo más positivo para la causa nacional, incluso la de pasarse con el submarino.

La segunda ocasión se le presentó en Bilbao donde se le ofreció la oportunidad de pasarse a las líneas nacionales por el frente de Orduña. La respuesta que dio fue que “él no se pasaba más que trayendo un barco para ponerlo al servicio de la España nacional” añadiendo que “lo único que le hacía vivir era la esperanza de poder vengar la traición de que había sido víctima”. A tal efecto, el capitán de corbeta Lara se proveyó de una pistola, dos cartuchos de dinamita y una botella de amoniaco concentrado. Su plan consistía en aproximarse a la costa o a un buque de guerra nacional y obligar, pistola en mano al único serviola que estaba con él en el puente cuando estaban listos para hacer inmersión, a trasladarse a proa o a popa, ordenar conectar el gobierno del buque, que iba en la torreta, al puente. Al subir el timonel, le obligaría a acompañar al serviola y entonces, el personalmente, gobernaría el buque en demanda de nuestras fuerzas. En el caso de que alguien, desde abajo, mirase por el periscopio y se diese cuenta de la maniobra, entonces arrojaría la botella de amoniaco a la cámara de mando para que sus vapores obligasen a la dotación a desalojarla, quedando él dueño de la maniobra. Si esta medida no resultase eficaz y tratasen de cambiar el gobierno o hacer inmersión, emplearía los dos cartuchos de dinamita para provocar las suficientes averías en el submarino que lo inutilizase, con la esperanza, remota de que diese tiempo a que se acercase algún buque nacional.

Si me fallasen los medios de que dispongo para apoderarme del barco, lo hundiré y moriremos todos. Confío en que Dios me perdone”.

El relato anterior lo atribuyen los Hnos. Moreno a una conversación mantenida por Lara y Dorda con el contralmirante en la reserva Roberto López Barral residente en Madrid y que tuvo lugar a finales de diciembre de 1936, sin que existan pruebas primarias de la misma, atribuyendo los autores su veracidad a otras declaraciones del teniente de navío Luis Verdugo en las que nos viene relatar su conversación con Lara a su paso por Madrid. Recordemos que a finales de diciembre de 1936 Lara se encontraba en Bilbao. 

Es inevitable acudir a lo difundido por los franquistas en el caso de la desaparición del submarino ‘B-5’ (octubre 1936), unos argumentos también basados en el posible sabotaje del comandante, según se puso de manifiesto en el expediente instruido para establecer las causas de la muerte de éste último, Carlos Barreda Terry, para atender o no la solicitud de pensión que presentó su viuda alegando que su marido murió defendiendo a los sublevados:

 

En la declaración del capitán de navío Enrique Manera, se especifica patentemente la posibilidad de que la pérdida se debiera a la decisión del capitán de corbeta Carlos Barreda Terry de hundirse con el buque. En ella describe un intento de sabotaje por parte del comandante,  y la mención a la intervención del capitán de corbeta Remigio Verdía (jefe de la flotilla de submarinos destacados en Málaga), en la que tuvo que calmar a la tripulación, es un hecho indicativo muy claro de las intenciones de Barreda.

En el expediente instruido para averiguar las circunstancias en que murió este jefe, fechado el 14 de julio de 1938, consta claramente desconocerse la causa determinante de la desaparición del submarino pero resulta incontrovertible que su comandante era de ideología nacional, pues manifestó a dos testigos que “antes de hacer daño a las unidades nacionales era capaz de hundirse con el barco.”


Como puede, verse la versión del hundimiento del ‘C-5’ por sabotaje del comandante y la del expediente relativo al hundimiento del ‘B-5’ presentan importantes similitudes.

Por otro lado, el épico plan urdido por Lara para entregar el submarino a los sublevados más bien parece el guion de una película de hazañas bélicas, en definitiva el sueño de un traidor, algo mínimamente realizable en cualquier caso, menos aún si como sabemos Lara estaba estrechamente vigilado por toda la dotación y sus órdenes ni siquiera se consideraban, sin embargo los franquistas de ayer y hoy dan, interesadamente, por ejecutado el plan de Lara. Es más, en plena guerra y en un Consejo Superior de la Armada consideraron a Lara como un héroe muerto en acción de guerra, le concedieron la Medalla Militar y a su viuda una pensión militar. 

Desde su llegada al buque, como ya se ha expuesto anteriormente, se pueden contabilizar dos situaciones de peligro a él atribuidas, en Tarifa y en Cartagena, errores voluntarios relativos al torpedeamiento del acorazado ‘España’ y del ‘Almirante Cervera’, estos últimos reconocidos como intencionados por los almirantes Hnos. Moreno, y un tercero, el constatado intento fallido de apoderarse del submarino en Portugalete con la colaboración de otros marinos partidarios de la sublevación. Estas actuaciones están comprobadas, son reales y certifican la condición de traidor de Lara y Dorda. 




Dibujo realizado por el AN Carlos Moya Blanco, comandante del destructor 'José Luís Díez', representando reuniones preparatorias para apoderarse del 'C-5' en diciembre de 1936, en Portugalete, para entregarlo a la armada sublevada. Intervinieron el autor del dibujo, Moya Blanco, el comandante del 'C-5' Lara y Dorda, el comandante del Torpedero Nº3 Sánchez Ferragut, los comandantes médicos Torres Pintos y Valdés Gutiérrez y el comandante de ingenieros navales Cardín Fernández. (Publicado en el libro "Submarinos Republicanos de la Guerra Civil Española).


Tristemente, estos comportamientos traidores eran algo habitual entre los comandantes de la Flota republicana, en mayor medida de los que fueron sacados de las cárceles en las que estaban presos desde julio de 1936 por adhesión a la sublevación, y que fueron destinados a buques, Bases, Estado Mayor e incluso al Ministerio, pero no existe caso demostrable alguno en el que estos marinos provocasen el hundimiento de sus buques arriesgando su propia vida junto a las de las dotaciones.


Benito Sacaluga




sábado, 25 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5" (CAPÍTULO IV. LA TEORÍA DEL HUNDIMIENTO A CAUSA DE AVERÍAS)

 


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La teoría del hundimiento a causa de averías



Conviene recordar, según se indica en el Capítulo I, que el ‘C-5’ nada más llegar a Bilbao (30/08/36) entró en dique en los Astilleros Euskalduna y fue revisado minuciosamente en busca de alguna consecuencia de su varada frente a Tarifa o el posterior choque con el ‘C-1’. También que tras su incidente con el destructor ‘Velasco’ fue revisado en Portugalete y reparados a satisfacción los desperfectos detectados. 


El "C-5" cargando torpedos


En relación con lo anterior, hemos de decir que la decisión, el cumplimiento de la orden de salida al mar de los buques de guerra puede no ser atendida por sus comandantes. En el caso de que, si por cualquier causa, el submarino no estuviese en condiciones de navegar con seguridad, su comandante lo habría puesto en conocimiento de sus jefes y la salida no se habría producido, menos aún tratándose de Lara y Dorda, partidario de los sublevados, para el que la inmovilización del submarino era un objetivo a cumplir.

Durante toda la guerra fueron muy numerosos los casos de amarre de buques en Cartagena y Mahón, promovidos estos por sus comandantes, de escaso o nulo republicanismo o partidarios de los sublevados, alegando averías. Unas averías, la inmensa mayoría de ellas, de fácil solución por la dotación de a bordo, sin necesidad de dejar fuera de servicio el buque, tal y como informó y denunció en varias ocasiones ante el Ministerio de Marina el Jefe de los Servicios de Inspección de Máquinas de la Flota.

Los submarinos de la Clase ‘C’, con una cota máxima de inmersión de 80 metros, entraron en servicio entre 1928 y 1930. El ‘C-5’ lo hizo concretamente el 16 de Abril de 1930, y su única actividad hasta 1936 consistió en maniobras, viajes de instrucción en el Mediterráneo y un par de cruceros por el Atlántico europeo. En julio de 1936 el ‘C-5’ tan solo contaba con poco más de 6 años de antigüedad, es por tanto razonable afirmar que se encontraba en buenas condiciones cuando comenzó la guerra.

Es también razonable pensar que una avería imprevista en el submarino pudiera ser solucionada sin problemas por su dotación técnica, compuesta por cuatro Maquinistas, dos Auxiliares de Máquinas, tres Auxiliares de Electricidad y Torpedos, cuatro Cabos de Electricidad, dos Cabos de Fogoneros y tres Fogoneros Preferentes, que en su conjunto representaban el 45 % de la dotación del buque. Otro caso sería si la avería o averías fueran graves como consecuencia del ataque de un buque o avión enemigo, proyectiles o cargas de profundidad, afectando a motores, al casco y/o a los sistemas de inmersión, lastres, timones de buceo, etc., desperfectos estos que en ocasiones y dependiendo de su gravedad eran prácticamente imposibles de reparar por la dotación.

En cualquier caso, si queremos valorar como causa del hundimiento la aparición de una avería espontánea e irreparable, no causada por un ataque enemigo, debemos aceptar que cuando ésta se produjo el submarino navegaba en inmersión y no pudo emerger. Lo ideal en un escenario de guerra -si el comandante no aprecia peligro- es que los submarinos emerjan de noche para recargar baterías navegando en superficie y que durante el día lo hagan sumergidos a cota periscópica, a no ser que la presencia de un buque enemigo aconseje la inmersión a una profundidad más segura. 

Navegar de día en superficie, completamente visibles, sería una negligencia grave de su comandante, a no ser que exista una o varias averías que desaconsejen la inmersión o que el comandante quiera delatar su presencia al enemigo, posibilidad que podríamos considerar como muy factible en el caso de Lara y Dorda. 

Suponiendo que el ‘C-5’ navegara de día en superficie, bien por decisión del comandante o bien por averías, en esta forma de navegación es obligado pensar que el ‘C-5’ pudo detectar de forma visual la presencia y/o amenaza real de un buque de guerra enemigo y que a pesar de las posibles averías, si es que las había, tuvo que proceder a una inmersión rápida. 



Seetakt  FuMG38G


Por otro lado el buque de guerra enemigo solo podía detectar al ‘C-5’ con su radar o de forma visual, solo posible en ambos casos si el submarino navegaba en superficie. Sabemos que  las características de los radares "Seetakt", el primer radar naval en entrar en servicio, que montaban entonces los buques alemanes, con un alcance de hasta 10 millas náuticas, era valido únicamente para detecciones en la superficie, por tanto impedían la localización de un submarino en inmersión ni siquiera cuando estuviese a cota periscópica.





Benito Sacaluga


 





martes, 21 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5" (CAPÍTULO III. LAS MANCHAS DE ACEITE.)

 

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Las manchas de aceite



Según lo indicado por el Jefe de las FNC, tras la expedición de búsqueda del submarino por la aviación llevada a cabo el 31 de diciembre, se informa que no hay rastro del  mismo pero que se han localizado "muchas manchas de aceite" a 10 millas náuticas al norte de Ribadesella (Asturias), por tanto en aguas internacionales, ya que en aquellas fechas las aguas jurisdiccionales españolas estaban fijadas dentro de las tres millas de distancia a las costas. 

Los almirantes franquistas Hnos. Moreno Fernández y José Luis Jiménez Aberasturi, éste último en su libro “Crónica de la Guerra en el Norte (1936-1937)”, sitúan las manchas de aceite en Las Tinas, concretamente en las inmediaciones de Tina Mayor, entre Asturias y Santander, aproximadamente a 27 millas náuticas de Ribadesella y sin especificar la distancia a la costa. Tanto las rías Tina Mayor como la Tina Menor desembocan en aguas jurisdiccionales españolas. 






Recordemos que las manchas de aceite fueron, según el Jefe de las FNC, divisadas desde el aire por la aviación naval el día 31. No hay constancia de que los barcos de pesca y el destructor ‘José Luís Díez’,  que salieron en busca del submarino el día 1 y/o posteriores, informaran sobre la existencia de dichas manchas de aceite.  



Destructor 'José Luís Díez'



En este punto es importante recordar que un miembro de la tripulación del 'José Luís Díez', según se cita en el Capítulo II, envía a su familia una carta fechada el 15 de enero de 1937 en las que supone a uno de sus familiares navegando sin novedad en el 'C-5', por tanto o el objeto de la misión de búsqueda del submarino llevada a cabo el 31/12/36 / 01/01/37 y ordenada por la jefatura de las FNC fue ocultada a la dotación del destructor o dicha misión no fue finalmente efectuada.

Por supuesto nada concluye que las manchas de aceite divisadas por la aviación procedan del 'C-5'. Por otro lado, las diferencias geográficas entre los lugares en que fue divisada según las versiones franquista y republicana son notables, además debemos tener en cuenta las corrientes y vientos en la zona para poder establecer la zona aproximada del origen de las manchas de aceite divisadas, es decir la zona en la que supuestamente tuvo lugar el hundimiento del submarino.




Benito Sacaluga




viernes, 17 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPITULO II. LA FECHA DE LA DESAPARICIÓN)

 

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La fecha de la desaparición del ‘C-5’


En el Archivo Naval de Cartagena se conserva un escrito en el que se puede leer lo siguiente:


407.- Submarino ‘C-5’. La orden de operaciones era: Convoyar un barco que entraba o salía de Bilbao, con orden de que si el ‘Königsberg’ se le interponía, le hiciesen fuego. Fecha salida Bilbao 30-12-36. Informa: Agente (ilegible).


Una orden en la que no se hace mención del nombre del barco a proteger ni el origen o destino del mismo, suponemos que el puerto de destino sería Bilbao, y que sin embargo es explicita en lo relativo al posible ataque al crucero alemán ‘Königsberg’.


Crucero ligero "Königsberg"


El día 1 de enero de 1937, el Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico (FNC), cargo ocupado desde el 27/12/36 por el CN Valentín Fuentes López, enviaba al Estado Mayor Central, cargo ocupado por el CN Luis González de Ubieta desde el 26/12/1936, el siguiente radiograma:

 

De Jefe F. N. Cantábrico a Jefe E. M. Central (Día 1 de enero).‘C-5’ salió el 30 de diciembre para efectuar crucero debiendo regresar anteayer careciendo de noticias suyas. Hice varias llamadas por radio sin contestación. Ayer por la mañana (31/12/36) ordené reconocimiento costa por aviación naval sin localizar submarino, pero viendo muchas manchas de aceite a 10 millas al norte de Ribadesella. He dispuesto exploración en zona por pesqueros y el ‘José Luís Díez’


Según la Orden de salida y el Radiograma anteriores, el ‘C-5’ salió de Portugalete el 30/12/36 y debía regresar ese mismo día. Cabe suponer que las llamadas al submarino a las que hace alusión el Jefe de las FNC al ver que el submarino no había regresado, se llevarían a cabo durante la noche de 30 al 31 y las primeras horas de la mañana del 31 antes de ordenar su búsqueda. 

El día 25 de enero, fecha en la que está datado un radiograma dirigido por el Estado Mayor Central al Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico, se da por hecho que el ‘C-5’ simplemente ha desaparecido:

De Jefe E.M. Central a Jefe F. N. Cantábrico (Día 25 de enero). Remita con urgencia relación nominal personal embarcado en submarino ‘C-5’ en el momento de su desaparición.


Establecer la fecha del hundimiento como la del 30/12/36, se contradice con el contenido de sendos telegramas enviados por el Jefe de las FNC al ministro de Marina y Aire y al Comisario de Guerra en Santander, expedidos el día 2 de enero de 1937 a las 3,56 horas y el 1 de enero respectivamente, en relación con el ataque del crucero alemán ‘Königsberg’ al mercante español ‘Sotón’ el día uno de enero de 1937 cuando se dirigía al puerto de Santander. Tras varios cañonazos disparados por el crucero, el ‘Sotón’ logró huir y quedó embarrancado en aguas próximas a Santoña (Santander), el crucero se mantenía a distancia de tiro, apresó a la tripulación y exigió al comandante del carguero que se lo entregase sin más resistencia.

Este ataque fue puesto en conocimiento del Ministerio de Marina y Aire por el Gobierno Civil de Santander por medio del siguiente telegrama:


Cuando vapor ‘Sotón’ dirigíase a este puerto portando víveres, a la altura de puerto Santoña el crucero alemán ‘Königsber’ intimidándole y disparándole varios cañonazos. El ‘Sotón’ huyendo persecución crucero alemán embarrancó entrada puerto Santoña. Una motora del barco alemán se dirigió a nuestro barco recogiendo la tripulación y llevándosela a bordo.


Al recibir el telegrama del Gobierno Civil de Santander, el Ministerio de Marina da instrucciones al Jefe de las FNC en los siguientes términos: 


Procede se informe directamente del Presidente del Gobierno Vasco de la marcha del incidente a que dan lugar las comunicaciones hechas por el crucero alemán ‘Königsberg’ e informado tome con las fuerzas a sus órdenes las medidas y precauciones necesarias por si dicho buque extranjero realizara algún acto de agresión contra la plaza, agresión a la cual debería responder inmediatamente. Estas precauciones debe presidirlas la medida elemental de evitar que si el ‘Königsberg’ se decidiera a realizar algún acto de agresión este se dirigiera contra nuestros barcos por tenerlos fácilmente a su alcance.


El día 1 de enero de 1937, el Jefe de las FNC envía el siguiente telegrama al Comisario de Guerra en Santander:


JEFE FUERZAS NAVALES DEL CANTÁBRICO A COMISARIO DE GUERRA. SANTANDER.  

"Se ordena a submarinos C-2 y C-5 se mantengan cerca de Santoña a la expectativa y caso de que buque mercante o plaza fuese cañoneado procederán inmediatamente torpedeamiento buque alemán. Bilbao 1 de enero de 1937".   


El día 2 de enero el Jefe de las FNC se comunica con el Ministerio mediante telegrama emitido a las 3,56 horas con el siguiente texto:

Oficialmente destacado Santoña me informo ilegalidad incidente ‘Sotón’ al que pretenden apresar en represalia asunto ‘Palos’. Ordené que submarinos ‘C-2’ y ‘C-5’ y destructor ‘José L. Díez’ fueran aguas Santoña antes amanecer para evitar que ‘Sotón’ embarrancado y al que se intenta poner a flote esta madrugada sea apresado, llevo instrucciones concretas de obrar con máxima prudencia y máxima energía. Hidroaviones volaron también sobre Santoña. Todo de acuerdo con Gobernador Santander y Presidente Vasco. También voló aviación militar de Bilbao. Espero aprobación V.E.


El día 2 de enero, misma fecha que el telegrama anteriormente reseñado, el Gobierno Vasco, a través del Secretario de Presidencia, Sr. Baldasúa, convoca una rueda de prensa que queda recogida, entre otros periódicos más, por los diarios “Tierra Vasca” y “Euzkadi” en sus números del 3 de enero: 

 

EL VAPOR ‘SOTÓN’, PROTEGIDO POR LA AVIACIÓN, SUBMARINOS Y EL JOSÉ LUÍS DÍEZ, ENTRA EN EL PUERTO DE SANTOÑA ANTE LA PRESENCIA DEL CRUCERO ALEMÁN.


“Como tema de gran actualidad voy a darles la siguiente información”: 

“Esta mañana, ante la presencia del buque de guerra alemán ‘Köenigsberg’, cuya tripulación se ha podido dar perfecta cuenta de la decisión y firmeza de nuestras fuerzas, ha entrado en el puerto de Santoña el barco español ‘Sotón’ que ayer fue cañoneado por los buques alemanes.

La operación -añadió- se ha realizado con toda normalidad, haciendo acto de presencia durante las mismas, nuestra aviación; el destructor ‘José Luís Díez’ y nuestros submarinos. Según acaba de comunicarme el gobernador de Santander, la satisfacción que ha experimentado la población de Santoña ha sido francamente extraordinaria. El “Königsberg", situado a distancia prudencial se ha dedicado a pasear y presenciar como mero espectador...

 

 


 

El diario Euzkadi publica en la misma fecha la siguiente información:


En nuestro número de ayer dábamos cuenta con todo detalle de la agresión e intento de apresamiento de que fue objeto el barco mercante "Sotón", de matrícula asturiana, por el buque de guerra alemán "Königsberg".

Este barco, adentrado en aguas fiscales, hizo contra el "Sotón" algunos disparos durante la mañana del viernes último, a la altura de Santoña.

El "Sotón". Al efectuar una maniobra, y dada la proximidad a que se hallaba de la costa, embarrancó, recibiendo entonces orden del comandante del "Königsberg" de que, aprovechando la pleamar. que tenia lugar hacia ras cuatro de la tarde, levase anclas a las 15,15, haciendo sonar un cuarto de hora antes tres pitidos largos de la sirena, indicándole además el rumbo a seguir.

Al llegar la pleamar y comprobar el "Königsberg" que el barco español no levaba anclas hizo contra él un nuevo disparo, que fue a estrellarse contra las rocas de la costa.

Enteradas las autoridades de lo ocurrido. se dispuso lla concentración en aguas de Santoña de los submarinos "C-2" y "C-5” y del destructor “José Luís Díez”, unidades todas ellas de la escuadra del Norte, para que a hora conveniente tomasen posiciones a fin de que procediendo con toda prudencia  y también con toda energía, repeliesen toda agresión al "Sotón" o a la plaza.

La escuadrilla de hidros de la base de Santander y una patrulla de aviones de caza recibieron órdenes en el mismo sentido, de forma que cualquier nuevo desmán que hubiese sido llevado a cabo por el buque, germano con la misma desaprensión del que realizó anteayer, no hubiera quedado sin la adecuada réplica.


El  mismo día de la publicación en prensa, el tres de enero, se vuelve a informar de que el ‘C-5’ se encuentra navegando, según conversación telefónica entre las FNC y el Ministerio de Marina y Aire mantenida a las 13,55 horas:

A las 12,00 horas aproximadamente el crucero alemán ‘Königsberg’ detuvo a la altura de Cabo Ajo, y probablemente dentro de las aguas jurisdiccionales, al mercante español ‘Marca Cintura’, con 600 toneladas de carga para Santander y Gijón. Dicho mercante salió de Bilbao a las 8 de la mañana.

Espero instrucciones sobre la conducta que debe seguir.

El ‘Díez’ está listo para cuatro horas con dos calderas útiles y las otras dos en reparación. El ‘C-2’ puede salir también. El ‘C-5’ en la mar de crucero.

Los hidros en Santander.

 

Según lo anterior parece complicado establecer la fecha en que se hundió el ‘C-5’, las comunicaciones entre las FNC y el Ministerio de Marina y Aire presentan contradicciones importantes. Según la comunicación de las FNC de fecha 1 de enero, el submarino el día 31 de diciembre estaba ya dado por desaparecido, sin embargo en los días siguientes se le coloca en situación de operativo y navegando al menos hasta el día 3 de enero.

Más complicado aún se presenta establecer una fecha del suceso si tenemos en cuenta que desde el Ministerio de Marina se ocultó la desaparición del submarino, al menos hasta pasado el 12 de marzo de 1937, fecha de la carta que el ministro de Marina envía a Bruno Alonso, Comisario General de la Flota, en la que entre otras cuestiones se aborda el tema del ‘C-5’, en dicha carta se puede leer:


“Me explico la situación angustiosa de las familias de los tripulantes del ‘C-5’. Este es un problema delicado, porque podríamos hacer un gran servicio al enemigo, si no conoce el siniestro, dando oficialidad a la pérdida de dicho buque”

 

Resulta evidente que la falta de reconocimiento oficial, ocultación, de la pérdida del submarino, aún habiendo transcurrido casi dos meses y medio desde la fecha citada en los anteriores escritos y comunicaciones que indican el 30 o 31/12/36 como fechas posibles del hundimiento, hace pensar que los escritos oficiales que dan por activo al submarino en fechas de enero de 1937 pierdan veracidad y no sean más que la consecuencia de una información falsa e interesada promovida desde el Ministerio para ocultar la pérdida, todo lo anterior podría quedar descartado si tenemos en cuenta el texto de una carta datada en Bilbao el 16 de enero de 1937, dirigida a su familia por un marino allí destinado en el destructor 'José Luís Díez', en uno de cuyos párrafos se puede leer claramente:

"(sic) Diego ha embarcado en el C-5 en puesto de un maquinista que se puso enfermo y salieron de viaje por lo tanto no os digo nada de él pues seguramente estará muy tranquilo navegando repleto de salud como está siempre"

Es cierto que en la carta no se indica la fecha del embarque de Diego en el 'C-5', pero en la relación de la dotación existente a la fecha de la desaparición figura como embarcado el Tercer Maquinista Diego Martínez Otón, embarque por otra parte confirmado en una carta enviada por Diego Martínez Otón a su familia en Cartagena. En cualquier caso el firmante de la carta da al 'C-5' como operativo y navegando el 16 de enero, bien por que desconocía su hundimiento o bien por que seguía operativo.

 






Benito Sacaluga





domingo, 12 de enero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPITULO I)

 


Durante la Guerra de España (1936-1939) se dieron por desaparecidos dos submarinos de la Flota republicana, concretamente el ‘B-5’ y el ‘C-5’. 



La desaparición del ‘B-5’ se dató entre el 12 y el 15 de octubre de 1936 y la zona del hundimiento queda supuesta frente a las costas de Estepona (Málaga). Recordemos que el submarino, en la que fue su última misión, partió del puerto de Málaga. Con el desapareció toda su dotación, compuesta por 37 marinos.

En el caso de ‘C-5’ se sabe que salió en misión desde Portugalete (Bilbao) el 30 de diciembre  de 1936, según algunos de los documentos oficiales encontrados ese mismo día se perdió contacto con el submarino. Los 40 marinos que integraban su dotación (Anexo 1) desaparecieron con el submarino en aguas del Cantábrico, entre Portugalete y Ribadesella.

El objeto de este trabajo se centra en el ‘C-5’, lo relacionado con el ‘B-5’ será objeto de estudio próximamente. La investigación ha sido llevada a cabo por un grupo de trabajo integrado por dos marinos profesionales, José Manuel perteneciente a la Marina Mercante y Antonio, Oficial de la Armada española, también por Virginia,  familiar del Oficial de Derrota a bordo del ‘C-5’ en el momento de la desaparición, y por quién lo firma.

A pesar de las informaciones contradictorias que se ponen de manifiesto en este informe, el ‘C-5’ se dio extraoficialmente por desaparecido el 31 de diciembre de 1936, como se verá más adelante desde el Ministerio de Marina se ocultó la desaparición oficial al menos hasta la segunda quincena de febrero de 1937.  

Los motivos, lugar y la fecha del hundimiento siguen hoy sin esclarecerse. Las versiones ofrecidas, tanto por la Armada de la República como por la franquista, vienen a concluir, y siempre hipotéticamente, en que la causa del hundimiento del submarino fue un acto de sabotaje de su comandante, más tímidamente se apunta a que fue un supuesto mal estado del sumergible el motivo de su hundimiento. En ambos casos se descarta la intervención, el ataque o amenaza real, de un buque de guerra, tanto franquista como extranjero.

Este trabajo no descarta ninguna de las dos hipótesis citadas sobre lo sucedido, recordemos que no hubo supervivientes y por tanto tampoco testigos, pero consideramos necesario abordar otra hipótesis más, basada ésta en la posibilidad real de que en el suceso interviniese un buque de guerra. 

Está claro que si el buque de guerra atacante hubiese sido de la flota sublevada ésta habría lanzado la noticia a los cuatro vientos, autoproclamándose autora de tan exitoso ataque, noticia que no se produjo. Por otro lado el Almirante (S) José María Treviño, en un artículo publicado en la revista Defensa el 25/04/2021, en el que aborda el tema del ‘C-5’, afirma: 

“…en la zona no había ninguna unidad naval o aérea enemiga que podía haber atacado al C-5”. (Entendemos que Treviño se refiere a unidades navales franquistas, ya que tanto a Alemania como a Italia nunca se les otorgó la calidad de enemigos en esta guerra)  

Según lo anterior las sospechas han de recaer en un buque de guerra extranjero, concretamente de la Kriegsmarine (Marina de Guerra alemana), única Marina de Guerra extranjera activa en el Cantábrico con varias unidades en la fecha en la que se produjo la desaparición del ‘C-5’.

Una intervención, la alemana, que, por uno u otro motivo, ha sido desechada o interesadamente ocultada hasta hoy y que en este trabajo trataremos de establecer como posible. Dado el tiempo transcurrido desde el suceso, más de 89 años, y la dificultad de acceso a los archivos alemanes, nos impide dar como demostrada nuestra tesis, no obstante, la abundante documentación consultada permite calificarla, sin lugar a dudas, como de muy posible.

Operaciones del C-5 en el Cantábrico

Cuando se produjo la sublevación militar contra el Gobierno de la República el ‘C-5’ se encontraba en el Arsenal de Cartagena, en dique seco, para sustituir uno de sus motores eléctricos. En esos momentos estaba comandado por el capitán de corbeta Antonio de Amusátegui Rodríguez, partidario de la sublevación e inmediatamente detenido, el 2º comandante, el teniente de navío Antonio Ruiz González desembarcó para hacerse cargo de la Jefatura de la Base Naval de Cartagena. Quedó como comandante ocasional del ‘C-5’ el contramaestre Jacinto Núñez, hasta que el 25 de agosto de 1936 es nombrado para el cargo el capitán de corbeta José Mª de Lara y Dorda. Como 2º comandante es nombrado Avelino Bernadal, capitán de la Marina Mercante. Ese mismo día 25, dirigiéndose a Tánger,  el submarino queda varado frente a Tarifa (Cádiz) a causa de un error en el cálculo de la derrota llevada a cabo por el comandante,  peligrosa situación en la que permaneció visible e inmovilizado hasta la subida de la marea, estando todo ese tiempo a merced de los posibles ataques de los sublevados situados en Tarifa.

Sin haber llevado a cabo ninguna acción digna de mención, recibe órdenes de partir para el Cantábrico, concretamente al puerto de Bilbao. Maniobrando para salir del puerto de Cartagena colisiona con el submarino ‘C-1’ sin que ello le impida continuar viaje. Llega a Bilbao el 30 de agosto de 1936 y al día siguiente entra en un dique de los Astilleros Euskalduna al objeto de revisar el casco por si tuviese algún desperfecto provocado por la varada frente a Tarifa o la colisión con el ‘C-1’. Tras comprobarse que no hay desperfectos de importancia, tres días después  zarpa con destino Portugalete donde en uno de sus muelles establece su Base.

El día tres de septiembre de 1936, cerca de las costas de Luarca, se enfrenta en superficie a varios pesqueros armados, a los que se une un hidro Savoia S-62 y el sublevado destructor ‘Velasco’. Estando en inmersión recibe el impacto de la onda expansiva de una carga de profundidad, dejándolo sin propulsión y descendiendo sin control. Permanece en el fondo marino durante aproximadamente 48 horas hasta que logra salir a superficie y llegar a Bilbao, donde se valoran los posibles desperfectos, resultando éstos sin importancia relevante y una vez reparados vuelve a estar operativo.  


Hidroavión Savoia S-62

A mediados del mes de septiembre, encontrándose de patrulla a la altura de Cabo Peñas, recibe un mensaje indicando la posición del crucero sublevado ‘Almirante Cervera’, acude a la posición indicada y se prepara para atacar con torpedos al crucero, pero cuando tiene centrado el tiro el comandante se niega a lanzar los torpedos alegando que en la trayectoria de estos se ha interpuesto el crucero alemán ‘Königsberg’.

A mediados de octubre, encontrándose en su base de Portugalete, una cuadrilla de individuos armados sorprendió a los marineros de guardia, los desarmaron, les dijeron que se largaran y se apoderaron del buque. Eran gudaris que actuaban como agentes del gobierno vasco. El Estado Mayor republicano gestionó el desalojo con las autoridades vascas y el asunto se resolvió sin estridencias.

El 30 de octubre recibe la orden de localizar y torpedear al acorazado ‘España’, avistado cerca de Cabo Mayor. A mediodía del día 31 de octubre y a la distancia correcta lanza dos torpedos contra el acorazado que quedan cortos, ya más cerca del blanco lanza otros dos torpedos que también fallan. La tripulación sospecha que los giróscopos de los torpedos han sido manipulados.

En relación con la actuación del comandante del ‘C-5’ ante el ‘Almirante Cervera’ y el ‘España’ detalladas anteriormente, debemos atender a lo publicado por los hermanos Moreno Fernández, almirantes franquistas:

"... eludió el lanzamiento de torpedos contra el ‘Cervera’ y falló intencionadamente contra el ‘España’ lo que ningún oficial de su experiencia y conocimientos técnicos hubiera errado." 

 Una opinión que viene a fundamentar, aún más si cabe,  la mantenida por la dotación del submarino en cuanto al colaboracionismo del comandante con el enemigo. Unamos a estas actuaciones el incidente frente a Tarifa, provocado por un cálculo inadecuado de la derrota, y la colisión con el ‘C-1’ en el puerto de Cartagena, ambas ya detalladas anteriormente, y no hay duda posible en cuanto a la connivencia del comandante con los sublevados.

Por si quedaba alguna duda de la condición de traidor a la República de Lara y Dorda, a finales de 1936, estando el ‘C-5’ atracado en Portugalete, Lara y Dorda apoyado por los alféreces de navío Carlos Moya Blanco, comandante del destructor ‘José Luís Díez’ y Julián Sánchez Ferragut, comandante del Torpedero Nº 3, los comandantes médicos de la Armada Anselmo Torres Pintos y Arturo Valdés Gutiérrez y el comandante de ingenieros navales de la Armada Rafael Cardín Fernández, todos ellos partidarios de los sublevados, conspiran para apoderarse del submarino y ponerlo a disposición de la Armada sublevada. Finalmente la operación no se llevó a cabo.


Benito Sacaluga


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