sábado, 30 de noviembre de 2013

COMBATE NAVAL DEL CABO DE SANTA MARIA




Archiduque Carlos
Desde el siglo XV Gibraltar formaba parte de la Corona de Castilla. Fue ocupada en 1704 por una escuadra anglo-holandesa, coalición partidaria del Archiduque Carlos como sucesor a la Corona y en el contexto de la Guerra de Sucesión española (1701-1713) al término de la cual  fue cedido a la Corona británica en aplicación del Tratado de Utrecht en 1713. Un Tratado que ponía fin a doce años de una guerra iniciada a causa de las aspiraciones de la Casa de Austria a ocupar el trono de España en manos de Felipe V desde 1700, nombrado éste por Carlos II, último monarca de la Casa de Hagsburgo, al carecer de descendencia. Finalmente, después de varios años de tratados, guerra e intrigas internacionales, fue el francés Felipe V, hijo de Luis, Gran Delfín de Francia y de María Ana de Baviera, quien se mantuvo en el trono pasando a ser el primer rey español de la Casa de Borbón en detrimento de Carlos VI, también nombrado como el Archiduque Carlos de la Casa de Austria y como Carlos III de España. La guerra acabó en 1713 con la firma del Tratado de Utrech, pero no las maniobras políticas, que se mantuvieron hasta 1725, año en que se firmó el Tratado de Viena. Al final la gran beneficiada por la Guerra de Sucesión española fue Gran Bretaña al conseguir a través de la cesión de Menorca y Gibraltar el dominio marítimo en el Atlántico y el Mediterráneo y gracias a la cesión de territorios de ultramar sentar las bases para lo que sería el Gran Imperio británico. La llegada de la Casa de Borbón al trono le supuso a España la pérdida de sus territorios en los Países Bajos e Italia además de Menorca y Gibraltar y el control del comercio con las Indias.

Según lo anterior, el Tratado de Utrecht forma parte de un conjunto de tratados firmados entre 1713 y 1715 por los Estados contendientes en la Guerra de Sucesión española en la ciudad holandesa de Utrecht y en la alemana de Rastatt. Con la firma de los tratados se pone fin a la guerra. Gibraltar fue cedido a los británicos a perpetuidad. La isla de Menorca también fue cedida a los británicos en los Tratados, pero a diferencia de Gibraltar, Menorca volvió a quedar definitivamente bajo soberanía española en 1805, a raíz de Tratado de Amiens. A pesar de lo aceptado en el Tratado , España ha llevado a cabo múltiples intentos para recuperar Gibraltar desde el siglo XVIII, todos sin éxito, hoy tres siglos después lo sigue intentado con el mismo resultado. El intento más contundente fue el llevado a cabo entre 1779 y 1783, conocido con El Gran Asedio.

En 1780 las fuerzas españolas y británicas se enfrentaron por séptima vez desde el inicio de la sexta Guerra Anglo-Española, originada  por la declaración de guerra de España a Gran Bretaña en alianza con Francia en 1779, dentro del contexto de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y esta vez para impedir que los británicos rompieran el bloqueo marítimo al que estaba sometido Gibraltar desde el comienzo del Gran Asedio en 1779. Esta acción de guerra naval se libró el 16 de enero de 1780 entre una escuadra española al mando de Juan de Lángara y otra británica conducida por el almirante George Rodney que intentaba romper el bloqueo. Debe su nombre, "Combate del Cabo de Santa María", por haberse desarrollado en las proximidades del Cabo de Santa María, en la costa portuguesa del Algarve, próximo a la ciudad de Faro.

Como se ha dicho, las fuerzas españolas de mar y tierra asediaban Gibraltar desde junio de 1779, al finalizar el otoño la plaza se encontraba en una situación muy comprometida. En Gran Bretaña se llevaban a cabo importantes preparativos para enviar a Gibraltar una expedición de socorro compuesta por un gran convoy con víveres, municiones y refuerzos suficientes para prolongar indefinidamente su resistencia. Protegería el convoy una importante escuadra al mando del almirante Rodney, quien cumplido su primer cometido, la llegada a Gibraltar, había de marchar con su escuadra a las Islas Occidentales. De ello se tuvo noticia en Madrid de forma muy anticipada, por lo que la Corte, de acuerdo con la francesa, resolvió interceptar el paso de Rodney, procediendo a tal efecto a organizar dos importantes fuerzas navales.

En Brest, donde el año anterior se había concentrado una gran armada de más de sesenta naves de línea, para llevar a cabo el plan español debían alistarse 20 navíos españoles y otros tanto franceses, cifra conjunta que se estimaba sería más que suficiente para impedir el paso del enemigo y darle batalla con grandes posibilidades de éxito, ya que se consideraba que Rodney no llevaría más de 25 naves de línea. Además, en prevención de que el almirante británico lograra esquivar tan temible oposición, se acordó preparar una segunda fuerza de 26 navíos más, todos ellos españoles, de los cuales 15 de ellos estarían al mando de Luis de Cordova, quien marcharía desde Brest hacia el Estrecho, aguas donde se le unirían 10 navíos más de la escuadra de bloqueo de Gibraltar al mando del general Juan de Lángara. Esta segunda fuerza de interceptación debía fondear cerca de la entrada del Estrecho, a fin de cortar el paso a Rodney en caso de que escapara de la acción de la primera, estimándose que aunque la flota británica lograra pasar a través de la fuerza concentrada en el puerto francés, quedaría tan quebrantada de su encuentro con aquella que sería fácil a la segunda dar cuenta de ella. Pero tal plan fracasó, como a continuación veremos. 

Situación del Cabo de Santa María
La expedición inglesa se hizo a la vela desde sus puertos el 21 de diciembre de 1779. Rodney, con una fuerza de 21 navíos de línea y 9 fragatas, escoltando un inmenso convoy de más de 200 barcos de transporte. En aquella fecha todavía no había tenido efectividad el gran plan de los aliados hispano-franceses, pues faltaba armar y alistar los 20 navíos galos que debían unirse a los españoles fondeados en Brest, por lo que el jefe británico lejos de encontrar oposición, se vio libre de movimientos al atravesar el Atlántico. Con buen tiempo, pese a lo avanzado de la estación, descendió, casi costeando, hacia el Golfo de Vizcaya y continuó por el litoral portugués. El ocho de enero atacó a un convoy español  de una quincena de naves de transporte, acompañado por un navío de 64 cañones, que se dirigía desde San Sebastian a Cádiz, apoderándose de todas las embarcaciones. Continuó el británico su marcha, doblando el cabo de San Vicente con dirección al Estrecho, favorecido por el viento de popa, ya que si hasta entonces le había empujado el del Norte, posteriormente había rotado al Sudoeste, precisamente la dirección adecuada para impulsarle favorablemente y atravesar el Estrecho rápidamente.

¿Que hacía, a todo esto, la segunda fuerza de interceptación? En puridad, esta no existía. Luis de Cordova había salido de Brest con la suficiente antelación al frente de 16 navíos de línea y dejando los 20 restantes a las órdenes de Miguel Gastón para que formara parte de la primera armada de oposición a los británicos, pero en los puertos de Galicia quedaron cuatro unidades de Luis de Cordova, bastante maltratadas por los fuertes vientos contrarios, a fin de reparar sus averías y las 11 restantes prosiguieron su rumbo a Cádiz. En el entretanto Juan de Lángara, que esperaba a Cordova en el Estrecho para incorporarsele con los doce navíos del bloqueo de Gibraltar, se vio obligado a pasar al Mediterráneo a consecuencia de haberse desatado un violento temporal, que había averiado a varios de sus navíos, viéndose en la necesidad de dirigirse a Cartagena para reparaciones. Cuando Luis de Cordova llegó al lugar convenido no encontró a Lángara y fondeó a la entrada del Estrecho para esperarle, con la mala fortuna de que un fuerte temporal desplazó a sus barcos hacia las costas africanas, pasado el temporal Luis de Cordova se dirigido a Cádiz para reparar los desperfectos sufridos a causa del temporal.

Cuando Lángara, una vez reparados sus barcos en Cartagena, volvió al Estrecho con sus once buques entendió ante la ausencia de Cordova que tendría que enfrentarse solo a la escuadra de Rodney, muy superior con sus 30 navíos. El tan elaborado plan español para evitar la llegada del convoy inglés a Gibraltar había fracasado.

El 16 de enero de 1780, cuando Lángara se hallaba con su escuadra casi frente al cabo de Santa María, avistó a la escuadra británica  junto al convoy de mas de 200 navíos que protegía a tan solo doce millas de distancia. La escuadra inglesa la formaban 21 navíos de línea, de ellos tres de tres puentes (uno de 100 cañones, otro de 98 y el tercero de 90) y 18 de dos puentes (16 de 74 cañones y 2 de 64), más nueve fragatas armadas cada una con número de cañones que oscilaba entre 44 y 24. En total 1.864 bocas de fuego. Contra aquella fuerza Lángara no podía alinear más que once navíos, que eran un tres puentes de 80 cañones y diez de dos puentes ( 9 de 74 cañones y uno de 64), más dos fragatas de 34 cañones, fuerzas que sumaban en su conjunto 878 piezas de artillería, menos de la mitad que las que poseía la escuadra británica.

Juan de Lángara
Lángara ordenó virar por redondo, a fin de mantener la distancia a favor aprovechando el viento de Sudoeste, dos horas más tarde viendo que los ingleses le aminoraban rápidamente y que tenía todas las posibilidades en contra, dada la extrema inferioridad en que se hallaba en caso de entablar combate después de consultar a sus capitanes se decidió cargar vela y arrumbar hacia Cádiz. Al advertir Rodney la proximidad de los españoles dispuso formar linea de combate de frente, facultando a sus navíos para que iniciaran el encuentro con plena libertad de acción, si bien cuidando efectuarlo por sotavento, lo que denotaba el evidente propósito de cortar así la retirada del enemigo. Los navíos ingleses eran, por lo general, más veloces que los españoles, a causa de tener sus fondos forrados de cobre, innovación reciente que todavía no habían adoptado las marinas española y francesa. Así una división formada por los navíos más veleros de toda la escuadra británica (Edgar, Resolution, Defence y Belford ), todos ellos de 74 cañones, fue ganando distancia sobre los rezagados españoles y antes de una hora el primero alcanzó al Santo Domingo, de 74 cañones , que era el más retrasado de Lángara a causa de tener averiado el aparejo, cañoneandole por babor, poco después otros dos navíos de dicha división sumaron sus disparos contra el navío español al que hundieron en menos de media hora.

Navío español "Real Fenix"
Varios navíos más de Lángara fueron también alcanzados y cañoneados por por los navíos ingleses de vanguardia, a los que siguieron uniéndose otros, menos veleros, que venían detrás. Así sucumbieron, luchando cada uno contra tres o cuatro enemigos, el Diligente y el Princesa, ambos de 74 cañones. El Real Fénix, navío insignia de Lángara, un viejo tres puentes de 80 cañones, fue atacado cuando ya era casi de noche, dos horas después de iniciarse el combate, por el Defence, de 74, que se puso a su costado de babor, cañoneándose ambos duramente, pero poco después acudió el Bienfaisant, de 64 cañones, atacándole por estribor y el Royal George, tres puentes de 100 cañones, por la proa. Se hizo contra el español un fuego terrible, si bien dadas las pésimas condiciones de visibilidad, mar gruesa y ambiente casi tempestuoso el ataque no era lo suficientemente efectivo. El general Lángara fue herido dos veces, permaneciendo no obstante en su puesto hasta que una tercera herida le hizo perder el conocimiento. El navío continuó combatiendo, en medio de un circulo de fuego, oscuridad y desatados elementos, hasta que un nuevo navío inglés comenzó a batirle por el espacio que dejaban libre los otros cuatro, con lo cual poco después, ya desarbolado y totalmente acribillado no le quedo más remedio que arriar su pabellón. Meses más tarde los ingleses repararon el Real Fénix, cambiando su nombre por el de Gibraltar y lo mantuvieron en servicio hasta 1815.


Los ingleses también habían conseguido apoderarse del San Julian, de 64 cañones y el San Eugenio, de 74. Los restantes navíos españoles pudieron escapar, a excepción del Monarca, de 74 cañones, que fue alcanzado hacia medianoche y rodeado por dos enemigos, luego reforzados por el tres puentes Sandwich, de 90 cañones, insignia de Rodney,  hacia las dos de la madrigada obligaron al español a rendirse.

De los once navíos que integraban la escuadra española se perdieron siete, consiguiendo huir los cuatro restantes, refugiándose en Cádiz. Debido al empeoramiento del tiempo, que acabó degenerando en temporal, las dotaciones rendidas del San Eugenio y el San Julian pudieron reducir a los destacamentos ingleses que habían ocupado las naves y lograron ponerlas a salvo, por lo que las perdidas efectivas fueron de cinco navíos, uno hundido y cuatro capturados por los británicos.

Tras soportar difícilmente el temporal y gracias al cambio del viento, que roló al Noroeste, el día 18 Rodney pasó el Estrecho sin ninguna oposición, fondeando en Gibraltar con el convoy intacto y los cuatro navíos tomados a los españoles.

Unos meses después, en agosto de 1780 y en esas mismas aguas, una escuadra combinada hispano-francesa comandada por Luis de Cordova, prácticamente sin entablar combate, ya que los navíos británicos de escolta se dieron a la fuga, consiguió apresar dos convoyes ingleses con destino a las colonias inglesas de ultramar, uno a la India y otro con destino a América, cargados de municiones, armas y material de guerra. En total fueron más de 50 los buques capturados. Aparte de los buques, España se hizo con los pertrechos, valorados en más de medio millón de libras esterlinas y un millón de libras más en lingotes y monedas de oro. Se calcula que se hicieron prisioneros a más de 3.000 militares entre oficiales y tropa que viajaban con destino a las colonias.

A modo de reflexión, hoy en día no parece muy probable que Gibraltar vuelva a ser territorio español, las razones para pensar esto son muchas y variadas. Si además tenemos en cuenta que la cesión a los británicos de Gibraltar permitió a los borbones acceder al trono de España y que nuevamente desde 1975 lo ocupan, la fuerza opositora de Inglaterra se ve reforzada en el sentido de que los beneficios obtenidos por España en Utrech se siguen manteniendo.


Texto en cursiva extractado de EGM. Ediciones Garriga 1958.
Bibliografía: Naval and Military Memoirs of Great Britain (1804).W.L.Clowes / Armada Española desde la unión de los Reinos de Castilla y Aragón. C.Fernandez Duro.

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