Recordemos que no fue hasta 1817
cuando se inició en España la navegación a vapor.La primera experiencia estuvo
a cargo del buque Real Fernando ,(al margen) construido en Los Remedios de Triana y que
disponía de una máquina Watt de doble efecto y una caldera; un vapor comercial
que cubría una linea regular a través del Guadalquivir entre el puerto fluvial
de Sevilla y el puerto de Bonanza en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Los primero vapores que se
incorporaron a la Armada (9 unidades),
lo hicieron para ser empleados en la I Guerra Carlista (1833-1839). El
primero fue el bautizado como Isabel II y llego al puerto de Ferrol en septiembre
de 1834, le siguieron el Reina Gobernadora y el Mazeppa.
El Isabel II |
El Isabel II, antes Royal William era un barco comercial canadiense comprado de segunda mano y transformado en buque de guerra por España, montaba dos máquinas
de balancín lateral que desarrollaban una potencia de 200CV nominales y tres
calderas de tipo cajón, con dos hornos cada una que proporcionaban vapor a la
presión de 0,2 kg/cm2, no necesitaban bombas de alimentación, pues dada la
baja presión el agua les llegaba desde un tanque elevado, su primer maquinista fue el inglés Gil Thomas teniendo como ayudante al español Antonio Rico.
Posteriormente fueron incorporándose más buques de vapor a la Armada y los puestos de maquinistas se cubrían con personal ingles principalmente, además de norteamericanos y franceses.Poco a poco se fueron incorporando maquinistas españoles con experiencia por haber navegado en buques extranjeros.
(1) Las tripulaciones, oficialidad incluida, de estas
unidades eran marinos ingleses, contratados por la Armada con retribuciones económicas y graduaciones militares superiores a la de los marinos españoles, situación responsable del primer conflicto junto con el desconocimiento del idioma tanto de los ingleses sobre el español como de los españoles con relación al inglés, además de suscitar la cuestión de si los conocimientos y técnicas derivados de la maquinaria de vapor debían ser o no incluidos en la formación del cuerpo de oficiales de la Armada, tal y como proponía el teniente de navío Juan José Martinez y Tacón.Conflicto que provoca que el brigadier José María Chacón, comandante de las fuerzas navales del Cantábrico y a bordo del bergantín Guadalete fondeado en Santander, escriba el 24 de febrero de 1835 al Ministro Vazquez de Figueroa en los siguientes términos :
"La cuestión de si conviene que los vapores de S.M. estén mandados por jefes españoles con preferencia a los extranjeros, solo podría decidirse en contra de la afirmativa en el caso de que su dirección fuese una ciencia que no estuviese al alcance de los oficiales instruidos que tiene la Armada Real y que el bien del estado así lo exigiese, pero felizmente este distinguido cuerpo posee entre sus individuos algunos muy capaces de desempeñarlos. El mando de un vapor requiere mucho menos saber que el de un buque de velas y el que manda bien uno de esta especie, sabrá mandar uno de los otros, este es un axioma entre todos los marinos que han navegado en ellos, es la opinión de sus mismos comandantes actuales, y la que el brigadier Henry mantiene (vino al mando del Isabel II) y basta oírlos para convencerse de esta verdad.El comandante de un vapor no tiene más relaciones ni más voces de mando con respecto al maquinista que las muy pocas necesarias para mandarle parar y andar más o menos, todo lo demás es obra de éste, y a su sola inteligencia y de los operarios que lleva consigo, el manejo y cuidado de las hornillas, el agua que deben contener las calderas, el conocimiento de su resistencia y todo cuanto tiene que ver con el vapor y sus efectos... Creo pues,Excmo.Sr., que los nuevos vapores adquiridos por el estado deben ser mandados y tripulados por españoles, sin que haya razón alguna que se oponga a ello, que se deben asalariar buenos maquinistas y operarios y escoger acreditados oficiales para mandar el barco"
Con este escrito se zanja la cuestión de como gobernar los vapores, no interesa conocer la máquina, solo sus efectos,y a los maquinistas se les paga y punto, postura opuesta a la del teniente de navío Martinez Tacón partidario de incluir la formación de maquinas en las academias. Una postura desfavorable para los maquinistas navales y de un inmovilismo tal que salvo pequeñas variantes, será la que se mantendrá hasta 1982 cuando desaparece el Cuerpo de Máquinas procedente del de Maquinistas de 1944.
Benito Sacaluga
(1) Extractado "El Cuerpo de Maquinistas de la Armada Española".Antonio de la Vega Blasco. Editado Ministerio de Defensa.
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