domingo, 2 de marzo de 2025

PROMESA DE FIDELIDAD Y LEALTAD A LA REPÚBLICA


En abril de 1931 España se deshace democráticamente de la Monarquía para convertirse en una República. Se extingue por tanto el juramento de obediencia y fidelidad que las Fuerzas Armadas españolas habían prestado ante la monarquía. Se hace imprescindible que los miembros de las Fuerzas Armadas se comprometan con su fidelidad a la República, con la obediencia a sus leyes, y que empeñen su honor en defenderla con las armas.




El 22 de abril, ocho días después de instaurada la República, el Gobierno emite un Decreto, dirigido a todos los componentes de las Fuerzas Armadas, en el que se establece lo necesario para el compromiso de los militares para con la República. Nadie está obligado a asumir el compromiso, aquellos que en el ejercicio de su libertad no lo hicieran, aunque causarían baja en el Ejército, recibirían los haberes pasivos íntegros que les correspondiesen. 


Decreto del 22 de abril de 1931
Gobierno Provisional de la República.


La revolución del 14 de abril, que por voluntad del pueblo ha instaurado la República en España, extingue el juramento de obediencia y fidelidad que las fuerzas armadas de la nación habían prestado a las Instituciones hoy desaparecidas.

No se entienda en modo alguno que las fuerzas de mar y tierra del país estaban ligadas en virtud de aquel Juramento por un vínculo de adhesión a una dinastía o una persona. La misión del Ejército, dice el artículo 2.° de la ley Constitutiva, es sostener la independencia de la Patria . 

Esta doctrina tan sencilla y tan clara, sobre la cual fundará la República su política militar, va a tener ahora, un desarrollo completo y su perfección. El Ejército es nacional así como la nación no es patrimonio de una familia. La República es la nación que se gobierna a si misma. El Ejército es la nación organizada para su propia defensa.

Resulta pues evidente que tan sólo en la República pueden llegar el Estado y sus servidores en armas a la identidad de propósitos, de estímulos y de disciplina, en que se su sustenta la paz Interior, y en caso de agresión, la defensa eficaz de su suelo.

Al tender hoy la República a los generales, jefes y oficiales de su Ejercito la fórmula de una promesa de fidelidad, de obediencia a sus leyes y de empeñar su honor en defenderla con las armas, les brinda la ocasión de manifestar libre y solemnemente los sentimientos que, como a todos los ciudadanos españoles dirigen hoy su conducta.

El Gobierno de la República se complace en declarar su satisfacción por el comportamiento de los militares en los días que acaban de transcurrir y asegura a cuantos desde ahora la sirven que en el régimen y gobierno del Ejército seguirá las mismas normas de legalidad y responsabilidad de severa disciplina, de benigna consideración a los sentimientos respetables y de recompensa a las virtudes cívicas que se propone aplicar en todos los organismos e institutos del Estado.  

Respetuosa la República con la conciencia individual, no exige las promesas de adhesión,  los que opten por servirla otorgarán la promesa; los que rehúsen prestarla será que prefieren abandonar el servicio. 

La República es para todos los españoles, pero solo pueden servirla en puestos de confianza los que sin reservas y fervorosamente adopten su régimen. Retirar del servicio activo a los que rehúsen la promesa de fidelidad no tiene carácter de sanción, sino de ruptura de su compromiso con el Estado.

Fundado en estas consideraciones y a propuesta del ministro de la Guerra, el Gobierno provisional de la República decreta:

Artículo 1.-  Todos los Generales en situación de actividad o reserva, y todos los Jefes, Oficiales y asimilados que no estén en la situación de retirados o separados del servicio habrán de prestar en el plazo de cuatro días, contados desde la fecha de publicación de este Decreto en la Gaceta de Madrid, solemne promesa de adhesión y fidelidad a la República.

Artículo 2.-  El texto de la promesa se ajustará a la siguiente fórmula: 
“Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas”

Artículo 3.-  En todos los Cuerpos y dependencias militares se dispondrán pliegos enteros encabezados con la fórmula prevista en el Artículo anterior. Los generales, jefes, oficiales y asimilados de los Cuerpos, centros o dependencias militares estamparán su nombre, apellidos y rúbrica en los pliegos dispuestos, mencionando el Cuerpo, centro o dependencia en que están destinados.

Firmará primero el jefe del Cuerpo, centro o dependencia, y ante él, o ante el jefe en quien delegue, irán firmando o los generales, jefes y oficiales de plantilla o agregados a su unidad o establecimiento.

El personal en situación de reemplazo, disponibilidad, reserva o supernumerario, firmará en los pliegos dispuestos en el Gobierno Militar del lugar de su residencia. La misma norma se aplicará a los transeúntes o en uso de licencia o permiso, utilizando pliegos distintos para los de cada empleo y Arma o Cuerpo. Los que se encuentren en el extranjero con destino, comisión o licencia comparecerán a firmar en la Embajada o Consulado de la nación. El plazo concedido en el Artículo 1º. Del presente Decreto se entenderá prorrogado para este personal, lo mismo que para el de las Islas Baleares y Canarias, posesiones españolas de África y zona del Protectorado en Marruecos, hasta el tercer día en que la fórmula sea conocida oficialmente en las Embajadas o Consulados o por la autoridad militar superior respectiva.

A los hospitalizados se les invitará a firmar por el Director del Hospital Militar en que se encuentren. A los que estuvieran en clínicas particulares o de baja en su casapor enfermedad, los jefes de los Cuerpos, centros o dependencias les harán llevar los pliegos de firmas. Entre las autoridades y jefes de Cuerpos, centros o dependencias militares se darán los debidos conocimientos del personal no presente en sus destinos que hubieran estampado su firma en lugar distinto al de su residencia.

No tendrán validez los pliegos con firmas que carezcan del encabezamiento prescrito en el Artículo 3.

Artículo 4.- Las autoridades regionales remitirán sin dilación al Ministerio de la Guerra los pliegos con las firmas del persona a sus órdenes y una relación de los que voluntariamente no hubieran firmado, así como de los que por hallarse en ignorado paradero, no cumplan tampoco con los dispuesto en el Artículo anterior.

Los pliegos de firmas y relaciones pasarán a las respectivas secciones del Ministerio de la Guerra para la debida anotación en las hojas de servicio de los generales, jefes, oficiales y asimilados.

Artículo 5.-  Los generales, jefes, oficiales y asimilados que, en uso de la libertad que se les confiere, no otorguen la promesa con las formalidades prescritas y dejen por tanto de figurar en los pliegos de firmas, causaran baja en el Ejército, pasando los generales a la situación de separados del servicio que define la Ley de 29 de junio de 1918, y los jefes y oficiales a la de retirados, con el haber pasivo que les corresponda.

Artículo 6.- Cuando el Ministerio de la Guerra lo determine, las autoridades regionales darán las órdenes e instrucciones precisas para demandar la promesa a las clases e individuos de tropa de los Cuerpos, centros o dependencias de la región. A ello queda igualmente obligado el personal con asimilación militar que sirve en fábricas, talleres, parques y laboratorios, aunque no estén como clases o individuos de tropa.

Dado en Madrid a 22 de abril de 1931. 

El presidente del Gobierno Provisional
Niceto Alcalá-Zamora y Torres.
 

El ministro de la Guerra
Manuel Azaña


Cinco años más tarde se pudo comprobar como la mayoría de los militares de los ejércitos españoles incumplieron su promesa levantándose en armas contra la República....y perdieron así su honor.




Benito Sacaluga




sábado, 22 de febrero de 2025

BUQUES MERCANTES QUE REALIZARON VIAJES A LA U.R.S.S PARA TRAER SUMINISTROS PARA LA REPÚBLICA DURANTE LA GUERRA DE ESPAÑA

 











Fuente: Marinos Republicanos en los Campos de Concentración Soviéticos. 1938-1956. José Vicente García Santamaría y Juan Carlos Sánchez Illán. Ed. Catarata (2025). ISBN: 978-84-1067-214-7





lunes, 17 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPÍTULO IX Y ÚLTIMO. CONCLUSIÓN FINAL Y ANEXO I)



ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO IV

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO VIII



                                                   Interior de los submarinos de la Clase C



CONCLUSION FINAL


No es posible determinar la causa o causas del hundimiento del ‘C-5’. Ninguna de las dos teorías, digamos que oficiosas, podrían darse por ciertas sin más, pero hay suficientes indicios de la existencia de una causa más, siendo ésta la intervención de un buque de guerra alemán.

Desde las Fuerzas Navales del Cantábrico se informó que, a pesar de los intentos de comunicación con el submarino los días 30 y 31 de diciembre, les fue imposible ningún tipo de contacto, situación ésta que viene a justificar sin más la "decisión" de dar por perdido al "C-5". Sobre este punto debemos considerar que el sistema de comunicaciones instalado en el submarino dejaba totalmente de funcionar cuando se navegaba en inmersión a cualquier profundidad.  

Los submarinos de la Clase C tenían tres antenas que podían recibir, la del radiogoniómetro, instalada en la vela con el receptor multibanda, OC, OM, y emisoras comerciales terrestres instalado en la estación radio, la antena de cubierta fija, que recorría el buque desde las bases de las antenas principales pasando sobre la vela en unos soportes aislados y solo servía para OM si estaban secas, y las antenas principales que iban instaladas sobre unos puntales abatibles de 12 metros, proa/popa, estas trabajaban  en OC y OM pero siempre con el submarino en superficie. En OC podían transmitir/recibir en superficie, con buena propagación recibían a mucha distancia y tenía un alcance en transmisión de mas de 500 millas, eso si, solo funcionaban en Morse, mientras que por OM el funcionamiento era en Morse y en fonía. En resumen el submarino en inmersión, incluso a cota periscópica, estaba completamente aislado en cuanto a comunicaciones con superficie se refiere. Según lo anterior, entiendo que se debería haber considerado que la falta de respuesta del submarino se debía a que navegaba en inmersión, cosa que no se hizo y se acudió simplemente a la suposición de que estaba hundido. Por otro lado no hay constancia de los intentos realizados para contactar con el submarino, tampoco explicación de la razón por la cual se dejó de intentar en la tarde del día 31 y días posteriores.

Nos encontramos ante el hundimiento de un submarino con toda su tripulación a bordo, calificarlo de desaparición solo obedece a determinados intereses. Recordemos que el hundimiento del submarino ‘C-3’ fue deliberadamente ocultado por la Marina de Guerra Alemana y por el gobierno español de posguerra, en el caso que nos ocupa la actuación de alemanes y españoles apunta en la misma dirección, además no podemos afirmar con seguridad que la Marina de Guerra de la República contara la realidad de lo sucedido dadas las contradicciones de sus relatos.

Según lo que se ha puesto de manifiesto en este informe, las únicas opciones barajadas como causa del hundimiento, a saber, avería grave imprevista o sabotaje de su comandante, son solo suposiciones sin datos objetivos que las apoyen, y a nuestro modo de ver carecen de peso frente a la posibilidad de una amenaza real o un ataque al submarino por parte de los buques de guerra alemanes, tanto de superficie como submarinos presentes en la zona en las mismas fechas en las que el ‘C-5’ se perdió.

Dicho posible ataque estaba contemplado en las órdenes cursadas a los comandantes de los buques alemanes en el caso de que barcos republicanos agrediesen o apresasen a barcos mercantes de bandera alemana. El incidente del mercante alemán ‘Palos’ venía a justificar la represalia alemana, aunque todos sabemos que los alemanes no necesitaban justificación alguna para atacar a buques republicanos, algo que queda demostrado con los ataques llevados a cabo según se relacionan en el Cuadro insertado en este informe, en el que recogen 11 ataques en el contexto de la Operación Úrsula, uno de ellos contra el ‘C-3’ con el resultado de su hundimiento.

El supuesto ataque o amenaza bien pudo producirse el mismo día de su salida de Portugalete, el 30 de diciembre, pero teniendo en cuenta las contradicciones sobre las fechas de actividad del submarino hay que considerar una horquilla que al menos va desde el día 30 citado al 3 de enero siguiente, última fecha en la que se afirma que el ‘C-5’ está navegando.

Dichas contradicciones son difíciles de asumir, tengamos en cuenta que involucran a la Jefatura de las Fuerzas Navales del Cantábrico y al Ministerio de Marina y Aire, más aún si tenemos en cuenta que el Jefe de las FNC era en esas fechas el capitán de navío Valentín Fuentes, marino de excelente reputación. No obstante, hay que considerar que Valentín Fuentes asumió esa jefatura el 27 de diciembre de 1936, tan solo tres días antes de la última salida del ‘C-5’, sin que hubiera tenido aún la posibilidad de organizar a su personal y depurar posibles comportamientos inadecuados. Por tanto, cabe la posibilidad de que el primer comunicado dando por desaparecido al ‘C-5’ la noche del día 30 no fuera redactado directamente por Fuentes, pero de lo que no cabe duda es que el que se emite al Ministerio con fecha dos de enero está redactado por él en primera persona e informa de la situación de operativo del ‘C-5’. No olvidemos la carta enviada por el ministro de Marina al Comisario General de la Flota en febrero de 1937 en la que se reconoce la ocultación del hundimiento del submarino.

En la zona había al menos dos cruceros alemanes, el ‘Karlsruhe’ y el ‘Königsberg’ además de un número no determinado de submarinos (U-boot) de los que solo hemos podido identificar al ‘U-26’, con base en Pasajes.

Cualquiera de ellos pudo ser el causante del hundimiento del ‘C-5’, no obstante, después de lo investigado hemos centrado nuestra atención en el 'Königsberg'.

Tanto el periodo de tiempo comprendido entre el 30 de diciembre y el tres de enero, como en las zonas de navegación estimadas existen muchas posibilidades de que el ‘C-5’ y el ‘Königsberg’ coincidieran, de hecho en su última salida el "C-5" tenía órdenes de atacar al "Königsberg" si lo encontraba.

Si el submarino navegaba de día en superficie, bien por imprudencia de su comandante o bien porque sufría una avería que desaconsejaba la inmersión, pudo ser fácilmente localizado por el crucero alemán, tanto por su radar como visualmente, y dirigirse a él sin que el submarino se percatase hasta que lo tuvo a corta distancia. En esta situación caben cuatro posibilidades: 1) Una vez que el submarino se vio en peligro inicio una rápida inmersión sin tener en cuenta posibles problemas en ello y una vez en inmersión y a causa de averías le fue imposible emerger a superficie. 2) El buque alemán lanzó cargas de profundidad que consiguieron afectar al submarino. 3) El submarino no tuvo tiempo de sumergirse, o no podía hacerlo, y el crucero lo embistió  y hundió. 4) El crucero disparó sus cañones contra el ‘C-5’ hundiéndolo cuando el submarino estaba en superficie. 

Por supuesto, y en las cuatro posibilidades detalladas, la Kriegsmarine ocultó celosamente el incidente tal y como lo tenía establecido su Estado Mayor en sus órdenes para este tipo de operaciones, al igual que lo hizo días antes con el hundimiento del ‘C-3’.

Cabe recordar que la información sobre las causas del hundimiento del ‘C-3’ se debe a que el comandante de ‘U-34’ no destruyó completamente todo lo relacionado con su intervención en la Operación Úrsula, conservando parte de los informes, especialmente los relativos al ataque al ‘C-3’. Esta, digamos, negligencia y la incorporación años más tarde a los Archivo alemanes de la documentación conservada por el comandante fue lo que permitió esclarecer las verdaderas causas del hundimiento del ‘C-3’, (recordemos que hasta conocerlas el hundimiento se atribuyo a una explosión interior espontánea), de no haberse conservado estos documentos nunca se habría podido demostrar la intervención alemana en este hundimiento, algo que en el caso del C-5’ necesariamente debe ser tenido en cuenta. 

Las causas del hundimiento del ‘C-5’ no las encontraremos en los archivos españoles, de ellos, sin embargo, en el Archivo Histórico de la Flotilla de Submarinos. Cartagena (AHFS) y a partir de documentación girada entre el submarino y las FNC, si que podríamos establecer la fecha estimada de su hundimiento y la zona en que se produjo, algo aún muy confuso y sin establecer con claridad, pero para ello habrá que esperar a que el recién creado Archivo Histórico de la Armada Sede Juan Sebastián Elcano en Madrid colabore. Desde el 30 de septiembre de 2024 hemos realizado varias solicitudes de información al Archivo mencionado, sin que hasta la fecha hayamos recibido contestación.

Terminar, de momento, reflexionando sobre las consecuencias que se derivarían hoy de la intervención alemana en este caso para la historia ya escrita sobre la Guerra de España. Por otro lado, y como ya se ha dicho, lo más importante, es conseguir que los descendientes de los miembros de la dotación del submarino conociesen las causas y al responsable de la pérdida de sus familiares, algo que llevan esperando casi un siglo.

Con lo puesto de manifiesto a lo largo de los nueve capítulos de los que se compone este trabajo, entendemos que la teoría de que el hundimiento del "C-5" fuese a causa de un ataque de la marina de guerra alemana debe ser seriamente considerada y sumada con fuerza a las otras dos que hasta la fecha se han venido exponiendo desde 1937. No en vano el ataque alemán, por unos u otros motivos, necesitaba realmente mantenerse en secreto. Como ya se ha demostrado el ministro de Marina decidió ocultar el hundimiento alegando las repercusiones que podría tener entre la moral de los marinos republicanos, eso si sin conocer las causas del hundimiento, por su parte los franquistas estaban obligados por los alemanes a ocultar que intervino un buque de guerra alemán, y por la parte alemana es conocida la orden de mantener en el más absoluto secreto sus ataques a buques republicanos.

Más importante que el hundimiento del buque lo es la situación de desaparecidos de los 40 marinos de su dotación. Nadie los ha buscado, nadie ha profundizado en la causa de sus muertes. Que no se haya localizado el pecio, ni siquiera intentado, no le da la simple condición de desaparecido. El ‘C-5’ reposa en el fondo de algún lugar del Cantábrico, esto es indiscutible. No es posible determinar la causa o causas del hundimiento del ‘C-5’. Ninguna de las dos teorías, digamos que oficiosas, podrían darse por ciertas sin más, pero hay suficientes indicios de la existencia de una causa más, siendo ésta la intervención de un buque de guerra alemán.

Habrá que seguir investigando y profundizando en lo ya conocido, es la única forma de acceder a la verdad de lo que sucedió.


Benito Sacaluga



ANEXO 1.-  

Dotación del ‘C-5’ desaparecida con el submarino


La dotación del "C-5" al 30 de diciembre de 1936, fecha de su última misión, estaba compuesta por los 40 marinos que se relacionan a continuación. Dicha relación está publicada en la segunda edición (2003) del libro “Submarinos republicanos en la guerra civil española”, sus autores citan como fuente de la misma el Archivo Histórico de la Flotilla de Submarinos. Cartagena. Dicho Archivo está ilocalizable, según nos indican es posible que esté en cajas para su traslado al nuevo Archivo Histórico de la Armada en Madrid, aunque como se ya se ha dicho anteriormente no nos han confirmado este extremo.

Como ya se ha dicho en este Informe, toda la dotación desapareció con el submarino. Los familiares de todos ellos desconocen tanto la fecha exacta de sus muertes, como el lugar y las circunstancias en que estas se produjeron.


Relación que se cita, ampliada con datos personales de algunos de sus componentes:


Capitán de corbeta José María Lara y Dorda. Comandante

Capitán de la Marina Mercante Avelino Bernadal. 2º Comandante

Capitán de la Marina Mercante Florentino Lacalle Quijano. Natural de Santander. Habilitado de Teniente de Navío. Oficial de Derrota en el ‘C-2’. El 28 de diciembre de 1936 embarca en el ‘C-5’  también como Oficial de Derrota.


TN Florentino Lacalle Quijano
(Imagen cedida por su familia)


Segundo Maquinista Eusebio Fernández Vázquez. Ferrol 22/09/1900. Ingreso en el Cuerpo 1916. Antigüedad en el empleo 17/12/1932.

Tercer Maquinista Mariano Sánchez Velasco. Antigüedad en el empleo 30/01/1932.

Tercer Maquinista Diego Martínez Otón. Nacido el 29/01/1909. Antigüedad en el empleo 30/01/1932.

Tercer Maquinista Mario Montenegro Vieites. Nacido el 14/02/1906.Antiguedad en el empleo 09/09/1931

Auxiliar 2º Naval Jacinto Núñez Núñez

Auxiliar 1º Elect. y Torpedos Miguel Ruiz Vazquez

Auxiliar 2º Elect. y Torpedos Mariano Marcos Cuesta

Auxiliar 2º Elect. y Torpedos Genaro Pérez Dopico

Auxiliar 2º Radio José Porto Vigo

Auxiliar 2º Máquinas Luis Orcajadas Sánchez

Auxiliar 2º Máquinas Donato García Valverde

Cabo Radio Joaquín Suárez Suárez

Cabo Electricidad Bartolomé Hernández Salazar

Cabo Electricidad Emilio Domínguez Pérez

Cabo Electricidad Antonio Linares Torromé

Cabo Electricidad José López Solano

Cabo de Marinería Ramón Gayol García

Cabo de Marinería Francisco Crespo Rivera

Cabo de Marinería Mariano Gómez Martínez

Cabo de Artillería Andrés Soto Rosauro

Marinero Cocinero José Izaguirre

Marinero de 1ª Ángel Pérez Piñero

Marinero de 1ª Pablo Florit Cervera

Marinero de 2ª Enrique Martín Portugués

Marinero de 2ª José Franco Sánchez

Marinero de 2ª Sebastián Asensio Méndez

Marinero de 2ª José Madrid Madrid

Marinero de 2ª Francisco Blanco

Marinero de 2ª Juan Leal Plaza

Marinero de 2ª José Costa Ferrer

Marinero de 2ª Antonio Moreno Buendía

Marinero Panadero Antonio Tadeo Roldán

Cabo Fogonero José Valera Martínez

Cabo Fogonero José Navarro Linares

Fogonero Preferente Pedro Castejón García

Fogonero Preferente Juan Antonio Asensio Parra

Fogonero Preferente Diego Vera Valero


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Fuentes consultadas:


Archivo Naval de Cartagena

Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán

Archivo Central del Cuartel General de la Armada

Archivo General Militar de Avila

Archivo Museo Naval de Madrid

Archivo Histórico de Euskadi

Archivo de Documentación de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi

Centro Documental de la Memoria Histórica

Biblioteca Nacional de España

La Kriegsmarine y la Guerra de España. Claude Huan. Revista de Historia Naval. Nº 14/1986.

La Kriegsmarine en la Guerra Civil Española. Raúl Arias Ramos. Af. Editores de Historia  Militar. (2005)

FRANK, Willard C. Jr.: «Naval Operations in the Spanish Civil War, 1936-1939», Naval War
      College Review

Submarinos republicanos en el Cantábrico. Revista Defensa. Diciembre de 1995. 

La verdadera historia del hundimiento del submarino ‘C-5’ de la Armada española. Almirante (S) José María Treviño. Revista Defensa. 25 Abril 2021.

Submarinos republicanos en la Guerra Civil española. Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo y José Ignacio González-Aller Hierro. Edición  1982. Ediciones Poniente y Edición revisada 2003, Gabriel Molina-M. Abella y Asociados.

Crónica negra de la Marina española. Xosé Manuel Suárez

Historia Naval de la Guerra Civil 1936-1939. Adolfo Morales Trueba. La Esfera de los libros. 2023.

La Guerra silenciosa y silenciada. Almirantes Salvador Moreno de Alborán y Reyna y Fernando Moreno de Alborán y Reyna (1998)

La Guerra Civil española en el mar. Michael Alpert. Editorial Criítica. 2007

La Marina alemana y la España de Franco (1936-1945). Iñigo Gómez García. Tesis Doctoral. Universidad del País Vasco. (2020)

Relatos inéditos de los submarinos republicanos en la Guerra Civil española ‘C-5’ y ‘C-2’ . Ramón Cayuelas Robles. 

Crónica de la Guerra en el Norte (1936-1937). José Luis Jiménez Aberasturi. Ediciones Txertoa (2003)

La Operación “Úrsula” y el hundimiento del ‘C-3’. Harald Bendert. «Zwischen den Kriegen-Die Verluste in den spanischen Gevassern-Der spanisch republikanische Verlust». Revista de Historia naval  Nº 67/1999.

Instituto Geográfico Nacional. Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.

The Radar War. Gerhard Hepcke. radarworld.org. “Seetakt” (DeTe). German Ship Radar.

Escuela de Especialidades de la Estación Naval de La Graña

Diario Euskadi

Diario Tierra Vasca

Gaceta de Madrid

Gaceta de la República

Bitácora – webmar.com


Especial agradecimiento a los familiares del Teniente de Navío Florentino Lacalle Quijano y del Tercer Maquinista Diego Martinez Otón por su ayuda y la documentación facilitada.





martes, 11 de febrero de 2025

LA DESAPARICIÓN DEL SUBMARINO "C-5". (CAPÍTULO VIII. CONCLUSIONES PRELIMINARES)

 

ENLACE AL CAPÍTULO I

ENLACE AL CAPÍTULO II

ENLACE AL CAPÍTULO III

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO V

ENLACE AL CAPÍTULO VI

ENLACE AL CAPÍTULO VII

ENLACE AL CAPÍTULO IX


A la vista de lo expuesto en los capítulos anteriores, y a modo de resumen, podemos establecer las siguientes:


CONCLUSIONES PRELIMINARES


El ‘C-5’ estaba adscrito a las denominadas Fuerzas Navales del Cantábrico, una subdivisión territorial de la Flota Republicana creada tras la retirada a sus Bases de la expedición que Indalecio Prieto envió al Norte en octubre de 1936. Una expedición compuesta por el grueso de la Flota que nunca se debió llevar a cabo. En el Norte quedaron tres unidades, el destructor ‘José Luís Díez’ y los submarinos ‘C-2’ y ‘C-5’. Ya en 1937 se incorporaron a dichas Fuerzas Navales los submarinos ‘C-4’ y ‘C-6’ y el destructor ‘Ciscar’.



El rendimiento de dichas fuerzas navales fue escaso, por no decir nulo, debido principalmente a que la mayoría de los oficiales de los buques eran partidarios de los sublevados, llevando a cabo sabotajes y políticas de desmoralización de las tripulaciones, además de los problemas de entendimiento con el Gobierno Vasco y su Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, creada en octubre de 1936, para ayudar a la Armada Republicana en la protección al tráfico marítimo y a la actividad pesquera en aguas propias y mantuviera libres de minas submarinas los accesos a los puertos vascos. 

Desde que desapareció el submarino ‘C-5’ hasta hoy han pasado ya 89 años. A pesar del tiempo transcurrido siguen sin conocerse la causa o causas de su hundimiento, tampoco hay constancia de que se halla llevado a cabo ningún estudio serio y documentado que aporte a las victimas y a la historia  algún dato objetivo sobre el final de este submarino.

Ante la falta de testigos, dado que toda la tripulación desapareció con el buque, solo queda indagar en los Archivos, especialmente en los de la Armada, y en la prensa de la época. 

Como ya se ha dicho, lo publicado hasta hoy no despeja ninguna incógnita, más bien pone de manifiesto importantes contradicciones dependiendo de quien proceda la información.

Son sobradamente conocidas las numerosas dificultades con las que el investigador se encuentra a la hora de acudir a los Archivos del Estado. En nuestro caso y a pesar de numerosos intentos, tanto presenciales en la Base de Submarinos de Cartagena, como a través de los medios digitales, nos ha sido imposible hasta hoy localizar el “Archivo Histórico de la Flotilla de Submarinos. Cartagena” (AHFS). Archivo del que en su día los almirantes de la Armada, Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo y José Ignacio González-Aller Hierro obtuvieron determinada documentación del submarino ‘C-5’, documentación que incluyeron en la segunda edición (2003) de su libro “Submarinos republicanos en la Guerra Civil española”. Aunque parezca imposible, en ningún Archivo de la Armada dicen conocer hoy en día la ubicación actual del AHFS. 

Todo lo publicado hasta hoy contempla solo dos hipótesis sobre las causas del hundimiento:

1.-   Sabotaje del comandante

2.- Averías sobrevenidas a causa del deficiente estado general del submarino. (Atribuida también en el caso del hundimiento al hundimiento del ‘C-3’ y que posteriormente se demostró falsa).

Tanto en la documentación oficial consultada como en el total de lo publicado, se omite de forma absoluta la posibilidad de que la causa del hundimiento fuese el ataque de un buque de guerra, y todo ello a pesar de la documentación conocida sobre las intenciones alemanas.

Desde aquí descartamos que el supuesto buque de guerra responsable de hundimiento perteneciese a la marina sublevada. De haber sido así, los franquistas inmediatamente habrían divulgado su hazaña con generosidad de detalles, fecha, hora, situación, barco atacante, etc. Nada de esto se produjo, ni consta referencia indiciaria en ningún lado.

Los únicos buques de guerra extranjeros que en esas fechas navegaban por la costa del Cantábrico eran alemanes y utilizaban Ferrol y Pasajes como bases. En diciembre de 1936 aún no se habían hecho realidad las zonas de control naval correspondientes a las armadas extranjeras, derivadas del Acuerdo de No Intervención y por tanto nada impedía a los alemanes estar presentes en el Cantábrico, eso sí, estaban obligados a cumplir con el Acuerdo.  Recordemos que el Acuerdo de No Intervención en la Guerra de España fue suscrito a finales de agosto de 1936 por 27 países, entre los que se encontraba Alemania. Un pacto que entre otros acuerdos figuraba el siguiente:

"Abstenerse rigurosamente de toda injerencia, directa o indirecta, en los asuntos internos de ese país" y prohibían "la exportación... reexportación y el tránsito a España, posesiones españolas o zona española de Marruecos, de toda clase de armas, municiones y material de guerra"

El incumplimiento del Acuerdo por parte de alemanes e italianos fue constante desde el inicio de la guerra y se prolongó hasta su final. A pesar de las numerosas reclamaciones presentadas en Londres ante el Comité de No Intervención por parte del Gobierno de la República ninguna de ellas fue debidamente atendida. Las marinas de guerra italiana y alemana actuaron siempre con total impunidad. En el Cuartel General de Franco se tenía siempre conocimiento de las actuaciones de alemanes e italianos. El Jefe de las Fuerzas Navales franquistas, el entonces contralmirante Moreno tenía contacto directo con los responsables en España de la Kriegsmarine y la Regia Marina.

Un resumen de la actividad desarrollada en el Cantábrico por el crucero ‘Königsberg’ ya se ha detallado en este informe, de la que se desprende una clara posibilidad de que este crucero fuese el responsable del hundimiento del ‘C-5’, teoría que hay que añadir a las dos ya existentes (sabotaje del comandante y/o averías)

Sabemos que el ‘Königsberg’ llegó a Ferrol el 28 de diciembre de 1936 y que permaneció en aguas españolas hasta el 12 de enero de 1937. También está documentado que el ‘Königsberg’ coincidió en fechas y zonas con la ruta habitual seguida por el ‘C-5’ en sus patrullas, es decir toda la costa cantábrica comprendida entre Bilbao y Galicia.

Está documentada la orden cursada a los buques de guerra alemanes de atacar a buques de guerra de la Armada de la República. En el caso de que se tratase de submarinos republicanos se recomendaba embestirles con la proa en lugar de efectuar disparos con la artillería.

Cuando el 30/121936 el ‘C-5’ salió de Portugalete tenía orden de atacar al ‘Königsberg’ si lo encontraba en su ruta.

El ‘Königsberg’ solo pudo localizar al ‘C-5’ de dos formas, una visualmente durante el día y otra mediante el radar que llevaba instalado y solo en el caso de que el submarino navegase en superficie tanto de día como de noche. El radar instalado en el ‘Königsberg’ era de los primeros desarrollos del Seetakt, en pruebas su alcance de localización llegó a 4,32 millas náuticas con una precisión de 50 metros. Este modelo del Seetakt no podía localizar submarinos en inmersión ni tan siquiera si estos navegaban a cota periscópica. Si la localización fue visual se debió a que el ‘C-5’ navegaba de día en superficie, o bien, de forma mucha más improbable, casi descartable, si navegaba a cota periscópica delatado por la estela que dejaba el periscopio. Entendemos que la localización visual por la noche no hay que tenerla en cuenta, ya que descartamos que el submarino llevara encendidas las luces de situación. 

Si la localización fue mediante el radar pudo producirse durante el día o la noche, pero siempre con el submarino en superficie. Según lo anterior y en los dos casos posibles, visual o radar, sin tener en cuenta la navegación a cota periscópica, tanto de día como de noche era necesario que el ‘C-5’ navegase en superficie. Que el ‘C-5’ navegase de día en superficie es algo atribuible a una decisión peligrosa y totalmente incorrecta del comandante o de quién diera las órdenes, o bien debido a una avería que le impedía o desaconsejaba la inmersión.

Desde las F.N.C se asegura que el ‘C-5’ debía volver a Portugalete el mismo día de su salida, el 30/12/1936. Se informa que durante la noche del día 30 y primeras horas del 31 se intentó comunicar por radio con el submarino sin conseguirlo. En aquellos tiempos este sistema de comunicación solo era posible si el submarino se encontraba navegando en superficie. 

Posteriores comunicados, telegramas, etc. cruzados entre las FNC y el Ministerio de Marina nos vienen a decir que, textualmente, el ‘C-5’ se encontraba navegando al menos hasta el día 3 de enero, y precisamente en la zona donde el ‘Königsberg’ estaba actuando contra barcos mercantes de bandera republicana. Unos ataques encuadrados dentro del plan de represalias elaborado por los alemanes en caso de que buques de bandera alemana fueran atacados.  Recordemos las órdenes estrictas dictadas a las tripulaciones alemanas por parte del Estado Mayor alemán de mantener en el más absoluto secreto los ataques a buques de guerra republicanos. Tengamos también en cuenta que el mercante alemán ‘Palos’ fue ilegalmente apresado por bous vascos cuando navegaba en aguas internacionales, ataque que entre otras cosas provocó la intervención directa del "Königsberg".


Benito Sacaluga