En 1946 se produjeron los primeros incidentes internacionales a causa de las pretensiones de utilización de la Antártida. Estados Unidos, Argentina, Inglaterra, Chile en los comienzos y posteriormente Noruega, Francia, Nueva Zelanda y la URSS apoyando las tesis chilenas. Intentos de colonización militar y de convertir la zona en un escenario para pruebas armamentísticas supusieron largos años de negociaciones de las que surgieron multitud de propuestas y proyectos sin que ninguno fuese aceptado por los países que tomaban parte en las negociaciones. En 1959, trece años después de los primeros incidentes, finalmente se llegó a un acuerdo sobre el territorio, amplio pero no suficientemente consensuado en su totalidad, acababa de nacer el Tratado Antártico. Los países firmantes del acuerdo en Washington fueron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Sudáfrica y la Unión Soviética. En años posteriores otros países, solo aquellos que pertenecían a las Naciones Unidas, se fueron adhiriendo al Acuerdo hasta llegar número actual de cincuenta. España se adhirió en 1982.
El Acuerdo consta de un preámbulo de catorce artículos de los cuales como básicos transcribo cinco:
Preámbulo.- Los Gobiernos de Argentina, Australia, Bélgica, Chile, la República Francesa, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, la Unión del África del Sur, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América.
Reconociendo que es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional.
Reconociendo la importancia de las contribuciones aportadas al conocimiento científico como resultado de la cooperación internacional en la investigación científica en la Antártida.
Convencidos de que el establecimiento de una base sólida para la continuación y el desarrollo de dicha cooperación, fundada en la libertad de investigación científica en la Antártida, como fuera aplicada durante el Año Geofísico Internacional, concuerda con los intereses de la ciencia y el progreso de toda la humanidad.
Convencidos, también, de que un Tratado que asegure el uso de la Antártida exclusivamente para fines pacíficos y la continuación de la armonía internacional en la Antártida promoverá los propósitos y principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas.
Artículo 1 – Uso exclusivo de la Antártida para fines pacíficos, prohibición de toda medida de carácter militar, excepto para colaborar con las investigaciones científicas. Se prohíben los ensayos de cualquier clase de armas.
Artículo 2 – Libertad de investigación científica en la Antártida y continuidad de la cooperación como en el Año Geofísico Internacional de 1957.
Artículo 3 – Compromiso de intercambio de información sobre los proyectos de programas científicos en la Antártida, personal científico y libre disponibilidad de las observaciones y resultados científicos.
Artículo 5 – Prohibición de toda explosión nuclear en la Antártida o eliminación de desechos radioactivos, excepto que sean establecidas en acuerdos internacionales en los que los miembros consultivos sean parte.
Artículo 6 – Ámbito de aplicación del tratado en la región situada al sur de los 60º de latitud sur, incluidas todas las barreras de hielo pero no el alta mar.
Para poder ser país miembro el Tratado, aparte de pertenecer a la ONU, era necesario demostrar el interés efectivo en la Antártida mediante la realización en ella de investigaciones científicas importantes, misiones cuyos resultados han de ser compartidos con el resto de países firmantes del Tratado. Para la realización de estas misiones científicas se necesitaba contar con un buque oceanográfico capaz de dar apoyo logístico a las bases antárticas a la vez que desarrollar su labor investigadora tanto antártica como oceanográfica.
España no disponía de buques apropiados, realizó su primera expedición en el verano austral 87-88 ( 21 de diciembre de 1987 a 21 de marzo de 1988) utilizando el buque chileno "Río Baker". Entre los años 1988 y 1991, el remolcador de altura "Las Palmas" llevó a cabo tres campañas antárticas de apoyo a las bases antárticas españolas Juan Carlos I y Gabriel de Castilla.
España no disponía de buques apropiados, realizó su primera expedición en el verano austral 87-88 ( 21 de diciembre de 1987 a 21 de marzo de 1988) utilizando el buque chileno "Río Baker". Entre los años 1988 y 1991, el remolcador de altura "Las Palmas" llevó a cabo tres campañas antárticas de apoyo a las bases antárticas españolas Juan Carlos I y Gabriel de Castilla.
Mientras tanto en los Astilleros de la E.N. Bazán de Cartagena, actualmente Navantia, se estaba llevando a cabo la construcción de un singular buque, destinado a ser el buque español encargado de las misiones antárticas, su botadura con el nombre de BIO-Hespérides tiene lugar en la primavera de 1990, un año más tarde se produce su entrega a la Armada, con la denominación BIO-Hesperides (A-33) pasando a depender del Almirante Jefe de la Zona Marítima del Mediterráneo y con base en Cartagena.
Dada su zona martitima operativa el Bio-Hesperides posee un casco de acero de alta resistencia de tipo rompehielos, su sistema de propulsión es del tipo diésel-eléctrico y en atención a su función investigadora esta dotado de los aparatos y medios técnicos necesarios para la investigación oceanográfica.
Resumen de características generales:
Eslora: 82,50 m.
Eslora en línea de flotación: 77,80 m.
Manga: 14,30 m.
Distancia al agua desde la cubierta de trabajo: 3,10 m.
Desplazamiento: 2.665,60 Tm.
Calado: 4,42
Velocidad máxima: 14,70 nudos ( 14,70 millas náuticas/hora)
Velocidad máxima entre hielo de 40 cms. de espesor: 5 nudos.
Autonomía a 12 nudos: 12.000 millas náuticas.
Tripulación total: 58
Científicos máximo: 29
Maquinaria propulsora:
Dos motores Bazán- M. A. N. Burmeister & Wain 14V de 1904 CV
Cuatro grupos generadores diésel (2 A.E.G 1400 kW
Dos generadores diésel Bazán- M. A. N. Burmeister & Wain 7L de 884 cv
Generador diesel de emergencia
Hélice de 5 palas fijas
Comunicaciones
Dos radares ARPA ECDIS para navegación con posicionamiento dinámico
Dos DGPS de posicionamiento
Comunicaciones GMDSS
Comunicaciones satelitales Fleet 77
Aeronaves
Un helicoptero Agusta-Bell 212 en plataforma para hangar retráctil
Instalaciones científicas:
Once laboratorios ocupando una superficie de 345 m2:
Área de trabajo en cubierta principal
Hangar CTD / Vía Húmeda
Neveras / Congeladores
Contenedores
Otras instalaciones especificas:
Quilla retráctil
Góndola acústica
Instalación sísmica
Contenedores
Bodega
Parque de pesca
En 2004 fue sometido a una larga revisión y se aprovechó su situación en dique para reforzar el casco.
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