Archiduque Carlos |
En 1780 las fuerzas españolas y británicas se enfrentaron por séptima vez desde el inicio de la sexta Guerra Anglo-Española, originada por la declaración de guerra de España a Gran Bretaña en alianza con Francia en 1779, dentro del contexto de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y esta vez para impedir que los británicos rompieran el bloqueo marítimo al que estaba sometido Gibraltar desde el comienzo del Gran Asedio en 1779. Esta acción de guerra naval se libró el 16 de enero de 1780 entre una escuadra española al mando de Juan de Lángara y otra británica conducida por el almirante George Rodney que intentaba romper el bloqueo. Debe su nombre, "Combate del Cabo de Santa María", por haberse desarrollado en las proximidades del Cabo de Santa María, en la costa portuguesa del Algarve, próximo a la ciudad de Faro.
Como se ha dicho, las fuerzas españolas de mar y tierra asediaban Gibraltar desde junio de 1779, al finalizar el otoño la plaza se encontraba en una situación muy comprometida. En Gran Bretaña se llevaban a cabo importantes preparativos para enviar a Gibraltar una expedición de socorro compuesta por un gran convoy con víveres, municiones y refuerzos suficientes para prolongar indefinidamente su resistencia. Protegería el convoy una importante escuadra al mando del almirante Rodney, quien cumplido su primer cometido, la llegada a Gibraltar, había de marchar con su escuadra a las Islas Occidentales. De ello se tuvo noticia en Madrid de forma muy anticipada, por lo que la Corte, de acuerdo con la francesa, resolvió interceptar el paso de Rodney, procediendo a tal efecto a organizar dos importantes fuerzas navales.
En Brest, donde el año anterior se había concentrado una gran armada de más de sesenta naves de línea, para llevar a cabo el plan español debían alistarse 20 navíos españoles y otros tanto franceses, cifra conjunta que se estimaba sería más que suficiente para impedir el paso del enemigo y darle batalla con grandes posibilidades de éxito, ya que se consideraba que Rodney no llevaría más de 25 naves de línea. Además, en prevención de que el almirante británico lograra esquivar tan temible oposición, se acordó preparar una segunda fuerza de 26 navíos más, todos ellos españoles, de los cuales 15 de ellos estarían al mando de Luis de Cordova, quien marcharía desde Brest hacia el Estrecho, aguas donde se le unirían 10 navíos más de la escuadra de bloqueo de Gibraltar al mando del general Juan de Lángara. Esta segunda fuerza de interceptación debía fondear cerca de la entrada del Estrecho, a fin de cortar el paso a Rodney en caso de que escapara de la acción de la primera, estimándose que aunque la flota británica lograra pasar a través de la fuerza concentrada en el puerto francés, quedaría tan quebrantada de su encuentro con aquella que sería fácil a la segunda dar cuenta de ella. Pero tal plan fracasó, como a continuación veremos.
Situación del Cabo de Santa María |
¿Que hacía, a todo esto, la segunda fuerza de interceptación? En puridad, esta no existía. Luis de Cordova había salido de Brest con la suficiente antelación al frente de 16 navíos de línea y dejando los 20 restantes a las órdenes de Miguel Gastón para que formara parte de la primera armada de oposición a los británicos, pero en los puertos de Galicia quedaron cuatro unidades de Luis de Cordova, bastante maltratadas por los fuertes vientos contrarios, a fin de reparar sus averías y las 11 restantes prosiguieron su rumbo a Cádiz. En el entretanto Juan de Lángara, que esperaba a Cordova en el Estrecho para incorporarsele con los doce navíos del bloqueo de Gibraltar, se vio obligado a pasar al Mediterráneo a consecuencia de haberse desatado un violento temporal, que había averiado a varios de sus navíos, viéndose en la necesidad de dirigirse a Cartagena para reparaciones. Cuando Luis de Cordova llegó al lugar convenido no encontró a Lángara y fondeó a la entrada del Estrecho para esperarle, con la mala fortuna de que un fuerte temporal desplazó a sus barcos hacia las costas africanas, pasado el temporal Luis de Cordova se dirigido a Cádiz para reparar los desperfectos sufridos a causa del temporal.
Cuando Lángara, una vez reparados sus barcos en Cartagena, volvió al Estrecho con sus once buques entendió ante la ausencia de Cordova que tendría que enfrentarse solo a la escuadra de Rodney, muy superior con sus 30 navíos. El tan elaborado plan español para evitar la llegada del convoy inglés a Gibraltar había fracasado.
El 16 de enero de 1780, cuando Lángara se hallaba con su escuadra casi frente al cabo de Santa María, avistó a la escuadra británica junto al convoy de mas de 200 navíos que protegía a tan solo doce millas de distancia. La escuadra inglesa la formaban 21 navíos de línea, de ellos tres de tres puentes (uno de 100 cañones, otro de 98 y el tercero de 90) y 18 de dos puentes (16 de 74 cañones y 2 de 64), más nueve fragatas armadas cada una con número de cañones que oscilaba entre 44 y 24. En total 1.864 bocas de fuego. Contra aquella fuerza Lángara no podía alinear más que once navíos, que eran un tres puentes de 80 cañones y diez de dos puentes ( 9 de 74 cañones y uno de 64), más dos fragatas de 34 cañones, fuerzas que sumaban en su conjunto 878 piezas de artillería, menos de la mitad que las que poseía la escuadra británica.
Cuando Lángara, una vez reparados sus barcos en Cartagena, volvió al Estrecho con sus once buques entendió ante la ausencia de Cordova que tendría que enfrentarse solo a la escuadra de Rodney, muy superior con sus 30 navíos. El tan elaborado plan español para evitar la llegada del convoy inglés a Gibraltar había fracasado.
El 16 de enero de 1780, cuando Lángara se hallaba con su escuadra casi frente al cabo de Santa María, avistó a la escuadra británica junto al convoy de mas de 200 navíos que protegía a tan solo doce millas de distancia. La escuadra inglesa la formaban 21 navíos de línea, de ellos tres de tres puentes (uno de 100 cañones, otro de 98 y el tercero de 90) y 18 de dos puentes (16 de 74 cañones y 2 de 64), más nueve fragatas armadas cada una con número de cañones que oscilaba entre 44 y 24. En total 1.864 bocas de fuego. Contra aquella fuerza Lángara no podía alinear más que once navíos, que eran un tres puentes de 80 cañones y diez de dos puentes ( 9 de 74 cañones y uno de 64), más dos fragatas de 34 cañones, fuerzas que sumaban en su conjunto 878 piezas de artillería, menos de la mitad que las que poseía la escuadra británica.
Juan de Lángara |
Navío español "Real Fenix" |
Los ingleses también habían conseguido apoderarse del San Julian, de 64 cañones y el San Eugenio, de 74. Los restantes navíos españoles pudieron escapar, a excepción del Monarca, de 74 cañones, que fue alcanzado hacia medianoche y rodeado por dos enemigos, luego reforzados por el tres puentes Sandwich, de 90 cañones, insignia de Rodney, hacia las dos de la madrigada obligaron al español a rendirse.
De los once navíos que integraban la escuadra española se perdieron siete, consiguiendo huir los cuatro restantes, refugiándose en Cádiz. Debido al empeoramiento del tiempo, que acabó degenerando en temporal, las dotaciones rendidas del San Eugenio y el San Julian pudieron reducir a los destacamentos ingleses que habían ocupado las naves y lograron ponerlas a salvo, por lo que las perdidas efectivas fueron de cinco navíos, uno hundido y cuatro capturados por los británicos.
Tras soportar difícilmente el temporal y gracias al cambio del viento, que roló al Noroeste, el día 18 Rodney pasó el Estrecho sin ninguna oposición, fondeando en Gibraltar con el convoy intacto y los cuatro navíos tomados a los españoles.
Unos meses después, en agosto de 1780 y en esas mismas aguas, una escuadra combinada hispano-francesa comandada por Luis de Cordova, prácticamente sin entablar combate, ya que los navíos británicos de escolta se dieron a la fuga, consiguió apresar dos convoyes ingleses con destino a las colonias inglesas de ultramar, uno a la India y otro con destino a América, cargados de municiones, armas y material de guerra. En total fueron más de 50 los buques capturados. Aparte de los buques, España se hizo con los pertrechos, valorados en más de medio millón de libras esterlinas y un millón de libras más en lingotes y monedas de oro. Se calcula que se hicieron prisioneros a más de 3.000 militares entre oficiales y tropa que viajaban con destino a las colonias.
A modo de reflexión, hoy en día no parece muy probable que Gibraltar vuelva a ser territorio español, las razones para pensar esto son muchas y variadas. Si además tenemos en cuenta que la cesión a los británicos de Gibraltar permitió a los borbones acceder al trono de España y que nuevamente desde 1975 lo ocupan, la fuerza opositora de Inglaterra se ve reforzada en el sentido de que los beneficios obtenidos por España en Utrech se siguen manteniendo.
Texto en cursiva extractado de EGM. Ediciones Garriga 1958.
Bibliografía: Naval and Military Memoirs of Great Britain (1804).W.L.Clowes / Armada Española desde la unión de los Reinos de Castilla y Aragón. C.Fernandez Duro.
A modo de reflexión, hoy en día no parece muy probable que Gibraltar vuelva a ser territorio español, las razones para pensar esto son muchas y variadas. Si además tenemos en cuenta que la cesión a los británicos de Gibraltar permitió a los borbones acceder al trono de España y que nuevamente desde 1975 lo ocupan, la fuerza opositora de Inglaterra se ve reforzada en el sentido de que los beneficios obtenidos por España en Utrech se siguen manteniendo.
Texto en cursiva extractado de EGM. Ediciones Garriga 1958.
Bibliografía: Naval and Military Memoirs of Great Britain (1804).W.L.Clowes / Armada Española desde la unión de los Reinos de Castilla y Aragón. C.Fernandez Duro.
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