martes, 23 de julio de 2013

LA MARINA, LA REPÚBLICA, CARTAGENA Y LA REPRESIÓN FRANQUISTA (III)

Cartagena y la II Guerra Mundial Falangistas, republicanos, espías, germanófilos y aliadófilos. (*)


Esvástica nazi
Durante los primeros años de la posguerra las autoridades del régimen no sólo estaban preocupadas por los problemas de abastecimiento. El curso de la II Guerra Mundial (en adelante, II GM) y su posible influencia en la vida política española, también estaba “presente en su afán”. Tras casi tres años de victorias continuas de los ejércitos alemanes y del Eje, en todos los frentes, excepción hecha de la invasión de Inglaterra, las cosas empezaron a cambiar. En el otoño–invierno de 1942, los aliados lanzaron la operación Torch. Ingleses y norteamericanos desembarcaron en el Norte de África, el 8 de noviembre de 1942. Asimismo, en enero de 1943, el Cuartel General del Führer reconocía oficialmente la derrota de los ejércitos alemanes en Stalingrado.

Ambos acontecimientos supusieron un punto de inflexión y un notable cambio de tendencia en el curso de la II GM. En principio, el desembarco en el Norte de África hizo saltar todas las alarmas a las autoridades españolas, a pesar de las garantías dadas por Roosevelt a Franco de que las tropas aliadas no iban a invadir territorio español.

El nuevo escenario de la II GM pasaba a desarrollarse en las mismas puertas de casa: el Mediterráneo y el Norte de África. Consecuentemente la Base Naval de Cartagena, el más importante núcleo militar español del Mediterráneo, cobró un considerable protagonismo y un papel muy significativo, tanto en el ámbito militar como en el político. Esta situación tuvo importantes repercusiones en la vida política cartagenera: franquistas y anti-franquistas, aliadófilos y germanófilos, empezaron a pensar firmemente que las cosas podían cambiar, en uno u otro sentido. Inmediatamente, en la medida que pudieron, todos ellos empezaron a jugar sus respectivas bazas.

La desclasificación de los archivos de la Administración norteamericana ha permitido conocer la intensidad, el alcance y la naturaleza de la cooperación entre la Alemania nazi y la Italia fascista con el régimen de Franco, durante la Guerra Civil y la II GM. Estos documentos han desvelado que en España, durante la II GM, operaba la Kriegsorganitation Spanien (en adelante KOSp), la Organización de Guerra Alemana en España, que tuvo una importante delegación y una significativa actuación en Cartagena, por los motivos anteriormente mencionados. La neutralidad oficial española no impidió, ni el comercio con las potencias del eje, ni el desembarco tolerado y protegido de una tupida e intensa red de militares y espías alemanes. La KOSp estuvo ampliamente protegida por las autoridades civiles y militares del régimen franquista. Esta protección y cobertura también se tuvo en Cartagena, como más tarde demostraremos. Un elemento fundamental de acicate a la colaboración entre nazis y franquistas fue la estrecha relación que se había establecido entre militares alemanes y españoles durante la Guerra Civil española.

Germanófilos en Cartagena


Medalla de la Orden del Águila Alemana
La política oficial cartagenera había sido profundamente afecta a los intereses del III Reich, al menos hasta 1942. Después de esa fecha, si bien la tendencia mayoritaria no cambia, empiezan a detectarse algunas disidencias. Los buenos oficios y los negocios del cónsul alemán Enrique Fricke, puestos de manifiesto por Francisco José Franco habían conseguido construir una tupida red de colaboradores y simpatizantes con el régimen nazi. El embajador Von Stoherer, así como otros altos funcionarios de la embajada alemana en España, reforzaban estas complicidades militares, económicas, e ideológicas, en sus periódicas visitas a Cartagena. Prueba de ello, es que no fueron pocas las autoridades civiles y militares condecoradas por el III Reich, en Cartagena. Desde el gobernador civil de Murcia, Sergio Orbaneja, hasta el General del Arsenal de Cartagena, Cristóbal González-Aller, pasando por el Comandante Militar de Marina, Augusto Cheriguini, o el periodista de El Noticiero y Cónsul de Perú en Cartagena, José Moncada Moreno, entre otros muchos. Todos ellos recibieron del gobierno alemán condecoraciones y reconocimientos, como las Cruces de 1ª clase de la Orden del Águila alemana; e incluso la valiosa Cruz del Merito con la Espada y la Estrella del Águila alemana (González-Aller). Probablemente en correspondencia a la interesada generosidad apologética alemana con estos militares y civiles cartageneros, al cónsul alemán en Cartagena, Enrique Fricke también le fue impuesta nada menos que la Orden del Yugo y las Flechas, una de las más preciadas condecoraciones del régimen. El consulado alemán en Cartagena estaba dotado además, nada menos que con un Secretario-Canciller, Carlos Muller, de nacionalidad alemana.

Los lazos que ayudaban a reforzar las buenas relaciones entre la élite político-administrativa cartagenera y el Tercer Reich, no sólo hacían referencia al ámbito militar, sino también al cultural y laboral: la asistencia de los hijos de los más representativos dirigentes falangistas cartageneros al Colegio Alemán de Cartagena; el sesgo pro-alemán de la información sobre la evolución de la II GM, omnipresente en la prensa, la radio, y en el cine a través de los Noticiarios de la UFA (Universum Film AG), la productora cinematográfica oficial alemana; la promoción del estudio del alemán como lengua de futuro; la germanofilia y la exaltación del régimen nacional-socialista; etc. Todo ello formaba parte sustancial de la vida cultural y la propaganda política oficial de Cartagena durante la primera mitad de la década de los cuarenta. Asimismo, 170 trabajadores cartageneros fueron voluntariamente a prestar sus servicios en las fábricas del Reich. La cooperación hispano-alemana llegaba hasta la mesa de los cartageneros: las simientes de patatas que se sembraban en la Huerta de Murcia y en el Campo de Cartagena procedían de Alemania.

En este sentido, pueden resultar útiles unas breves reseñas biográficas que nos ayuden a comprender el grado de compromiso con el régimen de algunos de estos militares y civiles, que tuvieron una influencia determinante en la política cartagenera:

a)
Francisco Bastarreche y Díez de Bulnes, sin duda el más importante, era bastante más que un Jefe de la Marina y un profesional de la Armada. Su trayectoria personal, familiar y política así lo ponen de manifiesto. Siendo Capitán de navío, junto con el Capitán de corbeta Pedro Nieto Antúnez, declaró el estado de guerra en la Base de Marín encabezando la sublevación en Galicia de julio de 1936. Los hidroaviones de esta base bombardearon el Cervera y el España, fondeados en El Ferrol, hasta que sus dotaciones que defendían la legalidad republicana se rindieron a los rebeldes.

Formó parte del tribunal de diversos Consejo de Guerra sumarísimos que tuvieron lugar en El Ferrol, en 1936, contra altos oficiales de la Marina que habían permanecido fieles a La República, entre ellos: Juan Sánchez Ferragut, comandante del Almirante Cervera y otros miembros de la tripulación (Causa nº 39/36), en total nueve penas de muerte; así como a los oficiales y la dotación del Torpedero T-2 (causa 65/36), cuatro condenados a muerte y cinco a reclusión perpetua.

En febrero de 1937, Bastarreche participó en uno de los episodios más sanguinarios y trágicos de la guerra civil. Siendo Comandante del crucero Canarias, en colaboración con el Cervera y con la aviación italiana y alemana, bombardeó y ametralló a los más de 60.000 civiles, ancianos, mujeres y niños, que huían por la carretera de la costa de Málaga a Almería, tras la toma de Málaga por las tropas rebeldes. Los cálculos más optimistas hablan de más 5.000 muertos, casi todos mujeres y niños. Tras ser Jefe de la Base de Cádiz, en 1941, es nombrado Capitán General-Almirante del Departamento Marítimo del Mediterráneo, en Cartagena. Entre 1941-44, firma y confirma más de cincuenta sentencias de pena de muerte dictadas por los tribunales de la Armada en Cartagena.

Fue designado por Franco, Consejero Nacional del Movimiento (2/1/1943), era la única persona que ostentaba esta nominación en la provincia de Murcia, por lo tanto detentaba la máxima autoridad política en la provincia. Asimismo, era Presidente de la “Hermandad de Mártires de la Cruzada”. Ya que su hermano Fernando Bastarreche, Comandante del Sánchez Barcáiztegui, fue sometido a Consejo de Guerra, condenado a muerte y fusilado en Málaga (21/8/1936) por haberse unido a la sublevación del 18 de julio, desobedeciendo las órdenes del gobierno republicano.

Estaba casado con Concepción Moreno, hermana de Francisco y Salvador Moreno, jefes de la sublevación en Ferrol y Galicia, en julio de 1936. Salvador Moreno fue nombrado Jefe de la Flota, desde la constitución de la Junta de Defensa, en Burgos (24/7/1936) y confirmado luego como Ministro de Marina. Francisco Moreno, nada más terminar la guerra, fue nombrado Capitán General del Departamento Marítimo del Mediterráneo, primero en Cartagena y después en Ferrol, donde murió en 1945.

Hijo adoptivo y predilecto de Cartagena, estaba en posesión de la Gran Cruz del Mérito Agrícola. Durante su mandato, 1946, se terminaron las obras de canalización de las aguas de río Taibilla, que deberían suministrar de agua potable a la Base Naval y de paso al pueblo de Cartagena.

b)
Manuel López Andújar, falangista de primera hora, ingeniero-director de Unión Eléctrica, en Cartagena. Además como alcalde de una ciudad, mayor de 50.000 habitantes, era Procurador en Cortes por el tercio municipal.

c)
Vicente Sergio Orbaneja y Castro, capitán de Sanidad Militar, pediatra, camisa vieja, uno de los promotores de la Falange en Mallorca, primo lejano del fundador de Falange, Jose Antº Primo de Rivera, protagonizó la sublevación y brutal represión en Mallorca, junto al Conde Rossi y Ladislao López Bassa. Asimismo participó en las negociaciones previas del Decreto de Unificación. Es nombrado Gobernador Civil de Murcia, en mayo de 1940. Anteriormente había sido Gobernador Civil de las provincias de León y de Tenerife. En esta última provincia, tuvo serios enfrentamientos con el Capitán General de Canarias, el general monárquico y héroe de la Cruzada Ricardo Serrador Santés, quién terminó provocando su cese y posterior traslado a Murcia.

Este “camisa vieja” constituye junto a Querejeta el paradigma de la actuación populista y nacional-católica, contra estraperlistas, blasfemos, y mujeres incontroladas de vida airada. Su mandato fue el más breve de todos los gobernadores civiles que tuvo la provincia durante el franquismo, no llegó siquiera a siete meses. A propuesta del Gobierno del Reich, Orbaneja fue condecorado con la Cruz del Mérito de Primera Clase de la Orden del Águila Alemana por «sus relevantes méritos en la pasada Cruzada».

A su salida del Gobierno Civil de Murcia, fue nombrado Jefe Superior de Policía de Madrid. Tampoco duró mucho tiempo en ese cargo. Siete meses más tarde fue cesado y nombrado en un puesto relacionado con las prisiones militares. Nueve meses más tarde, con motivo de haber cesado de este último puesto, la propia Secretaría General de Falange en un Informe fechado en septiembre de 1941, acusa a Sergio Orbaneja de colaborar con una agencia probritánica, con objeto de conspirar contra Serrano Suñer, a quién hacía responsable de su personal infortunio y ocaso político. Al parecer su fervor falangista se atenuó bastante. El otrora germanófilo condecorado y martillo de herejes, blasfemos y prostitutas, regresó a las Islas Baleares tildado de conspirador anti-falangista y anglófilo, por sus propios compañeros.

d)
Elías Querejeta Insausti, nacido en San Sebastián, militante del primer requeté guipuzcoano, herido de guerra en Eibar, miembro de la Comisión Gestora nombrada por el Gobierno Civil para regir la Diputación provincial de Guipúzcoa, en mayo de 1938. Jefe Provincial de FET y de las JONS de Guipúzcoa, en mayo de 1939; elegido Presidente de la Diputación, en septiembre de 1939. Fue nombrado Gobernador Civil, el 20 de octubre de 1941 y Procurador en las Cortes Orgánicas de Franco por el tercio sindical, en el grupo de técnicos del Sindicato del Papel y Artes Gráficas.

e)
Cristóbal Graciá Martínez, abogado albaceteño nacido en Caudete. En 1934, era el Jefe Provincial de Acción Popular Agraria, en Albacete. En enero de 1936, fue nombrado Delegado Provincial de Trabajo y se presentó a las elecciones por la CEDA, por dicha provincia. Al término de la Guerra Civil, Cristóbal Graciá se incorporó a la vida política albacetense. El 3 de junio de 1942 se le nombró presidente de la Diputación, ocupando este cargo hasta el 21 de junio de 1943. Durante este último año era secretario provincial del Movimiento y fue nombrado Gobernador Civil de Murcia, cargo que posteriormente pasó a ocupar en Salamanca. Durante 1958 fue Director General de Previsión del Mº de Trabajo. Murió en Caudete en 1988.

f)
Julio Iglesias-Ussel Lizana, cartagenero, tenía 28 años cuando fue nombrado gobernador, Comandante de Infantería, falangista, era hijo de Julio Iglesias Abelaira, Comandante del acorazado Jaime I, fusilado por los republicanos, en Madrid, en 1936, donde se encontraba en comisión de servicio; y de Adela Lizana Ussel de Guimbarda, procedente de una familia de rancio abolengo cartagenero. La sublevación le pilló como Teniente, en Cartagena, desde donde fue trasladado a Córdoba, donde se pasó al ejército rebelde. Fue ascendido y condecorado varias veces. Después de la guerra, antes de ser nombrado Gobernador Civil de Murcia, en octubre de 1940, era Jefe de las Milicias de FET y de las JONS de Cataluña.

g)
José de la Figuera Calín, Marqués de Fuente El Sol, fue nombrado por Iglesias-Ussel alcalde de Cartagena, el 6 de junio de 1941. Sustituyó a Luis de Vial y precedió a López Andújar. Era hijo de José de la Figuera y de la Cerda, sacado de la cárcel de San Antón, con otros 48 presos políticos, y asesinado en Cartagena el 18 de Octubre de 1936.

Casi todos ellos tienen un nombramiento de carácter político del más alto nivel dentro del régimen, más allá de sus responsabilidades locales o provinciales. Participaron personalmente en la conspiración militar que desembocó en la sublevación contra la República. Algunos como Bastarreche, Ussel-Lizana o el Marqués de Fuente El Sol tienen algún familiar directo, padre o hermano, asesinado o ejecutado durante la guerra civil. Todo ello, les merece la confianza de Franco que les integra en el núcleo duro del régimen. No obstante ello, también existen excepciones como el caso Orbaneja de distanciamiento por motivos, al parecer más personales que políticos. La lista podría extenderse mucho más.


Benito Sacaluga




(*) Texto recogido íntegramente de "Cartagena 1939-44: falangistas, republicanos y espías, en medio del hambre, la represión y la II Guerra Mundial". Autor :Antonio Martinez Ovejero.Publicado en Cartagena Histórica (Ediciones Aglaya, Monográfico nº34, marzo 2008)




2 comentarios:

  1. "Era hijo de José de la Figuera y de la Cerda, sacado de la cárcel de San Antón, con otros 48 presos políticos, y asesinado en Cartagena el 18 de Octubre de 1936."

    Vaya, vaya, así que los leales de la república también asesinaban.

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  2. Todos los crímenes cometidos por repúblicanos, anarquistas, sindicalistas,...han sido depurados por el franquismo, se ha fusilado o asesinado a quienes los cometieron y... a quienes no tuvieron nada que ver. Sin embargo los cientos de miles de crímenes contra la humanidad llevados a cabo por Franco y sus régimen aún están pendientes de ser juzgados.

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