Santiago López Jiménez nace en Ferrol (A Coruña) el 12 de octubre de 1895. Superados los pertinentes estudios, ingresa en el Cuerpo de Maquinistas de la Armada a la edad de 21 años, en 1916. Asciende a Capitán Maquinista el 10 de junio de 1933. Cuando se produce en España la sublevación militar (18/7/1936) que provoca la Guerra de España, Santiago López Jiménez ocupa el número 46 en el Escalafón de Capitanes Maquinistas de la Armada, y está destinado como Jefe de Máquinas en el destructor "Almirante Valdés", un buque perteneciente a la 1ª Clase Churruca, construido en Cartagena en los astilleros de la S.E.C.N como los del resto de su Clase, y cuya primera bandera fue la de la República. Para su identificación llevaba pintadas en la proa y por ambas bandas las letras "AV", las cuales se le quitaron durante la Guerra de España.
El 18 de julio de 1936, el "Almirante Valdés" navega bajo el mando del capitán de corbeta Francisco Taviel Andrade, firme partidario de la sublevación. Se recibe la orden de zarpar de Cartagena y poner rumbo al Estrecho para impedir el paso de tropas sublevadas desde África, le acompaña el destructor "Sánchez Barcaiztegui", a los que se une el "Lepanto", que se encontraba en la zona desde la noche anterior. Con Melilla a la vista se recibe la orden de bombardear sus cuarteles, pero los comandantes la desobedecen y entran en el puerto de Melilla, ya tomada por los sublevados.
Hallándose todavía en la faena de amarre, llegó junto a los barcos un automóvil militar, de cuyo interior asomaban fusiles y ametralladoras, descendiendo del mismo un teniente coronel del Tercio Extranjero, Juan Yagüe (1), quien subió a bordo del “Sánchez Barcáiztegui", inmediatamente fue llamado a bordo el comandante del "Valdés". La tripulación del "Valdés" observa como entre ambos comandantes y Yagüe se sostiene una animada charla, pudiendo oír a Yagüe decir lo siguiente:
"Vengo a dar a ustedes las gracias en nombre de todos mis compañeros por no habernos bombardeado como tenían orden. Somos los amos de España. El general Goded me comunica que la Marina de Baleares, que supongo serán ustedes, es nuestra. Y he recibido también un telegrama del general Franco, en el que me dice es el amo de las Canarias y Baleares, en cuyas islas había mandado declarar el estado de guerra, y que, a la primera noticia, lanzaría las fuerzas aéreas y militares sobre la península".
Una vez que Yagüe ha abandonado la zona, el Jefe de la Flotilla, Fontenla Maristany, sube a bordo de "Almirante Valdés", reúne a la tripulación y en presencia de su comandante les dice:
He llamado a ustedes para decirles que ha estallado un movimiento militar en toda España. El Ejército entero está en pie, y al frente del movimiento se encuentra un hombre, como el general Franco, que supongo inspire a todos ustedes la mayor confianza. Dicho general hace un llamamiento a todos nosotros para ayudar a acabar con el estado de cosas lamentable que estamos viviendo los españoles. Hay un Gobierno en Madrid que no es Gobierno ni nada. Allí, se está asesinando a la gente sin orden ni concierto. Nosotros mismos hemos recibido orden de bombardear Melilla. Esto no puede ser ¡Disparar nosotros contra hermanos nuestros!
Se decide salir de Melilla, el comandante sabe que la dotación no le va a seguir en la sublevación y trata de impedir que el barco salga de puerto. Desamarra el buque y empieza a salir hacia fuera. De pronto, una falsa maniobra ordenada por el comandante, amenaza embestir el muelle con la proa, luego, dando marcha atrás, el mismo peligro, de popa. La dotación se hace con los movimientos de la nave, frustrando las traidoras maniobras del comandante y oficiales, pero no puede impedir que el buque embarranque junto al embarcadero. Se pide ayuda al mercante "Monte Toro", fondeado cerca, se lanzan unos cables y el "Valdés" queda listo para navegar, son las nueve de la noche del 18/7/1936 y el buque pone rumbo a Cartagena.
A la altura de la Isla de Alborán, y a la vista de todo lo sucedido en Melilla, la tripulación del destructor, apoyada y dirigida por el capitán maquinista Santiago López Jiménez, detiene a todos los oficiales del Cuerpo General que iban a bordo y López Jiménez toma el mando del buque, de acuerdo con la dotación, fijando el rumbo a Cartagena, a cuyo puerto llega el día siguiente (19/7/1936) a las cinco de la tarde.
Su llegada a Cartagena fue como una espoleta para la explosión de los sucesos en el Arsenal: Martínez Leal en su libro "República y Guerra Civil en Cartagena", nos dice:
"...cuando a las cinco de la tarde, tal como tenía anunciado, arriba a puerto el destructor ·"Almirante Valdés". Viene al mando del capitán Jefe de Máquinas Santiago López Jiménez y trae prisionera a toda la oficialidad. El "Valdés" fue objeto de un recibimiento popular apoteósico. Entre vítores y adhesiones a la causa republicana, un enorme gentío lleva a hombros al capitán hasta el Ayuntamiento, donde es obligado a salir al balcón y dirigir un parlamento a la muchedumbre"
El capitán maquinista López Jiménez entregó a los prisioneros a las autoridades con una orden escrita y se reincorporó a prestar servicio como Maquinista.
Como a tantos, se le separó del servicio por los franquistas (BOE 103/37) emitido en Burgos. La República lo ascendió a comandante en 1937 (DO 246/37), y también como tantos otros marinos leales a la República al acabar la guerra marchó al exilio con su mujer y su hija, primero a Francia y desde allí a México.
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(1) Juan Yagüe Blanco, falangista, legionario, organizador destacado de la sublevación militar. Conocido como el "Carnicero de Badajoz" por la matanza en esa ciudad en agosto de 1936. En 1939 fue ascendido a Teniente General. Durante el franquismo llegó a ministro del Aire, Capitán General de la VI Región Militar. Durante la Segunda Guerra Mundial mantuvo intenso contacto con Hermann Göring, alto cargo de la Alemania nazi.
Fuentes:
"El Cuerpo de Maquinistas de la Armada" (Págs. 677 y 678)
Semanario La Armada. Nº.: 80. 3 septiembre 1938.
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