martes, 5 de agosto de 2025

A BORDO DEL CRUCERO LIBERTAD. JULIO DE 1936 A MARZO DE 1938.

 



Relato de la dotación del crucero “Libertad” publicado en el semanario “La Armada” en octubre y noviembre de 1938.


ÍNDICE


1.- El crucero "Libertad y el 18 de julio de 1936

2.- Bombardeos frente a Cádiz

3.- Hacia Tánger

4.- Concentración de la Flota en Tánger

5.- Réplica a una amenaza telegráfica facciosa

6.-¡Aquellos valientes camaradas del «Cánovas del Castillo...!

7.- El desembarco en la Isla de Mallorca

8.- La expedición al Norte

9.- Barrido sobre la costa rebelde andaluza

10.- Cañoneo de Ibiza

11.- En busca de un convoy y del «Almirante Antequera»

12.- El Combate de Cherchel

13.- La Batalla de Cabo de Palos



1.- El crucero "Libertad" y el 18 de julio de 1936


2.- Bombardeos frente a Cádiz

Cádiz estaba ya, al poco, a la vista, ofreciendo un aspecto de ciudad en plena actividad devastadora, ardiendo por sus cuatro costados y oyéndose más y más, a medida que nos acercábamos, fuerte tiroteo. Cuando estábamos ya frente a la plaza, vimos salir del puerto un vaporcito que arbolaba, al parecer, una bandera roja, dirigiéndose hacia nosotros. Para prevenir sorpresas, fuimos siguiendo la marcha de la embarcación con nuestros cañoncitos de saludo, dando vuelta inopinadamente la misma y regresando a puerto.

Mientras el Gobierno nos diera órdenes, contestando al despacho elevado al hacernos cargo del buque, empezamos a dar vueltas frente a Cádiz. Seguramente fue captado por los facciosos de la plaza el anterior despacho, identificándonos, por cuanto no tardó mucho en presentarse un avión, que nos lanzó cinco bombas por el costado de babor, sin alcanzarnos, afortunadamente.

El Ministerio nos señaló que fondeásemos en Rota, donde vendría un petrolero a rellenarnos de combustible.


3.- Hacia Tánger


Pero, después de bombardearnos el aparato, en la incertidumbre de si los destructores y submarinos permanecían o no fíeles al Gobierno (los facciosos se jactaban ya de poseer algunas unidades), no nos pareció prudente pasar la noche en el punto ordenado, máxime cuando todo el litoral parecía sernos hostil, y pusimos proa a Tánger, en cuyo lugar se estaba concentrando la Escuadra.

A las siete de la tarde, un radiotelegrama del Ministerio nos advertía respecto a los cañoneros "Laya" y "Dato", que andaban por el Estrecho y cuya actitud no estaba todavía definida, pues no contestaban a las llamadas que se les hacía por radio. A las 21 horas, navegando todo el camino con las luces apagadas, entrábamos en el puerto de Tánger.

Aquella misma noche, se nombró comandante del «Libertad», provisionalmente, al auxiliar naval camarada Dopico. A las 23'59 horas, un despacho circular del Ministerio ponía en guardia a todas las unidades de Mar, Tierra y Aire contra la estación radiotelegráfica EBC, de San Fernando, en poder de los rebeldes. Estuvimos pendientes siempre de las noticias que iba dando el Gobierno sobre la marcha de los acontecimientos. Por ellas, nos enteramos, contrariamente a lo que aseguraban los facciosos, que Madrid, Barcelona, Valencia, Cartagena, Alicante, las provincias del Norte y algunas otras capitales de importancia seguían en poder de la República, así como los destructores y submarinos, lo que nos alegró extraordinariamente. Aquella agitada noche, todo el personal durmió con el fusil a la cabecera...


4.- Concentración de la Flota en Tánger


Durante todo el día 20, fueron concentrándose en Tánger las unidades navales adictas. Llegó, primero, el guardacostas “Uad-Lucus”; luego, el destructor “Churruca”, que, después de haber realizado un transporte de tropas a la Península a favor de los rebeldes, su dotación había detenido a jefes y oficiales, manteniendo el barco para la República; y siguieron arribando: el cañonero “Laya”, crucero “Miguel de Cervantes”, destructores “Almirante Ferrándiz” y “Sánchez Barcaiztegui».

Cada vez que se incorpora un nuevo buque, el entusiasmo entre las dotaciones, al cual se unen muchos habitantes de la ciudad, es delirante.  En la madrugada de este día, el “Tofiño” nos comunicó, para su traslado al Gobierno, el radiograma siguiente, captado a los facciosos: 


«El general Franco a generales de división y comandantes militares. — 

Visto persisten algunos focos de rebeldía, es necesario aplastar con toda energía todo conato resistencia, imponiendo medidas de rigor en proporción a los excesos cometidos. — El movimiento es arrollador y triunfante. — No deben permitir jamás la huida a cabecillas responsables. No dar el menor crédito a patrañas que, en su desesperación, extienden los cercados y divulgar la verdad con notas por las radios locales».

 

En contestación a una llamada apremiante nuestra, interesando la posesión del navío por su dotación, a mediodía, se recibía a bordo del "Libertad" un despacho del acorazado "Jaime I", en el que se nos decía haberse hecho dueña del buque la misma, noticia que, al ser divulgada entre las dotaciones de todos los barcos surtos en el puerto, produjo indescriptible alegría, dado el valor decisivo del navío en cuestión.

No hace más que cruzar el espacio, durante toda la jornada, un avión rebelde, volando a gran altura y sin arrojar explosivo alguno, habida cuenta de que estamos en un puerto internacional.


Acorazado "Jaime I"


5.- Réplica a una amenaza telegráfica facciosa


En la mañana del día 21 se hico cargo de hizo cargo de la Jefatura de la Flota el capitán de fragata don Fernando Navarro, enviado por el Gobierno el día anterior.

Horas antes, se había captado un despacho cursado por el general Franco al jefe de la Base Naval de Cádiz, concebido en estos términos: 


“Guarniciones Norte España pertenecientes 5.ª, 6.ª, 7.ª y 8.ª Divisiones, informadas elevado espíritu patriótico y secundadas con entusiasmo y eficacia por la población civil en sagrada misión salvar patria, se mantienen con orgullosa actitud envían efusivo saludo a las fuerzas que, con mismo entusiasmo, participan movimiento Andalucía, convencidos próximo triunfo final.  Contrariamente noticias absolutamente falsas radiadas desde Madrid, estas fuerzas dominan situación, reinando casi absoluta tranquilidad. Fuerzas motorizadas, equipos móviles, se dirigen rápidamente a Madrid, desde Zaragoza, Pamplona, Logroño, Burgos y Valladolid, secundando movimiento convergente columnas Algeciras

y...” (hasta aquí lo captado).

La propia mañana, la estación de Cádiz hacía público este radio:

«Jefe División a todos los Aeródromos y para general conocimiento. —

Manifiesto solemnemente que, en el mismo momento que sean bombardeados por algún aparato los cuarteles o edificios de esta ciudad de Cádiz, ordenaré inmediatamente fusilamiento del general Núñez de Prado, que se encuentra aquí detenido. ¡Viva España! ¡Viva la República!

El Mando de la Flota contestó de esta forma: 

«La Flota atenta al Gobierno a sediciosos Cádiz. —

Si Escuadra tiene conocimiento se procede fusilamiento general Núñez de Prado, fusilará 90 jefes y oficiales y un general del Cuerpo General que tiene prisioneros.»

A la mayor brevedad, los rebeldes contestaban: 

«General Franco a Escuadra. — 

Esperamos que la caballerosidad con que se ha portado siempre la Marina evite derramamiento de sangre».


6.- ¡Aquellos valientes camaradas del "Cánovas del Castillo"...!


Ese mismo día 21 de Julio, cerca del atardecer, salimos para Gibraltar a petrolear, en unión del crucero gemelo "Miguel de Cervantes". íbamos con propósitos de cañonear, al pasar, los objetivos de Ceuta; pero la niebla reinante nos lo impidió.



A las diez de la noche, estábamos ya en la Base Naval inglesa, desde donde llamamos al "Jaime I"—que había entrado y quedado en Tánger— , para que se nos incorporase, arribando después de la medianoche, junto con el "Torpedero 14", que había escapado de Algeciras. Aquella noche, desde la emisora sevillana, el beodo Queipo de Llano diría que nuestro acorazado había sido hundido en el Estrecho y seriamente averiados los cruceros "Libertad" y "Miguel de Cervantes".

Durante aquellas horas, recibimos una angustiosa llamada radiotelegráfica del cañonero "Cánovas del Castillo", diciéndonos estaban dentro del arsenal de La Carraca, batiéndose con el crucero "República", cañonero "Lauria" y buque escuela "Elcano", los cuales estaban en manos de los facciosos, por lo que era indispensable y urgentísimo que fuera en su ayuda uno de nuestros cruceros, advirtiéndonos, finalmente, que no hiciéramos caso de las noticias que facilitaban el "República" y “Elcano", pues eran tendenciosas e inexactas.

A la vista de ello, se envió a estos camaradas un despacho preguntándoles si podían salir con el cañonero. Los camaradas del "Cánovas del Castillo" nos enviaron, finalmente, este nuevo y viril despacho:

"En contestación a vuestro radio, podemos decir que es imposible salir de este Arsenal de La Carraca por encontrarnos en reparación. — Tenemos maquinarías desmontadas. — Rogamos máxima urgencia en nuestra ayuda. — Tenemos continuo tiroteo con los mandos y tropas insurrectas. — Esperamos hagan posible darnos ayuda. — De no ser por barcos, podría ser por aviación, a la cual esperamos sin desmayar, ya que, de no venir nadie, nos encontramos perdidos"

¡Viva la República, hermanos!


7.- El desembarco en la Isla de Mallorca

El día 1 de septiembre acompañados del "Jaime I", salimos hacia las Baleares, a media velocidad, no llegando a Mahón h a s t a la noche del siguiente día por haber tenido que dar un rodeo grandísimo, para que nuestro paso permaneciera en el mayor secreto para los facciosos mallorquines.

En la madrugada del día 3, nos dirigimos al Sur de Mallorca, frente a Manacor, donde nos encontramos al "Jaime I", al "Torpedero 17", un submarino tipo B, al guardacostas "Tetuán" y el trasatlántico "Marqués de Comillas", además del mercante "Mar Negro”.

Se trata de protegerla retirada y reembarque de la columna leal que había desembarcado en la isla bastantes días antes. Es jefe de dicha columna el Capitán Bayo, quien se e encontraba, no obstante, confiado en la pronta caída de la isla en poder de las armas republicanas.


El capitán Bayo durante la operación de Mallorca


Como la Flota ha de cooperar con sus fuegos a la operación de reembarco, unos miembros del E. M. de la columna vienen al acorazado y a nosotros para marcarnos los objetivos a cañonear.

El "Jaime I" empieza seguidamente a actuar sobre el pueblo costero en cuyas inmediaciones estamos, siguiéndole después nosotros, que disparamos cuatro salvas sobre una batería emplazada al lado de una iglesia, tres de cuyos cañones desmontamos. Las fuerzas leales están ya en tierra concentrándose para la retirada. En dichos momentos llegó a nuestro costado el "Torpedero 17", a cuyo bordo va el ¡efe de la columna de desembarco, Capitán Bayo, al cual se le había mandado aviso. Nos saluda a todos el visitante, pasando a hablar seguidamente con el Jefe de la Flota y Comité Central, a quienes dice que, a pesar de lo difícil de la operación, tiene confianza en llevarla a cabo bien. Se contraría bastante cuando se le comunica la orden recibida del Ministerio, a virtud de la cual, loa barcos deben salir para Málaga.

A las tres, nos atacan dos trimotores facciosos, sin consecuencias. Nuevamente sufrimos otro ataque de aviación, a las 7’30, aunque esta vez por cuatro aparatos, con igual resultado negativo.

La columna de desembarco encuentra muchas dificultades en tierra, pues los rebeldes han concentrado frente a ella todas sus fuerzas. Y acabamos por enterarnos de que el Mando de las fuerzas combinadas ha decidido realizar inmediatamente la operación, reembarcando a la gente para trasladarla a los frentes de la Península, donde hacía más falta por el momento. Los milicianos no se resignan a ello, pero acaban por convencerse de la necesidad. A las 10 de la noche, se nos acerca el "Tetuán", con instrucciones de Bayo, para que nos acercásemos lo más posible a tierra, frente a Cala Cervera, al objeto de empezar a recoger la fuerza desembarcada, cosa que verificamos enseguida nosotros y el acorazado.

Son las dos, cuando llegan las primeras barcazas con la gente, operación que se prolonga toda la noche, hasta que, a eso de las ocho de la mañana del nuevo día, nos hicimos a la mar convoyando al «Mar Negro».


8.- La expedición al Norte


Como ya se ha dicho más de una vez, a las 5 de la tarde del día 21 de septiembre salía de Málaga la Flota Republicana, rumbo al Cantábrico. Hasta la mañana del día 25, no avistamos Cabo de Peñas, en cuyas proximidades vislumbramos un pequeño bulto, que luego resultó ser nuestro sumergible "C 4", el cual vino hacia nosotros para trasladarnos una orden del Ministerio, por virtud de la cual, tres destructores tenían que seguir a Santander, entrando el grueso de la Flota en Gijón.

Antes de la entrada en el Cantábrico, se hicieron ejercicios de combate en todas las unidades, proviniéndonos, además, contra la posibilidad de minas, ya que parecía haber estado dedicado a su fondeo, previamente, el destructor en poder de los facciosos "Velasco", que patrullaba por aquellas aguas.

AI parecer, según nos contaron las autoridades civiles y militares, así como los dirigentes politices y sindicales venidos a bordo o nuestra entrada en el puerto asturiano, nuestra presencia había causado, al primer momento, gran confusión, dada la semejanza del "Jaime I" con el "España" y la nuestra con el «Almirante Cervera», tomándonos algunos por rebeldes y creyendo que los destructores, en vez de acompañarnos, estaban evolucionando para atacamos. Pero esta impresión errónea fue muy fugaz, desechándose inmediatamente,

Entre las personalidades que vinieron a saludarnos, figuraban los dirigentes revolucionarios socialistas González Peña y Belarmino Tomás, además del comunista Manso, quienes arengaron a las dotaciones. Por la tarde, multitud de embarcaciones rodeaban a nuestros barcos, destacando en ellas el personal femenino, que parecía muy entusiasta.

Cuando, al día siguiente, abandonábamos dicho puerto, distinguimos, a lo lejos, un buque de guerra que nos llenó de sospechas. Destacáronse a reconocerlo nuestros destructores, resultando ser un crucero alemán, que se dirigía al propio Gijón y que, al vernos salir, dio vuelta, poniendo el mismo rumbo que el nuestro.

Llegamos más tarde a Bilbao, en uno de los puertecitos de cuya ría se hallaba fondeado el destructor inglés "H 76", que nos habló por Scott, dándonos la numeral. El día 27, nos hicimos a la mar, con objeto de reconocer la costa basta la frontera francesa. En el camino, avistamos un buque cablero alemán, muy cargado, y, luego, un crucero de la misma nacionalidad. También distinguimos, surto en un puerto de aquella costa, otro barco de guerra germano, pero más pequeño.

A las 10‘30 horas, estábamos a la vista de Deva, cuyos objetivos atacamos, con seis salvas cada navío, el "Jaime I", el "Miguel de Cervantes" y nosotros, continuando a San Sebastián, a cuya altura estábamos a la una de la tarde, prosiguiendo hacia Fuenterrabía, en cuyas aguas se encontraba un destructor británico.

Cuando arribamos, al día siguiente, a Santander, la dotación del «Tiburón» nos contó toda la odisea de El Ferrol y lo relativo a la vigilancia establecida por los insurrectos, a todo lo largo de la costa, mediante "bous" artillados. Salimos todas las unidades para Bilbao el día 29. Teníamos noticias de que habían sido colocadas nuevas minas a su entrada, de ahí que avanzásemos a poca marcha y con mucha vigilancia. Hubo un momento de gran emoción, cuando el "José Luis Diez" iza nuestra numeral junto a la de peligro. Y era que nos habíamos metido por una zona que no había sido todavía rastreada.

En Bilbao nos enteramos de que el “Velasco” se hallaba en San Sebastián, a nuestro paso por allí, y estuvo a punto de caer en nuestras manos.

E1 día 30, hicimos una salida —aunque infructuosa— para buscar al "Cervera". Posteriormente nos enteraríamos de que dicho buque, así como los restantes piratas, había sido retirado de aquellas aguas, ante nuestra presencia, merodeando ahora por el Estrecho de Gibraltar.


Destructor "Escaño"


En compañía del "Miguel de Cervantes", "José Luís Diez" y "Escaño", entramos en Santander el día 10 de octubre, Allí, encontrábanse el "Jaime I", "Almirante Antequera" y el submarino "C 3". Hasta el día 13, estuvimos prestando servicio todos los barcos en aguas cantábricas. En dicha fecha, recibimos orden de regresar al Mediterráneo. Había que levantar e| bloqueo que los facciosos, concentrando allí todas sus unidades, hablan establecido en el Estrecho de Gibraltar. De paso, comprobaríamos la confidencia que se nos había hecho, relativa a un supuesto convoy que el enemigo trataba de entrar por Vigo, que conducía a los reclutas canarios de la quinta del 34.

Para poder hacer buenas exploraciones en este sentido, llevamos un aparato marca "Savoia", que embarcó el "Jaime I". Y nos hicimos todos a la mar en busca de adversarios... Pero no tuvimos fortuna en la búsqueda. El viaje se deslizó sin el menor incidente, a excepción de unos cuantos pesqueros vigueses hallados al pasar, cuyos tripulantes nos dieron muestras de las atrocidades que cometían los facciosos.

Era el 18 de octubre, cuando arribábamos a Málaga, de paso hacia Cartagena.


9.- Barrido sobre la costa rebelde andaluza


En la noche del 23 de Abril de 1937, la Flota Republicana abandonaba su Base Naval, rumbo al Estrecho. Durante los 8 meses últimos, nuestros barcos de guerra habían realizado una intensa campaña de protección de convoyes, luchando contra el espionaje al servicio de los facciosos practicado ininterrumpidamente por navíos alemanes e italianos, con los cuales hubo varios momentos en que estuvo la cosa a punto de pasar a mayores.

Pues bien; como el "Jaime I" estaba en Almería, salieron a buscarlo dos destructores. Loa demás, se unieron al "Libertad" y "Méndez Núñez", empezando la navegación. Fuera, topamos con el consabido barquito alemán de turno, para despistar al cual, tuvimos que hacer multitud de evoluciones. En la mañana siguiente, navegando al Oeste, avistamos al "Jaime I", que iba acompañado por el "Gravina", "Almirante Miranda" y "Lazaga", incorporándosenos todos.

Inmediatamente se destacaron el "Lepanto" y "Sánchez Barcaiztegui" hacia Málaga, cuyos objetivos empezaban a cañonear a la una de la tarde, repelidos por las baterías de tierra. A las cuatro de la tarde, se operaba contra Motril. Nueve unidades abrieron su fuego contra los p u n t o s estratégicos. Cuarteles, puentes, fábricas de azúcar (en plena producción), central eléctrica, etc., todo fue certeramente batido, corriéndose la acción por la costa hacia Torre del Mar. Sólo una batería, desde Motril. contestó débilmente.

A las seis y media, nos ametrallaba un aparato enemigo, que huyó pronto; luego, avistamos varios aparatos más, que no se acercaron. Terminada la operación de castigo, el "Jaime I" volvió, escoltado para Almería, regresando los demás para Cartagena, poco antes de llegar a cuya entrada oímos repetidamente fuertes detonaciones: eran del combate desigual que estaba sosteniendo el destructor "Sánchez Barcaiztegui" contra los cruceros enemigos "Canarias" y "Baleares", que habían querido sorprenderlo y hundirlo.


10.- Cañoneo de Ibiza


Rumbo a las Baleares, la Flota Republicana marchaba el día 29 de mayo. A las tres y medía [de la tarde, dos destructores se adelantaban con encargo de cañonear Ibiza. La operación era combinada con nuestra aviación. El castigo fue muy certero, empleándose a fondo, durante un poco tiempo, las unidades de referencia.

De allí, seguimos hacia Argel a esperar un convoy nuestro. Serían las once y cuarto de la noche, vimos muy lejos, cómo un proyector descubría un mercante, proyector que se apagó en cuanto fuimos avistados, y que parecía ser de un buque de guerra alemán. Poco antes de la medianoche, otro proyector se distinguió en la lejanía escudriñando el cielo, pero transcurrió sin novedad la escolta del convoy, al que se recogió y condujo hacia Cartagena, a cuya entrada, precisamente, tuvimos que demorar un poco, pues la aviación enemiga estaba bombardeando entonces la plaza, pasando por encima de nosotros repetidas veces, aunque sin descubrirnos.


11.- En busca de un convoy y del "Almirante Antequera"


Nuevamente se hacía a la mar la Flota, al atardecer del 7 de Junio, para a recoger un convoy en las costas argelinas y proteger, al regreso, la entrada en el Mediterráneo del destructor "Almirante Antequera", procedente de Casablanca, donde había estado algún tiempo en reparación.

Frente a Cabo Tenés, esperamos inútilmente la presencia del mercante "Aldecoa", al cual estuvimos llamando por radiotelegrafía toda la mañana siguiente, hasta que, por la tarde, recibimos un radio, indicándonos que dicho buque había tenido que recalar en el camino, por averías.



En su virtud, y de acuerdo con las instrucciones recibidas, nos dirigimos hacia el Estrecho de Gibraltar, para esperar al destructor que llegaba. Durante esta navegación, pudimos ver, a nuestro paso, bastantes barcos mercantes de distintas nacionalidades.

Serían las seis y media de la mañana, cuando avistamos al «Antequera», que venía con velocidad de 38 nudos, y cuya travesía del Estrecho había sido bastante accidentada y emotiva. Y acto seguido arrumbamos todos hacia Cartagena, donde llegamos sin novedad alguna. Unos cuantos días más tarde, el día 21, el "Aldecoa" entraría en la Base Naval escoltado por la Flota, salida otra vez expresamente a recogerlo en las propias costas africanas.


12.- El Combate de Cherchel


En la tarde del 6 de septiembre de 1937, la Flota Republicana se hacía a la mar, rumbo a Argel, para recoger un convoy nuestro, que llegaba, muy importante. Cerca de las cuatro, enfilaban la bocana del puerto los destructores "Lepanto", "Gravina", “Almirante Valdés”, "Jorge Juan", "Almirante Miranda", "Escaño" y "Almirante Antequera", seguidos de los cruceros "Libertad" y "Méndez Núñez".

El mando de la Flota, constituido entonces por el Jefe don Miguel Buiza, y por el Comisarlo General, camarada Bruno Alonso, arbolaba su insignia en el "Libertad".

A régimen de 20 millas, bien pronto perdíamos de vista Cartagena. Nada digno de mención aconteció en el nocturno y silencioso caminar de las naves, cuyas dotaciones, afanosas de luchar y servir a la República, vibraban del mayor entusiasmo, extremando la vigilancia. Amaneció un día espléndido, mientras los barcos seguían deslizándose imperturbablemente en pos de la misión confiada...

Serían las siete, cuando avistamos dos buques mercantes, que resultan ser el "Aldecoa" y el "Satrústegui", de los esperados, los cuales se incorporan a nosotros acto seguido y esperamos un rato, evolucionando frente a las costas africanas, a ver si llegaban también los otros mercantes que habían de salir de Bona. Pero, viendo que no daban señales de vida, el Mando dispuso regresar a nuestra Base Naval, emprendiendo el camino a continuación, aunque disminuyendo bastante la velocidad, para poder acompañar el convoy,

A las diez, sé tocó zafarrancho de combate en el "Libertad" para hacer ejercicio, el cual había de desembocar, nada más que a los diez minutos, en fuerte y real encuentre con uno de los más poderosos navíos enemigos. Allá, por la popa, a la distancia de unos 18.000 metros, se avistaba un buque de guerra cuya silueta asemejábase a los cruceros tipo "Washington", al cual pertenecían los facciosos "Canarias" y "Baleares".

El navío avistado se acercaba... Por si acaso, preparamos nuestros cañones y empezamos a medir distancias. Bien pronto iba a quedar despejada la incógnita, pues pudo verse como el barco de referencia abría fuego contra nosotros, enviándonos su primera salva. Todavía llegaba ésta por el aire, cuando ya estaban hablando también nuestros cañones, prólogo elocuente del gran combate que iba a generalizarse.

Eran, entonces, las 10’40 horas de la mañana. El "Libertad", dando vuelta rápidamente en busca del superior navío, metió toda su velocidad, mientras la bandera de combate se izaba al espacio arrancando de uno de nuestros esforzados marineros, al verla chocar y deshacerse contra un estay, la frase que luego había de popularizarse hasta convertirse en guion airoso de nuestra lucha naval.


— ¡Rómpete, pero no te rindas!



El "Méndez Núñez" viró igualmente, tratando de seguir al "Libertad", pero su menor velocidad le dejaba bastante lejos. Los destructores, en el primer momento, prosiguieron escoltando al convoy. El espíritu combativo de la dotación, estimulado por la gravedad del momento, era magnífico. Cada cual en su puesto, el "Libertad" brillaba a la altura de las mejores unidades de combate de cada tiempo y ocasión. Se crecía ante su adversario...

En el fragor de la lucha, los observadores de a bordo creyeron ver caer dos de nuestras salvas sobre el buque pirata. Y, en efecto, algo anormal debió suceder en el mismo, por cuando, a partir de tal momento, dejó de funcionar la artillería de una de sus cuatro torrea, al tiempo que el barco daba vuelta y se alejaba a toda velocidad.

Fue éste un instante de la mayor emoción. Eran las 11’15 horas. La huida del poderoso rival, lejos de calmar el ánimo, centuplicó la combatividad de la dotación republicana, siempre arengada por el Mando del barco y siempre siguiendo el ejemplo del superior de la Flota y de su E.M, Y empezó la persecución del pirata, que casi sin contestarnos, escapaba rumbo al Estrecho de Gibraltar...

Acabamos de dejar la persecución, El "Lepanto", (que con los demás destructores había dejado el convoy, mediado el encuentro, para tomar parte en la lucha, sólo pudiendo asistir a la fuga del crucero rebelde), pasó muy cerca nuestra, felicitándonos por la desigual pelea sostenida. Y salimos a recoger el convoy, al cual, al separarnos todos se le había dado un nuevo punto de reunión.

Pero antes, ya en las primeras horas de la tarde, hizo acto de presencia la aviación enemiga. Fueron, primero, tres aviones de gran bombardeo, a los que se unió, a los pocos minutos, un nuevo aparato, pero éste, torpedero. Dieron vuelta para poder atacarnos desde la dirección del sol, cosa que no consiguieron ante el nutrido y certero fuego antiaéreo que les hicimos. Y tuvieron que descargar a destiempo, pero muy cerquita de nuestros barcos. El avión torpedero tiró dos torpedos contra el destructor "Jorge Juan", sin alcanzarlo, pasando los mismos por la popa del “Méndez Núñez», que estaba a unas tres millas.

A las cuatro de la tarde, encontrándonos frente a Orán, divisamos, entre la bruma, un, al parecer, buque de guerra, de iguales características q u e el pirata de la mañana. Se tocó zafarrancho de combate y se previno la gente. Acabamos por identificar al “Canarias", el cual, a una distancia de 12.000 metros, nos abrió fuego, que instantáneamente fue replicado por nuestras baterías.

Ahora que, en honor a la verdad, se nos adelantó el "Méndez Núñez", pues éste, como marchaba tras de nosotros, le pilló más cerca y veía mejor el enemigo. Fueron sus disparos los primeros republicanos. Los destructores s a l i e r o n bien pronto en pos del adversario, el "Lepanto", fue el único, entre ellos, que usó de la artillería.

Como durante la mañana, el enemigo estaba situado en lo oscuro del horizonte, metido siempre entre la bruma; nosotros, en la dirección del sol, ofreciendo mejor blanco. Sin embargo, era deficiente su dirección de tiro, pues ninguna de sus salvas llegó hasta nuestro lado.

Hasta las seis y media, duró el segundo encuentro. Ahora que con muchas intermitencias, pues el pirata, cada vez que se veía apurado, se escondía entre la bruma, al amparo de su buena velocidad y superior potencia artillera, y entonces no había manera de medir distancias ni centrarlo bien.

Pero la lucha terminó, como por la mañana, desapareciendo el enemigo, aunque no en la forma espectacularmente fugitiva de la otra vez. Lo cierto y fijo fue que nuestros barcos quedaron dueños de la situación. Las armas navales de la República se imponían una vez más...

A las ocho de la noche, nos sorprendió el ataque de un avión enemigo, cuyas bombas nos cayeron a unos quince metros del costado de estribor, sin consecuencias. Un rato antes, había cruzado cerca un avión nuestro.

Por cierto, que, instantes antes de empezar el segundo encuentro, evolucionaron cuatro cazas republicanos. Y tres bimotores lo habían hecho al mediodía. Digno de mención es que, durante este último combate, un petrolero inglés a quién le pilló cerca, pidió auxilio a Gibraltar...

Por la noche, desde la emisora sevillana; el beodo Queipo de Llano diría que el "Canarias" había luchado con toda nuestra escuadra hasta hundir el "Libertad". 


13.- La batalla de Cabo de Palos


La salida a la mar que la Flota Republicana verificaba aquella tarde del 5 de marzo de 1938, iba a tener hondas repercusiones. Los cruceros "Libertad" y "Méndez Núñez" — grueso de la Flota— cerraban marcha a los destructores "Sánchez Barcaiztegui", "Almirante Antequera", "Lepanto", "Gravina», y "Lazaga".

Tratábase de proteger a la primera flotilla, salida horas antes en la misión delicada que se le había confiado. Apenas abandonada Cartagena, se hizo rumbo este, navegándose así sin novedad alguna hasta la una menos cuarto de la madrugada, en que, inopinadamente, destacándose en el oscuro de la noche, aparecieron tres grandes barcos de guerra cuyas luces iban apagadas, a excepción de la de alcance. Bien pronto se les identificó: "Canarias" y "Baleares", a la cabeza, y "Almirante Cervera", detrás.

Avistamiento fugaz, para ambas fuerzas, el realizado. No hubo tiempo para nada, a excepción del "Sánchez Barcaiztegui", que lanzó dos torpedos. El mando de la flota, formado esta vez por el jefe don Luis G. de Ubieta y por el Comisario General camarada Bruno Alonso, dio orden de virar en pos del enemigo y de estar listos para un nuevo encuentro.

Por su parte, los facciosos hicieron también lo propio, pues al rato— a las dos y veinte de la madrugada — se hacía nuevo avistamiento. Inmediatamente, los buques piratas abrieron fuego con sus poderosos cañones de 203 mm, siendo replicados en el acto por el "Libertad", mientras la sección de destructores de babor hacía su lanzamiento de torpedos. El "Sánchez Barcaiztegui" disparó cuatro; cinco, el "Almirante Antequera", y tres el "Lepanto", con tiro tan certero, que una luz vivísima, cuya columna se elevaba a las alturas, se produjo, de pronto: Era que el crucero "Baleares" había sido tocado, herido de muerte.



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