Texto publicado por Sebastian Cabot en webmar.com. el 13/10/2019
El 'Cuba', Distintivo FNRQ matricula de St Nazaire, Fue un buque de pasaje construido por Swan, Hunter & Richarson en Newcastle en 1923 con nº de obra 1108, para la Trasatlántica Francesa, destinado a la línea de las Antillas.
Tenía 11.337 Toneladas de Registro Bruto (TRB), 145 metros de eslora por 19 de manga y 10,7 de puntal. Estaba propulsado por un par de hélices arrastradas por sendos grupos turbo reductores de 5.400 HP unitarios, fabricados por el propio astillero y alimentados por media docena de calderas acuatubulares en dos salas, quemando petróleo. En pruebas dio 15,5 nudos quedando con una velocidad de servicio de 14 nudos.
Los entrepuentes de las bodegas estaban habilitados para ampliar la tercera clase, una tercera económica, camastros a tres alturas con servicios comunes, en esta zona metieron a unos precios desorbitados a nuestros compatriotas.
En junio de 1940 cuando los alemanes estaban a las puertas de Paris fue fletado por el SERE (Servicio de Emigración para Republicanos Españoles), para transportar 630 refugiados españoles con destino a Santo Domingo, la mayor parte de ellos eran militantes comunistas procedentes de los campos de castigo de Verner y Collioure, la salida estaba prevista para el día 15, pero la situación en Francia hizo que hasta las cuatro de la madrugada el día 20 de junio no se pudiera salir, dentro de una comitiva de embarcaciones de todo tipo que huían por la ría de Burdeos abajo de los nazis. Aparte de los refugiados españoles iban abordo, funcionarios franceses, judíos y bastantes ciudadanos franceses huyendo de la guerra. Hay datos de que abordo se llevaba parte de las reservas de oro del Banco de Francia con destino a la Martinica.
El 22 llegaron a Casablanca y corrió el rumor de que todos los refugiados españoles serian desembarcados. Las autoridades marroquíes subían abordo todos los días a inspeccionar a los españoles, hasta que el 25, una vez firmada la rendición por Petain, dieron vía libre y salieron de Casablanca rumbo a Santo Tomé pendientes de los submarinos, esta vez, ingleses.
El 4 de julio atracaron en Santo Tomé para repostar. También les devolvieron los pasaportes y las cartillas sanitarias a los refugiados españoles. Dos refugiados saltaron por la borda con el animo de pedir asilo en tierra, territorio norteamericano, pero fueron capturados y devueltos abordo.
El sábado 6 de julio de 1940, a las cuatro de la madrugada largó la potera en la dársena del puerto viejo de Santo Domingo de Guzmán, frente a la casa de Diego Colón, transportando 630 refugiados españoles destinados al país conforme a los convenios migratorios establecidos entre el Gobierno Dominicano y el Servicio de Emigración para Republicanos Españoles (SERE), previo abono de 600 USD por cabeza. El nuevo contingente hubiese elevado a cerca de 3.600 el número de los que por ese mecanismo habían llegado al país, pero no se produjo porque, sorpresivamente, el Gobierno desautorizó el desembarco, al barco se le ordenó permanecer al ancla, en tanto los representantes de los organismos de evacuación españoles buscaban una solución al delicado impasse en que se hallaba el contingente, carente desde ese momento de un destino cierto en América y ya bajo la jurisdicción formal del gobierno pro-alemán de Vichy, a cuyas órdenes quedaría el barco si la tripulación desertaba del bando aliado. De ocurrir esto, el contingente de refugiados se enfrentaba el terrible hecho de ser enviado de vuelta a la Francia ocupada una vez el “Cuba” arribase a La Martinica, escala final de la travesía.
Dentro del contingente a bordo del “Cuba” se hallaban personalidades, cuya aprensión resultaba desde todo punto de vista interesante a las autoridades franquistas, como las del almirante Luis González de Ubieta y su mujer doña Concha, Ramón González Peña (dirigente de UGT y ministro de Justicia durante el segundo gobierno de Negrín), Demófilo de Buen (jurisconsulto del Tribunal Supremo) o Matilde de la Torre periodista y política cercana a Juan Negrin y a Julian Zugazagoitia, quien quedó en Francia, siendo apresado por la Gestapo y fusilado por Franco en 1940 ..
Al día siguiente, la prensa dominicana filtraba versiones de los motivos del Gobierno dominicano para prohibir el ingreso de los refugiados al territorio nacional. Según el diario La Nación: El vocero de Trujillo, la premura impuesta por el avance alemán había hecho que la mayoría de los pasajeros lo abordase careciendo de la documentación consular necesaria, aventurándose «a salir de Francia en cualquier forma» y entrando en el barco de modo intempestivo. Añadía, además, que el contingente no se había sujetado a la reciente disposición oficial de que los refugiados europeos llegasen al país por medio de la Asociación para el Establecimiento de Colonos Europeos en la República Dominicana, con sede en Nueva York.
Durante tres días, el asunto se mantuvo envuelto en una aureola de misterio. Anclado frente al viejo Alcázar de Diego Colón, en la desembocadura del río Ozama, la prohibición absoluta de subir o bajar del barco llenó de expectación la vida de quienes esperaban en el muelle. La prensa del día 8, por ejemplo, describe con tonos dramáticos el incesante viajar de pequeñas embarcaciones repletas de personas que se acercan al trasatlántico tratando de encontrar entre los de abordo a algún pariente o amigo.
No fue hasta el martes 9 cuando, al fin, se produjo una declaración en torno al “Cuba”, citando fuentes oficiales, La Nación de esa mañana publica una extensa explicación sobre las razones de la negativa dominicana. En ella, acusa a la Compañía General Trasatlántica Francesa de haber aceptado, movida por el lucro, a todo el que le pudo pagar el pasaje, desentendiéndose de observar los requisitos sobre visado consular.
También se señala que dos meses atrás el Gobierno dominicano había comunicado a los comités de evacuación la decisión de no seguir aceptando inmigrantes españoles pues no se había cumplido con el precepto de que un 50 por ciento de éstos se integrase por agricultores. Dice La Nación :
El Gobierno dominicano fue sorprendido al encontrarse con que entre los miles de españoles enviados por los comités citados, no se encontraba ningún agricultor propiamente dicho, y que en cambio, de manera sistemática, era enviada a nuestro país gente de profesión desconocida aún en su propio país, y cuya historia prácticamente comienza con la guerra con títulos y cargos equívocos, que sólo justifican en algunos casos papeles de dudosa garantía. A esto se añade que las susodichas organizaciones sólo le entregaron cincuenta dólares a cada refugiado. Con suma tan pequeña, apenas podía vivir una persona dos meses en el país. Después, sin un organismo que se dedicara al estudio de las posibilidades de nuestro territorio para crear fuentes de trabajo quedaron abandonados a su suerte, sin recursos para subsistir y sin preparación para realizar trabajos agrícolas, por ser gente que evidentemente no ha trabajado en la mayor parte de su vida.
Algunos, en vez de olvidar aquí sus rencillas y deponer sus pasiones, continúan tratando de formar grupos políticos, comités, organizaciones, realizando así actividades incompatibles con su condición de refugiados; y lo que resulta aún peor es que con esto diseminan prejuicios e ideas perjudiciales para el país que les ha acogido, en el disfrute de una era de paz y trabajo.
Por lo anterior, el Gobierno decidía no aceptar a los refugiados del “Cuba”, reiterando que todo aquel que, en lo sucesivo, llegara, debía hacerlo por conducto de la DORSA.
El trasatlántico permaneció en el antepuerto de Santo Domingo dos días más y zarpó el día 11 de julio hacia La Martinica. La noche del 11, ya rumbo a la Martinica y ante el temor de que fueran devueltos a Francia un grupo de españoles, con el visto bueno de Luis G. de Ubieta y con su ayuda, preparan un comando para hacerse con el “Cuba” y llevarlo a Méjico.
El capitán del “Cuba”, que posiblemente estaba al tanto de la idea de los españoles, llamó a don Luis para informarle que acababa de recibir ordenes de dirigirse a Guadalupe, donde serian trasbordados a otro barco, el 'Saint Dominique', que los llevaría a Mejico, ya que la JARE, Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles, con la ayuda del general Lázaro Cárdenas, se había hecho cargo de ellos tras desembarcar en el puerto de Coatzacoalcos.
En el Archivo de José Giral, custodiado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid se conserva una relación nominal de los refugiados españoles llegados a la localidad mexicana de Coatzacoalcos a bordo del barco "Saint Dominique". Signatura: AHN,Diversos-Jose_Giral,1,N.133
Después de esta azarosa travesía con los refugiados españoles, la historia del 'Cuba' se puede resumir en tres fechas:
31/10/1940 - Procedente de Fort de France con 1.259 pasajeros, con pabellón de las Fuerzas Navales de la Francia Libre fue abordado por el crucero británico 'HMS Moreton Bay" y desviado a Freetown.
11/1940 - Es requisado por el Ministerio de Transporte de Guerra Británico como transporte de tropas, con pabellón británico distintivo BDQP y matricula de Liverpool. La tripulación estaba formada por 223 marinos, a los cuales 29 eran artilleros, 3 señaleros y 10 del Estado Mayor del Ejercito de Tierra.
06/04/1945 - Cuando formaba parte del convoy VWP 16 es torpedeado a la entrada del canal de Southampton, cuando procedía a entrar en puerto procedente de Le Havre, por el submarino alemán 'U-1195', en posición 50.36N y 00.57W. Las 732 almas a bordo entre tripulación y pasaje fueron salvados. El submarino fue hundido con toda su tripulación, unos momentos después por el destructor inglés 'HMS Watchman'.
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